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Se han encontrado 17 poemas con la palabra chico

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Lope de Vega

Paso, Amadís, que el reino del espanto

-- de Lope de Vega --

Paso, Amadís, que el reino del espanto
tiene perro a la puerta, que no el cielo,
porque las dos figuras de su velo
si muerden con calor, no ladran tanto.

Dejad la mano, suspended el llanto,
que más parece invidia que buen celo;
de lo que no coméis, menos desvelo:
o sois perro, Amadís, o sois encanto.

Con ser melindre, presumís de alano,
o en vuestra lana Júpiter se muda,
que si es de celos no ladráis en vano.

Si a mi fuego ponéis su nieve en duda,
basta que tenga su desdén la mano:
que sois muy chico para ser de ayuda.

Poema Paso, Amadís, que el reino del espanto de Lope de Vega con fondo de libro

Manuel del Palacio

Puerto Rico

-- de Manuel del Palacio --

Este que siglos há fué Puerto Rico
Hoy debiera llamarse Puerto Pobre,
Pues quien oro en él busque ó plata ó cobre,
Seguro tiene soberano mico.

Comer mofongo ó educar un chico,
Morir de inercia aunque el esfuerzo sobre,
Ver siempre en calma el piélago salobre
Y no soltar jamás el abanico:

Tales son los placeres deliciosos
De este verjel de suegras y de suegros,
Do muchas tienen hijos y no esposos;

Do no cesan del guiro los allegros,
Y son los negros sucios y asquerosos...
¡Y lo mejor de todo son los negros!

Poema Puerto Rico de Manuel del Palacio con fondo de libro

Manuel del Palacio

Semblanzas: VII

-- de Manuel del Palacio --

Há tiempo entró á servir, y hoy es el amo;
Tiene de aduladores un enjambre;
Á unos quita el honor, á otros el hambre,
Y no sé qué les da, pero me escamo.

De sus necios proyectos al reclamo
Hizo á muchos bailar en el alambre,
Y de un amor antiguo ya fiambre,
Siervo es, y aun algo más que no le llamo.

Coco le juzga quien le trata poco;
Cuco, quien le conoce desde chico;
Caco, quien mártir fué de su descoco;

Quico, quien con sus dones se hizo rico;
Y yo que ni le miro ni le toco,
Coco le encuentro, y cuco, y caco, y Quico.

Poema Semblanzas: VII de Manuel del Palacio con fondo de libro

Manuel del Palacio

Semblanzas: XII

-- de Manuel del Palacio --

Jóven era, muy jóven, casi un chico
Y ya apedreaba perros en Granada;
Se dió después á manejar la espada
Y cíen batallas alcanzó... De pico.

Enamorado y sucio como un mico,
Ni respetó doncella ni casada,
Y cual Dios hizo al mundo, de la nada,
Le hizo la suerte poderoso y rico.

¡Hoy pese á sus arrugas y á sus años
Es un matón del género grotesco,
Curtido más que en lides en engaños;

Un Mambrú trasnochado y quijotesco,
Que acostumbra gastar con los extraños
Lo que saca de aquí, dinero fresco!



Enrique Lihn

nocturno

-- de Enrique Lihn --

Eres la primera que te me paseas por aquí
en mucho tiempo a la redonda:
«víveme, víveme, yo soy inagotable»,
con tu absurda existencia al desnudo:
«has visto tú qué linda soy dímelo chico»
pequeños senos duros rompeolas y el juego de las nalguitas:
«me canso en todo, menos en esto»
y apruebo lo de mulata canela que te dicen, el relajo
ése de «óyeme, enfermona, tú,
que no somos de palo ni de hierros»
vaya, como en cada uno de tus condenadas historias
jálate también aquí una conga del carajo.



Fray Luis de León

Preguntas de amor

-- de Fray Luis de León --

Si pan es lo que vemos, ¿cómo dura,
sin que comiendo dél se nos acabe?
Si Dios, ¿cómo en el gusto a pan nos sabe?
¿Cómo de sólo pan tiene figura?

Si pan, ¿cómo le adora la criatura?
Si Dios, ¿cómo en tan chico espacio cabe?
Si pan, ¿cómo por ciencia no se sabe?
Si Dios, ¿cómo le come su hechura?

Si pan, ¿cómo nos harta siendo poco?
Si Dios, ¿cómo puede ser partido?
Si pan, ¿cómo en el alma hace tanto?

Si Dios, ¿cómo le miro y le toco?
Si pan, ¿cómo del cielo ha descendido?
Si Dios, ¿cómo no muero yo de espanto?



Félix María Samaniego

El cura y el muchacho

-- de Félix María Samaniego --

En la crítica ocasión

de estar ayudando a misa,

le dio un terrible apretón

a un muchacho con tal prisa

que le puso en confusión.

Volvió el pobrete la cara,

y a otro rogó tiernamente

que su lugar ocupara,

y que en lance tan urgente

aquella misa ayudara.

-Es el diantre que no sé,

dijo el otro. -No hay cuidado,

de eso nada se te dé:

quédate aquí arrodillado,

que yo al punto volveré.

Marchó, pues, y en tanto el cura

dominus vobiscum dijo;

y la pobre criatura

le miró con rostro fijo,

quedando inmóvil figura.

El cura llegó a pensar

que el chico no le había oído:

repitió y volvió a mirar,

y él le respondió afligido:

-Ya viene, que ha ido a cagar.



Vital Aza

Los jugadores

-- de Vital Aza --

LOS JUGADORES

Era Vicente hombre rico,
en el juego se envició
y en dos años se quedó
sin un cuarto el pobre chico.

Hoy, mísero y andrajoso,
llora sus faltas Vicente,
y al verle, dice la gente:
–¡Qué perdido! ¡Qué vicioso!

En cambio, el banquero Ponte,
nacido en modesta cuna,
adquirió su gran fortuna
en la ruleta y el monte.

Hoy derrocha y se divierte;
la atención de todos llama,
y al verle, la gente exclama:
–¡Es millonario! ¡Qué suerte!

Con esto el mundo ha probado
que en el juego, siempre odioso,
sólo el que pierde es vicioso,
y el que gana, afortunado.



Antonio Ros de Olano

Regalando una botella de vino añejo

-- de Antonio Ros de Olano --

De ésta que envío, anciana generosa,
frágil tapada, indúbita doncella,
cuanto de más edad, mucho más bella,
rival temible a la mujer hermosa,

No queda en el origen ni aun la hojosa
vid de que fue racimo y es botella:
¡Quiso el deleite, hasta saciarse en ella,
tenerla en claustro por gozarla añosa!

Profana, amigo, su recinto escaso;
que a sensual Naturaleza plugo
en breves bordes provocar a exceso...

La boca femenina es chico vaso,
y allí embriaga el amoroso jugo
que vierte el labio al recibir un beso.



Anónimo

Romance que dice:Tres cortes armara el rey

-- de Anónimo --

Tres cortes armara el rey,
todas tres a una sazón:
las unas armara en Burgos,
las otras armó en León,
las otras armó en Toledo,
donde los hidalgos son,
para cumplir de justicia
al chico con el mayor.
Treinta días da de plazo,
treinta días, que más non,
y el que a la postre viniese
que lo diesen por traidor.
Veintinueve son pasados,
los condes llegados son;
treinta días son pasados,
y el buen Cid no viene, non.
Allí hablaran los condes:
-Señor, dadlo por traidor.
Respondiérales el rey:
-Eso non faría, non,
que el buen Cid es caballero
de batallas vencedor,
pues que en todas las mis cortes
no lo habría otro mejor.
Ellos en aquesto estando,
el buen Cid allí asomó
con trescientos caballeros,
todos hijosdalgo son,
todos vestidos de un paño,
de un paño y de una color,
si no fuera el buen Cid,
que traía un albornoz.
-Manténgaos Dios, el rey,
y a vosotros, sálveos Dios,
que no hablo yo a los condes,
que mis enemigos son.



Manuel Reina

La Diana

-- de Manuel Reina --

(DE HEINE.)

Toca, toca el tambor y pierde el miedo,
y abraza a la preciosa cantinera;
éste es el gran sentido de los libros,
ésta es la ciencia.

¡Que tu tambor al mundo adormecido
de su sueño despierte!
¡Joven, toca con fuerza la diana!
¡Siempre adelante y a tambor batiente!

Ésta es de Hegel la profunda ciencia,
éste es el gran sentido de los libros.
Yo los he comprendido a maravilla;
soy buen tambor y aprovechado chico.



Marilina Rébora

incomprensión

-- de Marilina Rébora --

Incomprensión
no comprendes, amor, cuál es mi sentimiento;
en vano lo traduzco y en vano te lo explico.
A veces me parece que ha llegado el momento
de aclarártelo igual que obramos con un chico.
No comprendes, amor, que todo lo que siento
y en esto, ya lo sabes, ni dudo ni claudico
es amor, todo amor, el dulce pensamiento
que instante por instante, por siempre te dedico.
Y... ¿Comprendes ahora? te quiero simplemente,
como si mi destino ya lo hubiese dispuesto
que nuestros corazones palpitaran iguales.
Es toda mi alegría el reposar la frente
sobre tu hombro, amor mío, ya que sólo con esto,
feliz, siento el resguardo de peligros y males.



Evaristo Carriego

El suicidio de esta mañana

-- de Evaristo Carriego --

En medio del gentío ya no hay quien pueda
pasar, pues andan sueltos los pisotones
que han promovido algunas serias cuestiones
entre los ocupantes de la vereda.

En la puerta, un travieso chico remeda
la jerga de un vecino que a manotones
logró llegar al grupo de los mirones
que, una vez en el patio, formaran rueda.

Una buena comadre, casi afligida,
cuenta a una costurera muy vivaracha
que, a estar a lo que dicen, era el suicida

— un borracho perdido, según oyó
el marido de aquella pobre muchacha
que a fines de este otoño lo abandonó



Federico García Lorca

Zorongo

-- de Federico García Lorca --

Las manos de mi cariño
te están bordando una capa
con agremán de alhelíes
y con esclavina de agua.
Cuando fuiste novio mío,
por la primavera blanca,
los cascos de tu caballo
cuatro sollozos de plata.
La luna es un pozo chico,
las flores no valen nada,
lo que valen son tus brazos
cuando de noche me abrazan,
lo que valen son tus brazos
cuando de noche me abrazan.



Rafael Pombo

Cutufato y su gato

-- de Rafael Pombo --

Cutufato y su gato

Quiso el niño Cutufato
Divertirse con un gato;
Le ató piedras al pescuezo,
Y riéndose el impío
Desde lo alto de un cerezo
Lo echó al río.

Por la noche se acostó;
Todo el mundo se durmió,
Y entró a verlo un visitante
El espectro de un amigo,
Que le dijo: ¡Hola! al instante
¡Ven conmigo!

Perdió el habla; ni un saludo
Cutufato hacerle pudo.
Tiritando y sin resuello
Se ocultó bajo la almohada;
Mas salió, de una tirada
Del cabello

Resistido estaba el chico;
Pero el otro callandico,
Con la cola haciendo un nudo
De una pierna lo amarró,
Y, ¡qué horror! casi desnudo
Lo arrastró.

Y voló con él al río,
Con un tiempo oscuro y frío,
Y colgándolo a manera
De un ramito de cereza
Lo echó al agua horrenda y fiera
De cabeza

¡Oh! ¡qué grande se hizo el gato!
¡qué chiquito el Cutufato!
¡Y qué caro al bribonzuelo
su barbarie le costó!
Más fue un sueño, y en el suelo
Despertó.



Ramón de Campoamor

La Carambola

-- de Ramón de Campoamor --

PASANDO por el pueblo un maragato,
Llevaba sobre un mulo atado un gato,
Al que un chico, mostrando disimulo.
Le asió la cola por detrás del mulo.

Herido el gato, al parecer sensible,
Pególe al macho un arañazo horrible;
Y herido entonces el sensible macho,
Pegó una coz y derribó al muchacho.

Es el mundo, a mi ver, una cadena,
Do, rodando la bola,
El mal que hacemos en cabeza ajena,
Refluye en nuestro mal, por carambola.

Campoamor.



Roque Dalton García

el gran despecho

-- de Roque Dalton García --

País mío no existes
sólo eres una mala silueta mía
una palabra que le creí al enemigo
antes creía que solamente eras muy chico
que no alcanzabas a tener de una vez
norte y sur
pero ahora sé que no existes
y que además parece que nadie te necesita
no se oye hablar a ninguna madre de ti
ello me alegra
porque prueba que me inventé un país
aunque me deba entonces a los manicomios
soy pues un diosecillo a tu costa
(quiero decir: por expatriado yo
tú eres ex-patria)



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