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Se han encontrado 14 poemas con la palabra extranjero

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José Ángel Buesa

el extranjero

-- de José Ángel Buesa --

«mirad: un extranjero...» Yo los reconocía,
siendo niño, en las calles por su no sé que ausente.
Y era una extraña mezcla de susto y de alegría
pensar que eran distintos al resto de la gente.
Después crecí, soñando, sobre los libros viejos;
corrí, de mapa en mapa, frenéticos azares,
y al despertar, a veces, para viajar más lejos,
inventaba a mi antojo más tierras y más mares.
Entonces yo envidiaba, melancólicamente,
a aquellos que se iban de verdad, en navíos
de gordas chimeneas y casco reluciente,
no en viajes ilusorios como los viajes míos.
Y hoy, que quizás es tarde, con los cabellos grises,
emprendo, como tantos, el viaje verdadero;
y escucho que los niños de remotos países
murmuran al mirarme: «mirad: un extranjero...»

Poema el extranjero de José Ángel Buesa con fondo de libro

José Martí

al extranjero

-- de José Martí --

i
hoja tras hoja de papel consumo:
rasgos, consejos, iras, letras fieras
que parecen espadas: lo que escribo,
por compasión lo borro, porque el crimen,
el crimen es al fin de mis hermanos.
Huyo de mí, tiemblo del sol; quisiera
saber dónde hace el topo su guarida,
dónde oculta su escama la serpiente,
dónde sueltan la carga los traidores,
y dónde no hay honor, sino ceniza:
¡allí, mas sólo allí, decir pudiera
lo que dicen y viven!, ¡que mi patria
piensa en unirse al bárbaro extranjero!
ii
yo callaré, yo callaré: que nadie
sepa que vivo: que mi patria nunca
sepa que en soledad muero por ella:
si me llaman, iré: yo sólo vivo
porque espero a servirla: así, muriendo,
la sirvo yo mejor que husmeando el modo
de ponerla a los pies del extranjero.

Poema al extranjero de José Martí con fondo de libro

Roque Dalton García

yo estudiaba en el extranjero en el 1953

-- de Roque Dalton García --

Era la época en que yo juraba
que la coca cola uruguaya era mejor que la coca cola chilena
y que la nacionalidad era una cólera llameante
como cuando una tipa de la calle bandera
no me quiso vender otra cerveza
porque dijo que estaba demasiado borracho
y que la prueba era que yo hablaba harto raro
haciéndome el extranjero
cuando evidentemente era más chileno que los porotos.

Poema yo estudiaba en el extranjero en el 1953 de Roque Dalton García con fondo de libro

Lope de Vega

Celoso Apolo, en vuestra sacra frente

-- de Lope de Vega --

Celoso Apolo en vuestra sacra frente,
más bello que en su curso, el laurel mira,
culto escritor, cuya divina lira
merece ser estrella eternamente.

El Caistro jamás por su corriente
tan dulce ha visto cisne, cuando espira;
Dauro ensancha su margen y se admira
que su oro puro vuestro canto aumente.

Miran por quién sus náyades y drías,
y, viendo que es un extranjero, mueven
risa en las hojas y en las fuentes frías.

Yo viendo cuánto las del Tajo os deben,
digo que allá lo pagarán las mías
cuando en sus aguas vuestro nombre lleven.



Luis Muñoz Rivera

himno

-- de Luis Muñoz Rivera --

Aceptareis, patriotas, inerte vuestra mano
la esclavitud abyecta, la servidumbre vil?
¿no veis cómo el tirano
azota a nuestro pueblo juzgándole servil?

la patria estaba muda; la patria estaba muerta;
el déspota la hería con bárbara crueldad:
la patria se despierta
y a nuestros brazos fía su sacra dignidad.

¿Vivir bajo la punta del látigo extranjero?
¿llorar en el oprobio y en la abyección gemir?
no, no: vibre el acero;
volemos, ciudadanos, volemos a morir.

¡Al arma, hijos del plata! cabezas de verdugos
exige nuestra tierra: herid sin compasión.
Así se rompen yugos
y donde fue la tribu se forja la nación.



Manuel del Palacio

La bandera española

-- de Manuel del Palacio --

De rojo y amarillo está partida;
Dice el rojo del pueblo la fiereza;
El amarillo copia la riqueza
Con que su fértil suelo nos convida.

Plegada alguna vez, jamás rendida,
Ningún borrón consiente su pureza:
Y aun al mirarla doblan la cabeza
Los que á su sombra fiel hallan cabida.

Si hoy, como en otra edad, al mundo entero
Leyes no dicta desde polo á polo,
Ni el sol la manda su fulgor primero,

Cuando con vil traición ó torpe dolo
Pisarla intente audaz el extranjero,
¡Teñida la vereis de un color solo!



Diego Hurtado de Mendoza

Tráeme amor de pensamiento vano

-- de Diego Hurtado de Mendoza --

Tráeme amor de pensamiento vano
A ciudado y enojo verdadero,
Y muéstrame el comienzo hacedero
Y todo inconveniente muy liviano.

Y si con él me veo mano á mano,
Hállole ser de mí tan extranjero,
Que él, que parecía mas ligero,
Me parece pesado y inhumano.

Yo me ví tan metido en la celada,
Que deseé pagarlo con la vida;
Mas el alma, que fuera de sí estaba,

Como para la muerte no hay salida,
Volviese á comenzar otra jornada;
Mas esta para mí se acaba.



Emilio Bobadilla

Bélgica

-- de Emilio Bobadilla --

¿Qué pueblo no lucha por sus libertades,
por su independencia contra el extranjero?
¿Qué pueblo no tiene sus heroicidades
y cuál no presume de indómito y fiero?

¿Quién de ser amado o de amar se jacta?
¿No es rutina orgánica la función de amores?
¡La luz en el lago viva se refracta
y no hay primavera sin aves ni flores!

Del valor ¿qué pueblo tiene el privilegio?
¡Y entre las naciones de valor hay pujas
—cosas de chiquillos, cosas de colegio!—

¡Te admiro en aquello que a otros sobrepujas:
en tu dulce Menling, en tu Rubens regio,
en tus carillones, en tu triste Brujas!



Emilio Bobadilla

Inglaterra (Bobadilla)

-- de Emilio Bobadilla --

Cuando el hado te era adverso, soberbiosa resistías
—pueblo noble, pueblo grande, pueblo enérgico y valiente—
y jamás, ni aun en tus horas aflictivas y sombrías,
inclinaste bajo el peso del temor, la altiva frente.

Con tenaz perseverancia, dueña estoica de ti misma,
de industrial y navegante, belicosa te volviste
y no oyendo de Germania la amenaza ni el sofisma
a la postre, a sangre y fuego, frente a frente la venciste.

Voluntad de hierro y piedra, en tu orgullo silencioso,
no dejaste que insolente te vejara el extranjero,
y rompiste en mil pedazos la codicia del coloso.

Inglaterra, tierra libre —libertad que es todo fibra—,
¿quién que rinda a lo sublime culto rígido y sincero,
de emoción, por tus hazañas casi míticas no vibra?



Ernesto Cardenal

epigrama XXXIV

-- de Ernesto Cardenal --

Tal vez nos casemos
este año
amor mío, y
tengamos una
casita
y tal vez
se publique mi libro,
o nos vayamos los dos
al extranjero
tal vez caiga somoza
amor mío



Juan Pablo Forner

Definición de una niña de moda

-- de Juan Pablo Forner --

Yo soy de poca edad, rica y bonita;
tengo lo que suelen llamar salero,
y toco, y canto, y bailo hasta el bolero,
y ando que vuelo con la ropa altita;

si entro en ella, revuelvo una visita,
y más si hay militar o hay extranjero;
voy a tertulia, y hallo peladero;
a paseo, y me llevo la palmita;

soy marcial: hablo y trato con despejo;
a los lindos los traigo en ejercicio,
y dejo y tomo a mi placer cortejo;

visto y peino con gracia y artificio...
Pues ¿qué me falta?... Oyola un tío viejo,
y le dijo gruñendo: «Loca, el juicio.»



José Martí

cuba nos une...

-- de José Martí --

Cuba nos une en extranjero suelo,
auras de cuba nuestro amor desea:
cuba es tu corazón, cuba es mi cielo,
cuba en tu libro mi palabra sea.



Carolina Coronado

para el álbum poético. a la memoria del sr. d. nicolás de azara

-- de Carolina Coronado --

Corona ciñe el triunfador guerrero
¡ay! ¡más corona a las naciones cara
es ésa que la gloria le prepara
con la punta sangrienta de su acero!
tú, modelo del noble caballero,
orgullo y honra de tu estirpe clara,
tú has hecho que tu nombre, ilustre azara,
venere el español y el extranjero.
Pero no porque el grito de la guerra
hiciste resonar con loca sana,
difundiendo el espanto en nuestra tierra,
sino por dar a la infeliz españa,
genio de diplomático eminente,
paz al furor de su irritada gente.



Clemente Althaus

A un cóndor enjaulado

-- de Clemente Althaus --

Un tiempo, allá en el suelo americano,
rey te aclamó la voladora plebe,
y de los Andes la más alta nieve
atrás dejabas en tu vuelo ufano:

el espacio sin fin del aire vano
era tu imperio; mas en cárcel breve
hoy en vano tus alas alza y mueve
tu no perdido instinto soberano.

¡Cuánto, al mirarte, oh cóndor, me apïadas
preso, y en suelo, como yo, extranjero!
Mas yo pronto a las playas adoradas

de mi dulce Perú tornar espero,
y tú, blanco curioso a las miradas,
ausente morirás y prisionero.



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