Buscar Poemas con Disfraz


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Se han encontrado 7 poemas con la palabra disfraz

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Leopoldo Lugones

Al jorobado

-- de Leopoldo Lugones --

Sabio jorobado, pide a la taberna,
Comadre del diablo, su teta de loba.
El vino te enciende como una linterna
Y en turris ebúrnea trueca tu joroba,
Porque de nodriza tuviste una loba
Como los gemelos de Roma la Eterna.

Sabio jorobado, tu pálida mueca
Tiene óxidos de odio como los puñales,
Y los dados sueltos de tu risa seca
Con los cascabeles disuenan rivales.
Tu risa amenaza como los puñales,
Como un moribundo se tuerce tu mueca.

Sabio jorobado, la pálida estrella
Que tú enamorabas desde una cornisa,
Como blanca novia, como astral doncella,
Del balcón del cielo cuelga su camisa.
Un gato me ha dicho desde la cornisa,
Sabio jorobado, que duermes con ella.

Demanda a la luna tu disfraz de boda
Y en íntimo lance finge a Pulcinela.
Pulula en el río tanta lentejuela
Para esos brocatos a la última moda,
Que en su fondo debes celebrar tu boda
Tal como un lunólogo dandy a la alta escuela.

Poema Al jorobado de Leopoldo Lugones con fondo de libro

Lope de Vega

Aquí cuelgo la lira que desamo

-- de Lope de Vega --

Aquí cuelgo la lira que desamo,
con que canté la verde primavera
de mis floridos años, y quisiera
romperla al tronco, y no colgarla en ramo.
Culpo mi error, y la ocasión infamo,
por quien canté lo que llorar debiera,
que el vano estudio vano premio espera,
ladrón del tiempo con disfraz le llamo.
En otra lira, a cuyo son recuerdas
dormida Musa, en este breve plazo
canta segura de que el tiempo pierdas.
Templóla amor con poderoso brazo,
que en tres clavijas le subió las cuerdas,
y le labró de una lanzada el lazo.

Poema Aquí cuelgo la lira que desamo de Lope de Vega con fondo de libro

Lope de Vega

No sabe qué es amor quien no te ama

-- de Lope de Vega --

No sabe qué es amor quien no te ama,
celestial hermosura, esposo bello;
tu cabeza es de oro, y tu cabello
como el cogollo que la palma enrama.

Tu boca como lirio que derrama
licor al alba; de marfil tu cuello;
tu mano el torno y en su palma el sello
que el alma por disfraz jacintos llama.

¡Ay, Dios!, ¿en qué pensé cuando, dejando
tanta belleza y las mortales viendo,
perdí lo que pudiera estar gozando?

Mas si del tiempo que perdí me ofendo,
tal prisa me daré, que una hora amando
venza los años que pasé fingiendo.

Poema No sabe qué es amor quien no te ama de Lope de Vega con fondo de libro

Pedro Salinas

¡cuánto rato te he mirado

-- de Pedro Salinas --

Sin mirarte a ti, en la imagen
exacta e inaccesible
que te traiciona el espejo!
«bésame», dices. Te beso,
y mientras te beso pienso
en lo fríos que serán
tus labios en el espejo.
«Toda el alma para ti»,
murmuras, pero en el pecho
siento un vacío que sólo
me lo llenará ese alma
que no me das.
El alma que se recata
con disfraz de claridades
en tu forma del espejo.



Francisco de Quevedo

parnaso español 12

-- de Francisco de Quevedo --

En dar al robador de europa muerte,
de quien eres señor, monarca ibero,
al ladrón te mostraste justiciero
y al traidor a su rey castigo fuerte.
Sepa aquel animal que tuvo suerte
de ser disfraz a júpiter severo,
que es el león de españa el verdadero,
pues de áfrica el cobarde se lo advierte.
No castigó tu diestra la victoria,
ni dio satisfacción al vencimiento:
diste al uno consuelo, al otro gloria.
Escribirá con luz el firmamento
duplicada señal, para memoria,
en los dos, de tu acierto y su escarmiento.



Clemente Althaus

A Ligurino

-- de Clemente Althaus --

Garzón de tan linda faz,
que, vestido de mujer,
nadie pudiera creer
que fuera el traje disfraz:
al presumido Narciso
en gracia y beldad excedes,
y al troyano Ganimedes
a quien Jove mismo quiso.
No hay en nuestros campos flores,
ni en el firmamento estrellas,
como en Lima damas bellas
que codician tus amores.
Mas las disuade y, arredra
de decirte su ardor vivo
ser tú mas fiero y esquivo
que el casto alnado de Fedra.



Clemente Althaus

En la agonía de J. M. H.

-- de Clemente Althaus --

Todo te cubre de la muerte el hielo:
vanos ya los esfuerzos son del arte
de médicos humanos, y salvarte
sólo pudiera el Médico del cielo.
Conozco en el instante de perderte,
cuánto a ti estaba mi existencia unida,
y el amor que durmiendo estaba en vida
se despierta ardoroso con tu muerte.
Pronto, rotas del cuerpo las lazadas,
y libre de lo vano y aparente,
cuanto hoy ignoras brillará patente
de tu alma a las clarísimas miradas.
Y contemplando sin disfraz la mía,
verás de culpas y flaquezas llena
esa alma que tan pura y noble y buena
imaginabas con error un día.
Y el amor y alta estima y el respeto
que me profesas y en tu error se funda
se trocarán en compasión profunda,
cuando penetres mi fatal secreto.
A Aquel entonces que las almas sana
ruega que pio sane mi alma enferma,
porque, cuando en la tumba el cuerpo duerma,
vuele aquella a la gloria soberana;
y que no sean en mi daño eternos
estos tristes adioses que te digo,
sino que allá en el cielo, dulce amigo,
ledos volvamos algún día a vernos.



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