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Se han encontrado 24 poemas con la palabra caballeros

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Federico García Lorca

Canción china en Europa

-- de Federico García Lorca --

La señorita
del abanico,
va por el puente
del fresco río.

Los caballeros
con sus levitas,
miran el puente
sin barandillas.

La señorita
del abanico
y los volantes
busca marido.

Los caballeros
están casados,
con altas rubias
de idioma blanco.

Los grillos cantan
por el Oeste.

(La señorita,
va por lo verde).

Los grillos cantan
bajo las flores.

(Los caballeros,
van por el Norte).

Poema Canción china en Europa de Federico García Lorca con fondo de libro

Lope de Vega

Boscán, tarde llegamos

-- de Lope de Vega --

-Boscán, tarde llegamos. ¿Hay posada?
-Llamad desde la posta, Garcilaso.
-¿Quién es? -Dos caballeros del Parnaso.
-No hay donde nocturnar palestra armada.

-No entiendo lo que dice la criada.
Madona, ¿qué decís? -Que afecten paso,
que obstenta limbos el mentido ocaso
y el sol depingen la porción rosada.

-¿Estás en ti, mujer? -Negóse al tino
el ambulante huésped. -¡Que en tan poco
tiempo tal lengua entre cristianos haya!

Boscán, perdido habemos el camino;
preguntad por Castilla, que estoy loco
o no habemos salido de Vizcaya.

Poema Boscán, tarde llegamos de Lope de Vega con fondo de libro

Lope de Vega

Las damas, los caballeros, las armas, los amores

-- de Lope de Vega --

Le donne, y cavalier, le arme, gli amori,
en dolces jogos, en placer contino,
fuggo per più non esser pellegrino,
ma su nel cielo infra e beati chori.

Dulce et decorum est pro patria mori,
sforzame, amor, fortuna, il mio destino,
ni es mucho en tanto mal ser adivino,
seguendo lire, e giovenil furori.

Satis beatus unicis Sabibis,
parlo in rime aspre, e di dolceza ignude
deste passado ben, que nunca fora.

No hay bien que en mal no se convierta y mude,
nec prata canis albicant pruinis,
la vira fugge, e non se arresta un hora.

Poema Las damas, los caballeros, las armas, los amores de Lope de Vega con fondo de libro

Manuel del Palacio

Los diamantes de la corona

-- de Manuel del Palacio --

Que hubo en Palacio joyas es sabido,
Y aun se sabe también que eran muy bellas:
Solamente se ignora qué fué de ellas,
Pues, como ustedes saben, se han perdido.

Quién dice que Isabel las ha vendido,
Quién que se las llevó Pepe Botellas,
Quién que las han limpiado las doncellas,
Quién que al partir las empeñó el marido.

En esta confusión pasan las horas,
Crecen las dudas, los insultos crecen,
Hablan de honor cien voces seductoras,

Y al fin ¿qué resultado nos ofrecen?
Que hay muchos caballeros y señoras,
Pero que las alhajas no parecen.



Jorge Isaacs

Inocencia

-- de Jorge Isaacs --

– Niña, ¿de las bellas flores
Que tu delantal oculta
Permites a este viajero
Llevar una... Sólo una?
– Son de la Virgen, Señor,
Pero en las selvas abundan.
– Alza los púdicos ojos
Que en vano mis ojos buscan;
Deben tener de tu acento
La gratísima dulzura.
¿Las espinas de los bosques
Tus desnudos pies no punzan?
¿De tus cabellos, las zarzas
No dañan las ondas rubias?
– Yo busco los alfombrados
Con yerbecillas menudas,
Y los zarzales no crecen
Bajo las bóvedas húmedas.
– ¿Sola vas por estos montes,
La soledad no te asusta?
– Cantando se espanta el miedo,
Pero no hay duendes ni brujas.
– ¿Quieres llevarme a la umbría
Donde esas aguas murmuran
Y cantarás las canciones
Que las palomas te escuchan?
– He aquí la senda.
– ¡ Detente!
Ángel de las crenchas rubias,
Llévale al templo tus flores,
Su altar con ellas perfuma...
Y huye de los caballeros
Que tu verde valle cruzan.



Jorge Manrique

coplas por la muerte de su padre 36

-- de Jorge Manrique --

El vivir que es perdurable
no se gana con estados
mundanales,
ni con vida deleitable
en que moran los pecados
infernales;
mas los buenos religiosos
gánanlo con oraciones
y con lloros;
los caballeros famosos,
con trabajos y aflicciones
contra moros.



César Vallejo

y no me digan nada

-- de César Vallejo --

Y no me digan nada,
que uno puede matar perfectamente,
ya que, sudando tinta,
uno hace cuanto puede, no me digan..
Volveremos, señores, a vernos con manzanas;
tarde la criatura pasará,
la expresión de aristóteles armada
de grandes corazones de madera,
la de heráclito injerta en la de marx,
la del suave sonando rudamente...
Es lo que bien narraba mi garganta:
uno puede matar perfectamente.
Señores,
caballeros, volveremos a vernos sin paquetes;
hasta entonces exijo, exijiré de mi flaqueza
el acento del día, que,
según veo, estuvo ya esperándome en mi lecho.
Y exijo del sombrero la infausta analogía del recuerdo,
ya que, a veces, asumo con éxito mi inmensidad llorada,
ya que, a veces, me ahogo en la voz de mi vecino
y padezco
contando en maíces los años,
cepillando mi ropa al son de un muerto
o sentado borracho en mi ataúd...



Juan de Tassis y Peralta

descripción de toledo

-- de Juan de Tassis y Peralta --

Loca justicia, muchos alguaciles,
cirineos de putas y ladrones
seis caballeros y seiscientos dones
argentería de linajes viles;
doncellas despuntadas por sutiles,
dueñas para hacer dueñas intenciones,
necios a pares y discretos nones,
galanes con adornos mujeriles;
maridos a corneta ejercitados,
madres que acedan hijas con el vino,
bravos de mancomún y común miedo;
jurados contra el pueblo conjurados,
amigos como el tiempo de camino,
las calles muladar: esto es toledo.



Anónimo

Crianza de Fernán González

-- de Anónimo --

En Castilla no había rey,
ni menos emperador,
sino un infante niño,
(niño) y de poco valor;
andábanlo por hurtar
caballeros de Aragón.
Hurtado le ha un carbonero
de los que hacen carbón.
No le muestra a cortar leña,
ni menos hacer carbón,
muéstrale a jugar las cañas
y muéstrale justador,
también a jugar los dados
y las tablas muy mejor.
—Vámonos, dice, mi ayo,
a mis tierras de Aragón;
a mí me alzarán por rey
y a vos por gobernador.



Anónimo

Romance de la duquesa de Berganza

-- de Anónimo --

Un lunes a las cuatro horas,
ya después de mediodía,
ese duque de Berganza
con la duquesa reñía;
lleno de muy grande enojo,
de aquesta suerte decía:
-Traidora sois, la duquesa,
traidora, fementida.
La duquesa muy turbada,
de esta suerte respondía:
-No soy yo traidora, el duque,
ni en mi linaje lo había,
nunca salieron traidores
de la casa do venía.
Yo me lo merezco, el duque,
en venirme de Castilla,
para estar en vuestra casa
en tan mala compañía.
El duque con grande enojo
la espada sacado había;
la duquesa con esfuerzo
en un punto a ella se asía.
-Suelta la espada, duquesa,
cata que te cortaría.
-No podéis cortar más, duque,
harto cortado me había.
Viéndose en este aprieto,
a grandes voces decía:
-Socorredme, caballeros,
los que truje de Castilla.
Quiso la desdicha suya
que ninguno parecía,
que todos son portugueses
cuantos en la sala había.



Anónimo

Romance de la muerte del conde de Niebla

-- de Anónimo --

-Dadme nuevas, caballeros,
nuevas me querais dar
de aquese conde de Niebla,
don Enrique de Guzmán,
que hace guerra a los moros,
y ha cercado a Gibraltar.
Hoy veo jergas en mi corte,
ayer vi fiestas asaz;
Si algún grande ha fallecido,
de Castilla y de mi sangre,
o don Álvaro de Luna,
el maestre y condestable.
-Ningún grande ha fallecido
ni hombre de vuestra sangre,
ni don Álvaro de Luna,
el maestre y condestable.
Mas es muerto un caballero,
que era su valor muy grande
que veredes a los moros
en cuán poco vos ternán,
Por ayudar a los suyos
podiéndose bien salvar,
por oír sólo su nombre,
por se oír sólo llamar.
Tornó en un batel pequeño
a la braveza del mar.
Don Enrique es, Rey, aqueste,
don Enrique de Guzmán:
dejad, señor, los brocados,
no querades más solaz.
El rey oyendo tal nueva
hubo en extremo pesar,
porque tan buen caballero
no se quisiera salvar;
e mandó traer su hijo,
aquel que quedado le ha,
y de Medina Sidonia
duque le fue a titular.



Anónimo

Romance del cerco de Baeza

-- de Anónimo --

Cercada tiene a Baeza — ese arráez Andalla Mir,
con ochenta mil peones, — caballeros cinco mil.
Con él va ese traidor, — el traidor de Pero Gil.
Por la puerta de Bedmar — la empieza de combatir;
ponen escalas al muro, — comiénzanle a conquerir;
ganada tiene una torre, — no le pueden resistir,
cuando de la de Calonge — escuderos vi salir.
Ruy Fernández va delante, — aquese caudillo ardil,
arremete con Andalla, — comienza de le ferir,
cortado le ha la cabeza, — los demás dan a fuir.



Anónimo

Romance del duque de Arjona

-- de Anónimo --

En Arjona estaba el duque
y el buen rey en Gibraltar,
envióle un mensajero
que le viniese a hablar.
Malaventurado el duque
vino luego sin tardar;
jornada de quince días
en ocho la fuera a andar.
Hallaba las mesas puestas
y aparejado el yantar,
y desque hubieron comido,
vanse a un jardín a holgar.
Andándose paseando,
el rey comenzó a hablar:
-De vos, el duque de Arjona,
grandes querellas me dan:
que forzades las mujeres
casadas y por casar,
que les bebíaides el vino
y les comíades el pan,
que les tomáis la cebada,
sin se la querer pagar.
-Quien os lo dijo, buen rey,
no os dijera la verdad.
-Llamaisme a mi camarero
de mi cámara real,
que me trajese unas cartas
que en mi barjuleta están.
Védeslas aquí, el duque,
no me lo podéis negar.
Preso, preso, caballeros,
preso de aquí lo llevad:
entregadlo al de Mendoza,
ese mi alcalde el leal.



Anónimo

Romance que dice:Tres cortes armara el rey

-- de Anónimo --

Tres cortes armara el rey,
todas tres a una sazón:
las unas armara en Burgos,
las otras armó en León,
las otras armó en Toledo,
donde los hidalgos son,
para cumplir de justicia
al chico con el mayor.
Treinta días da de plazo,
treinta días, que más non,
y el que a la postre viniese
que lo diesen por traidor.
Veintinueve son pasados,
los condes llegados son;
treinta días son pasados,
y el buen Cid no viene, non.
Allí hablaran los condes:
-Señor, dadlo por traidor.
Respondiérales el rey:
-Eso non faría, non,
que el buen Cid es caballero
de batallas vencedor,
pues que en todas las mis cortes
no lo habría otro mejor.
Ellos en aquesto estando,
el buen Cid allí asomó
con trescientos caballeros,
todos hijosdalgo son,
todos vestidos de un paño,
de un paño y de una color,
si no fuera el buen Cid,
que traía un albornoz.
-Manténgaos Dios, el rey,
y a vosotros, sálveos Dios,
que no hablo yo a los condes,
que mis enemigos son.



Anónimo

Domingo era de Ramos

-- de Anónimo --

Domingo era de Ramos, la Pasión quieren decir,
cuando moros y cristianos todos entran en lid.
Ya desmayan los franceses, ya comienzan a huir.
¡Oh cuán bien los esforzaba ese Roldán paladin!
--¡Vuelta, vuelta, los franceses con corazon a la lid;
¡mas vale morir por buenos, que deshonrados vivir!--
Ya volvian los franceses con corazon a la lid;
a los encuentros primeros mataron sesenta mil.
Por las sierras de Altamira huyendo va el rey Marsin,
caballero en una cebra, no por mengua de rocin.
La sangre que dél corria las yerbas hace teñir;
las voces que iba dando al cielo quieren subir.
--¡Reniego de tí, Mahoma, y de cuanto hice en tí!.
Hícete cuerpo de plata, pies y manos de un marfil;
hícete casa de Meca donde adorasen en tí,
y por mas te honrar, Mahoma, cabeza de oro te fiz.
Sesenta mil caballeros a tí te los ofreci;
mi mujer la reina mora te ofreció treinta mil.

Esta obra se encuentra en dominio público. Esto es aplicable en todo el mundo debido a que su autor falleció hace más de 100 años. La traducción de la obra puede no estar en dominio público.



Anónimo

Domingo era de Ramos...

-- de Anónimo --

Domingo era de Ramos,
la Pasión quieren decir,
cuando moros y cristianos
todos entran en la lid.
Ya desmayan los franceses,
ya comienzan de huir;
¡oh, cuán bien los esforzaba
ese Roldán paladín!
-¡Vuelta, vuelta, los franceses,
con corazón a la lid!,
¡más vale morir por buenos
que deshonrados vivir!
Ya volvían los franceses
con corazón a la lid,
a los encuentros primeros
mataron sesenta mil.
Por las sierras de Altamira
huyendo va el rey Marsín,
caballero en una cebra,
no por mengua de rocín.
La sangre que de él corría
las yerbas hace teñir,
las voces que iba dando
al cielo quieren subir:
-¡Reniego de ti, Mahoma,
y de cuanto hice por ti!
Hícete cuerpo de plata,
pies y manos de un marfil,
hícete casa de Meca
donde adorasen en ti,
y por más te honrar, Mahoma,
cabeza de oro te fiz.
Sesenta mil caballeros
a ti te los ofrecí,
mi mujer, la reina mora,
te ofreció otros treinta mil.



Anónimo

Tiempo es, el caballero...

-- de Anónimo --

-Tiempo es, el caballero,
tiempo es de andar de aquí,
que ni puedo andar en pie,
ni al emperador servir,
que me crece la barriga
y se me acorta el vestir;
vergüenza he de mis doncellas,
las que me dan el vestir,
míranse unas a otras,
no hacen sino reír;
vergüenza he de mis caballeros,
los que sirven ante mí.
-Lloradlo, dijo, señora,
que así hizo mi madre a mí,
hijo soy de un labrador,
mi madre y yo pan vendí.
La infanta desque esto oyera,
comenzóse a maldecir:
-¡Maldita sea la doncella
que se deja seducir!
-No os maldigáis vos, señora,
no os queráis maldecir,
que hijo soy del rey de Francia,
mi madre es doña Beatriz;
cien castillos tengo en Francia,
señora, para os guarir,
cien doncellas me los guardan,
señora, para os servir.



Marilina Rébora

cuéntame un cuento, madre...

-- de Marilina Rébora --

Cuéntame un cuento, madre...
Madre: cuéntame un cuento de ésos que se relatan
de un curioso enanito o de una audaz sirena;
tantos que de los genios maravillosos tratan.
Esas lindas historias que conoces. ¡Sé buena!
dime de caballeros que a princesas rescatan
del dominio de monstruos dragón, buitre, ballena;
donde nadie se muere y los hombres no matan,
historias en países que no saben de pena.
Cuéntame un cuento, madre, que me quiero dormir
escuchando tu voz, asido de tu mano;
como hansel y gretel, seré en sueños tu hermano,
aunque en sombra andaremos tras de la misma senda
y escribiremos juntos nuestra propia leyenda,
y, tal vez, como chicos, dejarás de sufrir.



Juan Gelman

himno de la victoria (en ciertas circunstancias)

-- de Juan Gelman --

(en ciertas circunstancias)
en madrugada en pleno su esplendor
quién sino yo como ginebras destruyendo a sus víctimas
amadas
para dar luz a la indecisa claridad de sus mesas
quién sino yo con papelitos lujosas descripciones hechas
para callar
o la palabra mesa las mentiras
los metros de mentiras para vestir los codos del borracho
los sastres están tristes pero se cose y canta
se miente en cantidad hermanos míos resulta bella la
fealdad
amorosas las pústulas gran dignidad la infamia
al pájaro al cantor al distraído le han crecido reptiles
con asombro contempla su gran barbaridad
hurrah por fin ninguno es inocente
caballeros brindemos las vírgenes no virgan
los obispos no obispos los funcionarios no funcionan
todo lo que se pudre en ternura dará
miro mi corazón hinchado de desgracias
tanto lugar como tendría para las bellas aventuras



Evaristo Carriego

La guitarra

-- de Evaristo Carriego --

Porque en las partituras de su garganta
ella orquesta la risa con el lamento,
porque encierra una musa que todo canta,
es la polifonista del sentimiento.

Por la prima aflautada vuelan las aves
de las notas chispeantes y juguetonas,
y, poblando el ambiente de voces graves,
braman las roncas iras en las bordonas.

Arco de mil envíos. Carcaj de amores,
hacen sus flechas raudas líricas presas,
así como, en la pauta de los rencores,
suele rugir el pueblo sus marsellesas.

Ella lauda en su solfa los caballeros
del valor o del arte, y aun hay un gajo
de laurel para todos los cancioneros
de la fértil Provenza del barrio bajo.



Blanca Andreu

he aquí la gesta de la noche

-- de Blanca Andreu --

He aquí la gesta de la noche,
su fortuna de estrellas y de lenguas de ahorcados,
su corazón de mercurio que tanto pesa y hace llorar,
sus intrigas y sus caballeros.
He aquí la noche como un nudo, amor mío, en un nudo.
Extraño, ya lo dije, cuando la tarde tiene un amor dual que
se desmaya y cae sobre los ojos de la lombriz,
o al cofre de la yerba y reposa.
Extraña el ara de la noche y la sábana que arde ydecapita.
Extraño el grito de los chacales mártires
y los pequeños búhos en santidad,
el amor y su óxido y el pato que se escapa del estanque,
la oca ebria con su aureola de alcohol,
lo que inexiste,
san tarsicio o el ánade príncipe que destroza su cetro yse
lobebe a sorbos sospechosos,
la acción del oro en licuación,
acto y obra y suma suicida del oro,
o el ánsar nival que aún solloza contemplando los poemas
patíbulos.



Cristóbal de Castillejo

sonetos - al lugar donde están los trovadores

-- de Cristóbal de Castillejo --

Al lugar donde están los trovadores
que en esta nuestra lengua y sus primores
fueron en este siglo señalados,

los unos a los otros alterados
se miran, con mudança de colores,
temiéndose que fuesen corredores
espías o enemigos desmandados;

y juzgando primero por el traje,
paresciéronles ser, como debía,
gentiles españoles caballeros;

y oyéndoles hablar nuevo lenguaje
mezclado de estranjera poesía,
con ojos los miraban de estranjeros.



Cristóbal de Castillejo

ciertos caballeros al autor

-- de Cristóbal de Castillejo --

Siempre en jueves, de la cena
por remembrança y memoria,
solemos estar en pena;
pero vos, según se suena,
diz que estuvistes en gloria.

Los banquetes son crueles
do carne sola se da;
mas esto no se dirá,
pues las tortas y pasteles
bien las supimos acá.



Cristóbal de Castillejo

su chamarra a canseco

-- de Cristóbal de Castillejo --

Señor, vos buscáis mi mengua;
mucha queja de vos tengo,
pues sabiendo dó yo vengo,
no tenéis tiento en la lengua.

Mis tachas parecerán
que a vuestra causa mezquina
caballeros de medina
mal amenazado me han.



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