Buscar Poemas con Disperso


  ·En el buscador de poemas puedes encontrar entre más de doce mil poemas todos aquellos que contienen las palabras de búsqueda. Los poemas forman parte de la antología poética de los 344 poetas más importantes en lengua Española de todos los tiempo. Puedes elegir entre dos tipos de búsqueda:
  ·Buscar entre todos los poemas los que contienen las palabras de la búsqueda.
  ·Buscar sólo los poemas cortos -aquellos que tienen 8 versos o menos- que coinciden con el criterio de búsqueda.

Se han encontrado 8 poemas con la palabra disperso

Si lo prefieres puedes ver sólo los poemas cortos, aquellos que tienen ocho versos o menos aquí

Jaime Torres Bodet

voz

-- de Jaime Torres Bodet --

Tú me llamaste al íntimo rebaño
única voz que manda cuando implora
mientras la burla despreciaba el daño
y florecía, en el cardal, la aurora.
Era la intacta juventud del año.
Principiaban el mes, el día, la hora...
Y el corazón, intrépido y huraño,
te oía sin creerte, como ahora.
Ay, porque desde entonces ya disperso
sobre la vanidad del universo,
a cada paso, infiel, te abandonaba
y con cada promesa te mentía
y con cada recuerdo te olvidaba
¡y con cada victoria te perdía!

Poema voz de Jaime Torres Bodet con fondo de libro

Octavio Paz

pequeño monumento

-- de Octavio Paz --

A alí chumacero
fluye el tiempo inmortal y en su latido
sólo palpita estéril insistencia,
sorda avidez de nada, indiferencia,
pulso de arena, azogue sin sentido.
Resuelto al fin en fechas lo vivido
veo, ya edad, el sueño y la inocencia,
puñado de aridez en mi conciencia,
sílabas que disperso sin rüido.
Vuelvo el rostro: no soy sino la estela
de mí mismo, la ausencia que deserto,
el eco del silencio de mi grito.
Mirada que al mirarse se congela,
haz de reflejos, simulacro incierto:
al penetrar en mí me deshabito.

Poema pequeño monumento de Octavio Paz con fondo de libro

Antonio Machado

Ante el pálido lienzo de la tarde

-- de Antonio Machado --

Ante el pálido lienzo de la tarde,
la iglesia, con sus torres afiladas
y el ancho campanario, en cuyos huecos
voltean suavemente las campanas,
alta y sombría, surge.
La estrella es una lágrima
en el azul celeste.
Bajo la estrella clara,
flota, vellón disperso,
una nube quimérica de plata.

Poema Ante el pálido lienzo de la tarde de Antonio Machado con fondo de libro

Antonio Machado

Caminos

-- de Antonio Machado --

De la ciudad moruna
tras las murallas viejas,
yo contemplo la tarde silenciosa,
a solas con mi sombra y con mi pena.
El río va corriendo,
entre sombrías huertas
y grises olivares,
por los alegres campos de Baeza.
Tienen las vides pámpanos dorados
sobre las rojas cepas.
Guadalquivir, como un alfanje roto
y disperso, reluce y espejea.
Lejos, los montes duermen
envueltos en la niebla,
niebla de otoño, maternal; descansan
las rudas moles de su ser de piedra
en esta tibia tarde de noviembre,
tarde piadosa, cárdena y violeta.
El viento ha sacudido
los mustios olmos de la carretera,
levantando en rosados torbellinos
el polvo de la tierra.
La luna está subiendo
amoratada, jadeante y llena.
Los caminitos blancos
se cruzan y se alejan,
buscando los dispersos caseríos
del valle y de la sierra.
Caminos de los campos...
¡Ay, ya no puedo caminar con ella!



Antonio Machado

Desgarrada la nube; el arco iris

-- de Antonio Machado --

Desgarrada la nube; el arco iris
brillando ya en el cielo,
y en un fanal de lluvia
y sol el campo envuelto.
Desperté. ¿ Quién enturbia
los mágicos cristales de mi sueño?
Mi corazón latía
atónito y disperso.
...¡El limonar florido,
el cipresal del huerto
el prado verde, el sol, el agua, el iris!..
¡El agua en tus cabellos!...
Y todo en la memoria se perdía
como una pompa de jabón al viento.



Marilina Rébora

el cambista y su mujer. (quentin metsys)

-- de Marilina Rébora --

El cambista y su mujer
(quentin metsys)
el cambista sostiene minúscula balanza
con que pesa, prolijo, los objetos preciosos:
monedas, joyas, dijes, que forman la esperanza
del próspero comercio de los cautos esposos.
La mujer, en los ojos, acusa desconfianza,
mientras hojea un libro con dedos despaciosos;
la otra mano, que muestra una fina alianza,
reposa sobre un libro de ornamentos piadosos.
Trajes rojo y azul; las tocas blanca y negra
se funden con la tabla de color verde, lisa,
y el dorado, disperso, todo el ambiente integra.
Un espejo ovoidal, en la mesa dispuesto,
refleja una ventana y a un hombre que pesquisa
apoyado en el marco, desde un lugar opuesto.
El cambista y su mujer, quentin metsys (1466-1530). Museo del louvre.
La poesía del color atrae en ese realismo prolijo del maestrode amberes.



Marilina Rébora

paz interior

-- de Marilina Rébora --

Paz interior
detrás de mis paredes, feliz a mi manera,
extraigo del azul la esencia de mi verso
y escribo entre las nubes ¡añorante quimera!,
con las letras del alma, un vocablo disperso.
Ignorando el tropel que redobla en la acera,
extraña a la vorágine que rige el universo,
no turba mi interior el bullicio de afuera
y así conmigo misma, escribiendo, converso.
Pero en el corazón no puede haber engaño,
como dentro del alma no cabe la mentira
que en solitaria paz nos vemos al desnudo,
sin vanidad ni orgullo, ajenos al cruel daño
de la simulación que hipócrita conspira
y entonces a los cielos, para inspirarme, acudo.



Mauricio Bacarisse

Nisus

-- de Mauricio Bacarisse --

Este noble deleite de sudar y esforzarme
para luego morir, sin querer recompensa...
Ebrio de dinamismo, no me disperso nunca.
Mi vida es simple y lineal.

He donado mis tierras; he quemado mis ropas.
Con mi mandil de cuero, en mi gruta, en mi fragua
martillando en el yunque, junto a una fresca fuente
puedo a mi gusto jadear.

Soy más casto que el gneis. Agonizó la Amada.
Un enjambre de avispas acribilló sus senos
como manzanas núbiles. Me libré del castigo
del Sexo estúpido y cruel.

Desprecio las contiendas de Ahrimán y de Ormuz
y los considerandos del Gran Juicio Final,
las leyes del Areópago y de la soldadesca
y los Dioses borrosos...

Le he arrancado ya todos los denominadores
a la ecuación del mundo. Idéntico y sencillo
en mi labor penosa de terco Demiurgo
encuentro mi finalidad.

Contra el tremendo espanto de presumir los noúmenos
golpeo los fenómenos, machaco la apariencia;
cada diástole mía es una gran plegaria
de rebeldía y voluntad.



© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba