Buscar Poemas con Fenecer


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Se han encontrado 4 poemas con la palabra fenecer

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César Vallejo

transido, salomónico, decente

-- de César Vallejo --

Transido, salomónico, decente,
ululaba; compuesto, caviloso, cadavérico, perjuro,
iba, tornaba, respondía; osaba,
fatídico, escarlata, irresistible.
En sociedad, en vidrio, en polvo, en hulla,
marchase; vaciló, en hablando en oro; fulguró,
volteó, en acatamiento;
en terciopelo, en llanto, replegóse.
¿Recordar? ¿insistir? ¿ir? ¿perdonar?
ceñudo, acabaría
recostado, áspero, atónito, mural;
meditaba estamparse, confundirse, fenecer.
Inatacablemente, impunemente,
negramente, husmeará, comprenderá;
vestiráse oralmente;
inciertamente irá, acobardaráse, olvidará.

Poema transido, salomónico, decente de César Vallejo con fondo de libro

Enrique González Martínez

¿te acueras de la tarde...

-- de Enrique González Martínez --

¿te acuerdas de la tarde en que vieron mis ojos
de la vida profunda el alma de cristal? . . .
Yo amaba solamente los crepúsculos rojos,
las nubes y los campos, la ribera y el mar. . .

Mis ojos eran hechos para formas sensibles;
me embriagaba la línea, adoraba el color;
apartaba mi espíritu de sueños imposibles,
desdeñaba las sombras enemigas del sol.

Del jardín me atraían el jazmín y la rosa
(la sangre de la rosa, la nieve del jazmín)
sin saber que a mi lado pasaba temblorosa,
hablándome en secreto, el alma del jardín.

Halagaban mi oído las voces de las aves,
la balada del viento, el canto del pastor,
y yo formaba coro con las notas suaves,
y enmudecían ellas y enmudecía yo. . .

Jamás seguir lograba el fugitivo rastro
de lo que ya no existe, de lo que ya se fue. . .
Al fenecer la nota, al apagarse el astro,
¡oh sombras, oh silencio, dormitabais también!

¿te acuerdas de la tarde en que vieron mis ojos
de la vida profunda el alma de cristal?
yo amaba solamente los crepúsculos rojos,
las nubes y los campos, la ribera y el mar. . .

Poema ¿te acueras de la tarde... de Enrique González Martínez con fondo de libro

Juan Meléndez Valdés

La humilde reconvención

-- de Juan Meléndez Valdés --

Dame, traidor Aminta, y jamás sea
tu cándida Amarili desdeñosa,
la guirnalda de flores olorosa
que a mis sienes ciñó la tierra Alcea.

¡Ay!, dámela, cruel; y si aún desea
tomar venganza tu pasión celosa,
he aquí de mi manada una amorosa
cordera; en torno fenecer la vea.

¡Ay!, dámela, no tardes, que el precioso
cabello ornó de la pastora mía,
muy más que el oro del Ofir luciente,

cuando cantando en ademán gracioso
y halagüeño mirar, merecí un día
ceñir con ella su serena frente.

Poema La humilde reconvención de Juan Meléndez Valdés con fondo de libro

Juan Meléndez Valdés

Los tristes recuerdos

-- de Juan Meléndez Valdés --

En este valle, do sin seso ahora
en muda soledad tu malhadado
nombre, ¡ay Fili!, repito, afortunado
decirte osé: «Mi corazón te adora».

Junto a este arroyo, que tu muerte llora,
te hallé cogiendo flores; y turbado
la guirnalda nupcial en tu dorado
cabello puse, y te juré señora.

Allí nos reveló sus deliciosos
misterios la alma Venus, la sagrada
tea encendiendo plácido Himeneo.

¡Ay, dejadme recuerdos dolorosos!
Mi Fili al claro Olimpo fue robada,
y yo en mil ansias fenecer me veo.



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