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Jorge Cuesta

no aquel que goza, frágil y ligero

-- de Jorge Cuesta --

No aquel que goza, frágil y ligero,
ni el que contengo es acto que perdura,
y es en vano el amor rosa futura
que fascina a cultivo pasajero.

La vida cambia lo que fue primero
y lo que más tarde es no lo asegura,
y la memoria, que el rigor madura,
no defiende su fruto duradero.

Más consiente el sabor áspero y grueso,
el color que a la luz se desvanece,
la materia que al tacto se destroza.

Y en vano guarda su variable peso
el árbol y su forma se endurece,
y el mismo instante se revive y goza.

Poema no aquel que goza, frágil y ligero de Jorge Cuesta con fondo de libro

Gabriela Mistral

íntima

-- de Gabriela Mistral --

Tú no oprimas mis manos.
Llegará el duradero
tiempo de reposar con mucho polvo
y sombra en los entretejidos dedos.
Y dirías: «no puedo
amarla, porque ya se desgranaron
como mieses sus dedos».
Tú no beses mi boca.
Vendrá el instante lleno
de luz menguada, en que estaré sin labios
sobre un mojado suelo.
Y dirías: «la amé, pero no puedo
amarla más, ahora que no aspira
el olor de retamas de mi beso».
Y me angustiara oyéndote,
y hablaras loco y ciego,
que mi mano será sobre tu frente
cuando rompan mis dedos,
y bajará sobre tu cara llena
de ansia mi aliento.
No me toques, por tanto. Mentiría
al decir que te entrego
mi amor en estos brazos extendidos,
en mi boca, en mi cuello,
y tú, al creer que lo bebiste todo,
te engañarías como un niño ciego.
Porque mi amor no es sólo esta gavilla
reacia y fatigada de mi cuerpo,
que tiembla entera al roce del cilicio
y que se me rezaga en todo vuelo.
Es lo que está en el beso, y no es el labio;
lo que rompe la voz, y no es el pecho:
¡es un viento de dios, que pasa hendiéndome
el gajo de las carnes, volandero!

Poema íntima de Gabriela Mistral con fondo de libro

Medardo Ángel Silva

A un poeta (Silva)

-- de Medardo Ángel Silva --

No llames una noche de llantos a tu vida,
ni pienses tu dolor tan hondo y duradero:
ofendes al que sufre la verdadera herida,
al hermano que calla su dolor verdadero.

Mercader de sollozos, profesional del llanto,
¡qué sabiamente expresas ignoradas angustias!
No son tales prodigios armónicos de canto
para labios resecos y para frentes mustias.

Gárrulo adolescente que la bella mentira
de tu tristeza acuerdas a suspirante lira,
¡calla! Tu voz insulta, con su pena sonora,
al que suspira y nunca sabe por qué suspira.
Al que llora y no puede decirnos por qué llora.

Poema A un poeta (Silva) de Medardo Ángel Silva con fondo de libro

Francisco Sosa Escalante

Quantum mutatus ab illo

-- de Francisco Sosa Escalante --

¡Coronas de laurel! para el guerrero
Emblema hermoso de eternal memoria,
Coronas esculpidas por la historia
En el bronce ó el mármol duradero:

Si un tiempo fuísteis el afan primero
Del inspirado trovador, su gloria,
Os habeis convertido en irrisoria
Ofrenda concedida hasta al torero.

Del histrion infeliz ornais la frente
Entre el aplauso de la turba necia
Que el circo asorda cual turbion rugiente.

Quien de sensato con razón se precia
¡Oh coronas! os mira indiferente,
Y vuestro brillo el pensador desprecia.



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