Buscar Poemas con Clavó


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Se han encontrado 8 poemas con la palabra clavó

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Amado Nervo

cobardía

-- de Amado Nervo --

Pasó con su madre. ¡Qué rara belleza!
¡qué rubios cabellos de trigo garzul!
¡qué ritmo en el paso! ¡qué innata realeza
de porte! ¡qué formas bajo el fino tul...!
Pasó con su madre. Volvió la cabeza:
¡me clavó muy hondo su mirada azul!
quedé como en éxtasis...
Con febril premura,
«¡síguela!», gritaron cuerpo y alma al par.
...Pero tuve miedo de amar con locura,
de abrir mis heridas, que suelen sangrar,
¡y no obstante toda mi sed de ternura,
cerrando los ojos, la dejé pasar!

Poema cobardía de Amado Nervo con fondo de libro

Amado Nervo

Cobardía (Nervo)

-- de Amado Nervo --

Pasó con su madre, qué rara belleza,
qué rubios cabellos de trigo garzul,
qué ritmo en el paso, que innata realeza
de porte, qué formas bajo el fino tul.
Pasó con su madre, volvió la cabeza,
me clavó muy hondo su mirada azul.

Quedé como en éxtasis; con febril premura
¡Síguela! gritaron cuerpo y alma al par.
Pero tuve miedo de amar con locura,
de abrir mis heridas, que suelen sangrar,
y no obstante toda mi sed de ternura,
cerrando los ojos, la dejé pasar.

Poema Cobardía (Nervo) de Amado Nervo con fondo de libro

Jaime Torres Bodet

continuidad I

-- de Jaime Torres Bodet --

No has muerto. Has vuelto a mí. Lo que en la tierra
donde una parte de tu ser reposa
sepultaron los hombres, no te encierra;
porque yo soy tu verdadera fosa.
Dentro de esta inquietud del alma ansiosa
que me diste al nacer, sigues en guerra
contra la insaciedad que nos acosa
y que, desde la cuna, nos destierra.
Vives en lo que pienso, en lo que digo,
y con vida tan honda que no hay centro,
hora y lugar en que no estés conmigo;
pues te clavó la muerte tan adentro
del corazón filial con que te abrigo
que, mientras más me busco, más te encuentro.

Poema continuidad I de Jaime Torres Bodet con fondo de libro

César Vallejo

Impía

-- de César Vallejo --

Señor! Estabas tras los cristales
humano y triste de atardecer;
y cuál lloraba tus funerales
esa mujer!

Sus ojos eran el jueves santo,
dos negros granos de amarga luz!
Con duras gotas de sangre y llanto
clavó tu cruz!

Impía! Desde que tú partiste,
Señor, no ha ido nunca al Jordán,
en rojas aguas su piel desviste,
y al vil judío le vende pan!



Manuel Reina

La gota de sangre

-- de Manuel Reina --

Sentados en la gótica ventana
estábamos tú y yo, mi antigua amante;
tú, de hermosura y de placer, radiante;
yo, absorto en tu belleza soberana.

Al ver tu fresca juventud lozana,
una abeja lasciva y susurrante
clavó su oculto dardo penetrante
en tu seno gentil de nieve y grana.

Viva gota de sangre transparente
sobre tu piel rosada y hechicera
brilló como un rubí resplandeciente.

Mi ansioso labio en la pequeña herida
estampé con afán... ¡Nunca lo hiciera,
que aquella gota envenenó mi vida!



Julio Flórez

por qué se mató silva

-- de Julio Flórez --

En lo más abrupto y alto
de un gran peñón de basalto,
detuvo un águila el vuelo:
miró hacia arriba, hacia arriba,
y se quedó pensativa
al ver que el azul del cielo
siempre alejándose iba.
Escrutó la enorme altura
y, con intensa amargura,
sintió cansancio en las alas.
(En la glacial lejanía
el sol moría, moría
entre sus sangrientas galas
bajo la pompa del día).
Y del peñón por un tajo,
miró hacia abajo, hacia abajo,
con desconsuelo profundo;
el ojo vivo y redondo
clavó luego en lo más hondo...
Y asco sintió del mundo
¡vio tanto cieno en el fondo!
si huía el azul del cielo,
si hervía el fango en el suelo,
¿cómo aplacar su tristeza?
ah, fue tanta su aflicción
que, en su desesperación
se destrozó la cabeza
contra el siniestro peñón.



Evaristo Carriego

El silencioso que va a la trastienda

-- de Evaristo Carriego --

Francanrénte, es huraña la actitud de ese obrero
que, de la alegre rueda casi siempre apartado,
se pasa así las horas muertas, con el sombrero
sobre la pensativa frente medio inclinado.

Sin asegurar nada, dice el almacenero
que, por momentos, muchas veces le ha preocupado
ver con qué aire tan raro se queda el compañero
contemplando la copa que apenas ha probado.

Como a las indirectas se hace el desentendido,
el otro día el mozo, que es un entrometido,
y de lo más cargoso que se pueda pedir,

se acercó a preguntarle no sabe qué zoncera
y le clavó los ojos, pero de una manera
que tuvo que alejarse sin volver a insistir.



Francisco Sosa Escalante

Elodia

-- de Francisco Sosa Escalante --

Era tan dulce, cariñosa y buena,
En el paterno hogar, la hermana mia,
Y tanta su piedad, que ella tenia
Por suya propia la desdicha ajena.

En su mirada angelical, serena,
Su noble corazón resplandecía
Y el eco de su voz era armonía
De dulce encanto y de ternura llena.

Junto á la madre de mi amor, callada
Sufria de sus penas la amargura,
A una temprana muerte resignada;

Y al ver llegar su fin, clavó en la altura
De sus serenos ojos la mirada,
Llena de fé, con la conciencia pura.



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