Buscar Poemas con Denuncia


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Se han encontrado 5 poemas con la palabra denuncia

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César Vallejo

Espergesia

-- de César Vallejo --

Yo nací un día
que Dios estuvo enfermo.

Todos saben que vivo,
que soy malo; y no saben
del diciembre de ese enero.
Pues yo nací un día
que Dios estuvo enfermo.

Hay un vacío
en mi aire metafísico
que nadie ha de palpar:
el claustro de un silencio
que habló a flor de fuego.

Yo nací un día
que Dios estuvo enfermo.

Hermano, escucha, escucha...
Bueno. Y que no me vaya
sin llevar diciembres,
sin dejar eneros.
Pues yo nací un día
que Dios estuvo enfermo.

Todos saben que vivo,
que mastico... Y no saben
por qué en mi verso chirrían,
oscuro sinsabor de ferétro,
luyidos vientos
desenroscados de la Esfinge
preguntona del Desierto.

Todos saben... Y no saben
que la Luz es tísica,
y la Sombra gorda...
Y no saben que el misterio sintetiza...
Que él es la joroba
musical y triste que a distancia denuncia
el paso meridiano de las lindes a las Lindes.

Yo nací un día
que Dios estuvo enfermo,
grave.

Poema Espergesia de César Vallejo con fondo de libro

José Ángel Buesa

poemas del renunciamiento

-- de José Ángel Buesa --

Mon ame a son secret...
Arvers
pasarás por mi vida sin saber que pasaste.
Pasarás en silencio por mi amor y, al pasar,
fingiré una sonrisa como un dulce contraste
del dolor de quererte... Y jamás lo sabrás.
Soñaré con el nácar virginal de tu frente,
soñaré con tus ojos de esmeraldas de mar,
soñaré con tus labios desesperadamente,
soñaré con tus besos... Y jamás lo sabrás.
Quizás pases con otro que te diga al oído
esas frases que nadie como yo te dirá;
y, ahogando para siempre mi amor inadvertido,
te amaré más que nunca... Y jamás lo sabrás.
Yo te amaré en silencio... Como algo inaccesible,
como un sueño que nunca lograré realizar;
y el lejano perfume de mi amor imposible
rozará tus cabellos... Y jamás lo sabrás.
Y si un día una lágrima denuncia mi tormento,
el tormento infinito que te debo ocultar,
te diré sonriente: «no es nada... Ha sido el viento».
Me enjugaré una lágrima... ¡Y jamás lo sabrás!

Poema poemas del renunciamiento de José Ángel Buesa con fondo de libro

Marcelino Menéndez y Pelayo

En el abanico de la mujer de Pereda

-- de Marcelino Menéndez y Pelayo --

Por el perfume de azahar difuso,
El naranjo escondido se revela;
El pebetero con olor profuso,
Denuncia los tesoros que en sí cela;
El alma donde Dios su huella impuso
A otra alma rige y en sus obras vela;
Si en sus obras hay luz, paz y hermosura,
Es porque emanan de otra luz más pura.

Poema En el abanico de la mujer de Pereda de Marcelino Menéndez y Pelayo con fondo de libro

Medardo Ángel Silva

El mendigo (Silva)

-- de Medardo Ángel Silva --

¡Oh, angustia de querer expresar lo inefable,
cuando, ave prisionera, una emoción agita
sus alas en la cárcel del verbo miserable,
que no traduce en ritmos su dulzura infinita!

¡Ay, vale más el pájaro cuya garganta trina
su amor y su dolor, que la lengua del hombre,
cuya alma dolorosa lo infinito adivina,
siente la Eternidad... Y no sabe su nombre!

Somos como un mendigo que, teniendo un tesoro
en su alforja, suplica dádivas de la tierra...
¡Una vez que otra cae una moneda de oro
cuyo brillo denuncia lo que la alforja encierra!



Evaristo Ribera Chevremont

baila manuel

-- de Evaristo Ribera Chevremont --

Un farol y dos velas. Baila manuel. La bomba.
Se voltea en el fondo su tostada figura;
y, a los golpes del cuero primitivo, se comba.
Ardor de animal joven descubre su cintura.

Resalta su finura de estilo en el conjunto
de ágiles bailadores. Vigor el de su traza.
Su piel oscura y lisa tiene brillos de unto.
Cuanto hay en él, denuncia su calidad de raza.

Surge canto de niñas tras el brusco sonido
de la bomba. Hervorean de etíopes los senderos.
El cielo, de azul puro, fieramente mordido
de soles. En los campos, cocales, limoneros.

El aire está cargado dcl aroma caliente
de la tierra y los hombres. Baila manuel. Sus manos,
sus pies dicen todo lo que es él. Raudamente,
cruzan en la noche sombras de cuadrumanos.



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