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Se han encontrado 5 poemas con la palabra conquistas

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Manuel de Zequeira

A Carmelina

-- de Manuel de Zequeira --

Con la sonora trompa
De caliope divina,
Cantaba yo de Aquiles
Las bélicas conquistas:

El furor de los griegos,
Las fúnebres cenizas
Del Ilion, y la suerte
De Andrómaca afligida.

Tan hórridos acentos
Los ecos repetían,
Cuando un pasmo amoroso
Dejó mi sangre tibia;

Poco a poco el aliento
De mí se despedía,
Negándose la trompa
Al soplo que la anima.

Perdí en fin los compases,
Creció más mi fatiga;
Hasta que vino Erato
Cediéndome su lira:

"Canta, me dijo, toca
En ésta, que yo misma
Te animaré si cantas
La dulce Carmelina:

No cantes de Belona,
Ni de Marte las iras;
Canta, sí, las de Venus
Y de tu amor reliquias".

Yo tomé el instrumento,
Y a tiempo que la ninfa
Me dictaba los sones
En las cuerdas divinas.

Entonces se aparece
La tierna Carmelina,
Circundada de amores,
De gracias y de risas.

Y al verla, de las manos
Se desprendió mi lira,
Quedándose suspensa,
Erato, y yo sin vida.

Poema A Carmelina de Manuel de Zequeira con fondo de libro

Emilio Bobadilla

El capitán homicida

-- de Emilio Bobadilla --

Militar, incestuoso y homicida, conoces
—triste conocimiento que la vida te cuesta—
las sensaciones lívidas, los enervantes goces
que al vulgo sólo arrancan unánime protesta.

¿Quién mide lo insondable y oscuro de tu alma?
Tu silencio sombrío, tu voluntad de hierro
—cual náufragos que miran el peligro con calma—
no han flaqueado en tus horas de soledad y encierro.

En pintoresco siglo de intrépidas conquistas,
hubieran encontrado tus instintos diabólicos
galardones, aplausos sin fin y apologistas...

¡Cuán diferente hubiera quizás sido tu caso!
Hubieras sido en tiempo de los Reyes Católicos
tal vez otro Pizarro, otro Valdivia acaso...

Poema El capitán homicida de Emilio Bobadilla con fondo de libro

Vicente Gallego

septiembre, 27

-- de Vicente Gallego --

He releído hoy la historia antigua
que tú me regalaste, las batallas
entre griegos y persas, las conquistas
innumerables de alejandro,
el fuego y la pasión que ahora parecen
un absurdo derroche
que no acierto a entender. Quizá, los tiempos...
El curso de esta tarde tan alejada y lenta,
sin afanes y solo,
esta tarde tranquila en la que amar
lo gris, lo no tan brusco ni glorioso:
perderme en mi interior sin ambiciones,
asumir la penumbra y deslizarme.
Reflexiono en mi cuarto
mientras llueve, parece innecesaria
cualquier exaltación.
Las cosas, lo que exigen.
Me ejercito
en la absoluta calma,
escucho los sonidos que producen
la cisterna, el desagüe, la anticuada
fontanería de esta casa,
y examino los dedos de mis pies.
Es sólo el tiempo lento, el oleaje
que me eleva despacio hacia mí mismo,
un dejarse arrastrar por la marea.
Existir: todo y nada,
este instante tan mío que ahora habito.

Poema septiembre, 27 de Vicente Gallego con fondo de libro

Juan Ramón Molina

Anhelo (Molina)

-- de Juan Ramón Molina --

¡Viviese yo en los tiempos esforzados
de amores, de conquistas y de guerras,
en que frailes, bandidos y soldados
a través de los mares irritados
iban en busca de remotas tierras.

No en esta triste edad en que desmaya
todo anhelo –encumbrado como un monte–
y en que poniendo mi ambición a raya
herido y solo me quedé en la playa
viendo el límite azul del horizonte!



Evaristo Carriego

Frente a frente

-- de Evaristo Carriego --

Anoche, la enferma se fué de la vida,
por fin libertada de todos sus males.
Se fué sin angustias, como en un olvido,
sonriendo en sus hondos momentos finales.

Las madres del barrio, musitan plegarias,
y, ahuyentando el sueño posible, la velan
con cara de luto, mientras las solícitas
a los pobrecitos huérfanos consuelan...

La robusta moza de la otra buhardilla,
dio a luz esta tarde. Contempla gozosa
la flor de sus noches: ese diminuto
amor, amasado con carne radiosa.

El marido, alegre, parece un chiquillo
dueño del regalo que al fin le llegara,
y, en un amplio fuerte gesto, para nuevas
viriles conquistas los brazos prepara.



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