Buscar Poemas con Consumido


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Se han encontrado 10 poemas con la palabra consumido

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Lope de Vega

Don Félix, si al Amor le pintan ciego

-- de Lope de Vega --

Don Félix, si al Amor le pintan ciego,
lo que no viera yo jamás lo amara;
si con alas veloces, ¿cómo para?,
pues tengo entre mis lágrimas sosiego

Si no me ha consumido, ¿cómo es fuego,
no siendo fénix en el mundo rara?
Y si es desnudo Amor, ¿cómo repara
en que le vistan, o se cansa luego?

Pintarle como niño, importa poco;
Luzbel se amó, y así fue amor nacido
antes que viese Adán del sol la lumbre.

Mejor fuera pintarle como a loco,
haciéndole a colores el vestido,
y no llamarle Amor, sino costumbre.

Poema Don Félix, si al Amor le pintan ciego de Lope de Vega con fondo de libro

Jorge Cuesta

rema en una agua espesa y vaga el brazo

-- de Jorge Cuesta --

Rema en agua espesa y vaga el brazo,
pero indeciso su ademán suspende,
y aislado del impulso que lo tiende
la mano ignora que lo dé al acaso.

La suya inútil flota con retraso,
pero ningún fugaz apoyo aprehende
en el vacío, de que se desprende
lo mismo que del yugo de su paso.

Oscila sin esfuerzo, consumido
el mundo en torno, y como del olvido
una memoria mutilada emana

que ya no habita el alma que la mira,
aun muerto se desata y se retira
del brazo inerte la presencia vana.

Poema rema en una agua espesa y vaga el brazo de Jorge Cuesta con fondo de libro

Jorge Luis Borges

ajedrez

-- de Jorge Luis Borges --

i
en su grave rincón, los jugadores
rigen las lentas piezas. El tablero
los demora hasta el alba en su severo
ámbito en que se odian dos colores.
Adentro irradian mágicos rigores
las formas: torre homérica, ligero
caballo, armada reina, rey postrero,
oblicuo alfil y peones agresores.
Cuando los jugadores se hayan ido,
cuando el tiempo los haya consumido,
ciertamente no habrá cesado el rito.
En el oriente se encendió esta guerra
cuyo anfiteatro es hoy toda la tierra.
Como el otro, este juego es infinito.
Ii
tenue rey, sesgo alfil, encarnizada
reina, torre directa y peón ladino
sobre lo negro y blanco del camino
buscan y libran su batalla armada.
No saben que la mano señalada
del jugador gobierna su destino,
no saben que un rigor adamantino
sujeta su albedrío y su jornada.
También el jugador es prisionero
(la sentencia es de omar) de otro tablero
de negras noches y blancos días.
Dios mueve al jugador, y éste, la pieza.
¿Qué dios detrás de dios la trama empieza
de polvo y tiempo y sueño y agonías?

Poema ajedrez de Jorge Luis Borges con fondo de libro

Canta blanco palomo

-- de Dionisio de Solís --

Canta blanco palomo, y de la aurora
el róseo carro con ti acento llama;
que atenta escucha en la mullida cama
la esposa a quien tu cántico enamora.

Canta y anuncia la estación de Flora
y el delicioso incendio que te inflama,
mientras sentado en la frontera rama
otro palomo solitario llora.

¡Felice tú que puedes con tu canto
al alma penetrar por el oído
del ave amante en que tu bien se funda!

Y ¡mísero de mí, que la triste llanto
en que a solas me miras consumido,
sin fruto el rostro y sin cesar me inunda!



Pablo Neruda

soneto xv cien sonetos de amor (1959) mañana

-- de Pablo Neruda --

Soneto xv
desde hace mucho tiempo la tierra te conoce:
eres compacta como el pan o la madera,
eres cuerpo, racimo de segura sustancia,
tienes peso de acacia, de legumbre dorada.
Sé que existes no sólo porque tus ojos vuelan
y dan luz a las cosas como ventana abierta,
sino porque de barro te hicieron y cocieron
en chillán, en un horno de adobe estupefacto.
Los seres se derraman como aire o agua o frío
y vagos son, se borran al contacto del tiempo,
como si antes de muertos fueran desmenuzados.
Tú caerás conmigo como piedra en la tumba
y así por nuestro amor que no fue consumido
continuará viviendo con nosotros la tierra.



Pablo Neruda

soneto lxxvii cien sonetos de amor (1959) tarde

-- de Pablo Neruda --

Soneto lxxvii
hoy es hoy con el peso de todo el tiempo ido,
con las alas de todo lo que será mañana,
hoy es el sur del mar, la vieja edad del agua
y la composición de un nuevo día.
A tu boca elevada a la luz o a la luna
se agregaron los pétalos de un día consumido,
y ayer viene trotando por su calle sombría
para que recordemos su rostro que se ha muerto.
Hoy, ayer y mañana se comen caminando,
consumimos un día como una vaca ardiente,
nuestro ganado espera con sus días contados,
pero en tu corazón el tiempo echó su harina,
mi amor construyó un horno con barro de temuco:
tú eres el pan de cada día para mi alma.



Garcilaso de la Vega

SONETO XXVIII

-- de Garcilaso de la Vega --

Boscán, vengado estáis, con mengua mía,
de mi rigor pasado y mi aspereza
con que reprehenderos la terneza
de vuestro blando corazón solía.

Agora me castigo cada día
de tal salvatiquez y tal torpeza:
mas es a tiempo que de mi bajeza
correrme y castigarme bien podría.

Sabed que en mi perfecta edad y armado,
con mis ojos abiertos me he rendido
al niño que sabéis, ciego y desnudo.

De tan hermoso fuego consumido
nunca fue corazón: si preguntado
soy lo demás, en lo demás soy mudo.



Garcilaso de la Vega

Boscán, vengado estáis, con mengua mía

-- de Garcilaso de la Vega --

Boscán, vengado estáis, con mengua mía,
de mi rigor pasado y mi aspereza
con que reprehenderos la terneza
de vuestro blando corazón solía.

Agora me castigo cada día
de tal salvatiquez y tal torpeza:
mas es a tiempo que de mi bajeza
correrme y castigarme bien podría.

Sabed que en mi perfecta edad y armado,
con mis ojos abiertos me he rendido
al niño que sabéis, ciego y desnudo.

De tan hermoso fuego consumido
nunca fue corazón: si preguntado
soy lo demás, en lo demás soy mudo.



Medardo Ángel Silva

El ingrato (Silva)

-- de Medardo Ángel Silva --

Tú, que en la universal carnestolenda
ostentas, bajo el rostro sonreído,
mal pensamiento y corazón podrido:
ven, descansa a la sombra de mi tienda;

alégrate, sonríe, ten mi ofrenda
de frescas pomas; sacia en mi florido
huerto la sed del labio consumido
por el cansancio de la dura senda.

Bien sé que reposada tu fatiga
en silencio te irás, y tu enemiga
mano mi copa colmará de hieles.

Mas, a despecho de iras envidiosas,
siempre tendrán mi pensamiento, rosas;
mis labios, rimas, y mis rimas, mieles.



Julia de Burgos

dadme mi número

-- de Julia de Burgos --

¿qué es lo que esperan? ¿no me llaman?
¿me han olvidado entre las yerbas,
mis camaradas más sencillos,
todos los muertos de la tierra?

¿por qué no suenan sus campanas?
ya para el salto estoy dispuesta.
¿Acaso quieren más cadáveres
de sueños muertos de inocencia?

¿acaso quieren más escombros
de más goteadas primaveras,
más ojos secos en las nubes,
más rostro herido en las tormentas?

¿quieren el féretro del viento
agazapado entre mis greñas?
¿quieren el ansia del arroyo,
muerta en mi mente de poeta?

¿quieren el sol desmantelado,
ya consumido en mis arterias?
¿quieren la sombra de mi sombra,
donde no quede ni una estrella?

casi no puedo con el mundo
que azota entero mi conciencia...

¡Dadme mi número! no quiero
que hasta el amor se me desprenda...
(Unido sueño que me sigue
como a mis pasos va la huella.)

¡Dadme mi número, porque si no,
me moriré después de muerta!



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