Buscar Poemas con Confusas


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Se han encontrado 8 poemas con la palabra confusas

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Luis Muñoz Rivera

patriota

-- de Luis Muñoz Rivera --

Con las ropas en bello desorden,
la frente marmórea de rizos poblada,
balbuciendo los trémulos labios
confusas palabras,
un niño dormía
soñando una patria.

Oh! ¡qué hermosa, riente y espléndida,
altiva y heroica, viril y gallarda
la veía surgir de las ondas
rugientes y bravas,
con su veste de espumas cubiertos
el torso de ninfa, las formas de estatua!

corrieron los años;
el niño, en su tierra, creció como un paria;
vio la fusta estallar implacable
del siervo en la espalda;
mirar pudo en el rostro del césar
sonrisas de lástima;
la sangre, rebelde,
subió a sus mejillas en brusca oleada;
y después... En sus noches de insomnio,
evocando a la ninfa soñada
¡qué mezquina, qué pobre, qué triste
solía mirarla!

¡ay! el sueño... ¡Qué dulce y alegre!
la verdad... ¡Qué desnuda y amarga!
por eso el mancebo
pensando en la patria,
sintió muchas veces sus ojos marchitos
llenarse de lágrimas.

Poema patriota de Luis Muñoz Rivera con fondo de libro

Julián del Casal

mi padre

-- de Julián del Casal --

Rostro de asceta en que el dolor se advierte
como el frío en el disco de la luna,
mirada en que al amor del bien se aduna
la firme voluntad del hombre fuerte.
Tuvo el alma más triste que la muerte
sin que sufriera alteración alguna,
ya al sentir el favor de la fortuna,
ya los rigores de la adversa suerte.
Abrasado de férvido idealismo,
despojada de sombras la conciencia,
sordo del mundo a las confusas voces,
en la corriente azul del misticismo
logró apagar, al fin de la existencia,
su sed ardiente de inmortales goces.

Poema mi padre de Julián del Casal con fondo de libro

Pablo Neruda

soneto xli cien sonetos de amor (1959) mediodía

-- de Pablo Neruda --

Desdichas del mes de enero cuando el indiferente
mediodía establece su ecuación en el cielo,
un oro duro como el vino de una copa colmada
llena la tierra hasta sus límites azules.
Desdichas de este tiempo parecidas a uvas
pequeñas que agruparon verde amargo,
confusas, escondidas lágrimas de los días
hasta que la intemperie publicó sus racimos.
Sí, gérmenes, dolores, todo lo que palpita
aterrado, a la luz crepitante de enero,
madurará, arderá como ardieron los frutos.
Divididos serán los pesares: el alma
dará un golpe de viento, y la morada
quedará limpia con el pan fresco en la mesa.

Poema soneto xli   cien sonetos de amor (1959) mediodía de Pablo Neruda con fondo de libro

Pablo Neruda

unidad

-- de Pablo Neruda --

Hay algo denso, unido, sentado en el fondo,
repitiendo su número, su señal idéntica.
Cómo se nota que las piedras han tocado el tiempo,
en su fina materia hay olor a edad,
y el agua que trae el mar, de sal y sueño.
Me rodea una misma cosa, un solo movimiento:
el peso del mineral, la luz de la piel,
se pegan al sonido de la palabra noche:
la tinta del trigo, del marfil, del llanto,
las cosas de cuero, de madera, de lana,
envejecidas, desteñidas, uniformes,
se unen en torno a mí como paredes.
Trabajo sordamente, girando sobre mí mismo,
como el cuervo sobre la muerte, el cuervo de luto.
Pienso, aislado en lo extenso de las estaciones,
central, rodeado de geografía silenciosa:
una temperatura parcial cae del cielo,
un extremo imperio de confusas unidades
se reúne rodeándome.



José Ángel Buesa

acuérdate de mí

-- de José Ángel Buesa --

Cuando vengan las sombras del olvido
a borrar de mi alma el sentimiento,
no dejes, por dios, borrar el nido
donde siempre durmió mi pensamiento.
Si sabes que mi amor jamás olvida
que no puedo vivir lejos de ti
dime que en el sendero de la vida
alguna vez te acordarás de mí.
Cuando al pasar inclines la cabeza
y yo no pueda recoger tu llanto,
en esa soledad de la tristeza
te acordarás de aquel que te amó tanto.
No podrás olvidar que te he adorado
con ciego y delirante frenesí
y en las confusas sombras del pasado,
luz de mis ojos, te acordarás de mí.
El tiempo corre con denso vuelo
ya se va adelantando entre los dos
no me olvides jamás. ¡Dame un recuerdo!
y no me digas para siempre adiós.



Gabriel Celaya

cuéntame como vives (cómo vas muriendo)

-- de Gabriel Celaya --

Vives
(cómo vas muriendo)
cuéntame cómo vives;
dime sencillamente cómo pasan tus días,
tus lentísimos odios, tus pólvoras alegres
y las confusas olas que te llevan perdido
en la cambiante espuma de un blancor imprevisto.
Cuéntame cómo vives.
Ven a mí, cara a cara;
dime tus mentiras (las mías son peores),
tus resentimientos (yo también los padezco),
y ese estúpido orgullo (puedo comprenderte).
Cuéntame cómo mueres.
Nada tuyo es secreto:
la náusea del vacío (o el placer, es lo mismo);
la locura imprevista de algún instante vivo;
la esperanza que ahonda tercamente el vacío.
Cuéntame cómo mueres,
cómo renuncias sabio,
cómo frívolo brillas de puro fugitivo,
cómo acabas en nada
y me enseñas, es claro, a quedarme tranquilo.



Antonio Machado

En medio de la plaza y sobre tosca piedra

-- de Antonio Machado --

En medio de la plaza y sobre tosca piedra,
el agua brota y brota. En el cercano huerto
eleva, tras el muro ceñido por la hiedra,
alto ciprés, la mancha de su ramaje yerto.
La tarde está cayendo frente a los caserones
de la ancha plaza en sueños. Relucen las vidrieras
con ecos mortecinos de sol. En los balcones
hay formas que parecen confusas calaveras.
La calma es infinita en la desierta plaza,
donde pasea el alma su traza de alma en pena.
El agua brota y brota en la marmórea taza.
En todo el aire en sombra no más que el agua suena.



Ricardo Jaimes Freyre

los antepasados

-- de Ricardo Jaimes Freyre --

Hijo soy de mi raza; corre en mis venas
sangre de los soberbios conquistadores.
Alzaron mis abuelos torres y almenas;
celebraron su gloria los trovadores.

En esa sangre hay ondas rojas y azules;
es de un solar mi escudo lustre y decoro.
(En cambo de sinople, faja de gules
engolada de fieros dragantes de oro).

Despiertan en mi mente, con los halagos
de su tosca hidalguía, los cronicones,
brumosos atavismos, recuerdos vagos
y un tropel de confusas evocaciones.

Me iluminan de pronto, con fugaz brillo,
relámpagos que quiero fijar, en vano... ¿En
qué lid, en qué claustros, en qué castillo
espada, cruz o lira tuve en mi mano. . .?



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