Buscar Poemas con Exceso


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Se han encontrado 25 poemas con la palabra exceso

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Pedro Salinas

versos 702 a 739

-- de Pedro Salinas --

Versos 702 a 739
¡sí, todo con exceso:
la luz, la vida, el mar!
plural todo, plural,
luces, vidas y mares.
A subir, a ascender
de docenas a cientos,
de cientos a millar,
en una jubilosa
repetición sin fin,
de tu amor, unidad.
Tablas, plumas y máquinas,
todo a multiplicar,
caricia por caricia,
abrazo por volcán.
Hay que cansar los números.
Que cuenten sin parar,
que se embriaguen contando,
y que no sepan ya
cuál de ellos será el último:
¡qué vivir sin final!
que un gran tropel de ceros
asalte nuestras dichas
esbeltas, al pasar,
y las lleve a su cima.
Que se rompan las cifras,
sin poder calcular
ni el tiempo ni los besos.
Y al otro lado ya
de cómputos, de sinos,
entregamos a ciegas
¡exceso, qué penúltimo!
a un gran fondo azaroso
que irresistiblemente
está
cantándonos a gritos
fúlgidos de futuro:
«eso no es nada, aún.
Buscaos bien, hay más.»

Poema versos 702 a 739 de Pedro Salinas con fondo de libro

José Ángel Buesa

arte poética

-- de José Ángel Buesa --

Ama tu verso, y ama sabiamente tu vida,
la estrofa que más vive, siempre es la mas vivida.
Un mal verso supera la más perfecta prosa,
aunque en prosa y en verso digas la misma cosa.
Así como el exceso de virtud hace el vicio,
el exceso de arte llega a ser artificio.
Escribe de tal modo que te entienda la gente,
igual si es ignorante que si es indiferente.
Cumple la ley suprema de desdeñarlas todas,
sobre el cuerpo desnudo no envejecen las modas.
Y sobre todo, en arte y vida, sé diverso,
pues sólo así tu mente revivirá en tu verso.

Poema arte poética de José Ángel Buesa con fondo de libro

Salvador Díaz Mirón

Al separarnos

-- de Salvador Díaz Mirón --

Nuestras dos almas se han confundido
en la existencia de un ser común,
como dos notas en un sonido,
como dos llamas en una luz.

Fueron esencias que alzó un exceso,
que alzó un exceso de juventud,
y se mezclaron, al darse un beso,
en una estrella del cielo azul.

Y hoy que nos hiere la suerte impía,
nos preguntamos con inquietud:
¿cuál es la tuya? ¿cuál es la mía?
Y yo no acierto ni aciertas tú.

Poema Al separarnos de Salvador Díaz Mirón con fondo de libro

Amado Nervo

después - te odio con el odio de la ilusión marchita

-- de Amado Nervo --

Te odio con el odio de la ilusión marchita:
¡retírate! he bebido tu cáliz, y por eso
mis labios ya no saben dónde poner su beso;
mi carne, atormentada de goces, muere ahíta.
Safo, crisis, aspasia, magdalena, afrodita,
cuanto he querido fuiste para mi afán avieso.
¿En dónde hallar espasmos, en dónde hallar exceso
que al punto no me brinde tu perversión maldita?
¡aléjate! me invaden vergüenzas dolorosas,
sonrojos indecibles del mal, rencores francos,
al ver temblar la fiebre sobre tus senos rosas.
No quiero más que vibre la lira de tus flancos:
déjame solo y triste llorar por mis gloriosas
virginidades muertas entre tus muslos blancos.



Lope de Vega

Señora mía, vos habéis querido

-- de Lope de Vega --

Señora mía, vos habéis querido
a cautela de amor entretenerme,
de suerte que ya estoy para perderme
al mayor imposible reducido.

Para el tiempo que cobre mi sentido,
piadosa, prometéis favorecerme;
si fuistes vos quien pudo enloquecerme,
¿dónde hallar lo que he por vos perdido?

Vos sois la culpa, vos la causadora
deste deliquio y amoroso exceso:
tanto vuestra hermosura me enamora.

Pero si está mi seso y mi suceso
en el que me quitáis, dulce señora,
dejad de ser hermosa y tendré seso.



Manuel Acuña

Por eso

-- de Manuel Acuña --

Porque eres buena, inocente
como un sueño de doncella,
porque eres cándida y bella
como un nectario naciente.

Porque en tus ojos asoma
con un dulcísimo encanto,
todo lo hermoso y lo santo
del alma de una paloma.

Porque eres toda una esencia
de castidad y consuelo,
porque tu alma es todo un cielo
de ternura y de inocencia.

Porque al sol de tus virtudes
se mira en ti realizado
el ideal vago y soñado
de todas las juventudes;

por eso, niña hechicera,
te adoro en mi loco exceso;
por eso te amo, y por eso
te he dado mi vida entera.

Por eso a tu luz se inspira
la fe de mi amor sublime;
¡por eso solloza y gime
como un corazón mi lira!

Por eso cuando te evoca
mi afán en tus embelesos,
siento que un mundo de besos
palpita sobre mi boca.

Y por eso entre la calma
de mi existencia sombría,
mi amor no anhela más día
que el que una mi alma con tu alma.



César Vallejo

Trilce: LXXIII

-- de César Vallejo --

Ha triunfado otro ay. La verdad está allí.
Y quien tal actúa ¿no va a saber
amaestrar excelentes dijitígrados
para el ratón Sí ...No ... ?

Ha triunfado otro ay y contra nadie.
Oh exósmosis de agua químicamente pura.
Ah míos australes. Oh nuestros divinos.
Tengo pues derecho
a estar verde y contento y peligroso, y a ser
el cincel, miedo del bloque basto y vasto;
a meter la pata y a la risa.

Absurdo, sólo tú eres puro.
Absurdo, este exceso sólo ante ti se
suda de dorado placer.



César Vallejo

lomos de las sagradas escrituras

-- de César Vallejo --

Sin haberlo advertido jamás, exceso por turismo
y sin agencias
de pecho en pecho hacia la madre unánime.
Hasta parís ahora vengo a ser hijo. Escucha,
hombre, en verdad te digo que eres el hijo eterno,
pues para ser hermano tus brazos son escasamente iguales
y tu malicia para ser padre, es mucha.
La talla de mi madre moviéndome por índole de movimiento,
y poniéndome serio, me llega exactamente al corazón:
pesando cuanto cayera de vuelo con mis tristes abuelos,
mi madre me oye en diámetro callándose en altura.
Mi metro está midiendo ya dos metros,
mis huesos concuerdan en género y en número
y el verbo encarnado habita entre nosotros
y el verbo encarnado habita, al hundirme en el baño,
un alto grado de perfección.



César Vallejo

ha triunfado otro ay. la verdad está allí

-- de César Vallejo --

lxxiii
ha triunfado otro ay. La verdad está allí.
Y quien tal actúa ¿no va a saber
amaestrar excelentes dijitígrados
para el ratón sí... No...?
Ha triunfado otro ay y contra nadie.
Oh exósmosis de agua químicamente pura.
Ah míos australes. Oh nuestros divinos.
Tengo pues derecho
a estar verde y contento y peligroso, y a ser
el cincel, miedo del bloque basto y vasto;
a meter la pata y a la risa.
Absurdo, sólo tú eres puro.
Absurdo, este exceso sólo ante ti se
suda de dorado placer.



Enrique Lihn

rimbaud

-- de Enrique Lihn --

Él botó esta basura
yo le envidio su no a este ejercicio
a esta masturbacion desconsolada
me importa un trueno la belleza
con su chancro
ni la perversión ni la conversión interesan
no a la magia. Si de siempre a la siempre decepcionante evidencia de loque es
y que las palabras rasguñan, y eso
le poetizo también
este es un vicio al que solo se escapa como él
desdeñosamente
y pudo, en realidad, bloquearse en su neurosis
perder la lengua a manos de la peste
y ese no ser un sí a la lujuria de la peste
por todos los caminos llego a lo impenetrable
a lo que sirve de nada
poesía culpable quizás de lo que existe
cuánta palabra en cada cosa
qué exceso de retórica hasta en la última hormiga
pero en definitiva el botó esta basura
su sombrero feroz en el bosque.



Pablo Neruda

brilla la gota de metal

-- de Pablo Neruda --

Brilla la gota de metal
como una sílaba en mi canto?
y no se arrastra una palabra
a veces como una serpiente?
no crepitó en tu corazón
un nombre como una naranja?
de qué río salen los peces?
de la palabra platería?
y no naufragan los veleros
por un exceso de vocales?



José Tomás de Cuellar

El primer beso

-- de José Tomás de Cuellar --

DE Dios el sumo poder
Y de su alto amor en nombre,
Formó en el Edén al hombre
Y enseguida á la mujer.

Al ver él tanta hermosura,
Y al ver ella tanto ardor,
Sorprendieron al amor
Bajando desde la altura.

Y los tres en el exceso
De placer tan sin segundo.
Hicieron temblar al mundo
Al eco del primer beso.



José Ángel Buesa

la sed insaciable

-- de José Ángel Buesa --

Decir adiós... La vida es eso.
Y yo te digo adiós, y sigo...
Volver a amar es el castigo
de los que amaron con exceso.
Amar y amar toda la vida,
y arder en esa llama.
Y no saber por qué se ama...
Y no saber por qué se olvida...
Coger las rosas una a una,
beber un vino y otro vino,
y andar y andar por un camino
que no conduce a parte alguna.
Buscar la luz que se eterniza,
la clara lumbre durarera,
y al fin saber que en una hoguera
lo que más dura es la ceniza.
Sentir más sed en cada fuente
y ver más sombra en cada abismo,
en este amor que es siempre el mismo,
pero que siempre es diferente.
Porque en sordo desacuerdo
de lo soñado y lo vivido,
siempre, del fondo del olvido,
nace la muerte de un recuerdo.
Y en esa angustia que no cesa,
que toca el alma y no la toca,
besar la sombra de otra boca
en cada boca que se besa...



Félix María Samaniego

La confesión (Samaniego)

-- de Félix María Samaniego --

Confesándose un soldado

dijo muy arrepentido:

-Acúsome que he jodido

un barril de bacalao.

El fraile, muy admirado,

le preguntó: -¿Cómo ha sido?

-Porque el barril he robado,

en la plaza le he vendido,

del dinero que me han dado

varias veces he jodido,

aunque no con gran exceso.

-Toma, toma, dijo el padre,

según eso,

si se ajustan cuentas mías,

también habré yo jodido

más de cuatrocientas misas.



Santiago Montobbio

memorial para mi único agravio

-- de Santiago Montobbio --

Memorial para mi único agravio
haber perdido la vida ya muy pronto,
y en cualquier esquina; haber sentido
cómo escapaba poco a poco
el agua de los ojos,
haber tenido tanto miedo y tanto frío
como para acabar siendo nada más
que miedo y frío. Haber tenido
sombra y garganta seca, haber
tenido o no haber tenido
y no haber sido nunca nada fuera de unos dedos,
no haber, no, no haber conseguido jamás salir
de esta ciudad oscura y siendo sólo
que de la derrota el heredero
únicamente arrepentirme por no haber compuesto,
cuando sobraba el tiempo, un poema que no tuviera
cristal en exceso, un poema sencillo y sin motivo
pero en el cual vaciara el agua su sentido
y que una vez enviado por el invisible correo de los huesos
pudieras para siempre ya tenerlo como olvidado amigo
o azulado perro que te diera
buenas noches con la irreprochable
puntualidad de las ausencias.



Santiago Montobbio

mujer de poeta (mascarilla)

-- de Santiago Montobbio --

Mujer de poeta (mascarilla)
para la verdadera dignidad la sociedad no tiene asiento;
pero eso se comprueba luego, y así primero fueron
los inexistentes triunfos pequeños, el manso ruido
de la colaboración diaria, esperanzadoras señales todasdel inicio
de una tan gloriosa como inevitable carrera literaria que nacía
de un extraño entusiasmo por las cosas
y también de las mordidas
lagunas de la sombra. Y aunque nunca
entendiste esas cosas con exceso
estuviste cerca, silenciosa columna
fuiste del sigilo y para navegar
por esas aguas de tu corazón
día a día hiciste pan muy blanco.
Pero para tu escondido quehacer diario
al cabo de los años resulta muy poco
y muy pobre el contrapeso del regalo aburrido
además de ocasional de algunos libros,
como recalentados ya los dedicados versos
y aún menos tolerable te parece el valor
de unos pretendidamente dolorosos
insomnios a destiempo. Y así dichoso,
de verdad dichoso será el día
en que comprendas todo eso y te decidas
a dejar ya para siempre abandonado
a tan miserable y estúpido sujeto.



Antonio Ros de Olano

Regalando una botella de vino añejo

-- de Antonio Ros de Olano --

De ésta que envío, anciana generosa,
frágil tapada, indúbita doncella,
cuanto de más edad, mucho más bella,
rival temible a la mujer hermosa,

No queda en el origen ni aun la hojosa
vid de que fue racimo y es botella:
¡Quiso el deleite, hasta saciarse en ella,
tenerla en claustro por gozarla añosa!

Profana, amigo, su recinto escaso;
que a sensual Naturaleza plugo
en breves bordes provocar a exceso...

La boca femenina es chico vaso,
y allí embriaga el amoroso jugo
que vierte el labio al recibir un beso.



Mario Benedetti

habanera

-- de Mario Benedetti --

Es preciso ponernos brevemente de acuerdo
aquí el buitre es un aura tiñosa y circulante
las olas humedecen los pies de las estatuas
y hay mulatas en todos los puntos cardinales
los autos van dejando tuercas en el camino,
los jóvenes son jóvenes de un modo irrefutable
aquí el amor transita sabroso y subversivo
y hay mulatas en todos los puntos cardinales.
Nada de eso es exceso de ron o de delirio
quizá una borrachera de cielo y flamboyanes
lo cierto es que esta noche el carnaval arrolla
y hay mulatas en todos los puntos cardinales.
Es preciso ponernos brevemente de acuerdo
esta ciudad ignora y sabe lo que hace.
Cultiva el imposible y exporta los veranos
y hay mulatas en todos los puntos cardinales.
Aquí flota el orgullo como una garza invicta,
nadie se queda fuera y todo el mundo es alguien.
El sol identifica relajos y candores
y hay mulatas en todos los puntos cardinales.
Como si marx quisiera bailar el mozambique
o fueran abolidas todas las soledades.
La noche es un sencillo complot contra la muerte
y hay mulatas en todos los puntos cardinales.



Medardo Ángel Silva

Trova (Silva)

-- de Medardo Ángel Silva --

Eres como esos paisajes
en donde la Luna enreda,
sobre los quietos ramajes,
su blanco vellón de seda.

Tu amor, que me da la vida,
tiene la gracia discreta
de una lágrima escondida
en un cáliz de violeta.

Por exceso de pasión,
después de que te he besado,
se queda mi corazón
igual a un cielo estrellado.

Bajo la urdimbre de seda
de tu pestaña rosada,
si alguna lágrima rueda,
goza tanto, que se queda
en tu pupila, extasiada.

Tus manos, lirios enanos,
dominaron mi altivez,
y no son alardes vanos:
las rosas huelen después
que las tienes en las manos.



Nicanor Parra

solo de piano

-- de Nicanor Parra --

Ya que la vida del hombre no es sino una acción a distancia,
un poco de espuma que brilla en el interior de un vaso;
ya que los árboles no son sino muebles que se agitan:
no son sino sillas y mesas en movimiento perpetuo;
ya que nosotros mismos no somos más que seres
(como el dios mismo no es otra cosa que dios)
ya que no hablamos para ser escuchados
sino para que los demás hablen
y el eco es anterior a las voces que lo producen;
ya que ni siquiera tenemos el consuelo de un caos
en el jardín que bosteza y que se llena de aire,
un rompecabezas que es preciso resolver antes de morir
para poder resucitar después tranquilamente
cuando se ha usado en exceso de la mujer;
ya que también existe un cielo en el infierno,
dejad que yo también haga algunas cosas:
yo quiero hacer un ruido con los pies
y quiero que mi alma encuentre su cuerpo.



Juan Gelman

ruiseñores de nuevo

-- de Juan Gelman --

«en el gran cielo de la poesía,
mejor dicho
en la tierra o mundo de la poesía que incluye cielos
astros
dioses
mortales
está cantando el ruiseñor de keats
siempre
pasa rimbaud empuñando sus 17 años como la llama de amorviva de san juan
a la teresa se le dobla el dolor y su caballo triza el polvo enamoradofrancisco de quevedo y villegas
el dulce garcilaso arde en los infiernos de john donne
de césar vallejo caen caminos para que los pies de lapoesía caminen
pies que pisan callados como un burrito andino
baudelaire baja un albatros de su reino celeste
con el frac del albatros mallarméva a la fiesta de la nadaposible
suena el violín de verlaine en la fiesta de la nada posible
recuerda que la sangre es posible en medio de la nada
que girondo liublimará perrinunca lamora
y girarán los barquitos de tuñón contra el metalde espanto que abusó a apollinaire
oh lou que desamaste la eternidad de viaje
el palacio del exceso donde entró la sabiduría de blake
el paco urondo que forraba en lamé la felicidad para evitarlefríos de la época
mientras roque dalton trepaba por el palo mayor de su alma y gritaba».



Francisco de Quevedo

camino de santidad

-- de Francisco de Quevedo --

Ésta es la información, éste el proceso
del hombre que ha de ser canonizado,
en quien, si es que vio el mundo algún pecado,
advirtió penitencia por exceso.
Doce años de su suegra estuvo preso,
a mujer y a su sueldo condenado;
vivió bajo el poder de su cuñado,
tuvo un hijo no más, tonto y travieso.
Nunca rico se vio con oro o cobre,
vivió siempre contento, aunque desnudo,
no hay incomodidad que no le sobre.
Moró entre un herrador y un tartamudo,
fue mártir, porque fue casado y pobre,
hizo un milagro, y fue no ser cornudo.



Francisco Sosa Escalante

Apariencia engañosa

-- de Francisco Sosa Escalante --

Ah! no es la tuya, Rosa, la alegría
Que inunda al alma con su amor dichosa:
Es la máscara no más con que afanosa
Ocultas la tenaz melancolía.

Como la luz al espirar el día
Es la luz de tus ojos, misteriosa,
Y hasta el acento de tu voz, ¡oh Rosa!
El dejo tiene de tristeza impía.

El beso de tus labios no es el beso
Que al sueño dulce del amor provoca;
La frente quema donde fuera impreso.

En vano buscas anhelante y loca
La dicha, del festin en el exceso:
La muerte allí tu corazon invoca.



Francisco Villaespesa

a rogelio buendía manzano. poeta joven II

-- de Francisco Villaespesa --

Un «¡espera!», un «¡recuerda!» es cuanto queda
de tu voz en mi oído... ¡Todo es eso!
¡nunca en tus labios floreció mi beso!
¡jamás mis sueños perfumó la seda
de tus cabellos..! Bajo la arboleda
nos dijimos ¡adiós..! Y en un exceso
de orgullo y de rencor, quitose el preso
sus cadenas de rosas... ¡Dios conceda
a tu alma la dicha ambicionada!
yo, en las frías tinieblas de la nada
con pasos de sonámbulo me pierdo...
¡Y aullando de dolor, sobre la arena
del pasado, mi vida es una hiena
devorando el cadáver de un recuerdo!



José Martí

a juan doniila

-- de José Martí --

Mi querido amigo juan:
he puesto ahora mismo el nombre
de usted como ejemplo de hombre,
en unas cartas que van
camino al cayo, y dirán
al constante cayo hueso
que en esta angustia y exceso
de oficio que ahoga mi vida,
por lo noble no lo olvida
su amigo: ni olvida el $1.00.
Su
martí



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