Buscar Poemas con Chiquillo


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Se han encontrado 5 poemas con la palabra chiquillo

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Manuel del Palacio

Haz bien

-- de Manuel del Palacio --

Tengo buen corazón, no cabe duda;
He alzado un infeliz del duro suelo,
Y su llanto enjugué con mi pañuelo
Dando á sus males cariñosa ayuda.

Que es ciego, dice, y que su esposa es muda;
Terrible debe ser su desconsuelo:
¡Y hay en la sociedad almas de hielo
que no se duelen de su pena aguda!...

Yo sí, que al sostenerle entre mis brazos
Casi me hizo llorar como á un chiquillo
Con sus frases de amor y sus abrazos;

Mas ¿qué es esto que siento en el bolsillo?
La cadena partida en dos pedazos...
Ya me ha dejado sin reloj el pillo!...

Poema Haz bien de Manuel del Palacio con fondo de libro

Juan Nicasio Gallego

A los ferrocarriles

-- de Juan Nicasio Gallego --

Más quiero estar rollizo como un sollo
sin montar en borrico ni en caballo,
que andar diez leguas mientras canta un gallo
metido en un cajón hecho un repollo.

Tengo presente aquel fatal embrollo
que en Versalles pasó y otros que callo:
de aquí no he de moverme aunque eche tallo:
un hijo mío no ha de ser criollo.

En un ferrocarril sálvese un pillo
que a una doncella deshojó el capullo,
o de alguna prisión forzó el rastrillo;

que yo prefiero al plácido murmullo
de un arroyo roncar como un chiquillo,
y llámenme, si quieren, Pero Grullo.

Poema A los ferrocarriles de Juan Nicasio Gallego con fondo de libro

Evaristo Carriego

El alma del suburbio (poesía)

-- de Evaristo Carriego --

El griego musicante ya desafina
en la suave habanera provocadora,
cuando se anuncia a voces, desde la esquina
«el boletín — famoso — de última hora».

Entre la algarabía del conventillo,
esquivando empujones pasa ligero,
pues trae noticias, uno que otro chiquillo
divulgando las nuevas del pregonero.

En medio de la rueda de los marchantes,
el heraldo gangoso vende sus hojas...
Donde sangran los sueltos espeluznantes
de las acostumbradas crónicas rojas.

Las comadres del barrio, juntas, comentan
y hacen filosofía sobre el destino...
Mientras los testarudos hombres intentan
defender al amante que fué asesino.

Poema El alma del suburbio (poesía) de Evaristo Carriego con fondo de libro

Evaristo Carriego

Frente a frente

-- de Evaristo Carriego --

Anoche, la enferma se fué de la vida,
por fin libertada de todos sus males.
Se fué sin angustias, como en un olvido,
sonriendo en sus hondos momentos finales.

Las madres del barrio, musitan plegarias,
y, ahuyentando el sueño posible, la velan
con cara de luto, mientras las solícitas
a los pobrecitos huérfanos consuelan...

La robusta moza de la otra buhardilla,
dio a luz esta tarde. Contempla gozosa
la flor de sus noches: ese diminuto
amor, amasado con carne radiosa.

El marido, alegre, parece un chiquillo
dueño del regalo que al fin le llegara,
y, en un amplio fuerte gesto, para nuevas
viriles conquistas los brazos prepara.



Evaristo Carriego

La apostosía de Andresillo

-- de Evaristo Carriego --

Pues, aquí estoy, señores. Pues... Yo soy Andresillo,
¿no recuerdan ustedes? Yo soy aquel chiquillo
a quien el gran Quijote librara cierto día
— porque ahí encajaba bien su caballería —
de la nube de palos, que mi amo, furioso,
sobre mí descargaba ferozmente donoso.
Al pobre señor loco le hice una ruin ofensa,
maldiciendo, más tarde, su gallarda defensa,
dejándole mohino, cabizbajo y corrido —.
(Sé que fuí un mentecato). Después, arrepentido,
al correr de los años, comprendiendo la humana
obra que yo pagase con acción tan villana,
deseoso de la gracia del noble caballero,
sobre su incierto rumbo interrogué al ventero
y el muy bellaco, riendo, me relató su muerte...
(Desde entonces empieza lo malo de mi suerte.)



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