Buscar Poemas con Flojos


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Se han encontrado 7 poemas con la palabra flojos

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Góngora

A Francisco de Quevedo

-- de Góngora --

Anacreonte español, no hay quien os tope,
que no diga con mucha cortesía,
que ya que vuestros pies son de elegía,
que vuestras suavidades son de arrope.

¿No imitaréis al terenciano Lope,
que al de Belerofonte cada día
sobre zuecos de cómica poesía
se calza espuelas, y le da un galope?

Con cuidado especial vuestros antojos
dicen que quieren traducir al griego,
no habiéndolo mirado vuestros ojos.

Prestádselos un rato a mi ojo ciego,
porque a luz saque ciertos versos flojos,
y entenderéis cualquier gregüesco luego.

Poema A Francisco de Quevedo de Góngora con fondo de libro

Manuel Gutiérrez Nájera

ultima necat

-- de Manuel Gutiérrez Nájera --

¡huyen los años como raudas naves!
¡rápidos huyen! infecunda parca
pálida espera. La salobre estigia
calla dormida.
¡Voladores años!
¡dado me fuera detener convulso,
horas fugaces, vuestra blanca veste!
pasan las dichas y temblando llegan
mudos inviernos...
Las fragantes rosas
mustias se vuelven, y el enhiesto cáliz
cae de la mano. Pensativa el alba
baja del monte. Los placeres todos
duermen rendidos...
En mis brazos flojos
cintia descansa.
Manuel gutiérrez nájera

Poema ultima necat de Manuel Gutiérrez Nájera con fondo de libro

Manuel Gutiérrez Nájera

Última Necat

-- de Manuel Gutiérrez Nájera --

¡Huyen los años como raudas naves!
¡Rápidos huyen! Infecunda Parca
pálida espera. La salobre Estygia
calla dormida.

¡Voladores años!

¡Dado me fuera detener convulso,
horas fugaces, vuestra blanca veste!
Pasan las dichas y temblando llegan
mudos inviernos...

Las fragantes rosas
mustias se vuelven, y el enhiesto cáliz
cae de la mano. Pensativa el alba
baja del monte. Los placeres todos
duermen rendidos...

En mis brazos flojos
Cintia descansa.

Poema Última Necat de Manuel Gutiérrez Nájera con fondo de libro

Tomás de Iriarte

A los ojos de Laura

-- de Tomás de Iriarte --

¿Un soneto a tus ojos, Laura mía?
¿No hay más que hacer sonetos, y a tus ojos?
-Serán los versos duros, serán flojos;
pero a Laura mi afecto los envía.

¿Con que ha de ser soneto? ¡Hay tal porfía!
-¡Ta!, que por estos súbitos arrojos
se ven tantos poetas en sonrojos,
que lo quiero dejar para otro día.

-Respondes, Laura, que no importa un pito
que no sea el soneto muy discreto,
como hable de tus ojos infinito.

-¿Sí?- Pues luego escribirle te prometo.
Allá voy... ¿Para qué, si ya está escrito,
Laura mía, a tus ojos el soneto?



José Alonso y Trelles

Volver p'atras

-- de José Alonso y Trelles --

¿Que no mire p'atrás? ¿Que el tiempo juido
Nunca más ha e volver?
¿Que es mejor en la zanja del olvido
Sepultar el ayer?

Bien se ve que ricién abrís los ojos
A la vida, gurí;
Cuando sintás los caracuces flojos
No has de pensar asnsí.

¿Pa qué al flete e soñar vi a darle apronte
Si está maceta ya,
Si por juirle al camino vive a monte
Como el guasuvirá?

Cuando a juerza e penar yegués a viejo
Como yo, ya verás
Por qué quisiera ser como el cangrejo
Que anda siempre p'atrás.

¿Que vivir otra vez lo ya vivido,
Si jué amargo el vivir,
Es sufrir otra vez lo ya sufrido,
Que es más pior que morir?

Pero tamién v'haciéndose de a poco
Callo en el corazón...
¡Bien amarga es la yerba y yo soy loco
Po'el mate cimarrón!

Por eso al ver tranquiar hoscos y lerdos
Mis días sin amor,
Ato a soga el ternero e los recuerdos
P'apoyar la lechera del dolor...

Octubre de 1919.



Bartolomé de Argensola

Aunque Ovidio te dé más documentos

-- de Bartolomé de Argensola --

Aunque Ovidio te dé más documentos
para reírte, Cloe, no te rías,
que de pez y de boj en tus encías
tiemblan tus huesos flojos y sangrientos;

y a pocos de esos soplos tan violentos,
que con la demasiada risa envías,
las dejarás desiertas y vacías,
escupiendo sus últimos fragmentos.

Huye, pues, de teatros, y a congojas
de los lamentos trágicos te inclina,
entre huérfanas madres lastimadas.

Mas paréceme, Cloe, que te enojas;
mi celo es pío; si esto te amohína,
ríete hasta que escupas las quijadas.



Ramón López Velarde

cuando contigo estoy, dueña del alma

-- de Ramón López Velarde --

Cuando contemplo a veces
que plegando los labios enmudeces,
mi adoración pretende en su locura
bajar hasta tu alma a paso lento
y sorprender, en su mansión oscura,
como nota de luz tu pensamiento.
Cuando me miran, oh mujer, tus ojos
luminosos cual sol de primavera,
por oír anhelante
las pulsaciones de tus nervios flojos
y el rumor de tu pecho palpitante,
en mi pasión quisiera
el misterioso oído de los magos
que en las nocturnas sombras escondidos
escuchan, a la orilla de los lagos,
hasta sus más recónditos murmullos,
de las ramas los débiles crujidos
y la reventazón de los capullos.
Y al sospechar que los recuerdos llenas
de otro amor ya pasado con la historia,
me muerden el espíritu los celos
y quieren mis anhelos
extender con la sombra de mis penas
la noche del olvido en tu memoria.



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