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-- de Lope de Vega --
Cadenas desherradas, eslabones,
tablas rotas del mar en sus riberas,
tronchadas astas de alabardas fieras,
reventados mosquetes y cañones;
ruinas de batidos torreones
a cuya vista forma blancas eras
el labrador, jirones de banderas,
abollados sangrientos morriones;
jarcias, grillos, reliquias de estandartes,
cárcel, mar, guerra, Argel, campaña y vientos
muestran en tierra o templos suspendidos.
Y así mis versos en diversas partes
mi amor cautivo, el mar de mis tormentos
y la guerra mortal de mis sentidos.
Poema "Cadenas desherradas, eslabones" de Lope de Vega
-- de Julián del Casal --
Un cielo gris. Morados estandartes
con escudo de oro; vibraciones
de altas campanas; báquicas canciones;
palmas verdes ondeando en todas partes;
banderas tremolando en los baluartes;
figuras femeninas en balcones;
estampido cercano de cañones;
gentes que lucran por diversas artes.
Mas, ¡ay!, mientras la turba se divierte
y se agita en ruidoso movimiento
como un mar de embravecidas olas,
circula por mi ser frío de muerte
y en lo interior del alma sólo siento
ansia infinita de llorar a solas.
Poema "día de fiesta" de Julián del Casal
-- de Juan de Moncayo --
¡Cómo se pasan, Lelio, las edades,
sujetas al rigor de la inconstancia,
cuando del mundo, bárbara ignorancia,
desconoce terrestres potestades!
Funda sobre diversas voluntades,
de prósperos sucesos, la arrogancia,
y verás en su misma vigilancia
que todo es vanidad de vanidades.
Nace el sol; en el término de un día
muere y comienza el curso repetido
por la estación del cielo más serena.
Sólo a tanta mudanza mi agonía,
en el lóbrego centro del olvido,
anima el contrapeso de mi pena.
Poema "¡Cómo se pasan, Lelio, las edades" de Juan de Moncayo
-- de Salvador Novo --
No podemos abandonarnos,
nos aburrimos mucho juntos,
tenemos la misma edad,
gustos semejantes,
opiniones diversas por sistema.
Muchas horas, juntos,
apenas nos oíamos respirar
rumiando la misma paradoja
o a veces nos arrebatábamos
la propia nota inexpresada
de la misma canción.
Ninguno de los dos, empero,
aceptaría los dudosos honores
del proselitismo.
Poema "no podemos abandonarnos" de Salvador Novo
-- de Mario Benedetti --
Tras la cerrada ovación que puso término a la sesión plenaria del congreso internacional delingüística y afines, la hermosa taquígrafarecogió sus lápices y papeles y se dirigió haciala salida abriéndose paso entre un centenar de lingüistas,filólogos, semiólogos, críticos estructuralistas ydesconstruccionistas, todos los cuales siguieron su garbosodesplazamiento con una admiración rayana en laglosemática.
De pronto las diversas acuñaciones cerebrales adquirieronvigencia fónica:
¡qué sintagma!
¡qué polisemia!
¡qué significante!
¡qué diacronía!
¡qué exemplar ceterorum!
¡qué zungenspitze!
¡qué morfema!
la hermosa taquígrafa desfiló impertérrita yadusta entre aquella selva de fonemas.
Sólo se la vio sonreír, halagada y tal vez vulnerable,cuando el joven ordenanza, antes de abrirle la puerta, murmurócasi en su oído: «cosita linda».
Poema "lingüistas" de Mario Benedetti
-- de Juan Gelman --
He aquí que daniela un día conversó con losángeles
ligeramente derrumbados sobre sus senos góticos
fatigados del trance pero lúcidos lúbricos
y daniela advertía sus símiles contrarios
las puertas que se abren para seguir viviendo
las puertas que se cierran para seguir viviendo
en general las puertas sus misiones sus ángulos
ángulos de la fuga las fugas increíbles
los paralelogramos del odio y del amor
rompiéndose en daniela para dar a otra puerta
con la ayuda de drogas diversas y de alcoles
o de signos que yacen debajo del alcol
o daniela sacándose los corpiños sacándose
los pechos distanciados debido al ejercicio
del amor en contrarias circunstancias mundiales
daniela rocca loca dicen los magazines
de una pobre mujer italiana por cierto
que practicaba métodos feroces del olvido
y no mató a sus padres y fue caritativa
y un día de setiembre orinó bajo un árbol
y era llena de gracia como santa maría
Poema "teoría sobre daniela rocca" de Juan Gelman
-- de Evaristo Carriego --
Algunos se hacen malas suposiciones
cada vez que el pobre hombre dobla la esquina
y franquea la puerta de la cantina,
donde busca el silencio de los rincones.
Eco de las diversas murmuraciones
de los más insidiosos, una vecina
dice que nunca dejan de darle espina
esas muy sospechosas ocultaciones.
Hoy — y esto es explicable — la buena gente
se halla un tanto intrigada, pues casualmente
hace cinco minutos, al regresar
de la calle, cumplido cierto mandado,
el hijo de la viuda que vive al lado
acodado en la mesa lo vio llorar.
Poema "El hombre que tiene un secreto" de Evaristo Carriego
-- de Carolina Coronado --
Como aquellas lucecillas
vaporosas y ligeras,
que sin calor a millares
se levantan de la tierra,
los amores en tu pecho,
fragilísima belleza,
sin que su fuego te abrase
alzan mil llamas diversas:
brotan, lucen, se disipan,
otras nacen tras aquéllas:
la inconstancia las apaga,
la liviandad las renueva.
Poema "a una coqueta" de Carolina Coronado