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César Vallejo

Trilce: XLVII

-- de César Vallejo --

Ciliado arrecife donde nací,
según refieren cronicones y pliegos
de labios familiares historiados
en segunda gracia.

Ciliado archipiélago, te desislas a fondo,
a fondo, archipiélago mío!
Duras todavía las articulaciones
al camino, como cuando nos instan,
y nosotros no cedemos por nada.

Al ver los párpados cerrados,
implumes mayorcitos, devorando azules bombones,
se carcajean pericotes viejos.
Los párpados cerrados, correo si, cuando nacemos,
siempre no fuese tiempo todavía.

Se va el altar, el cirio para
que no le pasase nada a mi madre,
y por mí que sería con los años, si Dios
quería, Obispo, Papa, Santo, o talvez
sólo un columnario dolor de cabeza.

Y las manitas que se abarquillan
asiéndose de algo flotante,
a no querer quedarse.
Y siendo ya la 1.

Poema Trilce: XLVII de César Vallejo con fondo de libro

César Vallejo

ciliado arrecife donde nací

-- de César Vallejo --

xlvii
ciliado arrecife donde nací,
según refieren cronicones y pliegos
de labios familiares historiados
en segunda gracia.
Ciliado archipiélago, te desislas a fondo,
a fondo, archipiélago mío!
duras todavía las articulaciones
al camino, como cuando nos instan,
y nosotros no cedemos por nada.
Al ver los párpados cerrados,
implumes mayorcitos, devorando azules bombones,
se carcajean pericotes viejos.
Los párpados cerrados, correo si, cuando nacemos,
siempre no fuese tiempo todavía.
Se va el altar, el cirio para
que no le pasase nada a mi madre,
y por mí que sería con los años, si dios
quería, obispo, papa, santo, o talvez
sólo un columnario dolor de cabeza.
Y las manitas que se abarquillan
asiéndose de algo flotante,
a no querer quedarse.
Y siendo ya la 1.

Poema ciliado arrecife donde nací de César Vallejo con fondo de libro

Diego Hurtado de Mendoza

Mil veces callo que mover deseo

-- de Diego Hurtado de Mendoza --

Mil veces callo que mover deseo
El cielo á gritos, y mil otras tiento
Dar á mi lengua voz y movimiento,
Que en silencio mortal yacer la veo.

Anda cual velocísimo correo
Por dentro el alma el suelto pensamiento,
De llanto y de dolor lloroso acento,
Y casi en el infierno un nuevo Orfeo.

No tiene la memoria á la esperanza
Rastro de imágen dulce ó deleitable
Con que la voluntad viva segura.

Cuanto en mí hallo es maldicion que alcanza,
Muerte que tarda, llanto inconsolable,
Desden del cielo, error de la ventura.

Poema Mil veces callo que mover deseo de Diego Hurtado de Mendoza con fondo de libro

Santiago Montobbio

memorial para mi único agravio

-- de Santiago Montobbio --

Memorial para mi único agravio
haber perdido la vida ya muy pronto,
y en cualquier esquina; haber sentido
cómo escapaba poco a poco
el agua de los ojos,
haber tenido tanto miedo y tanto frío
como para acabar siendo nada más
que miedo y frío. Haber tenido
sombra y garganta seca, haber
tenido o no haber tenido
y no haber sido nunca nada fuera de unos dedos,
no haber, no, no haber conseguido jamás salir
de esta ciudad oscura y siendo sólo
que de la derrota el heredero
únicamente arrepentirme por no haber compuesto,
cuando sobraba el tiempo, un poema que no tuviera
cristal en exceso, un poema sencillo y sin motivo
pero en el cual vaciara el agua su sentido
y que una vez enviado por el invisible correo de los huesos
pudieras para siempre ya tenerlo como olvidado amigo
o azulado perro que te diera
buenas noches con la irreprochable
puntualidad de las ausencias.



Francisco de Aldana

Mil veces callo que romper deseo

-- de Francisco de Aldana --

Mil veces callo que romper deseo
el cielo a gritos, y otras tantas tiento
dar a mi lengua voz y movimiento,
que en silencio mortal yacer la veo.

Anda cual velocísimo correo
por dentro el alma el suelto pensamiento
con alto y de dolor lloroso acento,
casi en sombra de muerte un nuevo Orfeo.

No halla la memoria o la esperanza
rastro de imagen dulce y deleitable
con que la voluntad viva segura:

cuanto en mí hallo es maldición que alcanza,
muerte que tarda, llanto inconsolable,
desdén del cielo, error de la ventura.



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