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-- de César Vallejo --
Deshora
pureza amada, que mis ojos nunca
llegaron a gozar. Pureza absurda!
yo sé que estabas en la carne un día,
cuando yo hilaba aún mi embrión de vida.
Pureza en falda neutra de colegio;
y leche azul dentro del trigo tierno
a la tarde de lluvia, cuando el alma
ha roto su puñal en retirada,
cuando ha cuajado en no sé qué probeta
sin contenido una insolente piedra.
Cuando hay gente contenta; y cuando lloran
párpados ciegos en purpúreas bordas.
Oh, pureza que nunca ni un recado
me dejaste, al partir del triste barro
ni una migaja de tu voz; ni un nervio
de tu convite heroico de luceros.
Alejáos de mi, buenas maldades,
dulces bocas picantes...
Yo la recuerdo al veros oh, mujeres!
pues de la vida en la perenne tarde,
nació muy poco pero mucho muere!
Poema "deshora" de César Vallejo
-- de Juan Bautista Arriaza --
Constante Celia, a quien la suerte en vano
contradijo un afecto generoso,
yo te aplaudo el placer de hacer dichoso
a quien se enlaza a tu preciosa mano.
Amor, que un tiempo te afligió tirano,
hoy te arrebata en carro victorioso,
y coronada de su mirlo hermoso
al tálamo nupcial te lleva ufano.
Al blando yugo allí rindes el cuello;
y, cediendo a la noche misteriosa,
te mira el sol en su último destello.
Con el cariño que una flor dichosa,
que hoy la deja botón cerrado y bello,
para verla mañana abierta rosa.
Poema "Brindando en un convite de bodas" de Juan Bautista Arriaza
-- de Ramón López Velarde --
Tú, Fuensanta, me libras de los lazos del mal;
Queman mi boca exangüe de Isaías los carbones;
Por ti me dan los cielos profundas contriciones
Y el ensueño me otorga su gracia episcopal.
Para comer las viandas del convite nupcial
En que se han desposado nuestros dos corazones,
Tomo el báculo y ciño mis pies y mis riñones
Cual se hacía en las fiestas del Cordero Pascual.
Las llaves con que he abierto tu corazón, mis llaves
Sagradas son las mismas de Pedro el Pescador;
Y mis alejandrinos, por tristes y por graves,
Son como los versículos proféticos de un canto,
Y hasta las doce horas de mis días de amor
Serán los doce frutos del Espíritu Santo
Poema "Alejandrinos Eclesiásticos" de Ramón López Velarde