Buscar Poemas con Diestro


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Se han encontrado 13 poemas con la palabra diestro

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Alfonsina Storni

Imagen

-- de Alfonsina Storni --

Palermo, espesa cabellera verde,
sueltas sus crenchas
sobre el lomo diestro de Buenos Aires:
Cosas de ensueño, como peinetas
de colores,
las avivan y fijan.
El Río de la Plata,
musculoso brazo derecho,
acciona
articulado al torso de hierro de la ciudad:
con sus dedos nerviosos
toma un racimo a los emigrantes,
los desparrama en el puerto;
conduce los seres reparados
a sus tierras natales;

Poema Imagen de Alfonsina Storni con fondo de libro

Lope de Vega

Un instrumento mismo sonoroso

-- de Lope de Vega --

Un instrumento mismo sonoroso
es en distintas manos diferente;
la espada en el cobarde o el valiente
hace efecto encogido o animoso.

Labran dos joyas de un metal precioso,
éste famosa, aquél impertinente,
dos diversos artífices, y siente
el oro, sin sentir, que está quejoso.

Honran una pintura o la difaman,
con las mismas colores acabada,
pinceles del discípulo o maestro.

Yo soy con el amor, que todos aman,
instrumento, pintura, joya, espada,
más afinado porque soy más diestro.

Poema Un instrumento mismo sonoroso de Lope de Vega con fondo de libro

Lope de Vega

Yo me muero de amor –que no sabía

-- de Lope de Vega --

Yo me muero de amor —que no sabía,
aunque diestro en amar cosas del suelo—,
que no pensaba yo que amor del cielo
con tal rigor las almas encendía.
Si llama la moral filosofía
deseo de hermosura a amor, recelo
que con mayores ansias me desvelo
cuanto es más alta la belleza mía.
Amé en la tierra vil, ¡qué necio amante!
¡Oh luz del alma, habiendo de buscaros,
qué tiempo que perdí como ignorante!
Mas yo os prometo agora de pagaros
con mil siglos de amor cualquiera instante
que, por amarme a mí, dejé de amaros.

Poema Yo me muero de amor –que no sabía de Lope de Vega con fondo de libro

Lope de Vega

Yo, Bragadoro, valenzuela en raza

-- de Lope de Vega --

Yo, Bragadoro, valenzuela en raza,
diestro como galán de entrambas sillas,
en la barbada, naguas amarillas,
aciago, un martes, perfumé la plaza.

Del balcón al toril, con linda traza,
daba por los toritos carrerillas,
y andábame después, por las orillas,
como suelen los príncipes, a caza.

Pero mi dueño, la vaqueta alzada,
a un hosco acometió con valentía,
a pagar de mi panza desdichada.

Porque todos, al tiempo que corría,
dijeron que era nada, y fue cornada.
¡Malhaya el hombre que de cuernos fía!



Lope de Vega

Al triunfo de Judit

-- de Lope de Vega --

Cuelga sangriento de la cama al suelo
el hombro diestro del feroz tirano,
que opuesto al muro de Betulia en vano,
despidió contra sí rayos al cielo.

Revuelto con el ansia el rojo velo
del pabellón a la siniestra mano,
descubre el espectáculo inhumano
del tronco horrible, convertido en hielo.

Vertido Baco, el fuerte arnés afea
los vasos y la mesa derribada,
duermen las guardas, que tan mal emplea;

y sobre la muralla coronada
del pueblo de Israel, la casta hebrea
con la cabeza resplandece armada.



Lope de Vega

Que otras veces amé negar no puedo

-- de Lope de Vega --

Que otras veces amé negar no puedo,
pero entonces Amor tomó conmigo
la espada negra, como diestro amigo,
señalando los golpes en el miedo.
Mas esta vez que batallando quedo,
blanca la espada y cierto el enemigo,
no os espantéis que llore su castigo,
pues al pasado amor amando excedo.
Cuando con armas falsas esgremía,
de las heridas truje en el vestido
(sin tocarme en el pecho) las señales;
mas en el alma ya, Lucinda mía,
donde mortales en dolor han sido,
y en el remedio heridas inmortales.



Diego Hurtado de Mendoza

En la fuente mas clara y apartada

-- de Diego Hurtado de Mendoza --

En la fuente mas clara y apartada
Del monte al casto coro consagrado,
Vi entre las nueve hermanas asentada
Una hermosa nínfa al diestro lado.

En cabello se estaba, coronada
De verde hiedra y arrayan mezclado,
En traje extraño y lengua desusada,
Dando y quitando leyes á su grado.

Vi cómo sobre todas parecía;
Que no fué poco ver hombre mortal
Inmortal hermosura y voz divina.

Y conocíla ser doña Marina
La que el cielo dió al mundo por señal
De la parte mejor que en si tenía.



Juan de Tassis y Peralta

al alguacil pedro vergel

-- de Juan de Tassis y Peralta --

La llave del toril, por ser más diestro,
dieron al buen vergel y por cercano
deudo de los que tiene so su mano,
pues le tiene esta villa por cabestro.
Aunque en esto de cuernos es maestro
y de la facultad es el decano,
un torillo, enemigo de su hermano,
al suelo le arrojó con fin siniestro.
Pero como jamás hombres han visto
un cuerno de otro cuerno horadado
y vergel con los toros es bienquisto,
aunque esta vez le vieron apretado
sano y salvo salió, gracias a cristo;
que vergel contra cuernos es hadado.



Mario Benedetti

ahora todo está claro

-- de Mario Benedetti --

Cuando el presidente carter
se preocupa tanto
de los derechos
humanos
parece evidente que en ese caso
derecho
no significa facultad
o atributo
o libre albedrío
sino diestro
o antizurdo
o flanco opuesto al corazón
lado derecho en fin
en consecuencia
¿no sería hora
de que iniciáramos
una amplia campaña internacional
por los izquierdos



José Martí

yo visitaré anhelante

-- de José Martí --

iv
yo visitaré anhelante
los rincones donde a solas
estuvimos yo y mi amante
retozando con las olas.
Solos los dos estuvimos,
solos, con la compañía
de dos pájaros que vimos
meterse en la gruta umbría.
Y ella, clavando los ojos,
en la pareja ligera,
deshizo los lirios rojos
que le dio la jardinera.
La madreselva olorosa
cogió con sus manos ella,
y una madama graciosa,
y un jazmín como una estrella.
Yo quise, diestro y galán,
abrirle su quitasol;
y ella me dijo: «¡qué afán!
¡si hoy me gusta ver el sol!
»nunca más altos he visto
estos nobles robledales:
aquí debe estar el cristo,
porque están las catedrales.
»Ya sé dónde ha de venir
mi niña a la comunión;
de blanco la he de vestir
con un gran sombrero alón».
Después, del calor al peso,
entramos por el camino,
y nos dábamos un beso
en cuanto sonaba un trino.
¡Volveré, cual quien no existe,
al lago mudo y helado:
clavaré la quilla triste:
posaré el remo callado!



José Martí

cuentan que antaño

-- de José Martí --

Cuentan que antaño,y por si no lo cuentan,
invéntologo, un labriego que quería
mucho a un zorzal, a quien dejaba libre
surcar el aire y desafiar al viento
de cierto bravo halcón librarlo quiso
que en cazar por el ala adestró astuto
un señorín de aquellas cercanías,
y púsole al zorzal el buen labriego
sobre sus alas, otras dos, de modo
que el vuelo alegre al ave no impidiesen.
Salió el sol, y el halcón rompiendo nubes,
tras el zorzal, que a la querencia amable
del labrador inquieto se venía:
ya le alcanza: ya le hinca: ya estremece
en la mano del mozo el hilo duro:
mas guay del señorín!: el halcón sólo
prendió al zorzal, que diestro se le escurre,
por las alas postizas del labriego.
Así, quien casa por la rima, aprende
que en sus garras se escapa la poesía!



Clemente Althaus

El juicio final

-- de Clemente Althaus --

Ya en el postrero universal jüicio
del Juez supremo a la presencia me hallo,
y aguardo el justo inapelable fallo
que eterno espera a la virtud y al vicio.

Mas ¡ay! ¿adverso me será o propicio?
¿de Cristo o de Satán seré vasallo?
En duda tan crüel, temblando callo,
mas digno que de premio de suplicio.

Ya las turbas el Juez ha separado,
y el rostro favorable o enemigo
al diestro vuelve y al siniestro lado:

pero yo, justo Dios ¿a quienes sigo,
cuando a la Virtud abras y al Pecado
los palacios del premio y del castigo?



Ramón de Campoamor

El gran festín

-- de Ramón de Campoamor --

De un junco desprendido a una corriente
un gusano cayó,
y una trucha, saltando de repente,
voraz se lo tragó.
Un martín-pescador cogió a la trucha
con carnívoro afán;
y al pájaro después, tras fiera lucha,
lo apresó un gavilán.
Vengando esta cruel carnicería,
un diestro cazador
dio un tiro al gavilán que se comía
al martín-pescador.
Pero,¡ay!, al cazador desventurado
que al gavilán hirió,
por cazar sin licencia y en vedado,
un guarda le mató.
A otros nuevos gusanos dará vida
del muerto la hediondez,
para volver, la rueda concluida,
a empezar otra vez.
¿Y el amor? ¿Y la dicha? Los nacidos
¿no han de tener más fin
que el de ser comedores y comidos
del Universo en el atroz festín?...



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