Buscar Poemas con Desventurado


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Se han encontrado 10 poemas con la palabra desventurado

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Gutierre de Cetina

temor desventurado y trabajoso

-- de Gutierre de Cetina --

Trabajoso temor desventurado!
quien supiese mostrar de ti un traslado
bien se podría llamar pintor famoso;
quien tu desasosiego sospechoso,
tu recelar, tus bascas, tu cuidado,
con palabras pintase, habría pintado
lo que es, aunque a pensar, dificultoso.
Eres sin proporción incomparable,
eres mal que se siente y no se entiende,
sueño que el alma aduerme y la desvela;
eres fuego infernal, intolerable,
hielo que de un rabioso ardor enciende,
ardor que de un mortal hielo nos hiela.

Poema temor desventurado y trabajoso de Gutierre de Cetina con fondo de libro

Leandro Fernández de Moratín

epigrama. a un escritor desventurado, cuyo libro nadie quiso comprar

-- de Leandro Fernández de Moratín --

En un cartelón leí,
que tu obrilla baladí
la vende navamorcuende...
No has de decir que la vende;
sino que la tiene allí.

Poema epigrama. a un escritor desventurado, cuyo libro nadie quiso comprar de Leandro Fernández de Moratín con fondo de libro

Diego Hurtado de Mendoza

Yo soy, cruel amor, el que has traido

-- de Diego Hurtado de Mendoza --

Yo soy, cruel amor, el que has traido
Con vanas esperanzas engañado,
Y quien habia de haber escarmentado
Ya en los propios males que ha sufrido.

Yo soy quien tus mentiras ha creido,
Y aquel que por creellas ha llegado
A ser contigo el mas desventurado
De cuantos tus banderas han seguido.

Pero si en todo el tiempo que viviere
Tornare á tu poder, que en él me vea
Muriendo por quien mas aborreciere.

Y porque mi jurar mas firme sea,
Que si jamás, amor, yo te creyere,
Quien causare mi mal no me lo crea.

Poema Yo soy, cruel amor, el que has traido de Diego Hurtado de Mendoza con fondo de libro

Pablo Neruda

maestranzas de noche

-- de Pablo Neruda --

Hierro negro que duerme, fierro negro que gime
por cada poro un grito de desconsolación.
Las cenizas ardidas sobre la tierra triste,
los caldos en que el bronce derritió su dolor.
Aves de qué lejano país desventurado
graznaron en la noche dolorosa y sin fin?
y el grito se me crispa como un nervio enroscado
o como la cuerda rota de un violín.
Cada máquina tiene una pupila abierta
para mirarme a mí.
En las paredes cuelgan las interrogaciones,
florece en las bigornias el alma de los bronces
y hay un temblor de pasos en los cuartos desiertos.
Y entre la noche negra desesperadas corren
y sollozan las almas de los obreros muertos.



Gutierre de Cetina

por nuestro polo el sol no parescía

-- de Gutierre de Cetina --

Al venturoso antártico alumbraba,
cuando un pastor que, sin él, ciego estaba,
con lágrimas llorando, así decía:
«¡oh luz sola que luz da al alma mía!
mas, ¡ay!, ¿qué digo luz?: que la daba
cuando dejaros ver ya os agradaba.
¿Quién de veros me aparta y me desvía?
»si no meresce ver beldad del cielo
un mísero pastor desventurado,
si no os queréis mostrar porque no os vea,
»considerad, por dios, gloria del suelo,
que el alma, que ya en vos se ha transformado,
no os dejará de ver doquier que sea».



Gutierre de Cetina

venturoso ventalle a quien ha dado

-- de Gutierre de Cetina --

Fortuna todo el bien que pudo darte,
tus obras y color han sido en parte
pronóstico a mi mal desventurado.
Yo en los efectos soy enamorado,
tú lo muestras estar con algún arte;
viento sacas al fin de trabajarte,
yo de mi trabajar viento he sacado.
Si el favor de que gozas conocieses,
¿quién podría contigo de contento,
ya que de ufano no ensoberbecieses?
envidia habría de ti si el mal que siento
sintieras; pero ya que lo sintieses,
tú la deberías haber de mi tormento.



Gutierre de Cetina

a don jerónimo de urrea

-- de Gutierre de Cetina --

Ni la africana sierra excelsa y brava,
ni las bárbaras armas, crudas, fieras,
ni tu sangre esparcida en sus riberas,
que el cielo de la honra derramaba,
ni la furia cruel que trastornaba
ante ti tantas naves y galeras,
ni el viento que en el campo las banderas
del fiero marte a su pesar postraba,
ni la gálida espada y torre fuerte,
ni en dura el duro asalto y duro hado,
contra del cual no hay fuerza que resista,
pudieron por más mal darte la muerte,
iberino pastor desventurado,
y agora mueres de una dulce vista.



Rosalía de Castro

¡Ea!, aprisa subamos de la vida

-- de Rosalía de Castro --

¡Ea!, ¡aprisa subamos de la vida
La cada vez más empinada cuesta!
Empújame dolor, y hálleme luego
En su cima fantástica y desierta.

No, ni amante, ni amigo,
Allí podrá seguirme;
¡Avancemos!... ¡Yo ansio de la muerte
La soledad terrible!

Mas ¿para qué subir?; fatiga inútil
Cuando es la vida fatigosa llama,
Y podemos, ¡poder desventurado!,
Con un soplo levísimo apagarla.

Ruge a mis pies el mar, ¡soberbia tumba!
La onda encrespada estréllase imponente



Abate Marchena

El sueño engañoso

-- de Abate Marchena --

Al tiempo que los hombres y animales
en hondo sueño yacen sepultados,
soñé ante mí los pueblos ver postrados
alzarme rey de todos los mortales.

Rendí el cetro a las plantas celestiales
de Alcinda, y mis suspiros inflamados
benignamente fueron escuchados;
me envidiaron los dioses inmortales.

Huyó lejos el sueño, mas no huyeron
las memorias con él de mi ventura,
la triste imagen de mi bien fingido.

El mando y el poder desparecieron.
¡Oh de un desventurado suerte dura!
Amor quedó, mas lo demás es ido.



Ramón de Campoamor

El gran festín

-- de Ramón de Campoamor --

De un junco desprendido a una corriente
un gusano cayó,
y una trucha, saltando de repente,
voraz se lo tragó.
Un martín-pescador cogió a la trucha
con carnívoro afán;
y al pájaro después, tras fiera lucha,
lo apresó un gavilán.
Vengando esta cruel carnicería,
un diestro cazador
dio un tiro al gavilán que se comía
al martín-pescador.
Pero,¡ay!, al cazador desventurado
que al gavilán hirió,
por cazar sin licencia y en vedado,
un guarda le mató.
A otros nuevos gusanos dará vida
del muerto la hediondez,
para volver, la rueda concluida,
a empezar otra vez.
¿Y el amor? ¿Y la dicha? Los nacidos
¿no han de tener más fin
que el de ser comedores y comidos
del Universo en el atroz festín?...



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