Buscar Poemas con Esencia


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Se han encontrado 65 poemas con la palabra esencia

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Amado Nervo

al encontrar unos frascos de esencia

-- de Amado Nervo --

¡hasta sus perfumes duran más que ella!
ved aquí los frascos, que apenas usó,
y que reconstruyen para mí la huella
sutíl que en la casa dejó...
Herméticamente encerrada,
la esencia en sus pomos no se escapará.
Mientras que el espíritu de mi bien amada,
más imponderable, más tenue quizá,
voló de sus labios, redoma encantada,
¡y endónde estará!

Poema al encontrar unos frascos de esencia de Amado Nervo con fondo de libro

Amado Nervo

la bruma

-- de Amado Nervo --

La bruma es el ensueño del agua, que se esfuma
en leve gris. ¡Tú ignoras la esencia de la bruma!
la bruma es el ensueño del agua, y en su empeño
de inmaterializarse lo vuelve todo ensueño.
A través de su velo mirífico, parece
como que la materia brutal se desvanece:
la torre es un fantasma de vaguedad que pasma,
todo, en su blonda envuelto, se convierte en fantasma,
y el mismo hombre que cruza por su zona quieta
se convierte en fantasma, es decir, en silueta.
La bruma es el ensueño del agua, que se esfuma
en leve gris. ¡Tú ignoras la esencia de la bruma,
de la bruma que sueña con la aurora lejana!
y yo dije: ¡ensalcemos a dios, oh bruma hermana!

Poema la bruma de Amado Nervo con fondo de libro

Vicente Huidobro

marca registrada

-- de Vicente Huidobro --

Las células amenazan el pensamiento
amenazan el jardín endiosado
la mano donde empieza el mundo
donde se escriben los acontecimientos
a través de la sangre de los sexos y los bosques
los días se levantan retratando a los hijos
y mueren en su esencia
sin vacilar de frase
en la fecha exacta
van y mueren por su suprema esencia
en sus nervios orgullosos
a flor de pensamiento
a flor de flor
a flor de sentimiento
a flor de tristeza
todo es tiempo final
como la selva que cree en los embrujos
y se atormenta de rayos
y grandes gotas hirvientes que caen como el cielo
todo es tiempo sin fin
como los arroyos en el sueño
y el calor demasiado rápido
de las lágrimas huyendo
a través de las edades
las células amenazan el pensamiento
donde correspondía un paisaje afiebrado
donde ya no hay frontera
ni mano que escriba la última palabra

Poema marca registrada de Vicente Huidobro con fondo de libro

Julio Flórez

entonces

-- de Julio Flórez --

Jamás con mi recuerdo estarás sola:
viviré sin cesar en tu presencia,
mientras el lago aquél tenga una ola;
mientras el bosque aquél... Guarde una esencia.
Mientras que de tu pecho en los ardores
des a mi imagen cariñoso abrigo;
mientras reces por mí, mientras me implores,
mientras me quieras, estaré contigo.
¿Sabes cuándo, en la vida, estarás sola?
¿cuándo no me verás en tu presencia?
cuando en el lago aquél no haya una ola.
Cuando el bosque aquél no haya una esencia.
¡Ay...! Cuando de tu pecho en los ardores
a mi imagen no des cálido abrigo,
cuando por mí no reces, ni me implores,
ni me quieras, tú, sí estarás conmigo.
Julio flórez



Carolina Coronado

en el álbum de la señorita armiño

-- de Carolina Coronado --

Existe entre ti y mi alma
una dulce inteligencia,
mitad cariño en su esencia
y celos la otra mitad,
yo no sé, niña graciosa,
cuál de entrambas es más fuerte:
sé que las dos de igual suerte
dominan mi voluntad.
Bástame para quererte
que en una planta nacida
estés por el tallo unida
a una flor que adoro yo;
mas te envidio, niña bella,
que el señor, desde la cuna,
te diera la gran fortuna
que a mi existencia negó,
porque tú ves la sonrisa
de mi adorada cantora,
sus lágrimas cuando llora,
su imagen, todo lo ves,
pero yo nunca la veo
sino allá como entre nubes
soñamos ver los querubes
de los cielos al través.
Y por eso hay entre ambas
una dulce inteligencia,
mitad cariño en su esencia
y celos la otra mitad;
yo no sé, niña graciosa,
cuál de entrambas es más fuerte,
¡sé que las dos de igual suerte
dominan mi voluntad!



Alejandro Tapia y Rivera

Himno-salve a la Virgen de la Providencia

-- de Alejandro Tapia y Rivera --

CORO
Dios te saluda, oh María:
trajiste a la tierra amor
y el hombre en su desamparo
«Providencia» te llamó.

Llena estás de eterna gracia,
flor preciosa
y amorosa
que el eterno cultivó;
y cuando a la tierra fuiste
enviada,
perfumada
para siempre ella quedó.

El Señor está contigo:
su clemencia
y alta esencia
te dio, virgen inmortal;
bendita entre las mujeres,
la más bella,
cual estrella
luz y norte celestial.

Y bendito ha sido el fruto
venturoso
que amoroso
al mundo anunció Gabriel,
pues con su sangre querida
y su cruz y
su luz
nos redimió de Luzbel.

Si los ángeles te cantan
melodías,
que alegrías
dan a tu egregia mansión;
ángeles somos nosotros
por ti amados,
¡desterrados!...
Danos pues tu bendición.



Amado Nervo

después - después de aquella brava agonía

-- de Amado Nervo --

Después de aquella brava agonía,
ya me resigno..., ¡Sereno estoy!
yo, que con ella nada pedía,
hoy, ya sin ella, sólo querría
ser noble y bueno... ¡Mientras me voy!
es un bendito nombre, que adoro,
ser noble y bueno, y al expirar,
poder decirme: ¡nada atesoro:
di toda mi alma, di todo mi oro,
di todo aquello que pude dar!
desnudo torno como he venido;
cuanto era mío, mío no es ya:
como un aroma me he difundido
como una esencia me he diluido,
y, pues que nada tengo ni pido,
¡señor, al menos vuélvemela!



Amado Nervo

si una espina me hiere...

-- de Amado Nervo --

¡si una espina me hiere, me aparto de la espina,
...Pero no la aborrezco! cuando la mezquindad
envidiosa en mí clava los dardos de su inquina,
esquívase en silencio mi planta, y se encamina,
hacia más puro ambiente de amor y caridad.
¿Rencores? ¡de qué sirven! ¡qué logranlos rencores!
ni restañan heridas, ni corrigen el mal.
Mi rosal tiene apenas tiempo para dar flores,
y no prodiga savias en pinchos punzadores:
si pasa mi enemigo cerca de mi rosal,
se llevará las rosas de más sutil esencia;
y si notare en ellas algún rojo vivaz,
¡será el de aquella sangre que su malevolencia
de ayer, vertió, al herirme con encono y violencia,
y que el rosal devuelve, trocada en flor de paz!



Amado Nervo

¡oh cristo!

-- de Amado Nervo --

«ya no hay un dolor humano que no sea mi dolor;
ya ningunos ojos lloran, ya ningún alma se angustia
sin que yo me angustie y llore;
ya mi corazón es lámpara fiel de todas las vigilias,
¡oh cristo!
»en vano busco en los hondos escondrijos de mi ser
para encontrar algún odio: nadie puede herirme ya
sino de piedad y amor. Todos son yo, yo soy todos,
¡oh cristo!
»¡qué importan males o bienes! para mí todosson bienes.
El rosal no tiene espinas: para mí sólo da rosas.
¿Rosas de pasión? ¡qué importa! rosas deceleste esencia,
purpúreas como la sangre que vertiste por nosotros,
¡oh cristo!»



Amado Nervo

brahma no piensa...

-- de Amado Nervo --

Ego sum qui sum.
Brahma no piensa: pensar limita.
Brahma no es bueno ni malo, pues
las cualidades en su infinita
substancia huelgan. Brahma es lo que es.
Brahma, en un éxtasis perenne, frío,
su propia esencia mirando está.
Si duerme, el cosmos torna al vacío;
¡mas, si despierta, renacerá!



Amado Nervo

aquel olor...

-- de Amado Nervo --

Era unamicizia di terra lontana
gabriele d'annunzio
¿en qué cuento te leí?
¿en qué sueño te soñé?
¿en qué planeta te vi
antes de mirarte aquí?
¡ah! ¡no lo sé..., No lo sé!
pero brotó nuestro amor
con un antiguo fervor,
y hubo, al tendernos la mano,
cierta emoción anterior,
venido de lo lejano.
Tenía nuestra amistad
desde el comienzo un cariz
de otro sitio, de otra edad,
y una familiaridad
de indefinible matiz...
Explique alguien (si lo osa)
el hecho, y por qué, además,
de tus caricias de diosa
me queda una misteriosa
esencia sutil de rosa
que vienen de un siglo atras...



Amado Nervo

Brahma no piensa

-- de Amado Nervo --

Ego sum quo sum.

Brahma no piensa: pensar limita.
Brahma no es bueno ni malo, pues
las cualidades en su infinita
substancia huelgan. Brahma es lo que es.

Brahma, en un éxtasis perenne, frío,
su propia esencia mirando está.
Si duerme, el Cosmos torna al vacío:
mas si despierta renacerá!



Amado Nervo

Doctrinando

-- de Amado Nervo --

«Ya que de Dios en conversar te empeñas,
ya que desprecia tu cerebro helado
el amor que te di por el que sueñas,
háblame de ese Dios, mi bien amado!»

Y el teólogo de faz de crucifijo,
de gran melena y de mirar profundo,
feliz de doctrinar, «¡Oh! Blanca, dijo,
Dios es el alma inmaterial del mundo».

«Existe dondequiera en vario modo:
per se, por su virtud y su presencia;
per se, ya que lo invade y llena todo,
penetrándolo todo de su esencia»;

«por su virtud también, que sometidos
a Dios están y su mandato arguyen,
Favonio blando si columpia nidos
o Boreas y Aquilón si los destruyen»;

«y en presencia, porque es omnividente:
su pupila equilátera fulgura
en el disco del sol indeficiente,
en Arturo, en Capella, en Cinosura».

«¿Qué, no adivinas con instinto infuso
de su eterna mirada el embeleso
alumbrando tu espíritu confuso?»

Y respondió: -«Tu Dios es muy abstruso,
yo prefiero tus labios... ¡Dame un beso!»



Amado Nervo

Si una espina me hiere

-- de Amado Nervo --

Si una espina me hiere, me aparto de la espina,
...Pero no la aborrezco! Cuando la mezquindad
envidiosa en mi clava los dardos de su inquina,
esquívase en silencio mi planta, y se encamina hacia más puro
ambiente de amor y caridad.

¿Rencores? ¡De qué sirven! ¿Qué logran los rencores?
Ni restañan heridas, ni corrigen el mal.
Mi rosal tiene apenas tiempo para dar flores,
y no prodiga savias en pinchos punzadores:
si pasa mi enemigo cerca de mi rosal,

se llevará las rosas de más sutil esencia;
y si notare en ellas algún rojo vivaz,
será el de aquella sangre que su malevolencia
de ayer vertió, al herirme con encono y violencia,
y que el rosal devuelve, trocado en flor de paz!



Lope de Vega

Oh, qué secreto, damas; oh galanes

-- de Lope de Vega --

¡Oh, qué secreto, damas; oh galanes,
qué secreto de amor; oh, qué secreto,
qué ilustre idea, qué sutil conceto!
¡Por Dios que es hoja de me fecit Ioanes!

Hoy cesan los melindres y ademanes,
todo interés, todo celoso efeto;
de hoy más Amor será firme y perfeto,
sin ver jardines, ni escalar desvanes.

No es esto filosófica fatiga,
trasmutación sutil o alquimia vana,
sino esencia real, que al tacto obliga.

Va de secreto, pero cosa es llana,
que quiere el buen letor que se le diga:
pues váyase con Dios hasta mañana.



Luis Lloréns Torres

el drama del olvido

-- de Luis Lloréns Torres --

El- la historia de nuestro amor,
que aún sahúma tu memoria,
fue breve como la historia
de la abeja con la flor.

Prisionera de la flor,
la abeja sabe libar
en su cárcel de azahar.

Y cuando liba la esencia,
recobra su independencia
y se vuelve al colmenar.

Ella- te di el libro de mi vida,
para que tú lo leyeras,
y en sus páginas primeras
te deslumbraste en seguida.

Tu curiosidad herida
quiso el final conocer.

Y hoy lo cierras sin saber
que entre sus hojas extremas
hay los más bellos poemas
que dejaste sin leer.



Manuel Acuña

la brisa

-- de Manuel Acuña --

A mi querido amigo j.C. Fernandez.
Aliento de la mañana
que vas robando en tu vuelo
la esencia pura y temprana
que la violeta lozana
despide en vapor al cielo:
dime, soplo de la aurora,
brisa inconstante y ligera,
¿vas por ventura a esta hora
al valle que te enamora
y que gimiendo te espera?
¿o vas acaso a los nidos
de los jilgueros cantores
que en la espesura escondidos
te aguardan medio adormidos
sobre sus lechos de flores?
¿o vas anunciando acaso,
sopla del alba naciente,
al murmurar de tu paso,
que el muerto sol del ocaso
se alza un niño en oriente?
recoge tus leves alas,
brisa pura del estío,
que los perfumes que exhalas
vas robando entre las galas
de las violetas del río.
Detén tu fugaz carrera
sobre las risueñas flores
de la loma y la pradera,
y ve a despertar ligera
al ángel de mis amores.
Y dile, brisa aromada,
con tu murmullo sonoro,
que ella es mi ilusión dorada,
y que en mi pecho grabada
como a mi vida la adoro.



Manuel Acuña

La brisa (Manuel Acuña)

-- de Manuel Acuña --

Aliento de la mañana
que vas robando en tu vuelo
la esencia pura y temprana
que la violeta lozana
despide en vapor al cielo:

Dime, soplo de la aurora,
brisa inconstante y ligera,
¿vas por ventura a esta hora
al valle que te enamora
y que gimiendo te espera?

¿O vas acaso a los nidos
de los jilgueros cantores
que en la espesura escondidos
te aguardan medio adormidos
sobre sus lechos de flores?

¿O vas anunciando acaso,
sopla del alba naciente,
al murmurar de tu paso,
que el muerto sol del ocaso
se alza un niño en oriente?

Recoge tus leves alas,
brisa pura del estío,
que los perfumes que exhalas
vas robando entre las galas
de las violetas del río.

Detén tu fugaz carrera
sobre las risueñas flores
de la loma y la pradera,
y ve a despertar ligera
al ángel de mis amores.

Y dile, brisa aromada,
con tu murmullo sonoro,
que ella es mi ilusión dorada,
y que en mi pecho grabada
como a mi vida la adoro.



Manuel Acuña

Por eso

-- de Manuel Acuña --

Porque eres buena, inocente
como un sueño de doncella,
porque eres cándida y bella
como un nectario naciente.

Porque en tus ojos asoma
con un dulcísimo encanto,
todo lo hermoso y lo santo
del alma de una paloma.

Porque eres toda una esencia
de castidad y consuelo,
porque tu alma es todo un cielo
de ternura y de inocencia.

Porque al sol de tus virtudes
se mira en ti realizado
el ideal vago y soñado
de todas las juventudes;

por eso, niña hechicera,
te adoro en mi loco exceso;
por eso te amo, y por eso
te he dado mi vida entera.

Por eso a tu luz se inspira
la fe de mi amor sublime;
¡por eso solloza y gime
como un corazón mi lira!

Por eso cuando te evoca
mi afán en tus embelesos,
siento que un mundo de besos
palpita sobre mi boca.

Y por eso entre la calma
de mi existencia sombría,
mi amor no anhela más día
que el que una mi alma con tu alma.



Manuel del Palacio

A una niña

-- de Manuel del Palacio --

Si un ave fuera yo le celebrara
En dulcísimos cantos noche y día:
Si fuera flor colores pediria
A los lindos colores de tu cara.

Si blanda brisa fuera, siempre avara
De tu frente en redor ondularía,
Y si fuera perfume, vertería
Donde pisaras tú mi esencia rara.

Demostrarle pretendo á dónde llega
De mi entusiasmo juvenil el brio
Que en amoroso fuego me consume:

Mas, ¡ay! ¡el brillo de tu luz me ciega!
Y no soy en mi ardiente desvarío
Ni ave, ni flor, ni brisa, ni perfume.



Manuel del Palacio

Hoy por tí, mañana por mí

-- de Manuel del Palacio --

Si encuentras de la vida en el sendero
Á aquella que causó mi desventura,
Y aun conserva en su rostro la frescura
Y en sus mejillas el matiz primero;

Si en su alma virginal aun vive entero
Lo que ella juzgó broma y yo locura;
Si guarda de mi fe la esencia pura
Y no es su amor capricho pasajero:

Sigue sus pasos, su conducta espía,
No temas ni cansarla ni cansarte,
Ni aumentes, por piedad, la pena mia;

Ella querrá de fijo sondearte;
Serás su amigo al fín, y en ese día
Dale muchas memorias de mi parte.



Manuel del Palacio

En el álbum de Maria C. Larravide

-- de Manuel del Palacio --

El cisne que navega
por el dormido lago;
el ruiseñor que entona
de noche su cantar;
la tórtola que gime
cruzando el aire vago;
la estrella que aparece,
la brisa al susurrar,
no tienen el aroma,
la luz, la poesía,
la gracia, la frescura,
la dulce languidez
que el cielo ha derramado
simpática María,
sobre tus negros ojos
y tu rosada tez.
El lirio dio a tu aliento
su embriagadora esencia;
la palma a tu cintura
prestó la ondulación;
y hay en tu risa el grato
candor de la inocencia,
junto al volcán interno
que abrasa el corazón.
Feliz una y mil veces
aquel que logre un día
los ojos en ti fijos
y el alma fija en ti,
decirte una palabra,
una tan sólo: ¡mía!
Y en tus amables labios
beber el dulce: ¡sí!



Ignacio María de Acosta

Nace fragante

-- de Ignacio María de Acosta --

Nace fragante, delicada, hermosa,
rica en colores, tímida y galana,
entre perlas que riega la mañana
en verde tallo la encendida rosa.

El aura la acaricia voluptuosa;
en agradarla el colibrí se afana;
y la rosa gentil de la sabana
es el hechizo y la adorada diosa.

Pero si envuelto en polvoroso aliento
con torpe labio y bárbara inclemencia
besa la flor el huracán violento,

entonces mustia, sin color ni esencia
muere infeliz, cual muere en un momento
al contacto del vicio la inocencia.



Jaime Torres Bodet

retrato

-- de Jaime Torres Bodet --

Tu amor es todo de ausencia.
Llegan a mi alma
como el aroma de un jardín oculto
tus palabras, vagas.
No sabes durar. Tu esencia
como el agua pasa.
Como el agua el alma del cielo que miras
es, sólo, tu alma.
Para otros fuera como arcilla dócil,
como yedra blanda.
Yo no logré verte quieta un solo instante
en la misma rama...



Jaime Torres Bodet

en abril. ambición

-- de Jaime Torres Bodet --

Tuve una novia... ¡Me parece que fue en abril!
ricardo arenales
i
dame, señor, la fuerza de un pétalo de rosa
capaz de sostener el perfume de un bosque...
Ii
nada más, poesía:
la más alta clemencia
está en la flor sombría
que da toda su esencia.
No busques otra cosa.
Corta, abrevia, resume,
¡no quieras que la rosa
dé más que su perfume!



Jaime Torres Bodet

ambición

-- de Jaime Torres Bodet --

Nada más, poesía:
la más alta clemencia
está en la flor sombría
que da toda su esencia.

No busques otra cosa.
¡Corta, abrevia, resume;
no quieras que la rosa
dé más que su perfume!



César Vallejo

Trilce: XIX

-- de César Vallejo --

A trastear, Hélpide dulce, escampas,
cómo quedamos de tan quedarnos.

Hoy vienes apenas me he levantado.
El establo está divinamente meado
y excrementido por la vaca inocente
y el inocente asno y el gallo inocente.

Penetra en la maría ecuménica.
Oh sangabriel, haz que conciba el alma,
el sin luz amor, el sin cielo,
lo más piedra, lo más nada,
hasta la ilusión monarca.

Quemaremos todas las naves!
Quemaremos la última esencia!

Mas si se ha de sufrir de mito a mito,
y a hablarme llegas masticando hielo,
mastiquemos brasas,
ya no hay dónde bajar,
ya no hay dónde subir.

Se ha puesto el gallo incierto, hombre.



César Vallejo

a trastear, hélpide dulce, escampas

-- de César Vallejo --

xix
a trastear, hélpide dulce, escampas,
cómo quedamos de tan quedarnos.
Hoy vienes apenas me he levantado.
El establo está divinamente meado
y excrementido por la vaca inocente
y el inocente asno y el gallo inocente.
Penetra en la maría ecuménica.
Oh sangabriel, haz que conciba el alma,
el sin luz amor, el sin cielo,
lo más piedra, lo más nada,
hasta la ilusiónmonarca.
Quemaremos todas las naves!
quemaremos la última esencia!
mas si se ha de sufrir de mito a mito,
y a hablarme llegas masticando hielo,
mastiquemos brasas,
ya no hay dónde bajar,
ya no hay dónde subir.
Se ha puesto el gallo incierto, hombre.



César Vallejo

La cena miserable

-- de César Vallejo --

Hasta cuándo estaremos esperando lo que
no se nos debe... Y en qué recodo estiraremos
nuestra pobre rodilla para siempre! Hasta cuándo
la cruz que nos alienta no detendrá sus remos.

Hasta cuándo la Duda nos brindará blasones
por haber padecido!...
Ya nos hemos sentado
mucho a la mesa, con la amargura de un niño
que a media noche, llora de hambre, desvelado...

Y cuándo nos veremos con los demás, al borde
de una mañana eterna, desayunados todos!
Hasta cuándo este valle de lágrimas, a donde
yo nunca dije que me trajeran.
De codos
todo bañado en llanto, repito cabizbajo
y vencido: hasta cuándo la cena durará.

Hay alguien que ha bebido mucho, y se burla,
y acerca y aleja de nosotros, como negra cuchara
de amarga esencia humana, la tumba...
Y menos sabe
ese oscuro hasta cuándo la cena durará!



Dulce María Loynaz

cyrina

-- de Dulce María Loynaz --

I

la muerte la dobló sobre las rosas.
Una lumbre de luna mitigada en la niebla
cayó toda la noche sobre el túmulo
de rosas ahuecado para la niña muerta.

El pelo suelto y húmedo
del último sudor, la cabellera
que nadie peinaba ya más nunca,
caía con las flores y las hojas revuelta...

En los ojos abiertos y asombrados
se le cuajaban dos estrellas negras.

Ii

por la ventana abierta entraba el sol
y el olor de los campos sobre la niña muerta.
La caja tapizada parecía
un estuche de esencia.

Allá dentro la masa de cabellos
aplastaba las margaritas frescas.

Murió de madrugada y era dulce
como todas las niñas...

El olor del campo
se mezclaba al de la cera
derretida; sobre el cristal zumbaba
obstinada una abeja...

En los ojos abiertos bajo el vidrio
le cabía la muerte... ¡Toda entera!...



Dulce María Loynaz

soneto

-- de Dulce María Loynaz --

Quiere el amor feliz -el que se posa
poco...- Arrancar un verso al alma oscura:
¿cuándo la miel necesitó dulzura?
¿quién esencia de pomo echa en la rosa?

quédese en hojarasca temblorosa
lo que no pudo ser fruta madura:
no se rima la dicha; se asegura
desnuda de palabras, se reposa...

Si el verso es sombra, ¿qué hace con el mío
la luz?... Si es luz..., La luz ¿por qué lo extraña?
¡quién besar puede, bese y deje el frío

símbolo, el beso escrito!... ¡En la maraña
del mapa no está el agua azul del río,
ni se apoya en su nombre la montaña!...



Efraín Huerta

buenos días a diana cazadora

-- de Efraín Huerta --

Muy buenos días, laurel, muy buenos días, metal, bruma y silencio.
Desde el alba te veo, grandiosa espiga, persiguiendo a la niebla,
y eres, en mi memoria, esencia de horizonte, frágil sueño.
Olaguíbel te dio la perfección del vuelo y el inefable encanto de estar quieta,
serena, rodilla al aire y senos hacia siempre, como pétalos
que se hubiesen caldo, mansamente, de la espléndida rosa de toda adolescencia.

Muy buenos días, oh selva, laguna de lujuria, helénica y ansiosa.
Buenos días en tu bronce de violetas broncíneas, y buenos días, amiga,
para tu vientre o playa donde nacen deseos de espinosa violencia.
¡Buenos días, cazadora,.Flechadora del alba, diosa de los crepúsculos!
dejo a tus pies un poco de anhelo juvenil y en tus hombros, apenas,
abandono las alas rotas de este poema.



Julián del Casal

mis amores. soneto pompadour

-- de Julián del Casal --

Amo el bronce, el cristal, las porcelanas,
las vidrieras de múltiples colores,
los tapices pintados de oro y flores
y las brillantes lunas venecianas.
Amo también las bellas castellanas,
la canción de los viejos trovadores,
los árabes corceles voladores,
las flébiles baladas alemanas;
el rico piano de marfil sonoro,
el sonido del cuerno en la espesura,
del pebetero la fragante esencia,
y el lecho de marfil, sándalo y oro,
en que deja la virgen hermosura
la ensangrentada flor de su inocencia.



Julián del Casal

flor de cieno

-- de Julián del Casal --

Yo soy como una choza solitaria
que el viento huracanado desmorona
y en cuyas piedras húmedas entona
hosco búho su endecha funeraria.
Por fuera sólo es urna cineraria
sin inscripción, ni fecha, ni corona;
mas dentro, donde el cieno se amontona,
abre sus hojas fresca pasionaria.
Huyen los hombres al oír el canto
del búho que en la atmósfera se pierde,
y, sin que sepan reprimir su espanto,
no ven que, como planta siempre verde,
entre el negro raudal de mi amargura
guarda mi corazón su esencia pura.



Pedro Salinas

¿qué pájaros

-- de Pedro Salinas --

Pájaros?
¿el pájaro? ¿los pájaros?
¿hay sólo un solo pájaro en el mundo
que vuela con mil alas, y que canta
con incontables trinos, siempre solo?
¿son tierra y cielo espejos? ¿es el aire
espejeo del aire, y el gran pájaro
único multiplica
su soledad en apariencias miles?
(¿y por eso
le llamamos los pájaros?)
¿o quizá no hay un pájaro?
¿y son ellos,
fatal plural inmenso, como el mar,
bandada innúmera, oleaje de alas,
donde la vista busca y quiere el alma
distinguir la verdad del solo pájaro,
de su esencia sin fin, del uno hermoso?



José Tomás de Cuellar

En la caverna de Cacahuamilpa

-- de José Tomás de Cuellar --

¡ESPLÉNDIDA mansión, recinto umbroso
De silencio y de paz augusto templo:
De tu imponente majestad ansioso,
Extático y absorto te contemplo!

Asiento ya mi planta en tus umbrales,
Ávido de gozar, negra caverna;
Y huyendo las visiones mundanales,
Medito solo en tu tíniebla eterna....

La mente se consagra enajenada
De tu esencia al misterio sorprendente;
Tu sublime quietud, tu calma helada
Imprimen el terror sobre mi frente.



José Tomás de Cuellar

Esperanza

-- de José Tomás de Cuellar --

CUANDO esté yo á tu lado, prenda mía,
Has de sentir mi amor como esos rayos
Del sol que abre las flores
En medio de sus lánguidos desmayos
En caluroso día.

Has de sentir mi aliento
Como ese soplo matinal que inclina
Á la casta azucena,
Cuya esencia divina
En efluvios de amor regala al viento.

Y cuando tú me mires,
Y la luz de tus ojos me enagene.
Cual enagena al héroe la victoria,
Ha de sentirse lo que siente el angel
Con un rayo de gloria.



Gabriel García Tassara

El nardo

-- de Gabriel García Tassara --

El nardo, el blanco nardo
que me prendiste al seno,
se marchitó, amor mió,
del corazón al fuego.

Marchito, está, marchito,
aquí, mi bien, lo llevo
donde en su noble orgullo
se desplegó primero.

Y qué ¿nada le queda
de aquel primor excelso
que del jardín y el aura
fue gala y embeleso?

¿Nada de aquel encanto
con que en el tallo enhiesto
él mismo dulcemente
brindóse á tu deseo?

Quédale siempre aquella,
que atesoraba dentro
su cáliz de alabastro,
esencia de los cielos.

Asi, cuando un destino
ya á nuestra dicha adverso,
venga á romper el lazo
que hoy á tus plantas beso;

Aunque el helado soplo
del enemigo tiempo
temple la ardiente llama
en que abrasar me siento;

Nardo será mi alma
de un temple mas egregio
que, si á perder llegare
su albor perecedero,

No temas, no, que pierda,
mientras en mí haya aliento,
el inmortal perfume
del inmortal recuerdo.

Gabriel G. Tassara.



Antonio-Plaza-Llamas

¡déjala!

-- de Antonio-Plaza-Llamas --

Toma niña, este búcaro de flores;
tiene azucenas de gentil blancura
lirios fragantes y claveles rojos,
tiene también camelias, amaranto
y rosas sin abrojos,
rosas de raso, cuyo seno ofrecen
urnas de almíbar con esencia pura,
que en sus broches de oro se estremecen.

Admítelas, amor de mis amores,
admítelas, mi encanto;
las cristalinas gotas de mi llanto,
tibio llanto que brota
del alma de una madre que en ti piensa,
y por eso hallarás en cada gota
emblema santo de ternura inmensa.

Una tarde de abril, así decía,
mi esposa sollozante, mi esposa infortunada,
a mi hija indiferente que dormía
en su lecho de tablas reclinada;
y como herminia, ¡nada!;
nada en su egoísmo respondía
a esa voz que me estaba asesinando.
La madre entonces se alejó llorando,
y ella en la tumba continuó durmiendo.
Déjala dije, -tu dolor comprendo. . .



Antonio Ros de Olano

En la tribulación

-- de Antonio Ros de Olano --

Antes que fuese el Tiempo en la medida,
era la Eternidad en el vacío;
y Tú en la Eternidad eras, Dios mío,
ser increpado, Verbo de la vida.

«¡Sea!» dijiste; y fue de Ti nacida
la Creación cual desatado río;
que, a tanta potestad de tu albedrío,
nació la muerte a la existencia unida.

Ahora dime, Señor (para que sienta
fecundo mi pesar, y espere en calma
a que se rompa la fatal concordia),

Si este algo del no ser que me atormenta
es mi esencia inmortal, ¡el yo del alma!
Que ha de encontrar en Ti misericordia.



Manuel Machado

Las mujeres de Romero de Torres

-- de Manuel Machado --

Rico pan de esta carne morena, moldeada
en un aire caricia de suspiro y aroma...
Sirena encantadora y amante fascinada,
los cuellos enarcados, de sierpe o de paloma...

Vuestros nombres, de menta y de ilusión sabemos:
Carmen, Lola, Rosario... Evocación del goce,
Adela... Las Mujeres que todos conocemos,
que todos conocemos ¡y nadie las conoce!

Naranjos, limoneros, jardines, olivares,
lujuria de la tierra, divina y sensüal,
que vigila la augusta presencia del ciprés.

En este fondo, esencia de flores y cantares,
os fijó para siempre el pincel inmortal
de nuestro inenarrable Leonardo cordobés.



Marilina Rébora

paz interior

-- de Marilina Rébora --

Paz interior
detrás de mis paredes, feliz a mi manera,
extraigo del azul la esencia de mi verso
y escribo entre las nubes ¡añorante quimera!,
con las letras del alma, un vocablo disperso.
Ignorando el tropel que redobla en la acera,
extraña a la vorágine que rige el universo,
no turba mi interior el bullicio de afuera
y así conmigo misma, escribiendo, converso.
Pero en el corazón no puede haber engaño,
como dentro del alma no cabe la mentira
que en solitaria paz nos vemos al desnudo,
sin vanidad ni orgullo, ajenos al cruel daño
de la simulación que hipócrita conspira
y entonces a los cielos, para inspirarme, acudo.



Marilina Rébora

momentos

-- de Marilina Rébora --

Momentos
no son años la vida, sólo rápidas horas,
ésas con sus momentos de placer o dolor,
cuando el alma es dichosa o acongojada lloras,
instantes de ternura o de cruel desamor.
Instantes en que a veces, trémula, rememoras
encuentros, despedidas, la ofrenda de una flor,
inasibles minutos de ayeres y de ahoras,
el beso de los hijos, las tristezas de amor.
El «te quiero mi vida» o el «adiós, hasta pronto!»
«¡es varón! ¡es varón!» «nuestra madre semuere...»,
Palabras que en un soplo nos cambian la existencia;
son apenas momentos, aunque parezca tonto,
sentido que por fin todo vivir adquiere
y nos deja en el alma como una eterna esencia.



Rosalía de Castro

en un álbum

-- de Rosalía de Castro --

Te vi una vez de niña;
me pareciste flor de primavera
o capullo de rosa que exhalase
su virginal esencia.
Ahora dicen todos
que eres mujer bella...
¡Quiera dios que en el lecho de las vírgenes
por largo tiempo en largo sueño duermas!
¡que es el sueño más dulce
que duermen las hermosas en la tierra!



Rosalía de Castro

En un álbum (Castro)

-- de Rosalía de Castro --

Te vi una vez de niña;
me pareciste flor de primavera
o capullo de rosa que exhalase
su virginal esencia.

Ahora dicen todos
que eres mujer bella...
¡Quiera Dios que en el lecho de las vírgenes
por largo tiempo en largo sueño duermas!

¡Que es el sueño más dulce
que duermen las hermosas en la Tierra!



Rosalía de Castro

Tú para mí, yo para ti, bien mío

-- de Rosalía de Castro --

I

Tú para mí, yo para ti, bien mío
— Murmurabais los dos —;
«Es el amor la esencia de la vida,
No hay vida sin amor.»

¡Qué tiempo aquel de alegres armonías!..
¡Qué albos rayos de sol!...
¡Qué tibias noches de susurros llenas,
Qué horas de bendición!

¡Qué aroma, qué perfumes, qué belleza
En cuanto Dios crió,
Y cómo entre sonrisas murmurabais:
«No hay vida sin amor.»

II

Después, cual lampo fugitivo y leve,
Como soplo veloz,
Pasó el amor..., La ciencia de la vida...
Mas... Aun vivís los dos.



Medardo Ángel Silva

Danse d'Anitra

-- de Medardo Ángel Silva --

A Juan Verdesoto

Va ligera, va pálida, va fina,
cual si una alada esencia poseyera.
Dios mío, esta adorable danzarina
se va a morir, se va a morir ... Se muere.

Tan aérea, tan leve, tan divina,
se ignora si danzar o volar quiere;
y se torna su cuerpo un ala fina,
cual si el soplo de Dios lo sostuviere.

Sollozan perla a perla cristalina
las flautas en ambiguo miserere ...
Las arpas lloran y la guzla trina ...
¡Sostened a la leve danzarina,
porque se va a morir... Porque se muere!



Medardo Ángel Silva

Después

-- de Medardo Ángel Silva --

Se extinguirán mis años, ardiendo como cirios,
a tus plantas; las rosas
de mis sueños, mustias por los días,
regarán a tus pies sus difuntas corolas.

Y habrá un sol que ilumine
mi cuerpo —ya sin alma—, negra copa
vacía de una esencia de infinito... Y el sueño
será definitivo...

¡Pero, entonces, tú sola,
releyendo los versos en que me llamo tuyo,
mis versos, hechos llanto, sentirás en tu boca,
y escucharás, de súbito, reteniendo tus lágrimas,
una voz que te llama, despacito, en la sombra!



Medardo Ángel Silva

El alma presa

-- de Medardo Ángel Silva --

A Modesto Chávez Franco

Las interrogaciones con que, en horas fatales,
queremos sondear la Esencia Verdadera,
son voces a la Esfinge siempre muda, señales
en la sombra que nadie ve de la otra ribera.

Sí; de nuestro dolor sólo perdura
el eco sollozante a merced de la brisa.
¡Ay de ese cuyos diarios vino y pan de amargura
no endulzan besos, canto o femenil sonrisa!

Bien sabemos que el polvo retornará a la tierra,
pero la carne a la vida se aferra.
¡Y qué temor, oh, cielos, por nuestra leve arcilla!

¡Detente!, le decimos al minuto que pasa...
¡Y cuando por nosotros vienen de la otra orilla,
gimiendo abandonamos la miserable casa!



Miguel Unamuno

Felix culpa

-- de Miguel Unamuno --

De fruta henchido el árbol de la vida
yérguese enfrente al árbol de la ciencia
lleno de flores de aromosa esencia
por Dios á nuestros padres prohibida.

Mas el provecho por el goce olvida
la mujer, y abusando de inocencia
al hombre da —feliz desobediencia!—
flor de saber que á más saber convida.



Julio Herrera Reissig

Éxtasis (Herrera y Reissig)

-- de Julio Herrera Reissig --

Bion y Lucina, émulos en fervoroso alarde,
permútanse fragantes uvas, de boca a boca;
y cuando Bion ladino la ebria fruta emboca
finge para que el juego lánguido se retarde...

Luego, ante el oportuno carrillón de la tarde,
que en sus almas perdidas inocencias evoca,
como una corza tímida tiembla el amor cobarde,
y una paz de los cielos el instinto sofoca...

Después de un tiempo inerte de silencioso arrimo,
en que los dos ensayan la insinuación de un mimo,
ella lo invade todo con un suspiro blando;

¡y él, que como una esencia gusta el sabroso fuego,
raya un beso delgado sobre su nuca, y ciego
en divinos transportes la disfruta soñando!



Julio Herrera Reissig

éxtasis

-- de Julio Herrera Reissig --

Bion y lucina, émulos en fervoroso alarde,
permútanse fragantes uvas, de boca a boca;
y cuando bion ladino la ebria fruta emboca
finge para que el juego lánguido se retarde...

Luego, ante el oportuno carrillón de la tarde,
que en sus almas perdidas inocencias evoca,
como una corza tímida tiembla el amor cobarde,
y una paz de los cielos el instinto sofoca...

Después de un tiempo inerte de silencioso arrimo,
en que los dos ensayan la insinuación de un mimo,
ella lo invade todo con un suspiro blando;

¡y él, que como una esencia gusta el sabroso fuego,
raya un beso delgado sobre su nuca, y ciego
en divinos transportes la disfruta soñando!



Evaristo Ribera Chevremont

valle de yabucoa

-- de Evaristo Ribera Chevremont --

Valle que al clima tórrido, basto y vital conformas
tus anchurosidades y tus renacimientos.
Valle que al clima ofreces tus multiformes formas;
formas de exuberancias y de desbordamientos.

Azul de radiaciones, cargado de crudezas,
de acentuación robusta, cubre tus extensiones.
Los picos que te ciñen, guardas de tus bellezas,
enarbolan su verde sobre el verde que expones.

En tu amplitud, con trazos calientes, encendidos,
con trazos decididos, brillan las palmas reales;
y, en tu silencio, impónense sinfonías y ruidos;
sinfonías de insectos y ruidos de cañales.

Anégome en tu aire de trópico, compacto,
en el que las guajanas aligeras enfilas;
y tu insondable esencia concentradora capto
en los bueyes de enormes y solares pupilas.



José Asunción Silva

Ars

-- de José Asunción Silva --

El verso es un beso santo. ¡Poned en él tan sólo,
un pensamiento puro,
en cuyo fondo bullan hirvientes las imágenes
como burbujas de oro de un viejo vino oscuro!

¡Allí verted las flores que en la continua lucha
ajó del mundo el frío,
recuerdos deliciosos de tiempos que no vuelven,
y nardos empapados de gotas de rocío

para que la existencia mísera se embalsame
cual de una esencia ignota
quemándose en el fuego del alma enternecida
de aquel supremo bálsamo basta una sola gota!



José Martí

noche de mayo

-- de José Martí --

Noche de mayo 1
con un astro la tierra se ilumina;
con el perfume de una flor se llenan
las ámbitos inmensos. Como vaga,
misteriosa envoltura, una luz tenue
naturaleza encubre,y una imagen
misma del linde en que se acaba brota
entre el humano batallar. ¡Silencio!
en el color, oscuridad! ¡enciende
el sol al pueblo bullicioso y brilla
la blanca luz de luna!en los ojos
la imagen va,porque si fuera buscan
del vaso herido la admirable esencia,
en haz de aromas a los ojos surge:
y si al peso del párpado obedecen,
¡como flor que al plegar las alas pliega
consigo su perfume, en el solemne
templo interior como lamento triste
la pálida figura se levanta!
divino oficio! el universo entero,
su forma sin perder, cobra la forma
de la mujer amada, y el esposo
ausente, el cielo póstumo adivina
por el casto dolor purificado.
José martí



Blas de Otero

música tuya

-- de Blas de Otero --

¿es verdad que te gusta verte hundida
en el mar de la música; dejarte
llevar por esas alas, abismarte
en esa luz tan honda y escondida?
si no es así, no ames más; dame tu vida,
que ella es la esencia y el clamor del arte;
herida estás de dios de parte a parte,
y yo quiero escuchar solo esa herida.
Mares, alas, intensas luces libres,
sonarán en mi alma cuando vibres,
ciega de amor, tañida entre mis brazos.
Y yo sabré la música ardorosa
de unas alas de dios, de una luz rosa,
de un mar total con olas como abrazos.



Carolina Coronado

flor de pureza

-- de Carolina Coronado --

¡oh de la madre tierra
hija mimada, fruto delicioso,
que en su espíritu encierra
hechizo venturoso,
divino ardor, perfume glorioso!
flor a mí consagrada,
corona de mis sienes, perla mía,
la sola gloria amada
que mi ambición ansía,
luna en mi noche, sol claro en mi día
¿dónde estás ¡ay!, adónde
la cabeza gentil triste reclinas?
¿qué huerto, di, me esconde
las luces argentinas
con que mis ciegos ojos iluminas?
yo fiel a la ternura
que el señor hacia ti me inspiraría
guardé, en el alma pura
los halagos que un día
sólo a tu frente amada rendiría...
¿Por qué vio la mañana
antes que yo tu dulce risa amante?
oruguilla liviana;
¿por qué aspiro un instante
tu pura esencia ni tu luz brillante?
¿por qué ora el sol te abrasa?
¿por qué a tu cabellera el aire toca?
¿por qué el insecto pasa
y atrevido coloca
sus alas donde yo puse mi boca...?



Carolina Coronado

a un ruiseñor

-- de Carolina Coronado --

Ruiseñor, que entre las hojas
de la más florida acacia
has tenido todo mayo
fresca, primorosa estancia,
¿por qué picas ese ramo
de menudas flores albas,
que te mece si dormitas,
y te acaricia si cantas:
y a tu lado cariñoso
presta a un tiempo con sus galas
colgaduras a tu lecho
perfumes a tu morada?
¡diote la acacia amorosa
cuna y sombra regaladas;
y tú rompiendo sus hojas,
¡ay! con heridas le pagas!-
yo sé, pájaro sonoro,
que en tus dos inquietas alas
vas a lanzarte, a otro valle
por siempre huyendo esa rama.
Mas no por eso a tu amiga,
ruiseñor, con loca saña
has de romperle las perlas
de su corona preciada.
¡Que cuando estés lejos de ella,
tal vez recuerdes con ansia
la frescura de su sombra,
la esencia de sus guirnaldas!



Ramón López Velarde

la mancha de púrpura

-- de Ramón López Velarde --

La mancha de púrpura
me impongo la costosa penitencia
de no mirarte en días y días, porque mis ojos
cuando por fin te miren, se aneguen en tu esencia
como si naufragasen en un golfo de púrpura,
de melodía y de vehemencia.
Pasa el lunes, y el martes, y el miércoles... Yo sufro
tu eclipse, ¡oh creatura solar!, mas en mi duelo
el afán de mirarte se dilata
como una profecía; se descorre cual velo
paulatino; se acendra como miel; se aquilata
como la entraña de las piedras finas;
y se aguza como el llavín
de la celda de amor de un monasterio en ruinas.
Tú no sabes la dicha refinada
que hay en huirte, que hay en el furtivo gozo
de adorarte furtivamente, de cortejarte
más allá de la sombra, de bajarse el embozo
una vez por semana, y exponer las pupilas,
en un minuto fraudulento,
a la mancha de púrpura de tu deslumbramiento.
En el bosque de amor, soy cazador furtivo;
te acecho entre dormidos y tupidos follajes,
como se acecha un ave fúlgida; y de estos viajes
por la espesura, traigo a mi aislamiento
el más fúlgido de los plumajes:
el plumaje de púrpura de tu deslumbramiento.



Ramón López Velarde

La mancha púrpura

-- de Ramón López Velarde --

Me impongo la costosa penitencia
de no mirarte en días y días, porque mis ojos,
cuando por fin te miren, se aneguen en tu esencia
como si naufragasen en un golfo de púrpura,
de melodía y de vehemencia.

Pasa el lunes, y el martes, y el miércoles... Yo sufro
tu eclipse ¡oh criatura solar! mas en mi duelo
el afán de mirarte se dilata
como una profecía; se descorre cual velo
paulatino; se acendra como miel; se aquilata
como la entraña de las piedras finas;
y se aguza como el llavín
de la celda de amor de un monasterio en ruinas.

Tú no sabes la dicha refinada
que hay en huirte, que hay en el furtivo gozo
de adorarte furtivamente, de cortejarte
más allá de la sombra, de bajarse el embozo
una vez por semana, y exponer las pupilas,
en un minuto fraudulento,
a la mancha de púrpura de tu deslumbramiento.

En el bosque de amor, soy cazador furtivo;
te acecho entre dormidos y tupidos follajes,
como se acecha un ave fúlgida; y de estos viajes
por la espesura, traigo a mi aislamiento
el más fúlgido de los plumajes:
el plumaje de púrpura de tu deslumbramiento.



Ramón López Velarde

Que adorable manía

-- de Ramón López Velarde --

¡Qué adorable manía de decir
en mi pobreza y en mi desamparo:
soy más rico, muy más que un gran visir:
el corazón que amé se ha vuelto faro!

Cuando se cansa de probar amor
mi carne, en torno de la carne viva,
y cuando me aniquilo de estupor
al ver el surco que dejó en la arena
mi sexo, en su perenne rogativa,
de pronto convertirse al mundo veo
en un enamorado mausoleo...

Y mi alma en pena bebe un negro vino,
y un sonoro esqueleto peregrino
anda cual un laúd por el camino.

Por darme el santo y seña, la viajera
se ata debajo de la calavera
las bridas del sombrero de pastora

En su cráneo vacío y aromático
trae la esencia de un eterno viático.
Y al fin, del fondo de su pecho claro,
claro de Purgatorio y de Sión,
en el sitio en que hubo el corazón
me da a beber el resplandor de un faro.



Ramón María del Valle Inclán

rosa de alejandría

-- de Ramón María del Valle Inclán --

Docta en los secretos de la abracadabra,
dispersó en el aire, tus letras, mi mano,
y al caer, formóse aquella palabra,
cifra de tu enigma y luz de tu arcano.

¿Por qué ley se juntan en nueva escritura
los signos dispersos? ¿qué azar hizo el juego?
¿qué ciencia de magos alzó la figura
y leyó el enigma? sierpe, rosa, fuego.

¡Sierpe! ¡rosa! ¡fuego! tal es tu armonía:
gracia de tres formas es tu gracia inquieta,
tu esencia de monstruo en la alegoría

se descubre. Antonio el anacoreta
huyó de tu sombra por alejandría.
¡Antonio era santo! ¿si fuese poeta?...



Ramón María del Valle Inclán

rosaleda

-- de Ramón María del Valle Inclán --

Cuando iba por la selva nocturna, sin destino,
escuché una esperanza cantar sobre el camino,
en la alborada de oro. Yo pasaba. Su canto
daba sobre una lírica fresca rama de acanto.

Saliendo de mi noche, me perdí en un recinto
de rosas. Por los métricos sellos de un laberinto,
los senderos en fuga culterana y ambigua,
conjugaban el tema de la fábula antigua.

Conversé con las rosas, y, como un amuleto,
recogí de las rosas el sideral secreto.
Los números dorados
de sus selladas cláusulas, me fueron revelados.

Mi alma se daba,
dándose gozaba,
y transcendía
su esencia en goce.
Se consumía
en la alegría
del que conoce.



Ricardo Rossel

No morirá

-- de Ricardo Rossel --

Se apagará la misteriosa llama

Que aquí encendida en mi cerebro siento,

Mi fe, mi inspiración;

Se helará el corazón que ahora derrama

Dentro del pecho, con latir violento,

La vida y el amor.

Esta envoltura material, que vive

Sólo al calor de la inmortal centella

Esencia de mi sér,

Perecerá; y la mano que esto escribe,

Como toda esta máquina, sin ella,

Tornará á lo que fué.

El tiempo pasará....Sobre mi losa

De sus alas el roce habrá borrado

Mi funebre inscripción;

Y nadie entónces del que allí reposa

Se acordara, que al fin, solo un puñado

De polvo seré yo.

¿Todo acaso habrá muerto? ¿Eterno olvido,

Como la piedra que a mi tumba cierra,

Mi nombre cubrira?....

¡Ah! no! mi pensamiento aquí esculpido

Vivirá en esta página. En la tierra

¡No morirá jamás!



Rubén Darío

cantos de vida y esperanza x

-- de Rubén Darío --

Un gran vuelo de cuervos mancha el azul celeste.
Un soplo milenario trae amagos de peste.
Se asesinan los hombres en el extremo este.
¿Ha nacido el apocalíptico anticristo?
se han sabido presagios y prodigios se han visto
y parece inminente el retorno del cristo.
La tierra está preñada de dolor tan profundo
que el soñador, imperial meditabundo,
sufre con las angustias del corazón del mundo.
Verdugos de ideales afligieron la tierra,
en un pozo de sombra la humanidad se encierra
con los rudos molosos del odio y de la guerra.
¡Oh, señor jesucristo!, ¿por qué tardas, qué esperas
para tender tu mano de luz sobre las fieras
y hacer brillar al sol tus divinas banderas?
surge de pronto y vierte la esencia de la vida
sobre tanta alma loca, triste o empedernida
que, amante de tinieblas, tu dulce aurora olvida.
Ven, señor, para hacer la gloria de ti mismo,
ven con temblor de estrellas y horror de cataclismo,
ven a traer amor y paz sobre el abismo.
Y tu caballo blanco, que miró el visionario,
pase. Y suene el divino clarín extraordinario.
Mi corazón será brasa de tu incensario.
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