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-- de Manuel González Prada --
No me pidas una flor,
que en el jardín y el vergel
eres tú la flor mejor.
A mí -tu firme cantor-
pídeme laude y rondel;
no me pidas una flor.
Por tu aroma y tu color;
venciendo a rosa y clavel,
eres tú la flor mejor.
Diosa, pídeme el loor;
reina, pídeme el dosel,
no me pidas una flor.
Para dar sabor y olor
a los panales de miel,
eres tú la flor mejor.
Pídeme siempre el amor
y la constancia más fiel;
no me pidas una flor:
eres tú la flor mejor.
Poema "No me pidas una flor" de Manuel González Prada
-- de Alfonso Reyes --
Flor de las adormideras:
engáñame y no me quieras.
¡Cuánto el aroma exageras,
cuánto extremas tu arrebol,
flor que te pintas ojeras
y exhalas el alma al sol!
flor de las adormideras.
Una se te parecía
en el rubor con que engañas,
y también porque tenía,
como tú, negras pestañas.
Flor de las adormideras.
Una se te parecía...
Y tiemblo sólo de ver
tu mano puesta en la mía:
¡tiemblo no amanezca un día
en que te vuelvas mujer!
Poema "la amenaza de la flor" de Alfonso Reyes
-- de Vicente Huidobro --
Las células amenazan el pensamiento
amenazan el jardín endiosado
la mano donde empieza el mundo
donde se escriben los acontecimientos
a través de la sangre de los sexos y los bosques
los días se levantan retratando a los hijos
y mueren en su esencia
sin vacilar de frase
en la fecha exacta
van y mueren por su suprema esencia
en sus nervios orgullosos
a flor de pensamiento
a flor de flor
a flor de sentimiento
a flor de tristeza
todo es tiempo final
como la selva que cree en los embrujos
y se atormenta de rayos
y grandes gotas hirvientes que caen como el cielo
todo es tiempo sin fin
como los arroyos en el sueño
y el calor demasiado rápido
de las lágrimas huyendo
a través de las edades
las células amenazan el pensamiento
donde correspondía un paisaje afiebrado
donde ya no hay frontera
ni mano que escriba la última palabra
Poema "marca registrada" de Vicente Huidobro
-- de Manuel Reina --
Una flor se divisa
en el oscuro campo de batalla,
y sus hojas, movidas por el viento,
de humo y sangre se esmaltan.
Un corcel galopando se aproxima,
y pronto va a pisarla;
mas una mano fuerte y vigorosa
lo detiene, y ¡la flor está salvada!
Hoy así se divisa
en el oscuro campo de mi alma,
una flor blanca y pura:
la flor de mi esperanza.
El corcel volador de las pasiones
se acerca a destrozarla.
¡Ay de ella si tu mano bendecida
no detiene su marcha!
Poema "La flor de mi esperanza (Reina)" de Manuel Reina
-- de Julio Flórez --
Poem
¡Ah, me parece mentira que haya mi boca libado en esa flor de granado, en esa flor que suspira!
No es cierto, mi alma delira, pues si la hubiese besado, se habría esa flor secado de mis labios en la pira!
Pero, es verdad, niña amada, que mi boca hizo su nido en esa flor escarchada.
Mi labio, está dolorido tiene una herida adorada! Mira: esa flor me ha mordido!
Poema "Flor dañina" de Julio Flórez
-- de Luis Carrillo y Sotomayor --
Las honras, la osadía del Verano,
con que se ennobleció y atrevió al cielo,
al mejor cielo del más fértil suelo
hoy las traslada mi atrevida mano.
Parece es por demás al que es tirano,
de cuanto presunción honra su vuelo,
dar flores, si tus flores son recelo
a las del cielo, rostro soberano.
Dallas es por demás, si estás segura
envidian de tu rostro las más bellas
partes (y partes no, por no atreverse).
¡Ay, cuales, Celia, son!. ¡Da vida el vellas!
Flor eres; mientras flor, de tu hermosura
coge la flor, que es flor, y ha de perderse.
Poema "Las honras, la osadía del Verano" de Luis Carrillo y Sotomayor
-- de Efraín Huerta --
Eres, amor, el brazo con heridas
y la pisada en falso sobre un cielo.
Eres el que se duerme, solitario,
en el pequeño bosque de mi pecho.
Eres, amor, la flor del falso nombre.
Eres el viejo llanto y la tristeza,
la soledad y el río de la virtud,
el brutal aletazo del insomnio
y el sacrificio de una noche ciega.
Eres, amor, la flor del falso nombre.
Eres un frágil nido, recinto de veneno,
despiadada piedad, ángel caído,
enlutado candor de adolescencia
que hubiese transcurrido como un sueño.
Eres, amor, la flor del falso nombre.
Eres lo que me mata, lo que ahoga
el pequeño ideal de ir viviendo.
Eres desesperanza, triste estatua
de polvo nada más, de envidia sorda.
Eres, amor, la flor del falso nombre.
Poema "eres, amor..." de Efraín Huerta
-- de José Pedroni --
En fragante mudanza el limonero
destaca tu rubor.
Tú no sabes, amiga, pero hueles
a limonero en flor.
En un tronco caído una avecilla
le hizo casa al amor.
Tú no sabes, amiga, pero anidas
lo mismo en mi dolor.
Del arroyo una fría pedrezuela
me trajo el pescador.
Guardé la piedra en mi cerrada mano,
y sentí su frescor.
La harina del molino me empolva el alma
la harina de tu amor.
En el monte encontramos uva crespa
y una flor y otra flor;
cada flor con tu aroma y cada uva
con tu mismo sabor.
Con su fresco algodón venda la piedra
el musgo trepador.
También es como el musgo tu ternura
en mi piedra interior.
Por el camino baja suavemente
un lugareño son.
Así también, amiga, tu palabra
baja a mi corazón.
Poema "confidencia" de José Pedroni
-- de José Tomás de Cuellar --
DESCUBRÍ que en el fondo de mi alma
Hay una flor purísima y gentil,
Que á las pasadas tempestades pudo
Lozana resistir.
Es una flor naciente que rebosa
Vida y perfume, como flor de abril;
Á nadie le he contado que ella existe,
Solo á tí.
No sé quien la plantó, ni por qué pudo
Entre despojos tétricos salir;
No tengo á quien deberle su existencia,
Solo á tí.
Amo esa flor porque su blando aroma
Tiene algo celestial que no hay en mí.
Tú la hiciste brotar, tú la cultivas,
Solo á tí, por que es tuya, te la entrego,
Solo á tí.
Poema "Solo a tí" de José Tomás de Cuellar
-- de Salvador Díaz Mirón --
Espléndida rosa de mágico prado
que entreabre sus hojas al sol del amor,
eso eres, Anita. Yo soy, a tu lado,
la espina en la rosa, la nube en el sol.
Dejé mis riberas, mi nido de palma,
colgado de un árbol dejé mi rabel;
tendí en el espacio las alas de mi alma
y llego y murmuro mi nombre a tus pies.
Es flor de los cielos la pálida estrella,
es flor de las ondas la espuma del mar,
es flor del recuerdo mi dulce querella,
es flor que se muere si en tu alma no está.
Poema "En el álbum de la señorita Ana Markoe" de Salvador Díaz Mirón
-- de Julio Flórez --
Poem
En tu melena, do la noche habita, temblaba una opulenta margarita como un astro fragante entre la sombra; de pronto, con tristeza, doblaste la cabeza y rodó la la alta flor sobre la alfombra.
Sin verla, diste un paso y la flor destrozaste blandamente con tu escarpín de refulgente raso.
Yo, que aquello miraba, de repente con angustia infinita, al ver que la tortura deliciosa se alargaba de aquella flor hermosa, con voz que estrangulaba mi garganta
dije a la flor ya exánime y marchita: «¡Quién fuera tú... Dichosa margarita, para morir así... Bajo su planta!»
Poema "En el salón" de Julio Flórez
-- de Agustina Andrade --
Del Uruguay a la orilla
en una noche de estío,
una rosada azucena
vi bordada de rocío.
Que ruborosa inclinaba
su cáliz hacia otra flor,
para dejarle una gota
de rocío temblador.
Ya la flor que había quemado
con su ardiente rayo el sol,
la halló alegre y sonriente
el vespertino arrebol.
Así en las almas que lloran,
tan tristes como esa flor,
suele descender un día
una lágrima de amor.
Y como despierta el ave
cuando ruge el aquilón,
despierta el alma dormida
temblando de inspiración.
Poema "Lágrima" de Agustina Andrade
-- de Alejandro Tapia y Rivera --
I
El sol de la ventura
no ha dado aún a mis ojos
tu imagen; mis antojos
perciben tu hermosura,
perciben en la altura
de un ángel el destello,
de un hada el rostro bello...
Para llamar feliz mi triste suerte,
ángel, hada o mujer, anhelo verte.
II
Amor me inspira el ave
del aire mensajera,
que lleva al alta esfera
como celeste nave
de amor el canto suave;
también amor me inspira
la flor que aroma espira,
y tal dicha en mi ser tu nombre vierte,
que flor, ave o mujer, muero por verte.
III
No sé si eres lucero
que anuncia alegre día,
o en tempestad umbría
ofrece un derrotero
al triste marinero;
empero ángel o hada,
o ave o flor preciada,
o mágico lucero;
para amar más la vida que la muerte,
es mi anhelo, señora, conocerte.
Poema "A una señorita" de Alejandro Tapia y Rivera
-- de Alfonsina Storni --
Tu vida es un gran río, va caudalosamente,
A su orilla, invisible, yo broto dulcemente.
Soy esa flor perdida entre juncos y achiras
Que piadoso alimentas, pero acaso ni miras.
Cuando creces me arrastras y me muero en tu seno,
Cuando secas me muero poco a poco en el cieno;
Pero de nuevo vuelvo a brotar dulcemente
Cuando en los días bellos vas caudalosamente.
Soy esa flor perdida que brota en tus riberas
Humilde y silenciosa todas las primaveras.
Poema "Soy esa flor" de Alfonsina Storni
-- de Manuel Acuña --
-¿Por qué te miro así tan abatida,
pobre flor?
¿En dónde están las galas de tu vida
y el color?
Díme, ¿por qué tan triste te consumes,
dulce bien?
¿Quién?, ¡el delirio devorante y loco
de un amor,
que me fue consumiendo poco a poco
de dolor!
Porque amando con toda la ternura
de la fe
a mí no quiso amarme la criatura
que yo amé
Y por eso sin galas me marchito
triste aquí,
siempre llorando en mi dolor maldito,
¡Siempre así!
¡Habló la flor!...
Yo gemí... Era igual a la memoria
de mi amor.
Poema "Pobre flor" de Manuel Acuña
-- de Manuel del Palacio --
Yo vi en una mañana
Serena y deliciosa,
Brillar en la pradera fresca rosa
Espléndida y galana.
Sus hojas de colores
Al albo Sol hería,
Era la reina de las otras flores,
Era la flor de la esperanza mía.
Las amorosas brisas la mecieron
Llenando de perfume su capullo,
Vida y color la dieron,
Yo lozana la ví del prado orgullo;
Mis ayes de quebranto
Sólo ella cariñosa comprendía,
¡Cuántas veces mi llanto
Regó la flor de la esperanza mia!
Yo la conté mis sueños,
La historia le expliqué de mis amores,
Ella feliz rió de mis ensueños,
Y lloró desgraciada mis dolores.
Poema "La flor de mi esperanza" de Manuel del Palacio
-- de Jaime Torres Bodet --
Se nos ha ido la tarde
en cantar una canción,
en perseguir una nube
y en deshojar una flor.
Se nos ha ido la noche
en decir una oración,
en hablar con una estrella
y en morir con una flor.
Y se nos irá la aurora
en volver a esa canción,
en perseguir otra nube
y en deshojar otra flor.
Y se nos irá la vida
sin sentir otro rumor
que el del agua de las horas
que se lleva el corazón...
Poema "canción de las voces serenas" de Jaime Torres Bodet
-- de Arturo Borja --
Para ti mi pensamiento,
para ti mi corazón;
para ti, flor de tormento,
mi pasión.
Y que dos cercos violados
que a tus ojos hechizados
aureolan de suplicios,
viertan en mí, alucinados
maleficios.
Porcelana de ilusiones
tu palidez...
Me da claustrales visiones
tu languidez...
Y tu labio purpurado
que has mojado
en sangre de corazones,
es una flor de pecado
de un jardín de tentaciones.
¡Princesa de mis quimeras,
que tus moradas ojeras,
que tu inviolada blancura
y la llama de tu boca,
sean blasón de mi loca
desventura!
Y recuérdalo, Princesa,
que mi amor te canta y reza:
para ti mi pensamiento,
para ti mi corazón;
para ti, flor de tormento,
mi pasión.
Poema "Aria galante" de Arturo Borja
-- de Arturo Borja --
Prenda sobre tu seno esta rosada rosa,
ebria de brisa y ebria de caricia de sol;
para que su alma entera se deshoje amorosa
sobre la roja y virgen flor de tu corazón.
Tu hermana Primavera cante un aria gloriosa
ensalzando tus quince años en flor;
y las Hadas, en coro, celebren la armoniosa
gracia de tu mirada de luz y de fulgor.
Que el Ideal te guíe por todos tus caminos,
él, a su vez, guiado por tus ojos divinos
y que anide por siempre en tu alma el amor.
Para que sea tu vida bella como la rosa
rosada y perfumada que se muere amorosa
sobre la roja y virgen flor de tu corazón.
Poema "Rosa lírica" de Arturo Borja
-- de Olegario Víctor Andrade --
Yo diviso rodando marchita
sin aroma la cándida flor
que furioso huracán precipita
resonando con triste fragor.
De mi seno se lleva la calma,
mis ensueños de gloria, de paz,
y en lugar de la dicha del alma,
solo queda un recuerdo fugaz.
En un tiempo que huyó presuroso
como el eco de triste canción,
levantando su cáliz precioso
parecía celeste visión.
Era hermosa cual nítida estrella,
que refleja su plácida luz,
cuando sola la luna descuella
de la noche en el negro capuz.
Su fragancia divina brindaba
conmovida por mágico ambiente,
y al mirarla un suspiro lanzaba
con mi llanto regando su frente.
Pero pronto el impulso violento
del terrible fatal aquilón,
sin piedad destrozó en un momento
de mi sueños la dulce ilusión.
Y nos sigue un conforme destino:
yo doblego mi altiva cerviz,
ella pierde su aroma divina,
su precioso, variado matiz.
¡Cuán sensible es el ver marchitarse
de ferviente esperanza la flor,
y en la vida fugaz deslizarse
por abismos de luto y horror!
(Uruguay, 13 de octubre de 1855)
Poema "La flor de mi esperanza (Andrade)" de Olegario Víctor Andrade
-- de José María Hinojosa --
Almendros en flor.
La primavera
se acerca.
Cerezos en flor.
La primavera
está plena.
Granados en flor.
Ya se aleja
la primavera.
Poema "campo estelas" de José María Hinojosa
-- de José Pedroni --
Al higo de la higuera un picotero
le comió el corazón;
y ahora, sin querer, el higo negro
se parece a una flor.
En la higuera me haré, después de muerto,
un higo blanco, amor,
y tú serás curruca o benteveo,
o calandria o pinzón.
Y ha de llegar el día que en el huerto
me verás bajo el sol,
y picarás y picarás mi pecho,
hasta hacerme una flor.
Poema "la flor" de José Pedroni
-- de José Tomás de Cuellar --
CRECE gallarda flor en la pradera;
Y púdica, velando el albo seno,
Desdeña del amor dulce veneno.
Casta y hermosa en su virtud austera.
Se encumbra el rojo sol y reverbera
Su lumbre pura en el zenit sereno;
Y un rayo nada más de vida lleno
Abre la flor que á amar se resistiera.
Así tu corazón, cerrado un día,
Esquivaba la luz de mis amores
Y el tierno afán que mi alma enloquecía;
Pero mi amor, con vivos resplandores.
Abrió tu pecho á la ventura mía,
Como abre el sol el cáliz de las flores.
Poema "La flor y el sol" de José Tomás de Cuellar
-- de José Ángel Buesa --
Mira esa lenta nube, mira esa flor lozana,
mira el agua del río que murmura a tus pies...
Pero piensa en lo poco que va a quedar mañana
de todo lo que hoy ves.
Piensa que el tiempo pasa por tus manos vacías
igual que esa corriente que no vuelve jamás;
y la flor y la nube se van como tus días,
y tú también te vas.
Por eso, hunde tus manos en el agua del río,
y sonríe a las nubes y ve a cortar la flor,
y llena con un sueño tu corazón vacío,
muchacha sin amor...
Poema "muchacha sin amor" de José Ángel Buesa
-- de Salvador Díaz Mirón --
Si en tus jardines, cuando yo muera,
cuando yo muera, brota una flor;
si en un celaje ves un lucero,
ves un lucero que nadie vio;
y llega un ave que te murmura,
que te murmura con dulce voz,
abriendo el pico sobre tus labios,
lo que en tu tiempo te dije yo:
aquel celaje y el ave aquella,
y aquel lucero y aquella flor
serán mi vida que ha transformado,
que ha transformado la ley de Dios.
Serán mis fibras con otro aspecto,
ala y corola y ascua y vapor;
mis pensamientos transfigurados:
perfume y éter y arrullo y sol.
Soy un cadáver, ¿cuándo me entierran?
Soy un viajero, ¿cuándo me voy?
Soy una larva que se transforma.
¿Cuándo se cumple la ley de Dios,
y soy, entonces, mi blanca niña,
celaje y ave, lucero y flor?
Poema "Mística" de Salvador Díaz Mirón
-- de Vicenta Castro Cambón --
EL sueño espero y el sueño viene;
toca las puertas de mis sentidos
y las entorna discretamente,
porque es el sueño discreto amigo.
Me halla tejiendo una flor y como
para acabarla tiempo le pido,
el sueño espera condescendiente
y yo, entre sueños, tejiendo sigo
una flor blanca cuyo perfume
no es para tu alma desconocido:
tomo los hilos de un sentimiento
que ya otras veces pintado has visto.
Como mañana de mi alma esperas
una flor fresca, con mi cariño
tejo “Entre sueños”, mientras el sueño
cierra las puertas de mis sentidos.
Poema "Entre sueños" de Vicenta Castro Cambón
-- de Antonio Machado --
Otra vez en la noche... Es el martillo
de la fiebre en las sienes bien vendadas
del niño. —Madre, ¡el pájaro amarillo!
¡Las mariposas negras y moradas!
—Duerme, hijo mío. —Y la manita oprime
la madre, junto al lecho. —¡Oh, flor de fuego!
¿quién ha de helarte, flor de sangre, dime?
Hay en la pobre alcoba olor de espliego;
fuera, la oronda luna que blanquea
cúpula y torre a la ciudad sombría.
Invisible avión moscardonea.
—¿Duermes, oh dulce flor de sangre mía?
El cristal del balcón repiquetea.
—¡Oh, fría, fría, fría, fría, fría!
Poema "La muerte del niño herido" de Antonio Machado
-- de Antonio Machado --
Otra vez en la noche... Es el martillo
De la fiebre en las sienes bien vendadas
Del niño. Madre, ¡el pájaro amarillo !
¡Las mariposas negras y moradas!
Duerme, hijo mio. Y la manita oprime
La madre, junto al Pecho. ¡Oh, flor de fuego !
¿Quién ha de helarte, flor de sangre, dime?
Hay en la pobre alcoba olor a espliego;
Fuera, la oronda luna que blanquea
Cúpula y torre a la ciudad sombria
Invisible avión moscardonea.
¿Duermes, oh dulce flor de sangre mia?
El cristal del balcón repiquetea
¡Oh, fria , fria, fria , fria, fria!
Poema "Sonetos escritos en una noche de bombardeo en Rocafort: IV" de Antonio Machado
-- de Anónimo --
¡Cuán traidor eres, Marquillos!
¡Cuán traidor de corazón!
Por dormir con tu señora
habías muerto a tu señor.
Desque lo tuviste muerto
quitástele el chapirón;
fuéraste al castillo fuerte
donde está la Blanca Flor.
-Ábreme, linda señora,
que aquí viene mi señor;
si no lo quieres creer,
veis aquí su chapirón.
Blanca Flor, desque lo viera,
las puertas luego le abrió;
echóle brazos al cuello,
allí luego la besó;
abrazándola y besando
a un palacio la metió.
-Marquillos, por Dios te ruego
que me otorgases un don:
que no durmieses conmigo
hasta que rayase el sol.
Marquillos, como es hidalgo,
el don luego le otorgó;
como viene tan cansado
en llegado se adurmió.
Levantóse muy ligera
la hermosa Blanca Flor,
tomara cuchillo en mano
y a Marquillos degolló.
Poema "Romance de Marquillos" de Anónimo
-- de Meira Delmar --
Contra el azul del cielo este cielo tan limpio
que parece lavado por la mano de dios
¡qué bien luce aquel árbol, dulcemente inclinado,
bajo el rosado peso de su ramaje en flor!
apoyada la frente en los cristales blancos
del ventanal, lo miro: y me recuerda, así
todo lleno de flores, mariposas y trinos,
un pequeño poema que él solía decir...
¡Quién sabe qué de cosas le contará la luna
cuando en las noches viene a conversar con él!
muchas veces lo he visto extasiado, escucharla
extrañamente quieto hasta el amanecer...
¡Y ya no va la brisa desnuda por los campos!
él, todas las mañanas, cuando la ve pasar,
una capa muy linda de pétalos de raso
a los hombros le tira, con gentil ademán.
¡Somos hace ya tiempo, los mejores amigos!
y yo, que a nadie digo mi secreto de amor,
he dejado que el alma se me acerque a los labios,
¡y se lo he dado todo al buen árbol en flor!...
!--Img
Poema "el árbol en flor" de Meira Delmar
-- de Nicolás Guillén --
A veces tengo ganas de ser un cursi
para decir: la amo a usted con locura.
A veces tengo ganas de ser tonto
para gritar: ¡la quiero tanto!
a veces tengo ganas de ser un niño
para llorar acurrucado en su seno.
A veces tengo ganas de estar muerto
para sentir, bajo la tierra húmeda de mis jugos,
que me crece una flor rompiéndome el pecho,
una flor, y decir: esta flor,
para usted.
Poema "a veces..." de Nicolás Guillén
-- de Juana de Ibarbourou --
Amante: no me lleves, si muero al camposanto
a flor de tierra abre mi fosa, junto al riente
alboroto divino de alguna pajarera
o junto a la encantada charla de alguna fuente
a flor de tierrra, amante. Casi sobre la tierra,
donde el sol me caliente los huesos, y mis ojos,
alargados en tallos, suban a ver de nuevo
la lámpara salvaje de los ocasos rojos.
A flor de tierra, amante. Que el tránsito así sea
más breve. Yo presiento
la lucha de mi carne por volver hacia arriba,
por sentir en sus átomos la frescura del viento.
Yo se que acaso nunca allá abajo mis manos
podrán estarse quietas.
Que seimpre como topos arañarán la tierra
en medio de las sombras estrujadas y prietas.
Arrójame semillas. Yo quiero que se enraícen
en la greda amarilla de mis huesos menguados.
¡Por la parda escalera de las raices vivas
yo subiré a mirarte en los lirios morados.
Poema "vida garfio" de Juana de Ibarbourou
-- de Julio Zaldumbide Gangotena --
¿Qué dices, Laura, de esta flor? ¡Qué hermosos
sus pétalos en lustre y en color!
Mira con qué arte agrúpanse graciosos
del frágil tallo asidos al redor.
Empero, ve de un soplo disipada
tanta hermosura... ¡Efímero primor!
¿Qué ves ya de la flor? El tallo... Nada,
porque en no habiendo pétalos, no hay flor.
Ahora, Laura, dime: ¿De qué el emblema
aquellas hojas y este tallo son?
¿De tu placer, de tu beldad suprema,
de tu inocencia o tu fugaz pasión?
No imagen tuya, Laura, esas caídas
hojas, y el despojado tallo son:
las hojas son mis ilusiones idas
y el tallo es mi desierto corazón.
Poema "Madrigal (Zaldumbide)" de Julio Zaldumbide Gangotena
-- de Francisco de Quevedo --
Artificiosa flor, rica y hermosa,
que adornas a la misma primavera,
no temas que el color que tienes muera,
estando en una parte tan dichosa.
Siempre verde serás, siempre olorosa,
aunque despoje el cielo la ribera;
triunfarás del invierno y de la esfera,
envidiada de mí por venturosa.
Cuando caíste de su frente bella,
no te tuve por flor; que, como es cielo,
no esperaba yo de él sino una estrella;
mas pues cuando se cae la flor al suelo
muestra que el fruto viene ya tras ella,
ver que te vi caer me da consuelo.
Poema "las tres musas últimas castellanas 57" de Francisco de Quevedo
-- de José Martí --
Una virgen espléndida morada
de un sol de amor que por sus negros ojos
brota, pregunta, abraza y acaricia
versos me pide, versos de mujeres.
¡Arrullos de paloma,
murmullos de sunsunes,1
suspiros de tojosas!
yo podré, en noche ardiente,
trovando amor al pie de su ventana,
en tal aura envolverla,
con tal fuego besarla,
que al nuevo amanecer, nadie vería
en su cutis la flor que lo teñía.
¡Calla, mi amigo amor! que nadie sepa
que yo llevo en los labios la flor roja
que su mejilla cándida lucía,
y el candor, y la flor, y el frágil vaso,
mío es todo, puesto que ella es mía.
Y la madre amorosa,
de sagrado temor y amor movida,
dijérale a la pálida ¿y la rosa
de tu mejilla fresca dónde es ida?
Poema "una virgen espléndida" de José Martí
-- de Carolina Coronado --
Orgullo de la enramada,
blanca y leve florecilla,
más que todas delicada,
y más que todas sencilla.
Muestra el lirio temblorosa
la faz cristalina y pura;
y ostenta encendida rosa
la peregrina hermosura.
Alza bella la azucena
la copa tersa y nevada
de ricos ámbares llena,
de mil abejas cercada.
Pero ¿quién tu brillo iguala,
viva flor del cano estío,
que luces entre su gala,
como espuma en claro río?
por sencilla y delicada,
en el jardín entre ciento
fijas tú, flor, la mirada,
y fijas el pensamiento.
Y por el seno argentino
que blando perfume expira,
do bebe néctar divino
la abeja que en ti respira.
¡Flor graciosa y nacarada,
la más tierna de las flores!
¡oh mil veces bienhadada
la que roba tus amores!
¡bienhadada mariposa
que tu pétalo estremece,
cuando a tu lado reposa,
y en tu aliento se embebece!
por delicada y sencilla,
en el jardín entre ciento
se fija en ti, florecilla,
mi vista y mi pensamiento.
Poema "al jazmín" de Carolina Coronado
-- de Carolina Coronado --
Si las flores del jardín
mueren, joven, con el día,
también las de mi poesía
muerte igual tendrán al fin
aunque un poco más tardía.
De abejas la turba ahora
el ramillete florido
de mis cantares adora;
mas cuando hayan perecido
abejas, arpa y cantora,
tras los años destructores,
¿sabes tú si de esas flores
que hoy brota mi pensamiento
no se habrá llevado el viento
hojas, aroma y colores?
más corto o más prolongado
a todos ha señalado
la suerte en la tierra fin;
muere la flor del jardín
después que la flor del prado,
y aunque un poco más tardía
quiera acercarse la muerte,
a la flor de mi poesía
también de la misma suerte
ha de llegarle su día.
Porque otros hombres vendrán
y mi libro carcomido
por acaso no verán,
o de mi ramo querido
las flores desdeñarán.
Y marchito, deshojado
como las flores del prado
y las flores del jardín,
con ellas quedará al fin
mi ramillete enterrado.
Poema "gloria de las flores" de Carolina Coronado
-- de Clemente Althaus --
Deslumbrando nuestra vista,
compiten, finos, en ti,
zafir, topacio, rubí,
esmeralda y amatista.
Y eres cuando al sol tus galas
vas ostentando a porfía,
pájaro de pedrería
o viva joya con alas:
Joya que, ricos cambiantes
luciendo tornasolada,
siempre es distinta, y en cada
mudanza más bella que antes.
De flor en flor siempre vas
en tu ligereza suma,
voladora flor de pluma
que eclipsas a las demás.
En su triste cautiverio,
¡cuánto envidia el alma mía
la libertad y alegría
de ese tu vivir aerio!
¡Quién, sólo al capricho fiel,
llevando el vuelo, do quiera,
de amor, como tú, viviera,
de aire, de luz y de miel!
Poema "Al picaflor" de Clemente Althaus
-- de Adelardo López de Ayala --
Donosa aldeana
de negro cabello,
de rostro más bello
que fresca mañana:
detente; te llamo
temblando de amor;
desata ese ramo
y dame una flor.
Marchito y sin vida
tu ramo, aldeana,
acaso mañana
ninguno lo pida;
mas hoy que lo pinta
la luz del amor,
desata esa cinta
y dame una flor.
No llores, amada,
no muestres despecho;
que llevo en el pecho
tu imagen grabada.
¡Dichosa mañana!
¡Dichoso mi amor!
Me dio la aldeana
la rosa mejor.
Poema "La rosa de la aldeana" de Adelardo López de Ayala
-- de Alberti --
... antes de tiempo y casi en flor cortada.
G.DE LA V.
Hubierais visto llorar a las yedras cuando el agua más triste se pasó toda una noche velando a un yelmo ya sin alma,
a un yelmo moribundo sobre una rosa nacida en el vaho que duerme los espejos de los castillos
a esa hora en que los nardos más secos se acuerdan de su vida al ver que las violetas difuntas abandonan sus cajas
y los laúdes se ahogan por arrollarse a sí mismos.
Es verdad que los fosos inventaron el sueño y los fantasmas.
Yo no sé lo que mira en las almenas esa inmóvil armarnadura vacía.
¿Cómo hay luces que decretan tan pronto la agonía de las espadas
si piensan en que un lirio es vigilado por hojas que duran mucho más tiempo?
Vivir poco y llorando es el sino de la nieve que equivoca su ruta.
En el sur siempre es cortada casi en flor el ave fría.
Poema "ELEGÍA A GARCILASO" de Alberti
-- de Alfredo Espino --
Un dia, ¡primero Dios!
Has de quererme un poquito
yo levantaré el ranchito
en que vivamos los dos.
¿Qué mas pedir? Con tu amor,
mi rancho, un árbol, un perro,
y enfrente el cielo y el cerro
y el cafetalito en flor.
Y entre aroma de saúcos,
un zezontle que cantara
y una poza que copiara
parajitos y bejucos.
Lo que los pobres queremos,
lo que los pobres amamos,
eso que tanto adoramos
porque es lo que no tenemos...
Con sólo eso, vida mía;
con sólo eso:
con mi verso, con tu beso,
lo demás nos sobraría...
Porque no hay nada mejor
que un monte, un rancho, un lucero,
cuando se tiene un "Te quiero"
y huele a sendas en flor...
Poema "Un rancho y un lucero" de Alfredo Espino
-- de Amós de Escalante --
Cuando en silencio duerme el bosque umbrío
y el astro virgen de la noche oscura
vierte su lumbre misteriosa y pura
sobre las ondas trémulas del río;
húmeda el ala tenue del rocío,
recorriendo la brisa la espesura,
vuelve a la flor la vida y la frescura
que el sol robóla del ardiente estío.
Tal vez un alma en juvenil aurora,
pálida flor que marchitó el verano,
triste las muertas esperanzas llora;
mas si acaricia a su dolor temprano
aura de amor, alegre se colora
y reverdece el corazón humano.
Poema "A Elena (Escalante)" de Amós de Escalante
-- de Góngora --
La dulce boca que a gustar convida
un humor entre perlas destilado,
y a no invidiar aquel licor sagrado
que a júpiter ministra el garzón de ida,
¡amantes! no toquéis si queréis vida:
porque entre un labio y otro colorado
amor está de su veneno armado,
cual entre flor y flor sierpe escondida.
No os engañen las rosas que al aurora
diréis que aljofaradas y olorosas
se le cayeron del purpúreo seno.
Manzanas son de tántalo y no rosas,
que después huyen dél que incitan ahora
y sólo del amor queda el veneno.
Poema "la dulce boca" de Góngora
-- de Góngora --
Yace aquí, flor, un perrillo
que fue en un catarro grave
de ausencia, sin ser jarabe,
lamedor de culantrillo.
Saldrá un clavel a decillo
la primavera, que amor,
natural legislador,
medicinal hace ley,
si en hierba hay lengua de buey,
que la haya de perro en flor.
Poema "a un perrillo que se le murió a una dama estando ausente de su marido" de Góngora
-- de Góngora --
La dulce boca que a gustar convida
un humor entre perlas destilado,
y a no invidiar aquel licor sagrado
que a Júpiter ministra el garzón de Ida,
¡amantes! no toquéis si queréis vida:
porque entre un labio y otro colorado
Amor está de su veneno armado,
cual entre flor y flor sierpe escondida.
No os engañen las rosas que al Aurora
diréis que aljofaradas y olorosas
se le cayeron del purpúreo seno.
Manzanas son de Tántalo y no rosas,
que después huyen dél que incitan ahora
y sólo del Amor queda el veneno.
Poema "La dulce boca que a gustar convida" de Góngora
-- de Luis Lloréns Torres --
El- la historia de nuestro amor,
que aún sahúma tu memoria,
fue breve como la historia
de la abeja con la flor.
Prisionera de la flor,
la abeja sabe libar
en su cárcel de azahar.
Y cuando liba la esencia,
recobra su independencia
y se vuelve al colmenar.
Ella- te di el libro de mi vida,
para que tú lo leyeras,
y en sus páginas primeras
te deslumbraste en seguida.
Tu curiosidad herida
quiso el final conocer.
Y hoy lo cierras sin saber
que entre sus hojas extremas
hay los más bellos poemas
que dejaste sin leer.
Poema "el drama del olvido" de Luis Lloréns Torres
-- de Manuel del Palacio --
Si un ave fuera yo le celebrara
En dulcísimos cantos noche y día:
Si fuera flor colores pediria
A los lindos colores de tu cara.
Si blanda brisa fuera, siempre avara
De tu frente en redor ondularía,
Y si fuera perfume, vertería
Donde pisaras tú mi esencia rara.
Demostrarle pretendo á dónde llega
De mi entusiasmo juvenil el brio
Que en amoroso fuego me consume:
Mas, ¡ay! ¡el brillo de tu luz me ciega!
Y no soy en mi ardiente desvarío
Ni ave, ni flor, ni brisa, ni perfume.
Poema "A una niña" de Manuel del Palacio
-- de Jaime Torres Bodet --
Flor que promete al tacto una caricia
más que el otoño de un perfume, suave
y que, pensada en flor, termina en ave
porque su muerte es vuelo que se inicia.
Párpado con que el trópico precave
de su luz interior la ardua delicia,
música inmóvil, flámula en primicia,
aurora vegetal, estrella grave.
Remordimiento de la primavera,
conciencia del color, pausa del clima,
gracia que en desmentirse persevera,
¿por qué te pido un alma verdadera
si la sola fragancia que te anima
es, orquídea, el temor de ser sincera?
Poema "orquídea" de Jaime Torres Bodet
-- de Delmira Agustini --
¡Si la vida es amor, bendita sea!
¡Quiero más vida para amar! Hoy siento
que no valen mil años de la idea
lo que un minuto azul del sentimiento.
Mi corazón moría triste y lento...
Hoy abre en luz como una flor febea;
¡la vida brota como un mar violento
donde la mano del amor golpea!
Hoy, partió hacia la noche, triste, fría,
rotas las alas mi melancolía;
como una vieja mancha del dolor
en la sombra lejana se deslíe...
¡Mi vida toda canta, besa, ríe!
¡Mi vida toda es una boca en flor!
Poema "Explosión" de Delmira Agustini
-- de Delmira Agustini --
Yo muero extrañamente...No me mata la vida
no me mata la muerte, no me mata el amor;
muero de un pensamiento mudo como una herida...
¿No habeis sentido nunca el extraño dolor?
De un pensamiento inmenso que se arraiga en la vida
devorando alma y carne, y no alcanza a dar flor?
¿Nunca llevasteis dentro una estrella dormida
que os abrazaba enteros y no daba un fulgor?...
¡Cumbre de los martirios!...Llevar eterrnamente
desgarradora y árida, la trágica simiente
clavada en las entrañas como un diente feroz!
Pero arrancarla un día en una flor que abriera
milagrosa, inviolable...¡Ah más grande no fuera
tener entre las manos la cabeza de Dios!...
Poema "Lo inefable" de Delmira Agustini
-- de Dulce María Loynaz --
Camino hacia la sombra.
Voy hacia la ceniza mojada-fango de
la muerte...-, Hacia la tierra.
Voy caminando y dejo atrás el cielo,
la luz, el amor... Todo lo que nunca fue mío.
Voy caminando en línea recta; llevo
las manos vacías, los labios sellados...
Y no es tarde, ni es pronto,
ni hay hora para mí.
El mundo me fue ancho o me fue estrecho.
La palabra no se me oyó o no la dije.
Ahora voy caminando hacia el polvo,
hacia el fin, por una recta
que es ciertamente la distancia
más corta entre dos puntos negros.
No he cogido una flor, no he tocado una piedra.
Y ahora me parece que lo pierdo
todo, como si todo fuera mío...
¡Y más que el sol que arde el día entero
sobre ella, la flor sentirá el frío
de no tener mi corazón que apenas tuvo!..
El mundo me fue estrecho o me fue ancho.
De un punto negro a otro
-negro también...-Voy caminando...
Poema "la marcha" de Dulce María Loynaz
-- de Dulce María Loynaz --
Has perdido jugando una canción:
yo te la iré a buscar junto a la fuente
donde el agua es más honda y el sopor
más largo...
Hoy la devolveré a tu pecho ardiente
hecha sombra... ¡O hecha sol!
has perdido jugando tu mejor
perla, la que era un coágulo de aurora,
la llamada alba triste:
no llores por tu perla, perdedor...
Yo te la buscaré hora tras hora,
guijarro tras guijarro y flor tras flor...
Has perdido-jugando...-El resplandor
de una estrella: ¡has perdido hasta una estrella!
y hasta una estrella he de encontrarte yo...
Tanto puedo por ti, tanto... Voy a seguir la huella
sobre el mar de una estrella
que se perdió...
Has perdido jugando un gran amor...
Poema "el perdedor" de Dulce María Loynaz
-- de Ernesto Cardenal --
Nuestro amor
nació en mayo
con malinches en flor
cuando están en flor
los malinches en managua.
Sólo ese mes
dan flores:
en los demás
dan vainas
pero los malinches
volverán a florecer
en mayo
y el amor
que se fue
ya no volverá
Poema "epigrama XXXV" de Ernesto Cardenal
-- de Ernesto Noboa y Caamaño --
Francesita adorable de los locos excesos,
de los labios en llama y las carnes en flor,
de las crueles caricias y los sádicos besos
y los muslos sapientes en batallas de amor!
Roja flor del divino paraíso vedado,
inconstante y traidora como una ola de mar,
que sabes hacer dulce el sabor del pecado
y derrochas el vino del amor... Sin amar.
Las palomas de Venus se embriagan de fragancias
al deshojar tus pétalos!... Dulce Rosa de Francia!
y así adornas la senda que perfumó Ninón,
embrujando a la Vida y engañando a la Muerte
sin sentir las espinas con que hiere la suerte
ni la inútil tristeza de tener corazón!...
Poema "Rosa de Francia" de Ernesto Noboa y Caamaño
-- de Pablo Neruda --
Soneto xx
mi fea, eres una castaña despeinada,
mi bella, eres hermosa como el viento,
mi fea, de tu boca se pueden hacer dos,
mi bella, son tus besos frescos como sandías.
Mi fea, dónde están escondidos tus senos?
son mínimos como dos copas de trigo.
Me gustaría verte dos lunas en el pecho:
las gigantescas torres de tu soberanía.
Mi fea, el mar no tiene tus uñas en su tienda,
mi bella, flor a flor, estrella por estrella,
ola por ola, amor, he contado tu cuerpo:
mi fea, te amo por tu cintura de oro,
mi bella, te amo por una arruga en tu frente,
amor, te amo por clara y por oscura.
Poema "soneto xx cien sonetos de amor (1959) mañana" de Pablo Neruda
-- de Pedro Antonio de Alarcón --
¡Cuántas veces fugaz la Primavera
vistió de flores mil el campo abierto,
hora tornado en árido desierto,
ni sombra ya de lo que en Mayo fuera!
En tanto aquella flor, la flor primera,
logro de afanes en cerrado huerto,
ve trocada el colono en fruto cierto,
de árboles mil semilla duradera.
¡Así la juventud! ¡Así la vida!
La que en vanos placeres se consume,
olvidada a la tarde desfallece:
en tanto que la fiel y recogida
que a un solo amor consagra su perfume,
más allá de la tumba reverdece.
Poema "El fruto de bendición" de Pedro Antonio de Alarcón
-- de Pedro Bonifacio Palacios --
Nocturno canto de amor
que ondulas en mis pesares,
como en los negros pinares
las notas del ruiseñor.
Blanco jazmín entre tules
y carnes blancas perdido,
por mi pasión circuído
de pensamientos azules.
Coloración singular
que mi tristeza iluminas,
como al desierto y las ruinas
la claridad estelar.
Nube que cruzas callada
la extensión indefinida,
dulcemente perseguida
por la luz de mi mirada.
Ideal deslumbrador
en el espíritu mío,
como el collar del rocío
con que despierta la flor.
Sumisa paloma fiel
dormida sobre mi pecho,
como si fuera en un lecho
de mirtos y de laurel.
Música, nube, ideal,
ave, estrella, blanca flor,
preludio, esbozo, fulgor
de otro mundo espiritual.
Aquí vengo, aquí me ves,
aquí me postro, aquí estoy,
como tu esclavo que soy,
abandonado a tus pies.
Poema "A tus pies" de Pedro Bonifacio Palacios
-- de Pedro Calderón de la Barca --
Pensad con su Hijo en brazos a María
que en un trono de nubes se sentaba,
cuyo Alba y cuyo Sol a un tiempo daba
luz a la noche, oscuridad al día.
Temor y amor, grave y hermosa, unía
con ojos de paloma que miraba,
y su madeja el corazón postraba
con un solo cabello que le hería.
De esta idea, formad la bella copia,
flor a flor, rosa a rosa, estrella a estrella,
que aunque de original siempre se copia,
hoy sin original habéis de hacella;
que mal podrá salir la imagen propia
de Original que nunca cupo en ella.
Poema "Imagen de María inmaculada" de Pedro Calderón de la Barca
-- de Pedro Calderón de la Barca --
¿Quién eres, oh mujer, que aunque rendida
al parecer, al parecer postrada,
no estás sino en los Cielos ensalzada,
no estás sino en la tierra preferida?
Pero, ¿qué mucho, si del sol vestida,
qué mucho, si de estrellas coronada,
vienes de tantas luces ilustrada,
vienes de tantos rayos guarnecida?
Cielo y tierra parece que, a primores,
se compitieron con igual desvelo,
mezcladas sus estrellas y sus flores;
para que en Ti tuviesen tierra y cielo,
con no sé qué lejanos resplandores
de flor del Sol plantada en el Carmelo.
Poema "La primera flor del Carmelo" de Pedro Calderón de la Barca
-- de José Ángel Buesa --
Árbol ya largamente florecido,
con el tronco tatuado de iniciales,
lo dejaron en pie los vendavales,
sin una hoja, ni una flor, ni un nido,
igual que un corazón envejecido
que aún palpita, sin bienes y sin males,
lleno de sal, como los litorales,
con fatiga de amor y sed de olvido.
Pero en el árbol se detuvo un día,
para cantar, un pájaro viajero,
y el tronco aquel sintió que florecía...
Como florece un corazón huraño,
para después sentir que le hace daño
la flor tardía de su amor postrero.
Poema "símil de árbol" de José Ángel Buesa
-- de José Ángel Buesa --
Los que vieron la dama luciendo aquella rosa
que era como el fragante cóagulo de una llama,
no supieron decirme cuál era más hermosa:
si la rosa o la dama.
Los que vieron la dama llevar la flor aquella,
como un broche de fuego sobre su piel sedosa,
no supieron decirme cual era la más bella:
si la dama o la rosa.
Cuando pasó la dama, fue un perfume su huella.
Nadie supo decirme si fue la flor, o ella,
la que dejó la noche perfumada.
Y yo, yo, que la tuve desnuda sobre el lecho,
yo, que corté la rosa para adornar su pecho,
tampoco dije nada.
Poema "la dama de la rosa" de José Ángel Buesa
-- de José Ángel Buesa --
Vengo de tu jardín de altos aromas,
con esta flor que embriaga como un vino.
Quizás por eso fue que en el camino
me siguió una bandada de palomas.
Y ahora, en mi huerto, en esta entristecida
paz del que nada odia y nada ama,
me tropiezan los pies con una rama
seca y rota, lo mismo que mi vida.
Y, como quien regresa del olvido
y se hermana al dolor de otra derrota,
pongo la flor sobre la rama rota
para hacerle creer que ha florecido.
Poema "la rama rota" de José Ángel Buesa
-- de José Ángel Buesa --
Morir de muerte en flor toda la vida,
en este sueño vertical, en este
fugaz contacto azul con lo celeste,
en esta vieja sed recién nacida...
Y volver luego con el alma erguida,
a la vez norte y sur, este y oeste,
de la propia emoción, ya en ansia agreste.
En inquietud sutil o en paz pulida.
Y resurgir de cada muerte diaria
más dueño de la vida, al ser más dueño
de esta muerte parcial y necesaria.
Y con esa cordial melancolía
de los pocos que saben cada día
morir y renacer dentro de un sueño.
Poema "de muerte en flor" de José Ángel Buesa
-- de José Ángel Buesa --
Tal vez por un capricho más triste que galante
cuente un día una historia que casi no es de amor.
Tal vez estés ausente, o acaso estés delante,
pero si estás delante lo contaré mejor.
Diré que hubo una copa tallada de diamante,
una flor sin rocío y un blanco surtidor.
Pero aunque se moría de sed un caminante
le negaron el agua para regar la flor.
Como ves es una historia que puede no ser mía,
pues habla de un suceso que ocurre cada día;
burlar a un vagabundo, negar una merced.
Pero al fin de este cuento vulgar y cotidiano,
tú sentirás la copa de diamante en tu mano,
y yo estaré de nuevo muriéndome de sed.
Poema "la copa de diamante" de José Ángel Buesa
-- de José Ángel Buesa --
Buen árbol que perdiste bruscamente los dones
de la flor y del fruto, bajo la racha fría:
tu pesadumbre austera se parece a la mía,
y así, como tus hojas, volarán mis canciones.
Pero, tarde o temprano, vendrá la primavera,
y, al rejuvenecerse tu tronco envejecido,
tendrás la flor y el fruto, y el follaje, y el nido...
Y yo, en cambio, no tengo tu esperanza siquiera.
Cien veces me ofreciste tu sombra en el verano;
cien veces tu perfume fue a visitar mi casa,
buen árbol que floreces mientras la vida pasa,
acaso porque ignoras que nunca pasa en vano.
Mi niñez te recuerda casi como un amigo,
aunque ya se agrietaba tu ancianidad de abuelo.
Y hoy, al ver cómo creces todavía hacia el cielo,
ni aun me queda el consuelo de envejecer contigo.
Pues, aunque nos agobian idénticos otoños,
sobre tus hojas secas crecen hojas lozanas,
y así, algún día, el viento despeinará miscanas,
trayéndome el perfume de tus nuevos retoños...
Poema "el árbol viejo" de José Ángel Buesa
-- de Gabriela Mistral --
Ésta que era una niña de cera;
pero no era una niña de cera,
era una gavilla parada en la era.
Pero no era una gavilla
sino la flor tiesa de la maravilla.
Tampoco era la flor sino que era
un rayito de sol pegado a la vidriera.
No era un rayito de sol siquiera:
una pajita dentro de mis ojitos era.
¡Alléguense a mirar cómo he perdido entera,
en este lagrimón, mi fiesta verdadera!
Poema "la pajita" de Gabriela Mistral
-- de Gabriela Mistral --
A tasso de silveira
dame la mano y danzaremos;
dame la mano y me amarás.
Como una sola flor seremos,
como una flor, y nada más...
El mismo verso cantaremos,
al mismo paso bailarás.
Como una espiga ondularemos,
como una espiga, y nada más.
Te llamas rosa y yo esperanza;
pero tu nombre olvidarás,
porque seremos una danza
en la colina y nada más...
Poema "dame la mano (*)" de Gabriela Mistral
-- de Gabriela Mistral --
Él pasó con otra;
yo le vi pasar.
Siempre dulce el viento
y el camino en paz.
¡Y estos ojos míseros
le vieron pasar!
él va amando a otra
por la tierra en flor.
Ha abierto el espino;
pasa una canción.
¡Y él va amando a otra
por la tierra en flor!
el besó a la otra
a orillas del mar;
resbaló en las olas
la luna de azahar.
¡Y no untó mi sangre
la extensión del mar!
el irá con otra
por la eternidad.
Habrá cielos dulces.
(Dios quiera callar.)
¡Y él irá con otra
por la eternidad!
Poema "balada" de Gabriela Mistral
-- de Gutierre de Cetina --
Ni por tranquilo mar navíos cargados,
ni en plaza tornear hombres armados,
ni a caza en bosque ver ninfas muy bellas;
ni en gran obscuridad volar estrellas,
ni llenos por abril de flor los prados,
ni galanes en sala aderezados,
ni en cabello bailar tiernas doncellas;
no el sol en el nacer de un claro día,
ni árboles de flor y fruta llenos,
ni fuego sobre nieve helada y fría;
ni todo cuanto hay más ni cuanto hay menos
de hermoso en el mundo, igualaría
vuestro dulce mirar, ojos serenos.
Poema "no por el cielo ver correr estrellas" de Gutierre de Cetina
-- de Idea Vilariño --
Ya en desnudez total
extraña ausencia
de procesos y fórmulas y métodos
flor a flor,
ser a ser,
aún con ciencia
y un caer en silencio y sin objeto.
La angustia ha devenido
apenas un sabor,
el dolor ya no cabe,
la tristeza no alcanza.
Una forma durando sin sentido,
un color,
un estar por estar
y una espera insensata.
Ya en desnudez total
sabiduría
definitiva, única y helada.
Luz a luz
ser a ser,
casi en amiba,
forma, sed, duración,
luz rechazada.
Poema "ya en la desnudez total" de Idea Vilariño
-- de Salvador Díaz Mirón --
Bailas por antojo que al mancebo engríe;
y "escotada" luces dos hechizos fuera,
y en el rubio monte de tu cabellera
una flor de grana bruscamente ríe.
¡Pasas, huyes, tornas y el placer deslíe
fósforo combusto que te pinta ojera,
y tu maridazo mira errar la hoguera
y nada barrunta que le contraríe!
¡Y en el rubio monte de tu cabellera
una flor de grana bruscamente ríe!
Poema "A una dama (Salvador Díaz Mirón)" de Salvador Díaz Mirón
-- de Salvador Díaz Mirón --
Una flor por el suelo,
un cielo de hojas empapado en lloro
y encima de ese cielo, el otro cielo
lleno de luna y de brillantes y oro...
Un arroyo que el aura acariciaba;
un banco... Sobre el banco
así, como quien flota, se sentaba;
y vestida de blanco,
bella como un arcángel, me esperaba.
Aún flotan en mis noches de desvelo
con la luz de una luna como aquélla,
el verde y el azul de cielo y cielo,
y aura y arroyo y flor y banco y ella.
¿No te acuerdas, mujer, cuántos delirios
yo me forjaba, junto a ti de hinojos,
al resplandor de los celestes cirios,
al resplandor de tus celestes ojos?
¿Te acuerdas, alma mía?
¡Entonces inocente
me jurabas amor y yo podía
besar tu corazón sobre tu frente!
¡Ayer, unos tras otros,
mil delirios así pude fingirme;
hoy no puede haber nada entre nosotros,
hoy tú vas a casarte... Y yo a morirme!
¡Y tanto sol y porvenir dorado,
tanto cielo soñado,
en una inmensa noche se derrumba!
¡Hoy me dijiste tú: no hay esperanza;
hoy te digo: en paz goza; y, en mi tumba,
mañana me dirás: en paz descansa!
Poema "Confidencias" de Salvador Díaz Mirón
-- de Salvador Díaz Mirón --
Infeliz el cónyuge, ¡ay del que se fíe
de joven hermosa, dulce y hechicera
en brazos de un mozo que apriete y porfíe!
Ella dulcemente mueve la cadera,
y él no mira cosa que la contraríe,
y en los pardos bucles de la cabellera
una flor de fuego bruscamente ríe.
Y la esposa baila con los senos fuera
y él no mira cosa que la contraríe,
y en los pardos bucles de la cabellera
una flor de fuego bruscamente ríe.
Poema "Infeliz el cónyuge, ¡Ay del que se fíe!" de Salvador Díaz Mirón
-- de Vicenta Castro Cambón --
PARA quién mis versos
son queréis saber?...
¿Para quién fabrica
la abeja su miel?...
¿Para quién el astro
derrama su luz?...
¿Para quién da aroma
la violeta azul?...
La abeja fabrica
su dulce panal
para el hombre; a veces
al bruto lo da.
Para los no ciegos
la luz del sol es;
la luz se da a veces
a los que no ven.
Para el que amar sabe
lo bello, es la flor;
la flor se da a veces
al sin corazón.
¿Para quién mis versos
son queréis saber?...
Para los que un alma
sensible tenéis.
Mas... ¿A quién con versos
mi alma a veces doy?
A veces... A veces...
Calla, corazón!
Poema "¿Para quién son mis versos?" de Vicenta Castro Cambón
-- de Vicente Gallego --
A carlos aleixandre
alguien trajo una rosa
hace ya algunos días, y con ella
trajo también algo de luz;
yo la puse en un vaso y poco a poco
se ha apagado la luz y se apagó la rosa.
Y ahora miro esa flor
igual que la miraron los poetas barrocos,
cifrando una metáfora en su destino breve:
tomé la vida por un vaso
que había que beber
y había que llenar al mismo tiempo,
guardando provisión para días oscuros;
y si ese vaso fue la vida,
fue la rosa mi empeño para el vaso.
Y he buscado en la sombra de esta tarde
esa luz de aquel día, y en el polvo
que es ahora la flor, su antiguo aroma,
y en la sombra y el polvo ya no estaba
la sombra de la mano que la trajo.
Y hoy veo que la dicha, y que la luz,
y todas esas cosas que quisiéramos
conservar en el vaso,
son igual que las rosas: han sabido los días
traerme algunas, pero
¿qué quedó de esas rosas en mi vida
o en el fondo del vaso?
Poema "alguien trajo una rosa" de Vicente Gallego
-- de Angel María Dacarrete --
Adorno de la túnica del prado
Fueron ayer tus azuladas hojas,
Te mecieron los besos de las auras,
Lloró en tu cáliz de placer la aurora!
Rayo fecundo de la luz del cielo
Acarició tu púdica corola
Y, al süave calor extremecida,
Bañó tu seno generoso aroma.
¡Hoy en lijera tumba sepultadas
Yacen secas y pálidas tus hojas!
¿Por qué del tallo te arrancó una mano
Cruel contigo, para mí piadosa?
¡Cruel! ¡Ah, no! Si me guardó en su seno,
Si mi olor aspiró su dulce boca,
Si ella misma formó mi sepultura,
¿Qué flor ha sido como yo dichosa?
Poema "La flor seca" de Angel María Dacarrete
-- de José Alcalá Galiano --
En el salón dorado resplandece
en tiesto lindo de soberbia china,
rica en gala y olor, flor peregrina
que al pasmo universal su dueño ofrece.
Y allá distante pobrecilla crece
en el prado que el sol claro ilumina
entre la hierba inculta y tosca espina,
bella aunque humilde flor que el aire mece.
Laura, del salón regio que admiramos
en hora buena gocen los primores,
pues suyos son sus opulentos amos.
Pero amemos al prado con sus flores
si nuestro fue y entre ellos nos criamos
gozando sus perfumes y colores.
Poema "En el álbum de la señorita de Gaviria" de José Alcalá Galiano
-- de Antonio Machado --
Me dijo una tarde
de la primavera:
Si buscas caminos
en flor en la tierra,
mata tus palabras
y oye tu alma vieja.
Que el mismo albo lino
que te vista sea
tu traje de duelo,
tu traje de fiesta.
Ama tu alegría
y ama tu tristeza,
si buscas caminos
en flor en la tierra.
Respondí a la tarde
de la primavera:
Tú has dicho el secreto
que en mi alma reza:
yo odio la alegría
por odio a la pena.
Mas antes que pise
tu florida senda,
quisiera traerte
muerta mi alma vieja.
Poema "Me dijo un tarde" de Antonio Machado
-- de Anónimo --
¿Dónde vas, Alfonso XII,
dónde vas triste de tí?
Voy en busca de Mercedes
que hace tiempo no la ví.
Ya Mercedes está muerta,
muerta está, que yo la ví,
cuatro duques la llevaban
por las calles de Madrid.
Su carita era de cera
y sus manos, de marfil,
y el velo que la cubría,
de color carmesí.
Sandalias bordadas de oro
llevaba en sus lindos pies,
que se las bordó la infanta,
la infanta doña Isabel.
El manto que la envolvía
era rico terciopelo
y en letras de oro decía:
«Ha muerto cara de cielo».
Los caballos de Palacio
ya no quieren pasear,
porque se ha muerto Mercedes
y luto quieren llevar.
Los faroles de las calles
con gasas negras están,
porque se ha muerto Mercedes
y luto quieren llevar.
Ya murió la flor de Mayo,
ya murió la flor de Abril,
ya murió la blanca rosa,
rosa de todo Madrid.
Poema "¿Dónde vas Alfonso XII?" de Anónimo
-- de Manuel Reina --
Al lado de la fosa
de la preciosa joven ha brotado
una encendida rosa;
y junto a la hermosura está enterrado
su amante enamorado.
Sobre esta tumba un sauce corpulento
su triste frente inclina,
y a veces, agitado por el viento,
besa la flor divina.
Poema "El sauce y la flor" de Manuel Reina
-- de Medardo Ángel Silva --
Las hadas que tejían mis ensueños,
en la dulzura de mi abril en flor,
las hadas que tejían mis ensueños
dulces, abandonaron su labor...
En cortas primaveras y risueños
días celestes de mi abril en flor,
fui pródigo del oro de mis sueños
con generoso gesto sembrador...
Mujer, rosas canción, sonrisa franca,
todo se fue con la mañana blanca...
El Odio abrió la herida carmesí...
¡Canción mujer, sonrisa blanca, rosas,
cifré mi vida en tan livianas cosas
que, por mi futileza, la perdí!
Poema "Las hadas (Silva)" de Medardo Ángel Silva
-- de Miguel Hernández --
11
te me mueres de casta y de sencilla:
estoy convicto, amor, estoy confeso
de que, raptor intrépido de un beso,
yo te libé la flor de la mejilla.
Yo te libé la flor de la mejilla,
y desde aquella gloria, aquel suceso,
tu mejilla, de escrúpulo y de peso,
se te cae deshojada y amarilla.
El fantasma del beso delincuente
el pómulo te tiene perseguido,
cada vez más patente, negro y grande.
Y sin dormir estás, celosamente,
vigilando mi boca ¡con qué cuido!
para que no se vicie y se desmande.
Poema "11" de Miguel Hernández
-- de Miguel Unamuno --
Fué flor que al árbol arrancó el granizo
y luego en tierra el sol la vió, despojo,
entre el polvo rodar por el rastrojo
del viento al albedrío tornadizo.
Mantillo al fin la oscura flor se hizo
al pié escondido de espinoso tojo
y en el trascurso de un ocaso rojo
la enterró vil gusano. De su hechizo
Poema "El fin de la vida" de Miguel Unamuno
-- de Juan Gelman --
Un pájaro vivía en mí.
Una flor viajaba en mi sangre.
Mi corazón era un violín.
Quise o no quise. Pero a veces
me quisieron. También a mí
me alegraban: la primavera,
las manos juntas, lo feliz.
¡Digo que el hombre debe serlo!
(aquí yace un pájaro.
Una flor.
Un violín).
Poema "epitafio" de Juan Gelman
-- de Federico García Lorca --
En la luna negra
de los bandoleros,
cantan las espuelas.
Caballito negro.
¿Dónde llevas tu jinete muerto?
...Las duras espuelas
del bandido inmóvil
que perdió las riendas.
Caballito frío.
¡Qué perfume de flor de cuchillo!
En la luna negra,
sangraba el costado
de Sierra Morena.
Caballito negro.
¿Dónde llevas tu jinete muerto?
La noche espolea
sus negros ijares
clavándose estrellas.
Caballito frío.
¡Qué perfume de flor de cuchillo!
En la luna negra,
¡un grito! y el cuerno
largo de la hoguera.
Caballito negro.
¿Dónde llevas tu jinete muerto?
Poema "Canción de jinete" de Federico García Lorca
-- de Fernando de Herrera --
Pues la flor do crecía mi esperanza
quemó duro rigor de ingrato hielo,
y a mi ardiente deseo negó el cielo
de fortuna mejor más confianza,
do el sol con tibio rayo tarde alcanza,
y luenga sombra ofende el mustio suelo,
daré ausente, olvidado, sin consuelo,
a mi injusta osadía igual venganza.
Mas no sufre la fuerza que padezco
tan corta paga en tanto atrevimiento;
que en la ausencia el dolor es menos fiero.
Llega ya a estrecho tal, que no merezco
alabanza ni culpa en mi tormento;
tanto es grande mi mal, que desespero.
Poema "Pues la flor do crecía mi esperanza" de Fernando de Herrera
-- de Francisco de Quevedo --
¿ves gemir tus afrentas al vencido
toro, y que tiene, ausente y afrentado,
menos pacido el soto que escarbado,
y de sus celos todo el mundo herido?
¿vesle ensayar venganzas con bramido,
y en el viento gastar ímpetu armado?
¿ves que sabe sentir ser desdeñado,
y que su vaca tenga otro marido?
pues considera, flor, la pena mía,
cuando por coridón, pastor ausente,
desprecias en mi amor mi compañía.
Ofreciose la vaca al más valiente,
y con razón premió la valentía:
tú me desprecias, flor, injustamente.
Poema "las tres musas últimas castellanas 11" de Francisco de Quevedo
-- de Francisco Sosa Escalante --
Ayer al borde del sepulcro frío
Te detuvo mi mano cariñosa,
Y allí, junto á tu lecho, pesarosa
Miraba mi alma tu dolor impío.
Hoy tornas á vivir, y el pecho mío
Palpita al verte tan feliz y hermosa
Como se yergue la pintada rosa
Después que pasa el huracán bravío.
Mañana, dichas y placer y gloria
Encontrarás, radiante de alegría,
Y al olvidarte de tan triste historia
Te olvidarás de la memoria mía,
Porque del mundo vil entre la escoria
Es la flor del recuerdo, flor de un día.
Poema "A ...." de Francisco Sosa Escalante
-- de Francisco Sosa Escalante --
Mezcla indefinible de tristeza
Y de íntimo placer, al verte, siento
Cuando sigues feliz el movimiento
De ave pintada que á volar empieza.
Si de la flor en la gentil belleza,
¡0h niño! encuentras plácido contento,
Henchido de temor mi pensamiento
Al porvenir oscuro se endereza
En el ave y la flor encantadora
La fiel imagen de tu vida miro
Hoy que disfrutas de la edad temprana:
Artero cazador, mano traidora
La muerte les dará; y á ti en su giro
Las tristes penas de la vida humana.
Poema "A un niño (Sosa Escalante)" de Francisco Sosa Escalante
-- de Francisco Sosa Escalante --
Deja que imprima de ternura lleno,
Mis labios en tus pétalos de grana,
Ya que luciste tu esplendor, galana
Sobre la nieve de su blanco seno.
Deja que al llanto y al dolor ajeno
Celebre tu ventura soberana,
Encantadora flor que en la mañana
Gentil brillaras en el prado ameno.
¡Ay! ya marchita al trascurrir las horas
He de venir á hallarte al nuevo día,
Sin las tintas brillantes que atesoras!
Y así te guardaré! que el alma mía
Por tí ha de recordar las seductoras
Frases del ángel que hasta mí te envía.
Poema "A una flor (Sosa Escalante)" de Francisco Sosa Escalante
-- de Francisco Sosa Escalante --
No importa que con vívidos colores
La vista halague primorosa y bella
La camelia gentil, si no hay en ella
Un cáliz lleno siu cesar de olores.
No importan los plumajes seductores
En cuyos íris su fulgor destella
La luz del astro rey, preciada aquella
Ave que entona querellar de amores.
Las ricas galas, la belleza suma
En la mujer así que nos cautiva,
Son colores de flor, del ave pluma.
Si quieres, Laura, que tu encanto viva,
Ave canora sé, flor que perfuma,
Modesta cual humilde sensitiva.
Poema "En un álbum (Sosa Escalante IV)" de Francisco Sosa Escalante
-- de José Lezama Lima --
Rueda el cielo -que no concuerde
su intento y el grácil tiempo-
a recorrer la posesión del clavel
sobre la nuca más fría
de ese alto imperio de siglos.
Rueda el cielo -el aliento le corona
de agua mansa en palacios
silenciosos sobre el río
a decir su imagen clara.
Su imagen clara.
Va el cielo a presumir
-los mastines desvelados contra el viento-
de un aroma aconsejado.
Rueda el cielo
sobre ese aroma agolpado
en las ventanas,
como una oscura potencia
desviada a nuevas tierras.
Rueda el cielo
sobre la extraña flor de este cielo,
de esta flor,
única cárcel:
corona sin ruido.
Poema "rueda el cielo" de José Lezama Lima
-- de José Martí --
¡no, música tenaz, me hables del cielo!
es morir, es temblar, es desgarrarme
sin compasión el pecho! si no vivo
donde como una flor al aire puro
abre su cáliz verde la palmera,
si del día penoso a casa vuelvo...
¿Casa dije? ¡no hay casa en tierra ajena!...
Roto vuelvo en pedazos encendidos!
me recojo del suelo: alzo y amaso
los restos de mí mismo; ávido y triste
como un estatuador un cristo roto:
trabajo, siempre en pie, por fuera un hombre
¡venid a ver, venid a ver por dentro!
pero tomad a que virgilio os guíe...
Si no, estáos afuera: el fuego rueda
por la cueva humeante: como flores
de un jardín infernal se abren las llagas:
y boqueantes por la tierra seca
queman los pies los escaldados leños!
¡toda fue flor la aterradora tumba!
no, música tenaz, me hables del cielo!
Poema "¡no, música tenaz...!" de José Martí
-- de José Martí --
Noche de mayo 1
con un astro la tierra se ilumina;
con el perfume de una flor se llenan
las ámbitos inmensos. Como vaga,
misteriosa envoltura, una luz tenue
naturaleza encubre,y una imagen
misma del linde en que se acaba brota
entre el humano batallar. ¡Silencio!
en el color, oscuridad! ¡enciende
el sol al pueblo bullicioso y brilla
la blanca luz de luna!en los ojos
la imagen va,porque si fuera buscan
del vaso herido la admirable esencia,
en haz de aromas a los ojos surge:
y si al peso del párpado obedecen,
¡como flor que al plegar las alas pliega
consigo su perfume, en el solemne
templo interior como lamento triste
la pálida figura se levanta!
divino oficio! el universo entero,
su forma sin perder, cobra la forma
de la mujer amada, y el esposo
ausente, el cielo póstumo adivina
por el casto dolor purificado.
José martí
Poema "noche de mayo" de José Martí