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Mario Benedetti

cero

-- de Mario Benedetti --

Mi saldo disminuye cada día
qué digo cada día
cada minuto cada
bocanada de aire
muevo mis dedos como si pudieran
atrapar o atraparme
pero mi saldo disminuye
muevo mis ojos como si pudieran
entender o entenderme
pero mi saldo disminuye
muevo mis pies cual si pudieran
acarrear o acarrearme
pero mi saldo disminuye
mi saldo disminuye cada día
qué digo cada día
cada minuto cada
bocanada de aire
y todo porque ese
compinche de la muerte
el cero
está esperando

Poema cero de Mario Benedetti con fondo de libro

Amado Nervo

éxtasis

-- de Amado Nervo --

Cada rosa gentil ayer nacida,
cada aurora que apunta entre sonrojos,
dejan mi alma en el éxtasis sumida...
¡Nunca se cansan de mirar mis ojos
el perpetuo milagro de la vida!
años ha que contemplo las estrellas
en las diáfanas noches españolas
y las encuentro cada vez mas bellas.
Años ha que en el mar, conmigo a solas,
de las olas escucho las querellas,
y aun me pasma el prodigio de las olas!
cada vez hallo la naturaleza
más sobrenatural, más pura y santa,
para mí, en rededor, todo es belleza;
y con la misma plenitud me encanta
la boca de la madre cuando reza
que la boca del niño cuando canta.
Quiero ser inmortal, con sed intensa,
porque es maravilloso el panorama
con que nos brinda la creación inmensa;
porque cada lucero me reclama,
diciéndome, al brillar: «aquí se piensa,
también aquí se lucha, aquí se ama».

Poema éxtasis de Amado Nervo con fondo de libro

Amado Nervo

Éxtasis (Nervo)

-- de Amado Nervo --

Cada rosa gentil ayer nacida,
cada aurora que apunta entre sonrojos,
dejan mi alma en el éxtasis sumida
nunca se cansan de mirar mis ojos
el perpetuo milagro de la vida!

Años ha que contemplo las estrellas
en las diáfanas noches españolas
y las encuentro cada vez mas bellas.
Años ha que en el mar conmigo a solas,
y aun me pasma el prodigio de las olas!

Cada vez hallo la naturaleza
más sobrenatural, más pura y santa,
Para mí, en rededor, todo es belleza:
y con la misma plenitud me encanta
la boca de la madre cuando reza
que la boca del niño cuando canta.

Quiero ser inmortal con sed intensa,
porque es maravilloso el panorama
con que nos brinda la creación inmensa;
porque cada lucero me reclama,
diciéndome al brillar: "Aquí se piensa,
también aquí se lucha, aquí se ama."

Poema Éxtasis (Nervo) de Amado Nervo con fondo de libro

Jaime Torres Bodet

voz

-- de Jaime Torres Bodet --

Tú me llamaste al íntimo rebaño
única voz que manda cuando implora
mientras la burla despreciaba el daño
y florecía, en el cardal, la aurora.
Era la intacta juventud del año.
Principiaban el mes, el día, la hora...
Y el corazón, intrépido y huraño,
te oía sin creerte, como ahora.
Ay, porque desde entonces ya disperso
sobre la vanidad del universo,
a cada paso, infiel, te abandonaba
y con cada promesa te mentía
y con cada recuerdo te olvidaba
¡y con cada victoria te perdía!



Juan Ramón Jiménez

la muerte es una madre nuestra antigua

-- de Juan Ramón Jiménez --

Nuestra primera madre, que nos quiere
a través de las otras, siglo a siglo,
y nunca, nunca nos olvida;
madre que va, inmortal, atesorando
para cada uno de nosotros sólo
el corazón de cada madre muerta;
que esta más cerca de nosotros,
cuantas más madres nuestras mueren;
para quien cada madre sólo es
un arca de cariño que robar
para cada uno de nosotros sólo;
madre que nos espera,
como madre final, con un abrazo inmensamente abierto,
que ha de cerrarse, un día, breve y duro,
en nuestra espalda, para siempre.



Roberto Juarroz

cada uno se va como puede

-- de Roberto Juarroz --

Cada uno se va como puede,
unos con el pecho entreabierto,
otros con una sola mano,
unos con la cédula de identidad en el bolsillo,
otros en el alma,
unos con la luna atornillada en la sangre
y otros sin sangre, ni luna, ni recuerdos.
Cada uno se va aunque no pueda,
unos con el amor entre dientes,
otros cambiándose la piel,
unos con la vida y la muerte,
otros con la muerte y la vida,
unos con la mano en su hombro
y otros en el hombro de otro.
Cada uno se va porque se va,
unos con alguien trasnochado entre las cejas,
otros sin haberse cruzado con nadie,
unos por la puerta que da o parece dar sobre el camino,
otros por una puerta dibujada en la pared o tal vez en el aire,
unos sin haber empezado a vivir
y otros sin haber empezado a vivir.
Pero todos se van con los pies atados,
unos por el camino que hicieron,
otros por el que no hicieron
y todos por el que nunca harán.



Jorge Luis Borges

elegía de un parque

-- de Jorge Luis Borges --

Se perdió el laberinto. Se perdieron
todos los eucaliptos ordenados,
los toldos del verano y la vigilia
del incesante espejo, repitiendo
cada expresión de cada rostro humano,
cada fugacidad. El detenido
reloj, la entretejida madreselva,
la glorieta, las frívolas estatuas,
el otro lado de la tarde, el trino,
el mirador y el ocio de la fuente
son cosas del pasado. ¿Del pasado?
si no hubo un principio ni habrá un término,
si nos aguarda una infinita suma
de blancos días y de negras noches,
ya somos el pasado que seremos.
Somos el tiempo, el río indivisible,
somos uxmal, cartago y la borrada
muralla del romano y el perdido
parque que conmemoran estos versos.



Josefina Pla

desde cuándo

-- de Josefina Pla --

...¿desde cuándo marchabas a mi
lado,
desde cuándo...? Tus pasos
¿desde cuándo, en la noche, aproximándose,
ocultos tras de cada latido...? ¿Desde cuándo...?

¿Desde cuándo, en la noche, por los valles sin nombre,
rastreando mi angustia?
y tras de cada puerta abriéndose, y de cada
recodo el camino, ¿desde cuándo?

¿desde cuándo tus sienes en las salvias
del reposo tranquilo?
¿desde cuándo tus brazos en los cálidos ramos
del viril eucalipto, bajo las siestas altas?

...¿Y desde cuándo el pedregal desnudo;
desde cuándo el desierto irredimible?
¿desde cuándo la brasa los párpados;
esta sed, desde cuándo?
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
. . . . . . . . .
...¿Desde cuándo este siempre irrevocable;
esta muerte creciendo, desde cuándo...?

1953



César Vallejo

Trilce: XLIX

-- de César Vallejo --

Murmurado en inquietud, cruzo,
el traje largo de sentir, los lunes
de la verdad.
Nadie me busca ni me reconoce,
y hasta yo he olvidado
de quién seré.

Cierta guardarropía, sólo ella, nos sabrá
a todos en las blancas hojas
de las partidas.
Esa guardarropía, ella sola,
al volver de cada facción,
de cada candelabro
ciego de nacimiento.

Tampoco yo descubro a nadie, bajo
este mantillo que iridice los lunes
de la razón;
y no hago más que sonreir a cada púa
de las verjas, en la loca búsqueda
del conocido.

Buena guardarropía, ábreme
tus blancas hojas:
quiero reconocer siquiera al 1,
quiero el punto de apoyo, quiero
saber de estar siquiera.

En los bastidores donde nos vestimos,
no hay, no Hay nadie: hojas tan sólo
de par en par.
Y siempre los trajes descolgándose
por sí propios, de perchas
como ductores índices grotescos,
y partiendo sin cuerpos, vacantes,
hasta el matiz prudente
de un gran caldo de alas con causas
y lindes fritas.
Y hasta el hueso!



Olga Orozco

la realidad y el deseo

-- de Olga Orozco --

A luis cernuda
la realidad, sí, la realidad,
ese relámpago de lo invisible
que revela en nosotros la soledad de dios.
Es este cielo que huye.
Es este territorio engalanado por las burbujas de la muerte.
Es esta larga mesa a la deriva
donde los comensales persisten ataviados por el prestigio de no estar.
A cada cual su copa
para medir el vino que se acaba donde empieza la sed.
A cada cual su plato
para encerrar el hambre que se extingue sin saciarse jamás.
Y cada dos la división del pan:
el milagro al revés, la comunión tan sólo en loimposible.
Y en medio del amor,
entre uno y otro cuerpo la caída,
algo que se asemeja al latido sombrío de unas alas que vuelven desde la eternidad,
al pulso del adiós debajo de la tierra.
La realidad, sí, la realidad:
un sello de clausura sobre todas las puertas del deseo.



José Ángel Buesa

la sed insaciable

-- de José Ángel Buesa --

Decir adiós... La vida es eso.
Y yo te digo adiós, y sigo...
Volver a amar es el castigo
de los que amaron con exceso.
Amar y amar toda la vida,
y arder en esa llama.
Y no saber por qué se ama...
Y no saber por qué se olvida...
Coger las rosas una a una,
beber un vino y otro vino,
y andar y andar por un camino
que no conduce a parte alguna.
Buscar la luz que se eterniza,
la clara lumbre durarera,
y al fin saber que en una hoguera
lo que más dura es la ceniza.
Sentir más sed en cada fuente
y ver más sombra en cada abismo,
en este amor que es siempre el mismo,
pero que siempre es diferente.
Porque en sordo desacuerdo
de lo soñado y lo vivido,
siempre, del fondo del olvido,
nace la muerte de un recuerdo.
Y en esa angustia que no cesa,
que toca el alma y no la toca,
besar la sombra de otra boca
en cada boca que se besa...



Félix María Samaniego

El avaro y su mujer

-- de Félix María Samaniego --

Un avariento casado

a su mujer le decía:

-Tú me cuestas cada día

un doblón, ¡caro bocado!

Cada mes te he visitado

dos veces: en conclusión,

cada vez a la razón

de tres onzas. -¡Lindo chiste!,

dice ella. ¿ Y en qué consiste

que yo te salga a doblón?



Vicente Huidobro

Campanario

-- de Vicente Huidobro --

A cada son de la campana
un pájaro volaba:
pájaros de ala inversa
que mueren entre las tejas,
donde ha caído la primera canción.

Al fondo de la tarde,
las llamas vegetales.
En cada hoja tiembla el corazón,
y una estrella se enciende a cada paso.
Los ojos guardan algo
que palpita en la voz.
Sobre la lejanía
un reloj se vacía.



Juan Gelman

ahora

-- de Juan Gelman --

Ahora miguel ángel cruza la noche del país
va en un caballito de fuego
se le caen palabras que tiemblan como el sur
tira balazos de esperanza
¿es verdad que te hicieron pedazos en la tortura militar?
¿te caíste a pedacitos? ¿y qué
crece de cada pedacito tuyo? ¿acaso otro ángel miguel?
¿los demás? ¿un vagabundo? ¿una triste?
¿un viejo sentimiento inmortal? ¿santa teresa
la obrera que montaba un caballo de fuego para vivir cada vez?
¿cómo el olor de tu alma?
pedazos de la amadora escaparon a las uñas del tiempo
pregunto estas cosas para saber cómo me va
envuelto estás en pólvora y horrores
tus poemas cruzan la noche del país
tu ternura trabaja obrera delicada
andás por plazas y por calles con la memoria en la mano
llega la luz del alba torpemente
aquí ninguno da perdón
te deshacés miguel juntando cielo
pero me acuerdo de cuando vas a volver
pegado a tu destino como una roca
limpiándole la muerte a cada noche
montado en un caballito de fuego



Juan Gelman

nota ix

-- de Juan Gelman --

Talmente llovió sangre
sangre llovió por mi país
de las venas que el verdugo cortó
del corazón que las recuerda
hermanos en la sangre a navegar
cada día cada día cada día
este viajar no nos conduce
al paraíso ni al infierno
no vamos al paraíso
no vamos al infierno
¿a dónde vamossangre
que cantás amada en la noche?
¿o como pájaro volás
de sangre a sangrerecordando
o sea gorrión de resistir
al olvidoque ni una gota seque?
así navegamosciegos
para que nadie se secase
o volara de sangre a sangre
y pudiera cantarcantar



Juan Gelman

el infierno verdadero

-- de Juan Gelman --

Entre las 5 y las 7,
cada día,
ves a un compañero caer.
No pueden cambiar lo que pasó.
El compañero cae,
y ni la mueca de dolor se le puede apagar,
ni el nombre,
o rostros,
o sueños,
con los que el compañero cortaba la tristeza
con su tijera de oro,
separaba,
a la orilla de un hombre,
o una mujer.
Le juntaba todo el sufrimiento
para sentarlo en su corazón
debajito de un árbol
el mundo llora pidiendo comida
tanto dolor tiene en la boca
es dolor que necesita porvenir
el compañero cambiaba al mundo
y le ponía pañales de horizonte.
Ahora, lo ves morir,
cada día.
Pensás que así vive.
Que anda arrastrando
un pedazo de cielo
con las sombras del alba,
donde, entre las 5 y las 7,
cada día,
vuelve a caer, tapado de infinito



Amado Nervo

la sombra de ala

-- de Amado Nervo --

Tú que piensas que no creo
cuando argüimos los dos,
no imaginas mi deseo,
mi sed, mi hambre de dios;
ni has escuchado mi grito
desesperante, que puebla
la entraña de la tiniebla
invocando al infinito;
ni ves a mi pensamiento,
que empañado en producir
ideal, suele sufrir
torturas de alumbramiento.
Si mi espíritu infecundo
tu fertilidad tuviese,
forjado ya un cielo hubiese
para completar su mundo.
Pero di, ¿qué esfuerzo cabe
en un alma sin bandera
que lleva por dondequiera
tu torturador ¿quién sabe?;
que vive ayuna de fe
y, con tenaz heroísmo,
va pidiendo a cada abismo
y a cada noche un ¿por qué?
de todas suertes, me escuda
mi sed de investigación,
mi ansia de dios, honda y muda;
y hay más amor en mi duda
que en tu tibia afirmación.



Amado Nervo

nihil novum...

-- de Amado Nervo --

¡cuántos, pues, habrán amado
como mi alma triste amó...
Y cuántos habrán llorado
como yo!
¡cuántos habrán padecido
lo que padecí,
y cuántos habrán perdido
lo que perdí!
canté con el mismo canto,
lloro con el mismo llanto
de los demás,
y esta angustia y este tedio
ya los tendrán sin remedio
los que caminan detrás.
Mi libro sólo es, en suma,
gotícula entre la bruma,
molécula en el crisol
del común sufrir, renuevo
del gran dolor: ¡nada nuevo
bajo el sol!
mas tiene cada berilo
su manera de brillar,
y cada llanto su estilo
peculiar.



Amado Nervo

La sombra del ala

-- de Amado Nervo --

Tú que piensas que no creo
cuando argüímos los dos,
no imaginas mi deseo,
mi sed, mi hambre de Dios;

ni has escuchado mi grito
desesperante, que puebla
la entraña de la tiniebla
invocando al Infinito;

ni ves a mi pensamiento,
que empañado en producir
ideal, suele sufrir
torturas de alumbramiento.

Si mi espíritu infecundo
tu fertilidad tuviese,
forjado ya un cielo hubiese
para completar su mundo.

Pero di, qué esfuerzo cabe
en un alma sin bandera
que lleva por dondequiera
tu torturador quién sabe!;

que vive ayuna de fe
y, con tenaz heroísmo,
va pidiendo a cada abismo
y a cada noche un por qué?

De todas suertes, me escuda
mi sed de investigación,
mi ansia de Dios, honda y muda;
y hay más amor en mi duda
que en tu tibia afirmación.



Góngora

A Juan Rufo, de su Austríada

-- de Góngora --

Cantastes, Rufo, tan heroicamente
De aquel César novel la augusta historia,
Que está dudosa entre los dos la gloria
Y a cuál se deba dar ninguno siente.

Y así la Fama, que hoy de gente en gente
Quiere que de los dos la igual memoria
Del tiempo y del olvido haya victoria,
Ciñe de lauro a cada cual la frente.

Debéis con gran razón ser igualados,
Pues fuistes cada cual único en su arte:
Él solo en armas, vos en letras solo,

Y al fin ambos igualmente ayudados:
Él de la espada del sangriento Marte,
Vos de la lira del sagrado Apolo.



Luis Gonzaga Urbina

hechicera

-- de Luis Gonzaga Urbina --

No sentí cuando entraste; estaba oscuro,
en la penumbra de un ocaso lento,
el parque antiguo de mi pensamiento
que ciñe la tristeza, cual un muro.

Te vi llegar a mí como un conjuro,
como el prodigio de un encantamiento,
como la dulce aparición de un cuento:
blanca de nieve y blonda de oro puro.

Un hálito de abril sopló en mi otoño;
en cada fronda reventó un retoño;
en cada viejo nido, hubo canciones;

y, entre las sombras de jardín errantes
luciérnagas brillaron, como antes
de mi postrer dolor, las ilusiones.



Líber Falco

Extraña compañía

-- de Líber Falco --

Porque estoy solo a veces,
porque sin Dios estoy, sin nada,
ella viene y muestra su rostro y ríe
con su risa helada.
Viene, golpea en mis rodillas,
huye la tierra entonces
y todo acaba sin memoria, y nada.

Sin embargo, con ella a mi costado
yo amé la vida, las cosas todas;
lo que viene y lo que va.
Yo amé las calles donde,
ebrio como un marino,
secretamente fui de su brazo.

Y a cada instante, siempre, en cada instante
con ella a mi costado,
del mundo todo, de mis hermanos
lejano y triste me despedía.

Mas tocaba a veces la luz del día.
Con ella a mi costado,
ebrio de tantas cosas que el amor nombraba,
como a una fruta
tocaba a veces la luz del día.

Y era de noche a veces y estaba solo,
con ella y solo;
pero la muerte calla
cuando el amor la ciñe a su costado.

Oh triste, ho dulce tiempo cuando acaso
velaba Dios desde muy lejos.

Mas hoy ha de venir y ha de encontrarme solo,
ya para siempre desasido y solo.



Líber Falco

Infancia (Falco)

-- de Líber Falco --

Vivías en una casa grande.
Grandes pájaros asomaban a tus ventanas.
Y como su todo por primera vez
por vez primera todo se aprestara a vivir
cada mañana de nuevo y siempre
descubrías las cosas y los seres del mundo,
de nuevo y siempre cada mañana siempre.

Mas, el tiempo pasó.
Pasaron días y días; tiempo y tiempo.
Y vino, y sobrevino la noche.



Líber Falco

Un motivo de nuestra infancia

-- de Líber Falco --

¡Muchachos...!
A la quinta Recaeta,
cada cual con su cometa.
Ay, que la mía no sube.
Ay, que sube
Sube, sube, mi cometa
y no el viento
sino mi corazón
le presta el movimiento.

¡Muchachos...!
Ya no hay quinta Recaeta.
Y sin embargo... Cada uno
de nosotros, tenemos una cometa.

Más allá de los rascacielos
por arriba de los palacios
está el viento.
¡Amigos! ¡El viento...!
Yo tengo veinte cometas.
Subid vosotros las vuestras.
¡Arriba! ¡Al viento!

Tenso el hilo
y un nudo de amor en el corazón,
para pulsar el viento.
¡Amigos! ¡El viento...!



Jaime Torres Bodet

octubre

-- de Jaime Torres Bodet --

Ya empiezas a dorar, octubre mío,
con las cimas del huerto, ésas distantes
del pensamiento a cuyas frondas fío
la sombra de mis últimos instantes.
Corazón y jardín tuvieron, antes,
cada cual a su modo, su albedrío;
pero deseos y hojas tan brillantes
necesitaban, para arder, tu frío.
Aterido el vergel, desierta el alma,
más luz entre los troncos que despojas
a cada instante, envejeciendo, veo.
Y en el cielo ulterior, de nuevo en calma,
cuando terminen de caer las hojas
miraré, al fin desnudo, mi deseo.



Jorge Luis Borges

juan lópez y john ward

-- de Jorge Luis Borges --

Les tocó en suerte una época extraña.
El planeta había sido parcelado en distintos países, cadauno provisto de lealtades, de queridas memorias, de un pasado sinduda heroico, de derechos, de agravios, de una mitología peculiar,de próceres de bronce, de aniversarios, de demagogos y desímbolos. Esa división, cara a los catógrafos,auspiciaba las guerras.
López había nacido en la ciudad junto al río inmóvil;ward, en las afueras de la ciudad por la que caminó father brown.Habíaestudiado castellano para leer el quijote.
El otro profesaba el amor de conrad, que le había sido reveladoen una aula de la calle viamonte.
Hubieran sido amigos, pero se vieron una sola vez cara a cara, en unasislas demasiado famosas, y cada uno de los dos fuecaín, y cada uno, abel.
Los enterraron juntos. La nieve y la corrupción los conocen.
El hecho que refiero pasó en un tiempo que no podemos entender.



Jorge Luis Borges

simón carbajal

-- de Jorge Luis Borges --

En los campos de antelo, hacia el noventa
mi padre lo trató. Quizá cambiaron
unas parcas palabras olvidadas.
No recordaba de él sino una cosa:
el dorso de la oscura mano izquierda
cruzado de zarpazos. En la estancia
cada uno cumplía su destino:
éste era domador, tropero el otro,
aquél tiraba como nadie el lazo
y simón carvajal era el tigrero.
Si un tigre depredaba las majadas
o lo oían bramar en la tiniebla,
carvajal lo rastreaba por el monte.
Iba con el cuchillo y con los perros.
Al fin daba con él en la espesura.
Azuzaba a los perros. La amarilla
fiera se abalanzaba sobre el hombre
que agitaba en el brazo izquierdo el poncho,
que era escudo y señuelo. El blanco vientre
quedaba expuesto. El animal sentía
que el acero le entraba hasta la muerte.
El duelo era fatal y era infinito.
Siempre estaba matando al mismo tigre
inmortal. No te asombre demasiado
su destino. Es el tuyo y es el mío,
salvo que nuestro tigre tiene formas
que cambian sin parar. Se llama el odio,
el amor, el azar, cada momento.



Jorge Manrique

canción cada vez que mi memoria

-- de Jorge Manrique --

I
cada vez que mi memoria
vuestra beldad representa,
mi penar se torna gloria.
Mis servicios en victoria,
mi morir, vida contenta.
Ii
y queda mi corazón
bien satisfecho en serviros;
el pago de sus suspiros
halo por buen galardón;
porque vista la memoria
en que a vos os representa,
su penar se torna gloria,
sus servicios en victoria,
su morir, vida contenta.



Josefina Pla

el amor realizado

-- de Josefina Pla --

Realizado

xii
el amor realizado es un sorbo de muerte
que nos pasa los labios, que se filtra en las venas.
El alma que nos cambia es más ancha y vacía:
más triste y más sedienta, la boca que nos deja.

Dentro del corazón, alárgase una sombra
cada vez que los labios su antiguo vaso llenan.
El amor realizado aguza en nuestros ojos
del imposible anhelo la trémula saeta,
y es paso que prolonga, en cruel hechizo mágico,
ante la planta laxa la cansadora meta...

Amor: perfecto guía para ir al encuentro
del dolor apostado al fin de cada senda...



César Vallejo

Trilce: LV

-- de César Vallejo --

Samain diría el aire es quieto y de una contenida tristeza.

Vallejo dice hoy la Muerte está soldando cada lindero a
cada hebra de cabello perdido, desde la cubeta de un frontal,
donde hay algas, toronjiles que cantan divinos almácigos en
guardia, y versos anti sépticos sin dueño.

El miércoles, con uñas destronadas se abre las propias uñas
de alcanfor, e instila por polvorientos
harneros, ecos, páginas vueltas, sarros,
zumbidos de moscas
cuando hay muerto, y pena clara esponjosa y cierta esperanza.

Un enfermo lee La Prensa, como en facistol.
Otro está tendido palpitante, longirrostro,
cerca a estarlo sepulto.
Y yo advierto un hombro está en su sitio
todavía y casi queda listo tras de éste, el otro lado.

Ya la tarde pasó diez y seis veces por el subsuelo empatrullado,
y se está casi ausente
en el número de madera amarilla
de la cama que está desocupada tanto tiempo
allá .....................................
Enfrente.



César Vallejo

samain diría el aire es quieto y de una contenida tristeza

-- de César Vallejo --

lv
samain diría el aire es quieto y de una contenida tristeza.
Vallejo dice hoy la muerte está soldando cada lindero a cada hebra
de cabello perdido, desde la cubeta de un frontal, donde hay algas,
toronjiles que cantan divinosalmácigos en guardia, y versos antisépticos sindueño.
El miércoles, con uñas destronadas se abre las propiasuñas
de alcanfor, e instila por polvorientos
harneros, ecos, páginas vueltas, sarros,
zumbidos de moscas
cuando hay muerto, y pena clara esponjosa y cierta esperanza.
Vun enfermo lee la prensa, como en facistol.
Otro está tendido palpitante, longirrostro,
cerca a estarlo sepulto.
Y yo advierto un hombro está en su sitio
todavía y casi queda listo tras de éste, el otro lado.
Ya la tarde pasó diez y seis veces por el subsuelo empatrullado,
y se está casi ausente
en el número de madera amarilla
de la cama que está desocupada tanto tiempo
allá ............................
Enfrente.



César Vallejo

líneas

-- de César Vallejo --

Líneas
cada cinta de fuego
que, en busca del amor,
arrojo y vibra en rosas lamentables,
me da a luz el sepelio de una víspera.
Yo no sé si el redoble en que lo busco,
será jadear de roca,
o perenne nacer de corazón.
Hay tendida hacia el fondo de los seres,
un eje ultranervioso, honda plomada.
La hebra del destino!
amor desviará tal ley de vida,
hacia la voz del hombre;
y nos dará la libertad suprema
en transubstanciación azul, virtuosa,
contra lo ciego y lo fatal. .
Que en cada cifra lata, .
Recluso en albas frágiles,
el jesús aún mejor de otra gran yema!
y después. .. La otra línea...
Un bautista que aguaita, aguaita, aguaita...
Y, cabalgando en intangible curva,
un pie bañado en púrpura.



César Vallejo

Lineas

-- de César Vallejo --

Cada cinta de fuego
que, en busca del Amor,
arrojo y vibra en rosas lamentables,
me da a luz el sepelio de una víspera.
Yo no sé si el redoble en que lo busco,
será jadear de roca,
o perenne nacer de corazón.

Hay tendida hacia el fondo de los seres,
un eje ultranervioso, honda plomada.
La hebra del destino!
Amor desviará tal ley de vida,
hacia la voz del Hombre;
y nos dará la libertad suprema
en transubstanciación azul, virtuosa,
contra lo ciego y lo fatal.

Que en cada cifra lata,
recluso en albas frágiles,
el Jesús aún mejor de otra gran Yema!

Y después... La otra línea...
Un Bautista que aguaita, aguaita, aguaita...
Y, cabalgando en intangible curva,
un pie bañado en púrpura.



Octavio Paz

madrugada al raso

-- de Octavio Paz --

Los labios y las manos del viento
el corazón del agua
uneucalipto
el campamento de las nubes
la vida que nace cada día
la muerte que nace cada vida
froto mis párpados:
el cielo anda en la tierra



Pablo Neruda

soneto lxxxii cien sonetos de amor (1959) noche

-- de Pablo Neruda --

Amor mío, al cerrar esta puerta nocturna
te pido, amor, un viaje por oscuro recinto:
cierra tus sueños, entra con tu cielo en mis ojos,
extiéndete en mi sangre como en un ancho río.
Adiós, adiós, cruel claridad que fue cayendo
en el saco de cada día del pasado,
adiós a cada rayo de reloj o naranja,
salud oh sombra, intermitente compañera!
en esta nave o agua o muerte o nueva vida,
una vez más unidos, dormidos, resurrectos,
somos el matrimonio de la noche en la sangre.
No sé quién vive o muere, quién reposa o despierta,
pero es tu corazón el que reparte
en mi pecho los dones de la aurora.



Pablo Neruda

arte poética

-- de Pablo Neruda --

Entre sombra y espacio, entre guarniciones y doncellas,
dotado de corazón singular y sueños funestos,
precipitadamente pálido, marchito en la frente,
y con luto de viudo furioso por cada día de vida,
ay, para cada agua invisible que bebo soñolientamente,
y de todo sonido que acojo temblando,
tengo la misma sed ausente y la misma fiebre fría,
un oído que nace, una angustia indirecta,
como si llegaran ladrones o fantasmas,
y en una cáscara de extensión fija y profunda,
como un camarero humillado, como una campana un poco ronca,
como un espejo viejo, como un olor de casa sola
en la que los huéspedes entran de noche perdidamente ebrios,
y hay un olor de ropa tirada al suelo, y una ausencia de flores,
posiblemente de otro modo aún menos melancólico,
pero, la verdad, de pronto, el viento que azota mi pecho,
las noches de substancia infinita caídas en mi dormitorio,
el ruido de un día que arde con sacrificio,
me piden lo profético que hay en mí, conmelancolía,
y un golpe de objetos que llaman sin ser respondidos
hay, y un movimiento sin tregua, y un nombre confuso.



Pablo Neruda

con quevedo, en primavera

-- de Pablo Neruda --

Todo ha florecido en
estos campos, manzanos,
azules titubeantes, malezas amarillas,
y entre la hierba verde viven las amapolas.
El cielo inextinguible, el aire nuevo
de cada día, el tácito fulgor,
regalo de una extensa primavera.
Sólo no hay primavera en mi recinto.
Enfermedades, besos desquiciados,
como yedras de iglesia se pegaron
a las ventanas negras de mi vida
y el sólo amor no basta, ni el salvaje
y extenso aroma de la primavera.
Y para ti qué son en este ahora
la luz desenfrenada, el desarrollo
floral de la evidencia, el canto verde
de las verdes hojas, la presencia
del cielo con su copa de frescura?
primavera exterior, no me atormentes,
desatando en mis brazos vino y nieve,
corola y ramo roto de pesares,
dame por hoy el sueño de las hojas
nocturnas, la noche en que se encuentran
los muertos, los metales, las raíces,
y tantas primaveras extinguidas
que despiertan en cada primavera.



Pablo Neruda

sistema sombrío

-- de Pablo Neruda --

De cada uno de estos días negros como viejos hierros,
y abiertos por el sol como grandes bueyes rojos,
y apenas sostenidos por el aire y por los sueños,
y desaparecidos irremediablemente y de pronto,
nada ha substituido mis perturbados orígenes,
y las desiguales medidas que circulan en mi corazón
allí se fraguan de día y de noche, solitariamente,
y abarcan desordenadas y tristes cantidades.
Así, pues, como un vigía tornado insensible y ciego,
incrédulo y condenado a un doloroso acecho,
frente a la pared en que cada día del tiempo se une,
mis rostros diferentes se arriman y encadenan
como grandes flores pálidas y pesadas
tenazmente substituidas y difuntas.



Pablo Neruda

maestranzas de noche

-- de Pablo Neruda --

Hierro negro que duerme, fierro negro que gime
por cada poro un grito de desconsolación.
Las cenizas ardidas sobre la tierra triste,
los caldos en que el bronce derritió su dolor.
Aves de qué lejano país desventurado
graznaron en la noche dolorosa y sin fin?
y el grito se me crispa como un nervio enroscado
o como la cuerda rota de un violín.
Cada máquina tiene una pupila abierta
para mirarme a mí.
En las paredes cuelgan las interrogaciones,
florece en las bigornias el alma de los bronces
y hay un temblor de pasos en los cuartos desiertos.
Y entre la noche negra desesperadas corren
y sollozan las almas de los obreros muertos.



Pedro Julio Mir

ni un paso atrás

-- de Pedro Julio Mir --

Árbol de luna que obedece al clima
un sistema de nocturnidad,
no permitas que el murciélago te oprima.
Ni un paso atrás.

No permitas que el largo regimiento
de los años de crimen pertinaz,
te toque el hombro con el pensamiento.
Ni un paso atrás.

Que la alta flor que de tus ramas brota
en este chapuzón de libertad,
no pierda en miel ni la más breve gota.
Ni un paso atrás.

Ni un paso atrás, soldados y civiles
hermanados de pronto en la verdad.
La vida es una sobre los fusiles,
que no hay trincheras para los reptiles,
de malos nuestros a extranjeros viles.
Ni un paso atrás.

La libertad como un antiguo espejo
roto en la luz, se multiplica más,
y cada vez que un trozo da un reflejo
el tiempo nuevo le repite al viejo:
ni un paso atrás.

Ni un paso atrás, ni un paso atrás,
ni un paso de retorno al ayer, ni la mitad
de un paso en el sentido del ocaso,
ni un paso atrás.

Que en la lucha del pueblo se confirme,
-sangre y sudor- la nacionalidad.
Y pecho al plomo y la conciencia en firme.
Y en cada corazón... Ni un paso atrás.



José Pedroni

confidencia

-- de José Pedroni --

En fragante mudanza el limonero
destaca tu rubor.
Tú no sabes, amiga, pero hueles
a limonero en flor.
En un tronco caído una avecilla
le hizo casa al amor.
Tú no sabes, amiga, pero anidas
lo mismo en mi dolor.
Del arroyo una fría pedrezuela
me trajo el pescador.
Guardé la piedra en mi cerrada mano,
y sentí su frescor.
La harina del molino me empolva el alma
la harina de tu amor.
En el monte encontramos uva crespa
y una flor y otra flor;
cada flor con tu aroma y cada uva
con tu mismo sabor.
Con su fresco algodón venda la piedra
el musgo trepador.
También es como el musgo tu ternura
en mi piedra interior.
Por el camino baja suavemente
un lugareño son.
Así también, amiga, tu palabra
baja a mi corazón.



José Ángel Buesa

de muerte en flor

-- de José Ángel Buesa --

Morir de muerte en flor toda la vida,
en este sueño vertical, en este
fugaz contacto azul con lo celeste,
en esta vieja sed recién nacida...
Y volver luego con el alma erguida,
a la vez norte y sur, este y oeste,
de la propia emoción, ya en ansia agreste.
En inquietud sutil o en paz pulida.
Y resurgir de cada muerte diaria
más dueño de la vida, al ser más dueño
de esta muerte parcial y necesaria.
Y con esa cordial melancolía
de los pocos que saben cada día
morir y renacer dentro de un sueño.



Félix María Samaniego

El sombrerero

-- de Félix María Samaniego --

A los pies de un devoto franciscano
acudió un penitente, —Diga hermano,
¿qué oficio tiene? —Padre, sombrerero.
—¿Y qué estado? —Soltero.
—¿Y cual es su pecado dominante?
—Visitar a una moza. —¿Con frecuencia?
—Padre mío, bastante.
—¿Cada mes? —Mucho más. —¿Cada semana?
—Aun todavía más. —¿La cuotidiana?
—Hago dos mil propósitos sinceros...
—Pero dígame hermano, claramente:
¿Dos veces al día? —Justamente
—¿Pues cuando diablos hace los sombreros?



Gabino Alejandro Carriedo

mirando hacia atrás sin ira

-- de Gabino Alejandro Carriedo --

El viejo corazón pulula a diario
por el barrio bajo de los recuerdos
que no se olvidan ni periclitan.
Inmarcesibles, estos recuerdos
le traen fragancias de la primavera,
otrora era la hora de las esperanzas
ilusionadas que sí terminan.
Otrora era la alegría de amanecer,
despertar al alba de cada día.
Solía entonces besar el espejo
y me adentraba en la calle del amor.
Entonces no el cansancio, el tedio;
no el hastío tampoco entonces, no.
Cada hora alumbraba a otra hora
y les nacían alas a los pájaros.
Pudo haber sido duque, marqués o peregrino
y sólo fue hermeneuta incomprensible;
¿para qué, pues, el torpe hábito
de perseguir la inútil realidad?
en el centro del astro-rey un punto
señala el vórtice de su destino.
¿Todo ha pasado ya? ¿no hay nada
predecible en las cartas del tarot?
¿no hay nada que soñar? tal vez no queda
ni la esperanza póstuma del sueño.



Salvador Novo

mi vida es como un lago

-- de Salvador Novo --

Mi vida es como un lago taciturno.
Si una nube lejana me saluda,
si hay un ave que canta, si una muda
y recóndita brisa
inmola el desaliento de las rosas,
si hay un rubor de sangre en la imprecisa
hora crepuscular,
yo me conturbo y tiendo mi sonrisa.
¡Mi vida es como un lago taciturno!
yo he sabido formar, gota por gota,
mi fondo azul de ver el universo.
Cada nuevo rumor me dio su nota,
cada matiz diverso
me dio su ritmo y me enseñó su verso.
Mi vida es como un lago taciturno....



Salvador Novo

junto a tu cuerpo

-- de Salvador Novo --

Junto a tu cuerpo totalmente entregado al mío
junto a tus hombros tersos
de que nacen las rutas de tu abrazo,
de que nacen tu voz y tus miradas, claras y remotas,
sentí de pronto el infinito vacío de su ausencia.

Si todos estos años que me falta
como una planta trepadora que se coge del viento
he sentido que llega o que regresa en cada contacto
y ávidamente rasgo todos los días un mensaje
que nada contiene sino una fecha
y su nombre se agranda
y vibra cada vez más profundamente
porque su voz no era más que para mí oído,
porque cegó mis ojos cuando apartó los suyos
y mi alma es como un gran templo deshabitado.

Pero este cuerpo tuyo es un dios extraño
forjado en mis recuerdos, reflejo de mí mismo,
suave de mi tersura, grande por mis deseos,
máscara, estatua que he erigido a su memoria.



Santiago Montobbio

manifiesto inicial del humanista

-- de Santiago Montobbio --

Manifiesto inicial del humanista
la causa de las palabras, que para nada sirven,
o para vivir tan sólo, es una causa pequeña.
Pero si cada día sabes con mayor certeza
que no sólo repudias las coronas
sino que cada vez te dan más asco;
si en verdad no quieres hacer de tu ya arruinada inteligencia
una prostituta mercenaria que venda sus pechos o su alma
a cualquier hijastro del dinero o si, sencillamente,
poco necesitas y tan sólo te importa soportar
con dignidad la vida y sus tristezas
mejor será que asumas desde ahora
la inevitable condena de la soledad y del fracaso
y que como luminoso o ciego abandono de estrellas
a esa pequeña, muy ridícula causa ya te abraces,
que del todo lo hagas y que en tu habitación vacía
las palabras del fuego sean ceniza, que se asalten
y persigan, que tengan frío, en su noche
a solas, por decir tu nombre.



Santiago Montobbio

detrás del cristal

-- de Santiago Montobbio --

Detrás del cristal
pero se ve, pero se mira e, incluso,
aunque sólo sea sombra, se respira.
Lo sé al compás del silencio y con madre lluvia.
Lo sé y lo sé dormido. Detrás del cristal, denuevo alcohol
los astillados ojos y siendo otro en un bar gris
o absurdo: ahora es otro nombre de nunca,
ahora te lo regalo, ahora es mentira,
acaso para mí ya no tú sino nadie abraza
y aunque ceniza es cada amor, cada palabra,
aún se ve o se mira, se ve, mira, se mira
y acaso mañana descubra similares castigos
en la infamia de una vida
que incansablemente
me atardece.



Yo te lo decía

-- de Vicenta Castro Cambón --

¿Cómo me soñabas cuando me escribías
aquellas protestas de eterna amistad?
¿Cómo me soñabas cuando me decías
“te quiero, te quiero cada día más.”?

Acude a mis labios amarga sonrisa
cuando el desengaño debiera llorar;
si tú sólo amabas a la poetisa
que en tu fantasía tuvo forma ideal...

Mas, cuando tus ojos cual soy me encontraron,
al choque violento de la realidad
cayeron tus sueños y al caer llevaron
al ídolo lejos de su pedestal.

Mentías! No importa... Porque al alma mía
que vive de sueños, fácil le será
tener por soñado lo que ayer leía:
"te quiero, te quiero cada días más!"...



Mario Benedetti

futuro cada vez más jíbaro

-- de Mario Benedetti --

A medida que la distancia
entre el presente y el final se acortan
y el futuro se aclara y se enaniza
y se está un poco harto
de husmear en los residuos del pasado
uno valora y hasta mitifica
la fusión con el cuerpo del amor
y una que otra mirada que atravesó la niebla
aquellos que se aman o se amaron
saben que allí estaba la clave
la negación del acabóse
y por supuesto la vacuna
contra el maldito desamparo
en el futuro cada vez más jíbaro
no figuran feriados ni esperanzas
menos aún llegan explicaciones
de por qué cómo dónde cuándo
el borde lejos ya está cerca
el borde cerca es un despeñadero
hay que aprender a sentir vértigo
como si fuese sed o hambre



Mario Benedetti

sueldo

-- de Mario Benedetti --

Aquella esperanza que cabía en un dedal,
aquella alta vereda junto al barro,
aquel ir y venir del sueño,
aquel horóscopo de un larguísimo viaje
y el larguísimo viaje con adioses y gente
y países de nieve y corazones
donde cada kilómetro es un cielo distinto,
aquella confianza desde nos cuándo,
aquel juramento hasta nos dónde,
aquella cruzado hacia nos qué,
ese aquel que uno hubiera podido ser
con otro ritmo y alguna lotería,
en fin, para decirlo de una vez por todas,
aquella esperanza que cabía en un dedal
evidentemente no cabe en este sobre
con sucios papeles de tantas manos sucias
que me pagan, el lógico, en cada veintinueve
por tener los libros rubricados al día
y dejar que la vida transcurra,
gotee simplemente
como un aceite rancio.



Medardo Ángel Silva

Espera

-- de Medardo Ángel Silva --

Bajo el oro del sol, sedeña y pura
vendrás para curar mis hondos males,
trayendo en mil redomas, orientales
bálsamos de consuelo y de ventura.

Ungirás mi dolor con tu hermosura,
y con tus dedos finos y liliales;
derramarás en mí los manantiales
que guardas, de Piedad y de Dulzura

Al arrumbar feliz a mi ribera,
Tú serás en mis campos, Primavera,
y flor y aroma en mi jardín desierto.

Y en una noche tibia y perfumada
rodará por la alfombra empurpurada,
el negro monstruo de mis penas, muerto.

En vano te he esperado, cada Aurora,
mudos los labios, triste el pensamiento,
me sorprendió mirando el pulimiento
de los senderos blancos, ¡Mi Señora!...

En vano te he esperado, hora tras hora;
me falta ya el valor... Y hasta el aliento,
y cada vez más desgarrante siento
el puñal del dolor que me devora...

... Ya nunca has de venir?... Nunca en tus labios
que son de todas las caricias sabios,
apagaré mi sed de peregrino?...

¡Oh, voz nefasta que mi ensueño trunca!
sólo el eco repite, en el camino
inmensamente triste: Nunca!... Nunca!...



Meira Delmar

el regreso

-- de Meira Delmar --

Cada día que pasa,
cada día,
es más corto el camino
de regreso.
De repente la nave
romperá el horizonte
y la veré avanzar hacia la orilla
flamante de banderas.
Y en un instante el sol
habrá borrado
todos los años
que viví en la sombra.
!--Img



Miguel Hernández

27

-- de Miguel Hernández --

27
lluviosos ojos que lluviosamente
me hacéis penar: lluviosas soledades,
balcones de las rudas tempestades
que hay en mi corazón adolescente.
Corazón cada día más frecuente
en para idolatrar criar ciudades
de amor que caen de todas mis edades
babilónicamente y fatalmente.
Mi corazón, mis ojos sin consuelo,
metrópolis de atmósfera sombría
gastadas por un río lacrimoso.
Ojos de ver y no gozar el cielo,
corazón de naranja cada día,
si más envejecido, más sabroso.



Miguel Unamuno

a federico garcía lorca

-- de Miguel Unamuno --

Español, español,
saca los pechos y ponte al sol!
llévate a cuestas la casa;
el vivido es lo que pasa
y se queda el porvivir.
Mañana será otro día;
cada día su alegría
con su pena de sufrir.
Cada día su mañana
con la santísima gana
de cantar.
Quién nos quita lo vivido?
en el seno del olvido
el descanso de soñar!



Juan Gelman

con amenazas y promesas con veneno y ajenjo...

-- de Juan Gelman --

Con amenazas y promesas con veneno y ajenjo
los albañiles edificaron la casa del rey
y después no pudieron holgar porque
vino la muerte a darles otro empleo
los albañiles le dijeron a la huesuda
no nos lleves hay qué hacer todavía
hay que revocar a fino las paredes hay que
limpiar las manchas de cal los carpinteros
tenían que mejorar el acabado
de las puertas los marcos de las puertas
los pintores no habían terminado de pintar
¿cómo nos vas a tomar ahora? le decían
pero la muerte dijo que
necesitaba un palacio como aquél y más
bello que aquél y quería que trabajaran para ella y
los empezó a separar por oficio
hasta que llegó a hiranyaka el mejor
de los albañiles autor de paredes famosas y cuando
lo iba a pasar al otro lado le preguntó
¿dónde está tu corazón?
tiene que venir también tu corazón
no lo tengo contestó hiranyaka
ha hecho su casa en una mujer
oh muerte restos de mi corazón
encontrarás en cada casa de este reino
en cada pared que levanté hay restos de mi
corazón
pero mi corazón
ha hecho su casa en una mujer



Juan Gelman

escribo en el olvido...

-- de Juan Gelman --

Escribo en el olvido
en cada fuego de la noche
cada rostro de ti
hay una piedra entonces
donde te acuesto mía
ninguno la conoce
he fundado pueblos en tu dulzura
he sufrido esas cosas
eres fuera de mí
me perteneces extranjera



Juan Ramón Jiménez

la hora

-- de Juan Ramón Jiménez --

Cada minuto de este oro
¿no es toda la eternidad?
el aire puro lo mece
sin prisa, como si ya
fuera todo el oro que
tuviera que acompasar.
(¡Ramas últimas, divinas,
inmateriales, en paz;
ondas del mar infinito
de una tarde sin pasar!)
cada minuto de este oro
¿no es un latido inmortal
de mi corazón radiante
por toda la eternidad?



Juan Ramón Jiménez

cada hora mía me parece

-- de Juan Ramón Jiménez --

El agujero que una estrella
atraída a mi nada, con mi afán,
quema en mi alma.
Y ¡ay, cendal de mi vida,
agujereado como un paño pobre,
con una estrella viva viéndose
por cada májico agujero oscuro!



Julia de Burgos

proa de mi velero de ansiedad

-- de Julia de Burgos --

¡si fuera todo mar,
para nunca salirme de tu senda!

¡si dios me hiciera viento,
para siempre encontrarme por tus velas!

¡si el universo acelerara el paso,
para romper los ecos de esta ausencia!

cuando regreses, rodará en mi rostro
la enternecida claridad que sueñas.
Para mirarte, amado,
en mis ojos hay público de estrellas.

Cuando me tomes, trémulo,
habrá lirios naciendo por mi tierra,
y algún niño dormido de caricia
en cada nido azul que te detenga.

Nuestras almas, como ávidas gaviotas,
se tenderán al viento de la entrega,
y yo, fuente de olas, te haré cósmico...
¡Hay tanto mar nadando en mis estrellas!

recogeremos albas infinitas,
las que duermen al astro en la palmera,
las que prenden el trino en las alondras
y levantan el sueño de las selvas.

En cada alba desharemos juntos
este poema exaltado de la espera,
y detendremos de emoción al mundo
al regalo nupcial de auroras nuestras.



Julio Flórez

introducción

-- de Julio Flórez --

El verso debe ser claro y sonoro
como el agua del mar y como el oro.
El verso debe ser firme y radiante,
lo mismo que el acero y el diamante.
Debe ceñir inmarcesibles galas,
subyugar o abatir... Y tener alas.
Trabajo es gloria: ¡trabajad, poeta,
mellad vuestro buril en la faceta!
si queréis oficiar en el santuario
de la fama, triunfar en la tarea,
cread... Y sed orfebre y lapidario:
haced un luminar de cada idea
y haced de cada verso un solitario.
Julio flórez



José Hierro

epitafio para la tumba de un héroe quinta del 42 (1952)

-- de José Hierro --

Se creía dueño del mundo
porque latía en sus sentidos.
Lo aprisionaba con su carne
donde se estrellaban los siglos.
Con su antorcha de juventud
iluminaba los abismos.
Se creía dueño del mundo:
su centro fatal y divino.
Lo pregonaba cada nube,
cada grano de sol o trigo.
Si cerraba los ojos, todo
se apagaba, sin un quejido.
Nada era si él lo borraba
de sus ojos o sus oídos.
Se creía dueño del mundo
porque nunca nadie le dijo
cómo las cosas hieren, baten
a quien las sacó del olvido,
cómo aplastan desde lo eterno
a los soñadores vencidos.
Se creía dueño del mundo
y no era dueño de sí mismo.



José Martí

¡hala, hala!

-- de José Martí --

hala, hala
¡da vueltas a la noria, arrastra el ala!
rosa que alegra el aire al sol que asoma
de aires te deja ¡estúpida conseja!
y ven en la olla negra a echar tu aroma.
Alma, que dulcemente te consumes,
y en esta muerte ves sabrosa suerte,
¡almas abajo,abajo los perfumes!

la vida es un molino:
hay que ganar el pan y hacer el vino.
Ya sé que vas sangrando y malherida,
y a cada gota de tu sangre brota
una cruz de jacinto florecida.
Ya sé que a cada noche alzas el vuelo
a las estrellas y que bajas de ellas
con un dolor tan grande corno el cielo.
Morir es un deleite:
pero un tirano nos echó a la vida,
y a la terrible lámpara encendida,
¡alma infeliz! hay que nutrir de aceite.
¡Hala, alma, hala!
¡da vueltas a la noria, arrastra el ala!



José Martí

águila blanca

-- de José Martí --

Águila blanca
de pie, cada mañana,
junto a mi áspero lecho está el verdugo.
Brilla el sol, nace el mundo, el aire ahuyenta
del cráneo la malicia,
y mi águila infeliz, mi águila blanca
que cada noche en mi alma se renueva,
al alba universal las alas tiende
y, camino del sol, emprende el vuelo.
.............................................................
.............................................................
.............................................................(1)
Y en vez del claro vuelo al sol altivo
por entre pies ensangrentada y rota,
de un grano en busca el águila rastrea.
Oh noche, sol del triste, amable seno
donde su fuerza el corazón revive
perdura, apaga el sol, toma la forma
de mujer, libre y pura, a que yo pueda
ungir tus pies, y con mis besos locos
ceñir tu frente y calentar tus manos.
Librame, eterna noche, del verdugo,
o dale a que me dé con la primera
alba una limpia y redentora espada.
Que con qué la has de hacer? con luz de estrellas!



Claudio Rodríguez

don de la ebriedad iv

-- de Claudio Rodríguez --

iv
así el deseo. Como el alba, clara
desde la cima y cuando se detiene
tocando con sus luces lo concreto
recién oscura, aunque instantáneamente.
Después abre ruidosos palomares
y ya es un día más. ¡Oh, las rehenes
palomas de la noche conteniendo
sus impulsos altísimos! y siempre
como el deseo, como mi deseo.
Vedle surgir entre las nubes, vedle
sin ocupar espacio deslumbrarme.
No est en mí, está en el mundo, estáahí enfrente.
Necesita vivir entre las cosas.
Ser añil en los cerros y de un verde
prematuro en los valles. Ante todo,
como en la vaina el grano, permanece
calentando su labor enardecido
para después manifestarlo en breve
más hermoso y radiante. Mientras, queda
limpio sin una brisa que lo aviente,
limpio deseo cada vez más mío,
cada vez menos vuestro, hasta que llegue
por fin a ser mi sangre y mi tarea,
corpóreo como el sol cuando amanece.



Claudio Rodríguez

don de la ebriedad viii

-- de Claudio Rodríguez --

viii
no porque llueva ser digno. ¿Y cuándo
lo seré, en qué momento? ¿entre la pausa
que va de gota a gota? si llegases
de súbito y al par de la mañana,
al par de este creciente mes, sabiendo,
como la lluvia sabe de mi infancia,
que una cosa es llegar y otra llegarme
desde la vez aquella para nada...
Si llegases de pronto, ¿qué diría?
huele a silencio cada ser y r pida
la visión cae desde altas cimas siempre.
Como el mantillo de los campos, basta,
basta a mi corazón ligera siembra
para darse hasta el límite. Igual basta,
no sé por qué, a la nube. Qué eficacia
la del amor. Y llueve. Estoy pensando
que la lluvia no tiene sal de lágrimas.
Puede que sea ya un poco más digno.
Y es por el sol, por este viento, que alza
la vida, por el humo de los montes,
por la roca, en la noche aún más exacta,
por el lejano mar. Es por lo único
que purifica, por lo que nos salva.
Quisiera estar contigo no por verte
sino por ver lo mismo que tú, cada
cosa en la que respiras como en esta
lluvia de tanta sencillez, que lava.



Clemente Althaus

Al sueño (2 Althaus)

-- de Clemente Althaus --

Ven: de la odiada realidad amarga
róbame al doloroso sentimiento,
y de mi vida la insufrible carga
ten, oh Sueño, en tus brazos un momento.

¡Ay! que en senda tan áspera y tan larga
más grave al hombro cada vez la siento,
y más la cuesta la subida embarga
al pie cansado, cada vez más lento.

El peso horrible de la vida humana
Alíviame esta noche fugitiva,
y a recibirle tornaré mañana;

hasta que al fin, doliente y compasiva,
venga, implorada, tu inmortal hermana
y en su seno piadoso me reciba.



Clemente Althaus

La virgen María

-- de Clemente Althaus --

¿Qué digna lengua la alabanza entona
de la que, siendo madre, fue doncella?
La adora el ángel, y se mira en ella
cada divina liberal Persona.

Es diamante sin par de su corona
cada más pura rutilante estrella;
luna y sol su triunfante planta huella,
y es el arco Iris su listada zona.

Alégrate y espera, estirpe humana
que Ésta, del cielo reina poderosa,
de los nobles querubes soberana;

Esta, madre de Dios, de Dios esposa,
no ángel, nació mujer y nuestra hermana,
y en rogar por nosotros no reposa.



Roberto Juarroz

un caos lúcido

-- de Roberto Juarroz --

Un caos lúcido,
un caos de ventanas abiertas.
Una confusión de vértigos claros
donde la incandescencia se construye
con el movimiento total de la ruptura.
Viajar por las líneas
que se quiebran a cada instante
y rodar como un émbolo sin guía
hacia los núcleos aleatorios
de las cancelaciones primigenias.
Tocar las vértebras sin eje,
los círculos sin centro,
las particiones sin unidad,
los choques sin contacto,
las caídas sin escuadra,
los pensamientos sin quien piense,
los hombres sin más rostro que su dolor.
Y recoger allí la ley de lo casual,
la norma de lo imposible:
cada forma es un borde cortante del caos,
un ángulo perplejo de sus ojos abiertos,
los únicos abiertos.
Porque el caos es la tregua de la nada,
la lucidez sin compromiso,
la intersección aguda
de un espacio sin interés por los objetos
y de un tiempo pensante.



Roberto Juarroz

el silencio que queda entre dos palabras

-- de Roberto Juarroz --

El silencio que queda entre dos palabras
no es el mismo silencio que envuelve una cabeza cuando cae,
ni tampoco el que estampa la presencia del árbol
cuando se apaga el incendio vespertino del viento.
Así como cada voz tiene un timbre y una altura,
cada silencio tiene un registro y una profundidad.
El silencio de un hombre es distinto del silencio de otro
y no es lo mismo callar un nombre que callar otro nombre.
Existe un alfabeto del silencio,
pero no nos han enseñado a deletrearlo.
Sin embargo, la lectura del silencio es la única durable,
tal vez más que el lector.



Roque Dalton García

el descanso del guerrero

-- de Roque Dalton García --

Los muertos están cada día más indóciles.
Antes era fácil con ellos:
les dábamos un cuello duro una flor
loábamos sus nombres en una larga lista:
que los recintos de la patria
que las sombras notables
que el mármol monstruoso.
El cadáver firmaba en pos de la memoria:
iba de nuevo a filas
y marchaba al compás de nuestra vieja música.
Pero qué va
los muertos
son otros desde entonces.
Hoy se ponen irónicos
preguntan.
Me parece que caen en la cuenta
de ser cada vez más la mayoría.



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Ariiba