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-- de José Ángel Buesa --
Allí estaba el silencio, de rodillas
en un rincón de la luz. ¿Oraba? un gesto
le floreció las manos transparentes.
En sus ojos dos circulos de ausencia,
se irisaba un perfume. Y en sus labios
inmóviles dos pétalos de sombra,
se ensortijaba un eco de rocío...
Allí estaba el silencio. Sus cabellos
luz crespa, sol de fibras, fronda de oro,
le iluminaba el perfil exangüe.
Allí estaba el silencio. Allí, sin sombra
en la luz. Fue un instante.
Y ascendía
su mirada una ráfaga de aroma.
Allí estaba el silencio. Fue un instante...
Poema "órbita" de José Ángel Buesa
-- de Marilina Rébora --
Quiero pintar la luna
madre, ¿puedo pintar la luna de escarlata?
¿o con vestido rosa, orlado de violeta?
¡pues, noche a noche, sale insulsa y timorata,
sin nada de color que la avive, coqueta!
¿por qué será la luna, siempre luna de plata,
camafeo de hielo, el pálido planeta,
la doncella de nieve a la que se retrata
en blanco, si pintor, o argento, si poeta?
quisiera iluminarla con cálido amaranto,
encendidos reflejos carmín o solferino,
inventarla morena, con luminoso manto,
y no alba y exangüe, con veste de platino.
¡Quiero pintar la luna de tono colorado,
en creciente o menguante, de cara y de costado!
Poema "quiero pintar la luna" de Marilina Rébora
-- de Medardo Ángel Silva --
Vimos los laberínticos senderos interiores
—ideas como larvas y monstruos roedores—:
toda la fauna y flora que nutren el Espanto
y la Locura...
El aire sabía a sangre y llanto.
Y llegamos al círculo postrer de condenados,
y yo dije:
—Maestro: ¿y esos puños crispados?
¡Y esos ojos de vértigo cuya mirada brilla
como la del felino que guarda su caverna?
¿Y aquella faz exangüe de fiebre y pesadilla?...
Y Él: —Es un buscador de la Verdad Eterna.
Poema "Fragmento inédito de La divina comedia" de Medardo Ángel Silva
-- de Nicolás Guillén --
Cómo no ser romántico y siglo xix,
no me da pena,
cómo no ser musset
viéndola esta tarde
tendida casi exangüe,
hablando desde lejos,
lejos de allá del fondo de ella misma,
de cosas leves, suaves, tristes.
Los shorts bien shorts
permiten ver sus detenidos muslos
casi poderosos,
pero su enferma blusa pulmonar
convaleciente
tanto como su cuello-fino-modigliani,
tanto como su piel-margarita-trigo-claro,
margarita de nuevo (así preciso),
en la chaise longue ocasional tendida
ocasional junto al teléfono,
me devuelven un busto transparente
(nada, no más un poco de cansancio).
Es sábado en la calle, pero en vano.
Ay, cómo amarla de manera
que no se me quebrara
de tan espuma tan soneto y madrigal,
me voy no quiero verla,
de tan musset y siglo xix
cómo no ser romántico.
Poema "cómo no ser romántico" de Nicolás Guillén
-- de Julio Herrera Reissig --
Sobre el rojo diván de seda intacta,
con dibujos de exótica graminea,
jadeaba entre mis brazos tu virgínea
y exangüe humanidad de curva abstracta...
Miró el felino con sinuosa línea
de opalo; y en la noche estupefacta,
desde el jardín, la Venus curvilínea
manifestaba su esbeltez compacta.
Ante el alba, que izó nimbos grosellas,
ajáronse las últimas estrellas...
El Cristo de tu lecho estaba mudo.
Y como un huevo, entre el plumón de armiño
que un cisne fecundara, tu desnudo
seno brotó del virginal corpiño...
Poema "Fiat lux" de Julio Herrera Reissig
-- de Julio Herrera Reissig --
Tal la exangüe cabeza, trunca y viva,
de un mandarín decapitado, en una
macábrica ficción, rodó la luna
sobre el absurdo de la perspectiva...
Bajo del velo, tu mirada bruna
te dio el prestigio de una hunrí cautiva;
y el cocodrilo, a flor de la moruna
fuente, cantó su soledad esquiva.
Susceptible quién sabe a qué difuntas
dichas, plegada y con las manos juntas,
te idealizaste en gesto sibilino,,,
Y a modo de espectrales obsesiones,
la torva cornamenta de un molino
amenazaba las constelaciones...
Poema "Idealidad exótica" de Julio Herrera Reissig
-- de Ramón López Velarde --
Tú, Fuensanta, me libras de los lazos del mal;
Queman mi boca exangüe de Isaías los carbones;
Por ti me dan los cielos profundas contriciones
Y el ensueño me otorga su gracia episcopal.
Para comer las viandas del convite nupcial
En que se han desposado nuestros dos corazones,
Tomo el báculo y ciño mis pies y mis riñones
Cual se hacía en las fiestas del Cordero Pascual.
Las llaves con que he abierto tu corazón, mis llaves
Sagradas son las mismas de Pedro el Pescador;
Y mis alejandrinos, por tristes y por graves,
Son como los versículos proféticos de un canto,
Y hasta las doce horas de mis días de amor
Serán los doce frutos del Espíritu Santo
Poema "Alejandrinos Eclesiásticos" de Ramón López Velarde