Buscar Poemas con Escritos


  ·En el buscador de poemas puedes encontrar entre más de doce mil poemas todos aquellos que contienen las palabras de búsqueda. Los poemas forman parte de la antología poética de los 344 poetas más importantes en lengua Española de todos los tiempo. Puedes elegir entre dos tipos de búsqueda:
  ·Buscar entre todos los poemas los que contienen las palabras de la búsqueda.
  ·Buscar sólo los poemas cortos -aquellos que tienen 8 versos o menos- que coinciden con el criterio de búsqueda.

Se han encontrado 20 poemas con la palabra escritos

Si lo prefieres puedes ver sólo los poemas cortos, aquellos que tienen ocho versos o menos aquí

Vicente Gerbasi

escritos en la piedra

-- de Vicente Gerbasi --

En el valle que rodean montañas de la infancia
encontramos escritos en la piedra,
serpientes cinceladas, astros,
en un verano de negras termiteras.
En el silencio del tiempo vuelan los gavilanes,
cantan cigarras de tristeza
como en una apartada tarde de domingo.
Con el verano se desnudan los árboles,
se seca la tierra con sus calabazas.
Pero volverán las lluvias
y de nuevo nacerán las hojas
y los pequeños grillos de las praderas
bajo el soplo de una misteriosa nostalgia del mundo.
Y así para siempre
en torno a estos escritos en la piedra,
que recuerdan una raza antigua
y tal vez hablan de dios.

Poema escritos en la piedra de Vicente Gerbasi con fondo de libro

Rafael María Baralt

A un plagiario

-- de Rafael María Baralt --

Tranquilízate, amigo, tus escritos
libres están de crítica y censores;
pocas habrá de clásicos autores
quien, docto y fiel, no los aplauda a gritos.

Conviene de buen grado los peritos
en llamar a tus versos lindas flores
y añaden que recuerdan sus olores
a nuestros padres del Parnaso invictos.

Yo de mí sé decir que a Garcilaso.
León, Rioja, en tus escritos veo
y también a la estrella sin ocaso.

Divino Herrera, el hispalense Orfeo,
¿Mas que mucho bribón, si a cada paso
sus versos copias y sus versos leo?

Poema A un plagiario de Rafael María Baralt con fondo de libro

Lope de Vega

al sepulcro de amor, que contra el filo

-- de Lope de Vega --

Al sepulcro de amor, que contra el filo
del tiempo hizo artemisia vivir claro,
a la torre bellísima de faro,
un tiempo de las naves luz y asilo;
al templo efesio de famoso estilo,
al coloso del sol, único y raro,
al muro de semíramis reparo,
y a las altas pirámides del nilo;
en fin, a los milagros inauditos,
a júpiter olímpica, y al templo,
pirámides, coloso y mauseolo;
y a cuantos hoy el mundo tiene escritos,
en fama vence de mi fe el ejemplo,
que es mayor maravilla mi amor solo.

Poema al sepulcro de amor, que contra el filo de Lope de Vega con fondo de libro

Lope de Vega

Maestro mío, ved si ha sido engaño

-- de Lope de Vega --

Maestro mío, ved si ha sido engaño
regular por amor el movimiento,
que hace en paralelos de su intento
el sol de Fili, discurriendo el año.

Tomé su altura en este desengaño,
y en mi sospecha, que es cierto instrumento,
por coronas conté su pensamiento
y señalome el índice mi daño.

O no son estos arcos bien descritos,
(digo estos ojos) o este limbo indicio,
que a aquella antigua oscuridad me torno,

o yo no observo bien vuestros escritos,
que si hace Fili en Géminis solsticio,
no escapa mi Cenit de Capricornio.



Jorge Luis Borges

a quien está leyéndome

-- de Jorge Luis Borges --

Eres invulnerable. ¿No te han dado
los números que rigen tu destino
certidumbre de polvo? ¿no es acaso
tu irreversible tiempo el de aquel río
en cuyo espejo heráclito vio el símbolo
de su fugacidad? te espera el mármol
que no leerás. En él ya están escritos
la fecha, la ciudad y el epitafio.
Sueños del tiempo son también los otros,
no firme bronce ni acendrado oro;
el universo es, como tú, proteo.
Sombra, irás a la sombra que te aguarda
fatal en el confín de tu jornada;
piensa que de algún modo ya estás muerto.



Ernesto Cardenal

epigrama XII

-- de Ernesto Cardenal --

Epigrama
te doy claudia, estos versos,
porque tú eres su dueña.
Los he escrito sencillos
para que tú los entiendas.
Son para ti solamente,
pero si a ti no te interesan,
un día se divulgarán,
tal vez por toda hispanoamérica...
Y si al amor que los dictó,
tú también lo desprecias,
otras soñarán
con este amor
que no fue para ellas.
Y tal vez verás,
claudia,
que estos poemas,
(escritos para conquistarte a ti)
despiertan
en otras parejas
enamoradas que los lean
los besos que en ti
no despertó el poeta.



Ernesto Cardenal

epigrama XVIII

-- de Ernesto Cardenal --

Nuestros poemas no se pueden
publicar todavía
circulan de mano en mano
manuscritos
o copiados en mimeografo
pero un día
se olvidará el nombre
del dictador contra quien
fueron escritos,
y seguirán siendo leídos.



Pedro Soto de Rojas

Tristes quejas de amor dilato al viento

-- de Pedro Soto de Rojas --

Proemio

Tristes quejas de amor dilato al viento.
Serán, por tristes, de mi error castigo;
por quejas, nuevo honor de mi enemigo;
y por de amor, de amantes escarmiento.

Será también la voz de mi instrumento
en el proceso de mi edad testigo,
y yo el áspero actor que a mí me sigo
y el culpado que canta en el tormento.

Vosotros, o jueces, o fiscales
(bien así que mis males, infinitos),
no me juzguéis si no sentís mis males;

que si buscáis castigo a mis delitos,
castigos tienen a su culpa iguales:
fuegos de amor abrasan mis escritos.



Rafael María Baralt

A un ingenio de estos tiempos

-- de Rafael María Baralt --

Soy incapaz, Ernesto, de engañarte:
adoro la verdad, que el bien inspira,
y contra el vicio de falaz mentira
hay en mi corazón firme baluarte.

Ernesto, Ernesto, el corazón me parte
tu inútil afanar: rompe la lira
de tus cuerdas flojas «tu razón delira;
te falta inspiración; no tiene arte.»

Pero sírvate al menos de consuelo
que, si ascender no puedes la escabrosa
cumbre del Pindo en tu cansado vuelo,

tienes en tus escritos una cosa
mira si de franqueza soy modelo,
peor aún que tus versos... Y es tu prosa.



Juan Boscán

Nunca de amor estuve tan contento

-- de Juan Boscán --

Nunca de amor estuve tan contento
que en su loor mis versos ocupase,
ni a nadie consejé que se engañase
buscando en el amor contentamiento.

Esto siempre juzgó mi entendimiento:
que de este mal todo hombre se guardase;
y asi, porque esta ley se conservase,
holgué de ser a todos escarmiento.

¡Oh! vosotros que andáis tras mis escritos
gustando de leer tormentos tristes,
según que por amar son infinitos,

mis versos son deciros: "¡Oh, benditos
los que de Dios tan gran merced hubistes
que del poder de amor fuésedes quitos!"



Santiago Montobbio

única edad

-- de Santiago Montobbio --

Única edad
porque alguien fue un instante hermoso
y de antiguos, nunca escritos libros rescató
palabras parecidas a piedad o casi tan extrañas
ante la impasibilidad estéril de los muros
como en un final cualquiera comprendimos
que la única edad del hombre es la que calla.



Andrés Héctor Lerena Acevedo

Friso místico

-- de Andrés Héctor Lerena Acevedo --

Por el camino blanco marchan contritos
los monjes centenarios de la abadía,
meditando breviarios... Al irse el día,
por el camino blanco marchan contritos
en larga caravana, trágica y pía.

Barbas pontificales, barbas de plata,
idealizan sus férvidos rostros sagrados,
y, empuñando los mangos de sus cayados
que a la luz del crepúsculo florecen plata
como sombras que fueren marchan callados.

Venerables ascetas, austero rito,
practican en las horas santas del día.
Con los dorsos curvados hacia la vía
sus almas se remontan a lo Infinito
en un éxtasis mudo de eucaristía.

A lo lejos la torre del monasterio
comenta en lengua de oro sacros escritos,
mientras los viejos monjes marchan contritos
con su andar de fatiga, paz y misterio
que evoca, en el poniente, bíblicos mitos.

Muere el día. En el friso del horizonte
lucen las barbas cándidas como alabastros.
Y, al escalar los santos el arduo monte
en el altar supremo del horizonte
como si fueran cirios prenden los astros.



Antonio Machado

Sonetos escritos en una noche de bombardeo en Rocafort: I

-- de Antonio Machado --

Mas fuerte que la guerra -espanto y grima-
Cuando con torpe vuelo de avutarda
El ominoso trimotor se encima,
y sobre el vano techo se retarda,
Hoy tu alegre zalema el campo anima,
En claro verde el chopo en yemas guarda.
Fundida irá la nieve de la cima
El hielo rojo de la tierra parda
Mientras retumba el monte, el mar humea,
Da la sirena el lúgubre alarido,
Y en el azul el avión platea
¡Cuan agudo se filtra hasta mi oido
Niña inmortal, infatigable dea,
El agrio son de tu rabel florido!



Antonio Machado

Sonetos escritos en una noche de bombardeo en Rocafort: II

-- de Antonio Machado --

Y a su perfil zancudo en el regato,
en el azul el vuelo de ballesta,
sobre el aneho nido de ginesta,
En torre, torre y torre, el garabato
de la cigüeña... En la memoria mia,
Tu recuerdo a traición ha florecido;
y hoy comienza tu campo empedernido
El sueño verde de la tierra fria,
Soria pura, entre montes de violeta.
Di tu, avión marcial, si el alto Duero
A donde vas recuerda a su poeta,
al revivir su rojo Romancero ;
¿ es, otra vez, Cain, sobre el planeta,
bajo tus alas, moscardón guerrero?.



Antonio Machado

Sonetos escritos en una noche de bombardeo en Rocafort: III

-- de Antonio Machado --

Estas rachas de marzo, en los desvanes,
Hacia la mar del tiempo; la paloma
De pluma tornasol, los tulipanes
Gigantes del jardín, y el sol que asoma,
Bola de fuego entre morada bruma,
A iluminar la tierra valentina...
¡Hervor de leche y plata, añil y espuma,
y velas blancas en el mar latina!
Valencia de fecundas primaveras,
De floridas almunias y arrozales,
Feliz quiero cantarte, como eras,
Domando a un ancho rio en tus canales,
al dios marino con tus albuferas,
al centauro de amor con tus rosales.



Antonio Machado

Sonetos escritos en una noche de bombardeo en Rocafort: IV

-- de Antonio Machado --

Otra vez en la noche... Es el martillo
De la fiebre en las sienes bien vendadas
Del niño. Madre, ¡el pájaro amarillo !
¡Las mariposas negras y moradas!
Duerme, hijo mio. Y la manita oprime
La madre, junto al Pecho. ¡Oh, flor de fuego !
¿Quién ha de helarte, flor de sangre, dime?
Hay en la pobre alcoba olor a espliego;
Fuera, la oronda luna que blanquea
Cúpula y torre a la ciudad sombria
Invisible avión moscardonea.
¿Duermes, oh dulce flor de sangre mia?
El cristal del balcón repiquetea
¡Oh, fria , fria, fria , fria, fria!



Juan Ramón Molina

A un periodista

-- de Juan Ramón Molina --

Que una tizona en tus valientes manos,
la noble pluma con que escribes sea,
para entrar indignado a la pelea,
a herir traidores y a matar tiranos.

Haz que muerdan el polvo los villanos;
áulicos y serviles pisotea,
infunde a aquel que tus escritos lea
fuerza de acción y alientos soberanos.

Que tu rotunda y magistral palabra
tocando cráneos en la plebe estoica
agujeros de luz en ellos abra;

y de allí surja hermosa y fulgurante
la Libertad, como Minerva heroica
de la cerviz de Júpiter Tonante.



Francisco de Quevedo

a lope de vega

-- de Francisco de Quevedo --

Las fuerzas, peregrino celebrado,
afrentará del tiempo y del olvido
el libro que, por tuyo, ha merecido
ser del uno y del otro respetado.
Con lazos de oro y yedra acompañado,
el laurel con tu frente está corrido
de ver que tus escritos han podido
hacer cortos los premios que te ha dado.
La invidia su verdugo y su tormento
hace del nombre que cantando cobras,
y con tu gloria su martirio crece.
Mas yo disculpo tal atrevimiento,
si con lo que ella muerde de tus obras
la boca, lengua y dientes enriquece.



Francisco de Quevedo

A Lope de Vega (Quevedo)

-- de Francisco de Quevedo --

Las fuerzas, Peregrino celebrado,
afrentará del tiempo y del olvido
el libro que, por tuyo, ha merecido
ser del uno y del otro respetado.

Con lazos de oro y yedra acompañado,
el laurel con tu frente está corrido
de ver que tus escritos han podido
hacer cortos los premios que te ha dado.

La invidia su verdugo y su tormento
hace del nombre que cantando cobras,
y con tu gloria su martirio crece.

Mas yo disculpo tal atrevimiento,
si con lo que ella muerde de tus obras
la boca, lengua y dientes enriquece.



Ricardo Güiraldes

Prisma

-- de Ricardo Güiraldes --

No busquéis aquí, verdad, razón o deducción alguna.

A otros la enseñanza. A esas enormes cabezas cuadradas, pensantes y rumi-pensantes que hacen de la verde yerba campera un bolo alimenticio.

Ellos dicen: «mucho de lo que crees hermoso, no es sino cieno».

No tengo aptitudes de máquina para transformar bellezas en utilidades, y si algo hay de verdad en mis escritos, culpa mía no es.

El prisma recibe luz e, inconsciente, rompe transparencia en siete colores.

Buenos Aires, 1914.



© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba