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-- de Mauricio Bacarisse --
Este noble deleite de sudar y esforzarme
para luego morir, sin querer recompensa...
Ebrio de dinamismo, no me disperso nunca.
Mi vida es simple y lineal.
He donado mis tierras; he quemado mis ropas.
Con mi mandil de cuero, en mi gruta, en mi fragua
martillando en el yunque, junto a una fresca fuente
puedo a mi gusto jadear.
Soy más casto que el gneis. Agonizó la Amada.
Un enjambre de avispas acribilló sus senos
como manzanas núbiles. Me libré del castigo
del Sexo estúpido y cruel.
Desprecio las contiendas de Ahrimán y de Ormuz
y los considerandos del Gran Juicio Final,
las leyes del Areópago y de la soldadesca
y los Dioses borrosos...
Le he arrancado ya todos los denominadores
a la ecuación del mundo. Idéntico y sencillo
en mi labor penosa de terco Demiurgo
encuentro mi finalidad.
Contra el tremendo espanto de presumir los noúmenos
golpeo los fenómenos, machaco la apariencia;
cada diástole mía es una gran plegaria
de rebeldía y voluntad.
Poema "Nisus" de Mauricio Bacarisse
-- de Julio Herrera Reissig --
Se adoran. Timo atiende solícita al gobierno
de su casuca blanca. Bion, a sus pocas reses.
Y bajo la tutela de días sin reveses,
amor retoza y medra como un cabrito tierno.
Con casta dicha, timo, en el claustro materno,
siente latir un nuevo corazón de tres meses...
Y sueña, en sus oscuros arrobos montañeses,
que la penetra un rayo del dinamismo eterno.
Ante el amante, presa de ardores purpurinos,
se turba y el secreto tiembla en sus labios rojos:
huye, torna, sonríe, se oculta entre los pinos...
Bion calla, pero apenas descifra sus sonrojos
la estrecha, y en un beso pone el alma en sus ojos
donde laten los últimos ópalos vespertinos.
Poema "el secreto" de Julio Herrera Reissig