Buscar Poemas con Discreto


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Se han encontrado 21 poemas con la palabra discreto

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Alfonsina Storni

El racimo inocente

-- de Alfonsina Storni --

Así, como jugando, te acerqué el corazón
Hace ya mucho tiempo, en una primavera...
Pero tú, indiferente, pasaste por mi vera...
Hace ya mucho tiempo.

Sabio de toda cosa, no sabías acaso
Ese juego de niña que cubría discreto
Con risas inocentes el tremendo secreto,
Sabio de toda cosa...

Hoy, de vuelta a mi lado, ya mujer, tú me pides
El corazón aquél que en silencio fue tuyo,
Y con torpes palabras negativas arguyo
Hoy, de vuelta a mi lado.

Oh, cuando te ofrecí el corazón en aquella
Primavera, era un dulce racimo no tocado
El corazón... Ya otros los granos han probado
Del racimo inocente...

Poema El racimo inocente de Alfonsina Storni con fondo de libro

Lope de Vega

Bien pensará quien viere, Paz hermosa

-- de Lope de Vega --

Bien pensará quien viere, Paz hermosa,
que he de jugar de guerra en el soneto
que pide para vos cierto discreto,
destos que saben solamente prosa.

Estad segura, Paz, de guerra ociosa,
que yo no sé escribir por mamotreto;
sólo de vos diré que en su conceto
sois Paz de muchas guerras vitoriosa.

No tanta paz, encareced retiros,
que os sigue juventud ociosa y loca,
y guerra os volverán con persiguiros.

La bella retirada a vos os toca,
que temo que vendréis a desluciros,
si, siendo Paz, andáis de boca en boca.

Poema Bien pensará quien viere, Paz hermosa de Lope de Vega con fondo de libro

Góngora

De un caballero que llamó soneto a un romance

-- de Góngora --

Música le pidió ayer su albedrío
a un descendiente de don Peranzules;
templáronle al momento dos baúles
con más cuerdas que jarcias un navío.

Cantáronle de cierto amigo mío
un desafío campal de dos Gazules,
que en ser por unos ojos entreazules
fue peor que gatesco el desafío.

Romance fue el cantado, y que no pudo
dejarle de entender, si el muy discreto
no era sordo, o el músico era mudo.

Y de que le entendió yo os lo prometo,
pues envió a decir con don Bermudo:
«que vuelvan a cantar aquel soneto».

Poema De un caballero que llamó soneto a un romance de Góngora con fondo de libro

Manuel del Palacio

Semblanzas: II

-- de Manuel del Palacio --

Pasa entre sus amigos por discreto,
Su historia militar no vale un pito;
Y le falta en la cara un requisito
Que hasta en lo material lo hace incompleto.

De enriquecerse averiguó el secreto
Y lo explota, fingiéndose un bendito,
Mientras pretende en sueños dar el grito
Que no da por temor y por respeto.

Nadie al mirar su facha pensaría
Que alumno fué del arrojado Marte
Cuando bramaba la discordia impía,

Ni que después tuviera amor al arte,
Ni que al verse ya rico, el mejor dia
Se fuera con la música á otra parte.



Manuel del Palacio

Un máscara

-- de Manuel del Palacio --

El martes fué cuando le vi en el Prado,
Llevaba una peluca medio cana,
Un casco de guerrero, una sotana,
Y el Código civil en el costado.

Uno al pasar le dijo: ¡moderado!
De verte sin careta tengo gana;
Y otro añadió: tu empresa será vana,
Que aun conserva las muchas que ha cambiado.

— ¿Quién es, pues, este máscara discreto?
Á un hombre pregunté que le seguia
Con mezcla de ansiedad y de respeto.

— ¿Quién es? De buena gana lo diría;
Pero aquí entre nosotros y en secreto,
Me han nombrado hace un mes de policía.



Jaime Sabines

primera parte. xii

-- de Jaime Sabines --

Xii
morir es retirarse, hacerse a un lado,
ocultarse un momento, estarse quieto,
pasar el aire de una orilla a nado
y estar en todas partes en secreto.
Morir es olvidar, ser olvidado,
refugiarse desnudo en el discreto
calor de dios, y en su cerrado
puño, crecer igual que un feto.
Morir es encenderse bocabajo
hacia el humo y el hueso y la caliza
y hacerse tierra y tierra con trabajo.
Apagarse es morir, lento y aprisa
tomar la eternidad como a destajo
y repartir el alma en la ceniza.



José Ángel Buesa

discreto amor

-- de José Ángel Buesa --

Mi viejo corazón toca a una puerta,
mi viejo corazón, como un mendigo
con el afán de su esperanza incierta
pero callando lo que yo no digo.
Porque la que me hirió sin que lo advierta,
la que sólo me ve como un amigo
si alguna madrugada está despierta
nunca será porque soñó conmigo...
Y, sin embargo, ante la puerta oscura
mi corazón, como un mendigo loco
va a pedir su limosna de ternura
y cerrada otra vez, o al fin abierta,
no importa si alguien oye cuando toco,
porque nadie sabrá cuál es la puerta.



José Ángel Buesa

el clavel seco

-- de José Ángel Buesa --

Como el clavel del patio estaba seco,
yo, entristecido por sus tristes males,
bajé al jardín para cavar un hueco,
en buena sombra entre dos rosales.
Y eran rosales cerca, gajo a gajo
en una cercanía indiferente,
pero al cavar un poco, vi allá abajo
sus raíces trenzadas locamente.
Así, esta tarde, descubrí el secreto
de un cariño verdadero, hondo y discreto,
transplantando un clavel que se secó.
Y, en nuestra indiferente cercanía,
qué loco ensueño se descubriría
si alguien cavara un hueco entre tú y yo.



José Ángel Buesa

soneto (de félix arvers)

-- de José Ángel Buesa --

Nadie conoce mi amor secreto:
no lo conoce ni quien lo inspira;
y es tan humilde que a nada aspira,
pues su constancia no tiene objeto.
Mi amor se escuda tras mi respeto;
respiro el aire que ella respira,
y ella me habla y ella me mira,
sin que descubra mi amor discreto.
Porque, entre el coro de la alabanza
que se prolonga sobre su huella,
mi amor suspira sin esperanza;
y tanto ignora mis sueños vanos,
que si estos versos van a sus manos,
tal vez pregunte: «¿quién será ella?»



Hernando de Acuña

En leyendo, señor, vuestro soneto

-- de Hernando de Acuña --

En leyendo, señor, vuestro soneto,
acabé de saber lo que creía
y afirmé la opinión en que os tenía
de honrado, virtuosos y de discreto;

mas he hallado en él sólo un defecto,
que no es por falta vuestra sino mía,
y es que a un alto decir se requería
igual con las palabras el sujeto;

mas tanto más ingenio en vos se muestra,
cuanto cosa más baja habéis alzado
con estilo delgado y elocuente;

y yo a la voluntad y virtud vuestra
quedo de corazón tan obligado
cuanto debo quedarlo justamente.



Hernando de Acuña

En respuesta del pasado

-- de Hernando de Acuña --

Bien os puedo decir, considerando
lo que pruebo del mundo y lo que siento,
que, siendo los trabajos de él sin cuento,
se pueden los descansos ir contando;

mas el fuerte varón, no desmayando,
esfuerza con valor el sufrimiento,
y al sabio da el saber un nuevo aliento
con quien puesto que teme, va esperando.

Y si hay fortuna en el humano estado,
no es justo que ninguno desespere,
pues todo a su mudanza está sujeto;

mas de remedio estar desconfiado
no se sufre, señor, en el que fuere,
cual sabemos que sois, fuerte y discreto.



Salvador Díaz Mirón

Consonancias

-- de Salvador Díaz Mirón --

A M...

Tu traición justifica mi falsía
aunque lo niegues con tu voz de arrullo;
mi amor era muy grande, pero había
algo más grande que mi amor, mi orgullo.

Calla, pues. Ocultemos nuestro duelo,
la queja es infecunda y nada alcanza;
agonicemos contemplando el cielo
ya que el cielo es nuestra única esperanza.

No creas que este mal decrezca y huya:
cada vez menos parco y más despierto
imperará en mi vida y en la tuya
«como reina el león en el desierto».

Los años rodarán en el abismo
sin que recobres la perdida calma.
¡Tú siempre llevarás, como yo mismo,
un cadáver en lo íntimo del alma!

El tiempo no es el médico discreto
que, por medio del fórceps del olvido,
saca del fondo de la entraña el feto
muerto allí como el pájaro en su nido.



Tomás de Iriarte

A los ojos de Laura

-- de Tomás de Iriarte --

¿Un soneto a tus ojos, Laura mía?
¿No hay más que hacer sonetos, y a tus ojos?
-Serán los versos duros, serán flojos;
pero a Laura mi afecto los envía.

¿Con que ha de ser soneto? ¡Hay tal porfía!
-¡Ta!, que por estos súbitos arrojos
se ven tantos poetas en sonrojos,
que lo quiero dejar para otro día.

-Respondes, Laura, que no importa un pito
que no sea el soneto muy discreto,
como hable de tus ojos infinito.

-¿Sí?- Pues luego escribirle te prometo.
Allá voy... ¿Para qué, si ya está escrito,
Laura mía, a tus ojos el soneto?



Entre sueños

-- de Vicenta Castro Cambón --

EL sueño espero y el sueño viene;
toca las puertas de mis sentidos
y las entorna discretamente,
porque es el sueño discreto amigo.

Me halla tejiendo una flor y como
para acabarla tiempo le pido,
el sueño espera condescendiente
y yo, entre sueños, tejiendo sigo
una flor blanca cuyo perfume
no es para tu alma desconocido:
tomo los hilos de un sentimiento
que ya otras veces pintado has visto.

Como mañana de mi alma esperas
una flor fresca, con mi cariño
tejo “Entre sueños”, mientras el sueño
cierra las puertas de mis sentidos.



Vicente Espinel

Concédese al amador

-- de Vicente Espinel --

Concédese al amador
En descuento de su llama,
Que sin señalar la dama
Pueda decir el favor.

Antes al que era callado
Y guardaba mas secreto,
Le tenian por mas discreto,
Y mas bien enamorado;
Mas ya concede el amor,
Pues no se ofende la fama,
Que sin señalar, c.

Y no me parece injusto
Haberse en esto alargado,
Pues el bien comunicado
Causa mas contento y gusto:
Y es muy gallardo primor
Con que se aumenta la llama,
Que sin señalar, c.

Al menos yo por mí hallo
(Y hay muchos de mi opinion)
Que el bien de un alta ocasion
Si decillo no es gozallo,
Porque se aumenta el valor
Si dan licencia al que ama,
Que sin señalar la dama
Pueda decir el favor.



Juan Nicasio Gallego

Al hijo del Duque de Frías

-- de Juan Nicasio Gallego --

Precioso niño, si al templar mi pena
basta el recuerdo de tan fausto día,
y al cielo llega la plegaria mía
en vez de lira al son de mi cadena;

dará benigno a tu niñez serena,
delicias de tu casa y su alegría,
más que soñado néctar o ambrosía
de salud y placer la copa llena.

Tu brazo un tiempo blandirá brioso
de tu padre el acero, cuando altivo
batas la ijada al alazán fogoso.

Docto cual él serás y ardiente y vivo;
cual tu madre gentil, discreto, hermoso;
cual ambos bueno, amable, compasivo.



Julia de Burgos

yo fui la más callada

-- de Julia de Burgos --

Yo fui la más callada
de todas las que hicieron el viaje hasta tu puerto.

No me anunciaron lúbricas ceremonias sociales,
ni las sordas campanas de ancestrales reflejos;
mi ruta era la música salvaje de los pájaros
que soltaba a los aires mi bondad en revuelo.

No me cargaron buques pesados de opulencia,
ni alfombras orientales apoyaron mi cuerpo;
encima de los buques mi rostro aparecía
silbando en la redonda sencillez de los vientos.

No pesé la armonía de ambiciones triviales
que prometía tu mano colmada de destellos:
sólo pesé en el suelo de mi espíritu ágil
el trágico abandono que ocultaba tu gesto.

Tu dualidad perenne la marcó mi sed ávida.
Te parecías al mar, resonante y discreto.
Sobre ti fui pasando mis horarios perdidos.
Sobre mi tú seguiste como el sol en los pétalos.

Y caminé en la brisa de tu dolor caído
con la tristeza ingenua de saberme en lo cierto:
tu vida era un profundo batir de inquietas fuentes
en inmenso río blanco corriendo hacia el desierto.



Federico García Lorca

Deseo (Lorca)

-- de Federico García Lorca --

Sólo tu corazón caliente,
y nada más.

Mi paraíso un campo
sin ruiseñor
ni liras,
con un río discreto
y una fuentecilla.

Sin la espuela del viento
sobre la fronda,
ni la estrella que quiere
ser hoja.

Una enorme luz
que fuera
luciérnaga
de otra,
en un campo de
miradas rotas.

Un reposo claro
y allí nuestros besos,
lunares sonoros
del eco,
se abrirían muy lejos.

Y tu corazón caliente,
nada más.



Federico García Lorca

Deseo

-- de Federico García Lorca --

Sólo tu corazón caliente,
Y nada más.

Mi paraíso, un campo
Sin ruiseñor
Ni liras,
Con un río discreto
Y una fuentecilla.

Sin la espuela del viento
Sobre la fronda,
Ni la estrella que quiere
Ser hoja.

Una enorme luz
Que fuera
Luciérnaga
De otra,
En un campo de
Miradas rotas.

Un reposo claro
Y allí nuestros besos,
Lunares sonoros
Del eco,
Se abrirían muy lejos.

Y tu corazón caliente,
Nada más.



José Martí

la poesía es sagrada. nadie

-- de José Martí --

La poesía es sagrada. Nadie
de otro la tome, sino en sí. Ni nadie
como a esclava infeliz que el llanto enjuga
para acudir a su inclemente dueña,
la llame a voluntad: que vendrá entonces
pálida y sin amor, como una esclava.
Con desmayadas manos el cabello
peinará a su señora: en alta torre,
como pieza de gran repostería,
le apresará las trenzas; o con viles
rizados cubrirá la noble frente
por donde el alma su honradez enseña;
o lo atará mejor, mostrando el cuello,
sin otro adorno, en un discreto nudo.
¡Mas mientras la infeliz peina a la dama,
su triste corazón, cual ave roja
de alas heridas, estará temblando
lejos ¡ay! en el pecho de su amante,
como en invierno un pájaro en su nido!
maldiga dios a dueños y tiranos
que hacen andar los cuerpos sin ventura
por do no pueden ir los corazones!



Ramón López Velarde

Nuestras vidas son péndulos

-- de Ramón López Velarde --

¿Dónde estará la niña
que en aquel lugarejo
una noche de baile
me habló de sus deseos
de viajar, y me dijo
su tedio?

Gemía el vals por ella,
y ella era un boceto
lánguido: unos pendientes
de ámbar, y un jardín
en el pelo.

Gemían los violines
en el torpe quinteto...
E ignoraba la niña
que al quejarse de tedio
conmigo, se quejaba
con un péndulo.

Niña que me dijiste
en aquel lugarejo
una noche de baile
confidencias de tedio:
dondequiera que exhales
tu suspiro discreto,
nuestras vidas con péndulos...

Dos péndulos distantes
que oscilan paralelos
en una misma bruma
de invierno.



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