Buscar Poemas con Ciento


  ·En el buscador de poemas puedes encontrar entre más de doce mil poemas todos aquellos que contienen las palabras de búsqueda. Los poemas forman parte de la antología poética de los 344 poetas más importantes en lengua Española de todos los tiempo. Puedes elegir entre dos tipos de búsqueda:
  ·Buscar entre todos los poemas los que contienen las palabras de la búsqueda.
  ·Buscar sólo los poemas cortos -aquellos que tienen 8 versos o menos- que coinciden con el criterio de búsqueda.

Se han encontrado 13 poemas con la palabra ciento

Si lo prefieres puedes ver sólo los poemas cortos, aquellos que tienen ocho versos o menos aquí

Manuel del Palacio

El alzamiento carlista

-- de Manuel del Palacio --

¿Con que la van á armar los infelices?
¿Con que no les ilustra el escarmiento,
Y de nuevo el pendón lanzan al viento
Teñido en sangre ya ... De sus narices?

¿No les bastó correr como perdices
Una vez, y otra vez, y ciento y ciento,
Ó malograr no quieren el momento
De añadir un desliz á sus deslices?

Si anhelan pruebas dar de buen sentido,
Digan su pensamiento con franqueza;
Recóbrense del tiempo que han perdido,

Y escriban de su credo á la cabeza:
Don Carlos de Borbon ha fallecido;
¡Se suplican los carros de limpieza!

Poema El alzamiento carlista de Manuel del Palacio con fondo de libro

César Vallejo

¡cuídate, españa, de tu propia españa!

-- de César Vallejo --

¡cuídate, españa, de tu propia españa!
¡cuídate de la hoz sin el martillo,
cuídate del martillo sin la hoz!
¡cuídate de la víctima apesar suyo,
del verdugo apesar suyo
y del indiferente apesar suyo!
¡cuídate del que, antes de que cante el gallo,
negárate tres veces,
y del que te negó, después, tres veces!
¡cuídate de las calaveras sin las tibias,
y de las tibias sin las calaberas!
¡cuídate de los nuevos poderosos!
¡cuídate del que come tus cadáveres,
del que devora muertos a tus vivos!
¡cuídate del leal ciento por ciento!
¡cuídate del cielo más acá del aire
y cuídate del aire más allá del cielo!
¡cuídate de los que te aman!
¡cuídate de tus héroes!
¡cuídate de tus muertos!
¡cuídate de la república!
¡cuídate del futuro!

Poema ¡cuídate, españa, de tu propia españa! de César Vallejo con fondo de libro

César Vallejo

Cuídate, España, de tu propia España

-- de César Vallejo --

¡Cuídate, España, de tu propia España!
¡Cuídate de la hoz sin el martillo,
cuídate del martillo sin la hoz!
¡Cuídate de la víctima apesar suyo,
del verdugo apesar suyo
y del indiferente apesar suyo!
¡Cuídate del que, antes de que cante el gallo,
negárate tres veces,
y del que te negó, después, tres veces!
¡Cuídate de las calaveras sin las tibias,
y de las tibias sin las calaberas!
¡Cuídate de los nuevos poderosos!
¡Cuídate del que come tus cadáveres,
del que devora muertos a tus vivos!
¡Cuídate del leal ciento por ciento!
¡Cuídate del cielo más acá del aire
y cuídate del aire más allá del cielo!
¡Cuídate de los que te aman!
¡Cuídate de tus héroes!
¡Cuídate de tus muertos!
¡Cuídate de la República!
¡Cuídate del futuro!...

Poema Cuídate, España, de tu propia España de César Vallejo con fondo de libro

Juan Pablo Forner

Despierta, Elpín y guarda que el hambriento

-- de Juan Pablo Forner --

Despierta, Elpín; y guarda que el hambriento
lobo no sirve, no, tu grey de pasto:
tú roncas, y el zagal hace su gasto
devorando tus reses ciento a ciento.

De rotas pieles número cruento
luego te entrega el desalmado Ergasto;
y el daño apoca, aunque en ejido vasto
pace escaso ganado y macilento.

Despierta, Elpín: y en las calladas horas
cuando sin luna las estrellas lucen
observa, espía a tus zagales fieles.

Verás como desuellan con traidoras
manos tu grey, y pérfidos reducen
tu hacienda toda a ensangrentadas pieles.



José Martí

el rayo surca, sangriento

-- de José Martí --

xxx
el rayo surca, sangriento,
el lóbrego nubarrón:
echa el barco, ciento a ciento,
los negros por el portón.
El viento, fiero, quebraba
los almácigos copudos;
andaba la hilera, andaba,
de los esclavos desnudos.
El temporal sacudía
los barracones henchidos:
una madre con su cría
pasaba, dando alaridos.
Rojo, como en el desierto,
salió el sol al horizonte:
y alumbró a un esclavo muerto,
colgado a un seibo del monte.
Un niño lo vio: tembló
de pasión por los que gimen:
¡y, al pie del muerto, juró
lavar con su vida el crimen!



Carolina Coronado

al jazmín

-- de Carolina Coronado --

Orgullo de la enramada,
blanca y leve florecilla,
más que todas delicada,
y más que todas sencilla.
Muestra el lirio temblorosa
la faz cristalina y pura;
y ostenta encendida rosa
la peregrina hermosura.
Alza bella la azucena
la copa tersa y nevada
de ricos ámbares llena,
de mil abejas cercada.
Pero ¿quién tu brillo iguala,
viva flor del cano estío,
que luces entre su gala,
como espuma en claro río?
por sencilla y delicada,
en el jardín entre ciento
fijas tú, flor, la mirada,
y fijas el pensamiento.
Y por el seno argentino
que blando perfume expira,
do bebe néctar divino
la abeja que en ti respira.
¡Flor graciosa y nacarada,
la más tierna de las flores!
¡oh mil veces bienhadada
la que roba tus amores!
¡bienhadada mariposa
que tu pétalo estremece,
cuando a tu lado reposa,
y en tu aliento se embebece!
por delicada y sencilla,
en el jardín entre ciento
se fija en ti, florecilla,
mi vista y mi pensamiento.



Cristóbal de Castillejo

Al amor (Cristóbal de Castillejo)

-- de Cristóbal de Castillejo --

Dame, Amor, besos sin cuento,
asido de mis cabellos,
y mil y ciento tras ellos,
y tras ellos mil y ciento,
y después
de muchos millares, tres;
y porque nadie lo sienta
desbaratemos la cuenta
y contemos al revés.



Manuel del Palacio

Al pueblo

-- de Manuel del Palacio --

Austríacos una vez, otra Borbones,
Amenguaron tu fama y tu riqueza,
Quedando sólo ya de tu grandeza
Rotos escombros, viejas tradiciones.

Hoy que ves el dosel hecho girones
y que una nueva edad para tí empieza,
No pongas dique al bien con tu pereza
Ni al mal presten ayuda tus pasiones.

Calma, prudencia, abnegación, mesura,
La senda te han de abrir por donde al cabo
Llegarás al Edén de la ventura:

Por noble y liberal hasta hoy te alabo;
No des mañana ciento en la herradura,
Ya que distes ayer una en el clavo.



Antonio Machado

Recuerdo infantil

-- de Antonio Machado --

Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de lluvia tras los cristales.
Es la clase. En un cartel
se representa a Caín
fugitivo, y muerto Abel
junto a una mancha carmín.
Con timbre sonoro y hueco
truena el maestro, un anciano
mal vestido, enjuto y seco,
que lleva un libro en la mano.
Y todo un coro infantil
va cantando la lección:
”mil veces ciento, cien mil,
mil veces mil, un millón”.
Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de la lluvia en los cristales.



Anónimo

Romance de Fernán d'Arias

-- de Anónimo --

Por aquel postigo viejo
que nunca fuera cerrado,
vi venir pendón bermejo
con trescientos de a caballo;
en medio de los trescientos
viene un monumento armado,
y dentro del monumento
viene un ataúd de palo,
y dentro del ataúd
venía un cuerpo finado.
Que era el de Fernán d'Arias,
hijo de Arias Gonzalo.
Llorábanle cien doncellas,
todas ciento hijosdalgo;
todas eran sus parientas
en tercero y cuarto grado;
las unas le dicen primo,
otras le llaman hermano,
las otras decían tío,
otras lo llaman cuñado.
Sobre todas lo lloraba
aquesa Urraca Hernando.
¡Y cuán bien que la consuela
ese viejo Arias Gonzalo!
-¿Por qué lloráis, mis doncellas?
¿por qué hacéis tan grande llanto?
No lloréis así, señoras,
que no es para llorarlo,
que si un hijo me han muerto,
ahí me quedaban cuatro.
No murió por las tabernas,
ni a las tablas jugando,
mas murió sobre Zamora
vuestra honra resguardando;
murió como caballero
con sus armas peleando.



Fernando de Herrera

La hidra de amoroso pensamiento

-- de Fernando de Herrera --

La hidra de amoroso pensamiento,
que rota del acero siempre crece,
contienda áspera a la alma triste ofrece,
rendida a la impía fuerza del tormento.

Si del olvido justo y sentimiento
la aguda espada en ella se entorpece,
y con su daño fértil reverdece,
por un cuidado muerto alzando ciento,

forzoso es el socorro al ya cansado
Alcides del trabajo, porque en fuego
con el desdén la acabe el duro hierro;

mas recelo que en Juno Amor trocado,
la suba al cielo, y crezca en vano luego
con nueva confusión más grande el hierro.



Francisco de Quevedo

parnaso español 8

-- de Francisco de Quevedo --

Tú que, hasta en las desgracias envidiado,
con brazo, mucio, en ascuas encendido,
más miedo diste a júpiter temido
que el osado jayán con ciento armado;
tú, cuya diestra con imperio ha estado
reinando entre las llamas; tú, que has sido
el que con sólo un brazo que has perdido
las alas de la fama has conquistado;
tú, cuya diestra fuerte, si no errara,
hiciera menos, porque no venciera
un ejército solo cara a cara,
de esas cenizas, fénix nueva espera,
y de ese fuego, luz de gloria clara,
y de esa luz, un sol que nunca muera.



Rafael Pombo

Pastorcita

-- de Rafael Pombo --

Pastorcita perdió sus ovejas
¡y quién sabe por dónde andarán!
-No te enfades, que oyeron tus quejas
y ellas mismas bien pronto vendrán.

Y no vendrán solas, que traerán sus colas,
Y ovejas y colas gran fiesta darán.
Pastorcita se queda dormida,
Y soñando las oye balar.

Se despierta y las llama enseguida,
Y engañada se tiende a llorar.
No llores, pastora, que niña que llora
Bien pronto la oímos reír y cantar.

Levantóse contenta, esperando
Que ha de verlas bien presto quizás;
Y las vio; mas dio un grito observando
Que dejaron las colas detrás.

Ay mis ovejitas ¡pobres raboncitas!
¿dónde están mis colas? ¿no las veré más?
Pero andando con todo el rebaño
Otro grito una tarde soltó,
Cuando un gajo de un viejo castaño
Cargadito de colas halló.

Secándose al viento, dos, tres, hasta ciento,
Allí unas tras otra ¡colgadas las vio!
Dio un suspiro y un golpe en la frente,
Y ensayó cuanto pudo inventar,
Miel, costura, variado ingrediente,
Para tanto rabón remendar;
Buscó la colita de cada ovejita
Y al verlas como antes se puso a bailar



© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba