Buscar Poemas con Desfile


  ·En el buscador de poemas puedes encontrar entre más de doce mil poemas todos aquellos que contienen las palabras de búsqueda. Los poemas forman parte de la antología poética de los 344 poetas más importantes en lengua Española de todos los tiempo. Puedes elegir entre dos tipos de búsqueda:
  ·Buscar entre todos los poemas los que contienen las palabras de la búsqueda.
  ·Buscar sólo los poemas cortos -aquellos que tienen 8 versos o menos- que coinciden con el criterio de búsqueda.

Se han encontrado 9 poemas con la palabra desfile

Si lo prefieres puedes ver sólo los poemas cortos, aquellos que tienen ocho versos o menos aquí

César Vallejo

epístola a los transeúntes

-- de César Vallejo --

Reanudo mi día de conejo
mi noche de elefante en descanso.
Y, entre mi, digo:
ésta es mi inmensidad en bruto, a cántaros
éste es mi grato peso,
que me buscará abajo para pájaro
éste es mi brazo
que por su cuenta rehusó ser ala,
éstas son mis sagradas escrituras,
éstos mis alarmados campeñones.
Lúgubre isla me alumbrará continental,
mientras el capitolio se apoye en mi íntimo derrumbe
y la asamblea en lanzas clausure mi desfile.
Pero cuando yo muera
de vida y no de tiempo,
cuando lleguen a dos mis dos maletas,
éste ha de ser mi estómago en que cupo mi lámparaen pedazos,
ésta aquella cabeza que expió los tormentos delcírculo en mis pasos,
éstos esos gusanos que el corazón contó porunidades,
éste ha de ser mi cuerpo solidario
por el que vela el alma individual; éste ha de ser
mi ombligo en que maté mis piojos natos,
ésta mi cosa cosa, mi cosa tremebunda.
En tanto, convulsiva, ásperamente
convalece mi freno,
sufriendo como sufro del lenguaje directo del león;
y, puesto que he existido entre dos potestades de ladrillo,
convalezco yo mismo, sonriendo de mis labios.

Poema epístola a los transeúntes de César Vallejo con fondo de libro

Delmira Agustini

Añoranza

-- de Delmira Agustini --

Íbamos en la tarde que caía
rápidamente sobre los caminos.
Su belleza, algo exótica, ponía
aspavientos en ojos campesinos.

-Gozaremos el libro- me decía
de tus epigramáticos y finos
versos. En el crepúsculo moría
un desfile de pájaros marinos...

Debajo de nosotros, la espesura
aprisionaba en forma de herradura
la población. Y de un charco amarillo

surgió la luna de color de argento,
y a lo lejos, con un recogimiento
sentimental, lloraba un caramillo...

Poema Añoranza de Delmira Agustini con fondo de libro

Emilio Bobadilla

Ah, la Historia

-- de Emilio Bobadilla --

¡La Historia...! Abro la Historia: delirante desfile
de crímenes, de intrigas, de relatos de guerras;
heroico al que de un golpe más hombres aniquile
y viole más mujeres y se robe más tierras.

Al que la paz propone o a la concordia induce,
cuatro tiros o al palo por traidor y cobarde;
honores, lauros, oro, al que a matar azuce
o en patriótica fiebre de latrocinios arde.

Retórica opulenta, tribunicios arranques,
sofismas y denuncias del odio y de la envidia
que en lagunas de púrpura convierten los estanques...

El déspota triunfante, vencido el inocente
y ambos al fin vencidos por la misma perfidia:
¡Robespierre asesino y Jesús impotente!

Poema Ah, la Historia de Emilio Bobadilla con fondo de libro

Emilio Bobadilla

Desolación (Bobadilla)

-- de Emilio Bobadilla --

Los troncos centenarios, retorcidos de yedras,
las viejas alquerías que en tarde de disanto
el violín campesino con su gemir de llanto
enterneció doliente hasta en las mismas piedras;

la cabaña perdida en la maleza hirsuta,
rodeada de terneros, gallinas y palomas;
los reticentes valles, las soñolientas lomas
y el huerto generoso de perfumada fruta;

el cenobio escondido en la espesura umbrosa,
la ermita visionaria del místico eremita,
la catedral de encaje, de crestería radiosa...

¡Qué son sino recuerdos que lloran entre escombros,
soledad en que brota la triste margarita,
desfile fantasmático de trágicos asombros!



Enrique González Martínez

el sembrador de estrellas

-- de Enrique González Martínez --

Y pasarás, y al verte se dirán: ¿qué camino
va siguiendo el sonámbulo?.... Desatento al murmullo
irás, al aire suelta la túnica de lino,
la túnica albeante de desdén y de orgullo.

Irán acompañándote apenas unas pocas
almas hechas de ensueño. . . .Mas al fin de la selva,
al ver ante sus ojos el murallón de rocas,
dirán amedrentadas: esperemos que vuelva.

Y treparás tú solo los agrietados senderos;
vendrá luego el fantástico desfile de paisajes,
y llegarás tú solo a descorrer celajes
allá donde las cumbres besan a los luceros.

Bajarás lentamente una noche de luna
enferma, de dolientes penumbras misteriosas,
sosteniendo tus manos y regando una a una,
con un gesto de dádiva, las lumínicas rosas.

Y mirarán absortos el claror de tus huellas,
y clamará la jerga de aquel montón humano:
es un ladrón de estrellas... Y tu pródiga mano
seguirá por la vida desparramando estrellas. . . .



Julio Herrera Reissig

Dominus vobiscum

-- de Julio Herrera Reissig --

Bosteza el buen Domingo, zángano de semana...
El trapero del burgo ronda las callejuelas;
y enluta el Seminario, en dos sordas estelas,
su desfile simétrico, de una misma sotana.

Junto a la fuente, donde chocan sus castañuelas
los sapos, el "elenco" debuta en la tartana;
y beato, sobre tantas mansedumbres abuelas,
el cielo inclina un gesto de bendición cristiana.

Dos turistas, muñecos rubios de rostro inmóvil,
maniobran la visita de un fogoso automóvil...
Con su lente y sus frascos y su equipo de viaje,

investiga el zootécnico, profesor de lombrices,
y a su vera, dos chicos, en un gesto salvaje,
atisban, con los húmedos dedos en tas narices.



Francisco Villaespesa

por tierras de sol y sangre x. córdoba

-- de Francisco Villaespesa --

x. Córdoba
en el sopor circular dormita
el alma con sus épicas quimeras,
bajo los arcos de la gran mezquita
como un viejo bosque de palmeras.
De pronto, el fasto antiguo resucita
con pompas de orientales primaveras.
Resplandecen los muros y palpita
el aire en un desfile de banderas.
Fulge bajo las niveas vestiduras
el oro de las finas armaduras...
Abro los ojos, pálido, y contemplo
la faz de un viejo cristo ensangrentado,
simbolo de mi vidaabandonado
en la medrosa oscuridad del templo.



Francisco Villaespesa

ofelia

-- de Francisco Villaespesa --

Turbia de sombra, el agua del remanso
reflejó nuestras trémulas imágenes,
extáticas de amor, bajo el crepúsculo,
en la enferma esmeralda del paisaje...
Era el frágil olvido de las flores
en el azul silencio de la tarde,
un desfile de inquietas golondrinas
sobre pálidos cielos otoñales...
En un beso muy largo y muy profundo
nos bebimos las lágrimas del aire,
y fueron nuestras vidas como un sueño
y los minutos como eternidades...
Al despertar del éxtasis, había
una paz funeraria en el paisaje,
estertores de fiebre en nuestras manos
y en nuestras bocas un sabor de sangre...
Y en el remanso turbio de tristeza
flotaba la dulzura de la tarde,
enredada y sangrante entre los juncos,
con la inconsciencia inmóvil de un cadáver.



Rubén Darío

La página blanca

-- de Rubén Darío --

Mis ojos miraban en hora de ensueños

la página blanca.

Y vino el desfile de ensueños y sombras.
Y fueron mujeres de rostros de estatua,
Mujeres de rostros de estatuas de mármol,
¡Tan tristes, tan dulces, tan suaves, tan pálidas!



© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba