Buscar Poemas con Entristecido


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Se han encontrado 7 poemas con la palabra entristecido

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José Ángel Buesa

elegía por nosotros

-- de José Ángel Buesa --

Erguida en tu silencio y en tu orgullo,
no sé con qué señor que te enamora,
comentas a manera de murmullo:
«¡mirad ese es el hombre que me adora!»
yo paso como siempre, absorto,... Mudo,
y tú nerviosamente te sonríes,
sabiendo que detrás de mi saludo,
te ahondas y después te me deslíes.
Yo sé que ni te busco, ni te sigo,
que nada te mendigo, ni reclamo,
comento, nada más con un amigo:
«esa es la mujer que yo más amo».
Yo sé que mi cariño recriminas,
es claro tú no entiendes de esas cosas,
qué sabe del perfume y las espinas,
quien nunca estuvo al lado de las rosas.
Tú sabes que jamás suplico nada,
y me sabes cautivo de tus huellas,
que vivo en la región de tu mirada,
y comparto contigo las estrellas.
Un día nos veremos nuevamente,
y es lógico que bajes la cabeza,
tendrás muchas arrugas en la frente,
y el rostro entristecido y sin belleza.
Serás menos sensual en la cadera,
tus ojos no tendrán aquel hechizo,
y aún murmuraré «¡si me quisiera!»
tú sólo pensarás: «¡cuánto me quiso!»

Poema elegía por nosotros de José Ángel Buesa con fondo de libro

José Ángel Buesa

el clavel seco

-- de José Ángel Buesa --

Como el clavel del patio estaba seco,
yo, entristecido por sus tristes males,
bajé al jardín para cavar un hueco,
en buena sombra entre dos rosales.
Y eran rosales cerca, gajo a gajo
en una cercanía indiferente,
pero al cavar un poco, vi allá abajo
sus raíces trenzadas locamente.
Así, esta tarde, descubrí el secreto
de un cariño verdadero, hondo y discreto,
transplantando un clavel que se secó.
Y, en nuestra indiferente cercanía,
qué loco ensueño se descubriría
si alguien cavara un hueco entre tú y yo.

Poema el clavel seco de José Ángel Buesa con fondo de libro

Hernando de Acuña

Apenas el aurora había mostrado

-- de Hernando de Acuña --

Apenas el aurora había mostrado
las flores que en la noche había escondido,
cuando un pastor, de amor entristecido,
penoso estaba a un árbol arrimado.

Hablando con su hato y su cayado,
alzó con ronca voz un gran gemido,
diciendo: «¿Para qué dejas perdido
el cuerpo, pues el alma me has llevado,

pastora desleal? ¿En qué pusiste
el querer que con palabras me mostraste
en pago del amor que me ofreciste?

¿Por qué tan sin razón, di, me trocaste?
Pues otro mayor bien no pretendiste
que verme muerto aquí do me dejaste».

Poema Apenas el aurora había mostrado de Hernando de Acuña con fondo de libro

Julio Flórez

A Víctor Hugo (Flórez)

-- de Julio Flórez --

Poem

Preguntaba una noche entristecido: —¿En dónde están, en dónde, ¡oh genio santo! Los grandes pensamientos que murieron sin nacer, en el fondo de tu cráneo?

Y la noche me dijo: —¡Míralos— Aquí están en mi regazo. Alcé los ojos y miré ¡Dios mío! ¡Cómo hervían los astros!



Julio Flórez

El bogotano

-- de Julio Flórez --

Poem

Correcto en el vestido; por su semblante nunca pasa una sombra de duelo insano: Así va por las calles el bogotano, siempre fino y alegre, siempre elegante.

Entre amigos y damas luce el chispeante ingenio, que derrocha cortés y llano; y como es un modelo de cortesano, ama asía la ligera: por ser galante.

Al hundirse en el lecho tras el quebranto de una noche de danzas y de emociones, se apodera de su alma cruel desencanto,

y mira, entristecido, por los rincones del oscuro cerebro, vagar, en tanto, deshojadas y mustias sus ilusiones.



Julio Flórez

Sus ojos se entornaron

-- de Julio Flórez --

Poem

Sus ojos se entornaron; sobre los blancos hielos de las altivas cumbres agonizaba el sol; y de las densas brumas tras de los amplios velos quedó flotando, a solas, inmóvil, en los cielos, el lívido cadáver del último arrebol.

La luna, como un arco de nívea luz cuajada, subió con lento paso del infinito en pos; y entonces, reclinando la frente inmaculada sobre mi pecho -¡mira!- me dijo mi adorada- ¡qué barca tan hermosa para bogar los dos!

Hoy..."Ella" ya no existe! Bajo un rosal florido descansa la que un día me dió luz y calor; mas desde aquella tarde, contemplo, entristecido, la luna, cuando sóla, como un bajel perdido en el azul derrama su gélido fulgor.



Evaristo Carriego

Como en los buenos tiempos

-- de Evaristo Carriego --

A veces, miro un poco entristecido
la fiel evocación de ese retrato
donde estás viva, aunque mucho rato,
digo bien, mucho rato ha que te has ido.

¡Y apenas la impresión que nada deja!
Tal vez he preferido más perderte
que haber seguido amándote, hasta verte
con la vergüenza de sentirte vieja.

Y, sin embargo, acaso mentiría,
si quisiera decir que todavía
no he cesado de oirte junto al piano

que nadie ha vuelto a abrir, como en ninguna
emoción de aquel tiempo tan lejano
cuando aún eras prima de la luna.



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