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Se han encontrado 23 poemas con la palabra césped

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Jorge Isaacs

La tumba del soldado

-- de Jorge Isaacs --

El vencedor ejército la cumbre
Salvó de la montaña,
Y en el ya solitario campamento
Que de lívida luz la tarde baña,
Del negro terranova,
Compañero jovial del regimiento
Resuenan los aullidos
Por los ecos del valle repetidos.

Llora sobre la tumba del soldado,
Y bajo aquella cruz de tosco leño
Lame el césped aún ensangrentado
Y aguarda el fin de tan profundo sueño.

Meses después, los buitres de la sierra
Rondaban todavía
El valle, campo de batalla un día.
Las cruces de las tumbas ya por tierra
Ni un recuerdo ni un nombre...
¡Oh!, no: sobre la tumba del soldado,
Del negro terranova
Cesaron los aullidos,
Mas del noble animal allí han quedado
Los huesos sobre el césped esparcidos.
1874

Poema La tumba del soldado de Jorge Isaacs con fondo de libro

Mario Benedetti

ahora en cambio

-- de Mario Benedetti --

Hubiera entregado el dios que no poseo,
hubiera aprendido tres o cuatro signos,
y así desalentado,
así fiel, ceniciento,
invariable como un recuerdo atroz,
me hubiera respondido,
me hubiera transformado en ademanes
me hubiera convencido como todos,
refugiado en el hambre universal,
salvado para siempre y para nada.
Ahora en cambio estoy un poco solo,
de veras un poco solo y solo.
Mi tristeza es un vaso de oraciones
que se derraman sobre el césped
y desde el césped nace dios
y está también un poco solo,
de veras un poco solo y solo.
Mas yo le ayudo a conocer las aves
y en toda su extensión la herejía vegetal,
los corazones de sus alegres huérfanos,
la tierra que es la palma de su mano.

Poema ahora en cambio de Mario Benedetti con fondo de libro

Alejandro Arango y Escandón

Rosaura (Escando)

-- de Alejandro Arango y Escandón --

Risueña, ufana, sobre el césped blanco,
de abril en tarde plácida y serena
está Rosaura en la floresta amena,
al son de alegre tamboril bailando.

Rosas, jazmines, a su paso echando,
aplaude el pueblo y la comarca atruena,
y va la vida de donaire llena,
rosas, jazmines, a su paso hollando.

Pero ¿y mañana? al despuntar la aurora
y no bien aparezca su lucero,
tendrá ya dueño que en el alma adora.

Y si dice su señor: «No quiero»,
por más que gima la gentil pastora,
será este su bailar postrero.

Poema Rosaura (Escando) de Alejandro Arango y Escandón con fondo de libro

Alfonsina Storni

Danza irregular

-- de Alfonsina Storni --

En la punta de un látigo,
mi corazón,
danza una danza
en tirabuzón;
en la punta de un látigo,
mi corazón.

En la punta de un triángulo,
mi corazón,
rebota por el césped
como balón;
un pie y otro
lo manda
a mi corazón.



Manuel Acuña

la felicidad

-- de Manuel Acuña --

Un cielo azul de estrellas
brillando en la inmensidad;
un pájaro enamorado
cantando en el florestal;
por ambiente los aromas
del jardín y el azahar;
junto a nosotros el agua
brotando del manantial
nuestros corazones cerca,
nuestros labios mucho más,
tú levantándote al cielo
y yo siguiéndote allá,
ese es el amor mi vida,
¡esa es la felicidad!...
Cruza con las mismas alas
los mundos de lo ideal;
apurar todos los goces,
y todo el bien apurar;
de lo sueños y la dicha
volver a la realidad,
despertando entre las flores
de un césped primaveral;
los dos mirándonos mucho,
los dos besándonos más,
ese es el amor, mi vida,
¡esa es la felicidad...!



Manuel Acuña

La felicidad (Manuel Acuña)

-- de Manuel Acuña --

Un cielo azul de estrellas
brillando en la inmensidad;
un pájaro enamorado
cantando en el florestal;
por ambiente los aromas
del jardín y el azahar;
junto a nosotros el agua
brotando del manantial
nuestros corazones cerca,
nuestros labios mucho más,
tú levantándote al cielo
y yo siguiéndote allá,
ese es el amor mi vida,
¡Esa es la felicidad!...

Cruza con las mismas alas
los mundos de lo ideal;
apurar todos los goces,
y todo el bien apurar;
de lo sueños y la dicha
volver a la realidad,
despertando entre las flores
de un césped primaveral;
los dos mirándonos mucho,
los dos besándonos más,
ese es el amor, mi vida,
¡Esa es la felicidad...!



Manuel del Palacio

Bebamos

-- de Manuel del Palacio --

Si de Baco el licor en mi cabeza
Sus vapores dulcísimos derrama,
No busco más honores ni más fama;
Todo lo tengo, amor, gloria, riqueza.

Con un cantar disipo la tristeza,
Hallo en el césped deliciosa cama,
Y de mi inspiración bajo la llama
Del destino me burlo y su fiereza.

Ame el guerrero la acerada ropa;
Yo gusto combatir en campo abierto
Con la botella sólo y con la copa.

Echad vino otra vez, que eso es lo cierto;
Y pues pasa la vida viento en popa,
Yacer quiero borracho ántes que muerto.



Jaime Torres Bodet

final

-- de Jaime Torres Bodet --

Vuelvo de andar, a solas, por la orilla de un río.
Estoy lleno de músicas, como un árbol al viento.
He dejado correr mi pensamiento
viendo, en el agua, el paso de una nube de estío...
Traigo tejido al alma el olor de una rosa.
En lo blando del césped, puse, al andar, mi huella...
He vivido, ¡he vivido!... Y voy, como la estrella
a perderte en el mar de un alba silenciosa.



Jaime Torres Bodet

agosto

-- de Jaime Torres Bodet --

Va a llover... Lo ha dicho al césped
el canto fresco del río;
el viento lo ha dicho al bosque
y el bosque al viento y al río.

Va a llover... Crujen las ramas
y huele a sombra en los pinos.

Naufraga en verde el paisaje.
Pasan pájaros perdidos.

Va a llover... Ya el cielo empieza
a madurar en el fondo
de tus ojos pensativos.



José Tomás de Cuellar

Anacreontica

-- de José Tomás de Cuellar --

ACÉRCATE á este chopo
Dorila encantadora,
Que tienes las mejillas
Cual rojas amapolas;
Que pasten libres deja
Las cabras por la loma,
Y goza aquí un instante
De la apacible sombra,
Que aquí está blando el césped
Y corre agua sonora:
Ven á mi lado amante,
Y al son de la zampoña
Entonaré cantares
Mientras el sol arroja



Vicente Gerbasi

ta amo infancia, te amo

-- de Vicente Gerbasi --

Te amo, infancia, te amo
porque aún me guardas un césped con cabras,
tardes con cielos de cometas
y racimos de frutas en los pesados ramajes.



Vital Aza

Iba la Belleza un día

-- de Vital Aza --

IBA LA BELLEZA UN DÍA...

EN UN ÁLBUM

Iba la Belleza un día
con sonrisa placentera
corriendo por la pradera
que el verde césped cubría,

cuando a la sombra tendido
de un árbol muy corpulento,
se encontró con el Talento,
joven gallardo y fornido.

Sintiendo amante rubor,
un instante se miraron,
y en sus ojos expresaron
la intensidad de su amor.

Y cuando ya los sonrojos
del primer rubor cedieron,
con los labios se dijeron
mucho más que con los ojos.

Y cifrando su fortuna
en la pasión que sentían,
ambos al cielo pedían
fundir sus almas en una.

Dios compasivo que oyó
su amoroso pensamiento,
a sus ruegos accedió,
y en ti niña, Dios juntó
la Belleza y el Talento.



Mario Benedetti

el césped

-- de Mario Benedetti --

Algo vuela hacia el sol y no se sabe
si es la pelota o si es la misma tierra
baldomero fernández moreno
ante su red aguarda



Rosalía de Castro

En mi pequeño huerto

-- de Rosalía de Castro --

I

En mi pequeño huerto
Brilla la sonrosada margarita,
Tan fecunda y humilde,
Como agreste y sencilla.

Ella borda primores en el césped,
Y finge maravillas
Entre el fresco verdor de las praderas
Do proyectan sus sombras las encinas,
Y a orillas de la fuente y del arroyo
Que recorre en silencio las umbrías.

Y aun cuando el pie la huella, ella revive
Y vuelve a levantarse siempre limpia,
A semejanza de las almas blancas
Que en vano quiere ennegrecer la envidia.

II

Cuando llega diciembre y las lluvias abundan,
Ellas con las acacias tornan a florecer,
Tan puras y tan frescas y tan llenas de aroma
Como aquellas que un tiempo con fervor adoré.



Medardo Ángel Silva

Voces en la sombra

-- de Medardo Ángel Silva --

Está en el bosque, sonrosada,
la luna de la madrugada.

El negro bosque rememora
lo que miró desde la aurora:

Se recuerda, temblando, una hoja
del lobo y Caperuzita Roja;
del aúreo son del olifante
del Rey de barbas de diamante
habla la eufónica espesura
donde claro eso perdura;
cuenta el césped que fuera alfombra
al paso de una leve sombra,
y al ligero trote lascivo
del dios de las patas de chivo,,,

De una polífona armonía
se puebla la selva sombría...

Mas cuando dice una voz: "Ella,
la Diosa, el Ídolo ha pasado..."
Pensando en su blancor de estrella
el negro bosque se ha callado...



Meira Delmar

carta de roma

-- de Meira Delmar --

Te escribo, amor, desde la primavera.
Crucé la mar para poder decirte
que, bajo el cielo de la tarde, roma
tiene otro cielo de golondrinas,
y entre los dos un ángel de oro pasa
danzando.
La cascada de piedra que desciende
por trinitá dei monti hasta la plaza,
se detuvo de pronto y ahora suben
azaleas rosadas por su cuerpo.
Los árboles repiten siete veces
la música del viento en las colinas,
y el húmedo llamado de las fuentes
guía mis pasos.
Más bella que en el aire
una rota columna hallé en el césped,
caída en el abrazo de una rosa.
Cuando fluye la luz,
cuando se para
el tiempo,
asomada a los puentes roma busca
su imagen sobre el tevere,
y en vez del nombre suyo ve que tiembla
tu nombre, amor, en el rodante espejo.
!--Img



Meira Delmar

instante

-- de Meira Delmar --

Ven a mirar conmigo
el final de la lluvia.
Caen las últimas gotas como
diamantes desprendidos
de la corona del invierno,
y nuevamente queda
desnudo el aire.
Pronto un rayo de sol
encenderá los verdes
del patio,
y saltarán al césped
una vez más los pájaros.
Ven conmigo y fijemos el instante
-mariposa de vidrio-
en esta página.
!--Img



Juan Nicasio Gallego

Cargado de mortal melancolía

-- de Juan Nicasio Gallego --

Cargado de mortal melancolía,
de angustia el pecho y de memorias lleno,
otra vez torno a vuestro dulce seno,
campos alegres de la patria mía.

¡Cuán otros, ay, os vio mi fantasía,
cuando de pena y de temor ajeno,
en mí fijaba su mirar sereno
la infiel hermosa que me amaba un día!

Tú, que en tiempo mejor fuiste testigo
de mi ventura al rayo de la aurora,
selo de mi dolor, césped amigo;

pues si en mi corazón, que sangre llora,
esperanzas y amor llevé conmigo,
desengaños y amor te traigo ahora.



Juan Ramón Jiménez

el día menos

-- de Juan Ramón Jiménez --

¡ya se arreglarán los sueños,
mañana se arreglarán!
¡hoy, a soltar y a gozar!
hoy para encontrar el amigo,
para olearse en los dos ríos,
para hablar con duras mujeres;
hoy para irisarse de césped,
para ventear a caballo,
para silbear en el árbol,
para acerarse en las montañas,
para huir por las luces anchas
perdido entre glorias ruidosas...
Hoy para la gran tensión fresca
de un vivir sin casa ni venda.
¡Ya se ordenarán los sueños,
mañana se ordenarán!
¡hoy, a romper y a cantar!



Julio Herrera Reissig

Idilio (Herrera y Reissig)

-- de Julio Herrera Reissig --

La sombra de una nube sobre el césped recula...
Aclara entre montañas rosas la carretera
por donde un coche antiguo, de tintinante mula,
llena de ritornelos la tarde placentera.

Hundidos en la hierba gorda de la ribera,
los vacunos solemnes satisfacen su gula;
y en lácteas vibraciones de ópalo, gesticula
allá, bajo una encina, la mancha de una hoguera.

Edipo y Diana, jóvenes libres de la campiña,
hacen testigo al fuego de sus amores sabios;
con gestos y pellizcos recélanse de agravios;

mientras él finge un largo mordisco, ella le guiña:
y así las horas pasan en su inocente riña,
como una suave pluma por unos bellos labios.



Julio Herrera Reissig

idilio

-- de Julio Herrera Reissig --

La sombra de una nube sobre el césped recula...
Aclara entre montañas rosas la carretera
por donde un coche antiguo, de tintinante mula,
llena de ritornelos la tarde placentera.

Hundidos en la hierba gorda de la ribera,
los vacunos solemnes satisfacen su gula;
y en lácteas vibraciones de ópalo, gesticula
allá, bajo una encina, la mancha de una hoguera.

Edipo y diana, jóvenes libres de la campiña,
hacen testigo al fuego de sus amores sabios;
con gestos y pellizcos recélanse de agravios;

mientras él finge un largo mordisco, ella le guiña:
y así las horas pasan en su inocente riña,
como una suave pluma por unos bellos labios.



Julio Herrera Reissig

panteo

-- de Julio Herrera Reissig --

Sobre el césped mullido que prodiga su alfombra,
job, el mago de acento bronco y de ciencia grave,
vincula a las eternas maravillas su clave,
interroga a los astros y en voz alta les nombra...

Él discurre sus signos... Él exulta y se asombra
al sentir en la frente como el beso de un ave,
pues los astros le inspiran con su aliento suave,
y en perplejas quietudes se hipnotiza de sombra.

Todo lo insufla. Todo lo desvanece: el hondo
silencio azul, el bosque, la inmensidad sin fondo...
Transubstanciado él siente como que no es el mismo,

y se abraza a la tierra con arrobo profundo...
Cuando un grito, de pronto, estremece el abismo:
¡y es que job ha escuchado el latido del mundo!



José Martí

árbol de mi alma

-- de José Martí --

Como un ave que cruza el aire claro
siento hacia mí venir tu pensamiento
y acá en mi corazón hacer su nido.
Ábrese el alma en flor: tiemblan sus ramas
como los labios frescos de un mancebo
en su primer abrazo a una hermosura:
cuchichean las hojas: tal parecen
lenguaraces obreras y envidiosas,
a la doncella de la casa rica
en preparar el tálamo ocupadas:
ancho es mi corazón, y es todo tuyo:
todo lo triste cabe en él, y todo
cuanto en el mundo llora, y sufre, y muere!
de hojas secas, y polvo, y derruidas
ramas lo limpio: bruño con cuidado
cada hoja, y los tallos: de las flores
los gusanos del pétalo comido
separo: oreo el césped en contorno
y a recibirte, oh pájaro sin mancha
apresto el corazón enajenado!



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