Buscar Poemas con Bravos


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Se han encontrado 13 poemas con la palabra bravos

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Rosalía de Castro

Cayendo van los bravos combatientes

-- de Rosalía de Castro --

Cayendo van los bravos combatientes
Y más se aclaran cada vez las filas.
No lloréis, sin embargo;
En el vacío que los muertos dejan
Otros vendrán a proseguir la liza.

¡Vendrán!...; Mas presto del vampiro odioso
Destruid las guaridas,
Si no queréis que los guerreros vuelvan
Tristes y obscuros a morir sin gloria
Antes de ver la patria redimida.

Poema Cayendo van los bravos combatientes de Rosalía de Castro con fondo de libro

Alfonsina Storni

A Madona

-- de Alfonsina Storni --

Aquí a tus pies lanzada, pecadora,
contra tu tierra azul, mi cara oscura,
tú, virgen entre ejércitos de palmas
que no encanecen como los humanos.

No me atrevo a mirar tus ojos puros
ni a tocarte la mano milagrosa;
miro hacia atrás y un río de lujurias
me ladra contra tí, sin Culpa Alzada.

Una pequeña rama verdecida
en tu orla pongo con humilde intento
de pecar menos, por tu fina gracia,

ya que vivir cortada de tu sombra
posible no me fue, que me cegaste
cuando nacida con tus hierros bravos.

Poema A Madona de Alfonsina Storni con fondo de libro

Leandro Fernández de Moratín

soneto. el rey d. sebastián

-- de Leandro Fernández de Moratín --

el rey d. Sebastián
cede al temor el luso fugitivo,
y el rey cercado de enemiga gente,
desnuda ya la coronada frente,
resiste y lidia con esfuerzo altivo.
Los que le quieren prisionero y vivo
(aunque solo morir matando intente)
discordes en su cólera insolente,
sangre derraman por el gran cautivo.
Amor, que visto el mal partió derecho
con treinta lanzas de gomeles bravos,
para estorbar el bélicoso trance:
«qué importa», dijo (y le atraviesa el pecho)
«un hombre más al número de esclavos?
muera... Toca añadir: siga el alcance».

Poema soneto. el rey d. sebastián de Leandro Fernández de Moratín con fondo de libro

Manuel del Palacio

La restauración

-- de Manuel del Palacio --

Bien haces, Isabel, por vida mía,
En no abdicar tu cetro y tu corona,
Que los bravos que cercan tu persona
Bastan para salvar tu dinastía.

Mientras les des el pan de cada día,
Y gocen junto á tí la vita bona,
Te ofrecerán su pluma ó su tizona,
Que de léjos insulta ó desafía.

Los conozco muy bien; acaso alguno,
Que si le nombro manchará mis labios,
Me pagó benefícios con agravios;

Y sé bien que entre todos, ó uno á uno,
Te llevarán con uñas ó con cuernos,
No digo yo á palacio, á los infiernos.



Jorge Manrique

coplas por la muerte de su padre 26

-- de Jorge Manrique --

Amigo de sus amigos,
¡qué señor para criados
y parientes!
¡qué enemigo de enemigos!
¡qué maestro de esforzados
y valientes!
¡qué seso para discretos!
¡qué gracia para donosos!
¡qué razón!
¡cuán benigno a los sujetos!
¡a los bravos y dañosos,
qué león!



César Vallejo

la punta del hombre

-- de César Vallejo --

La punta del hombre,
el ludibrio pequeño de encojerse
tras de fumar su universal ceniza;
punta al darse en secretos caracoles,
punta donde se agarra uno con guantes,
punta el lunes sujeto por seis frenos,
punta saliendo de escuchar a su alma.
De otra manera,
fueran lluvia menuda los soldados
y ni cuadrada pólvora, al volver de los bravos desatinos,
y ni letales plátanos; tan sólo
un poco de patilla en la silueta.
De otra manera, caminantes suegros,
cuñados en misión sonora,
yernos por la vía ingratísima del jebe,
toda la gracia caballar andando
puede fulgir esplendorosamente!
¡oh pensar geométrico al trasluz!
i oh no morir bajamente
de majestad tan rauda y tan fragante!
¡oh no cantar; apenas
escribir y escribir con un palito
o con el filo de la oreja inquieta!
acorde de lápiz, tímpano sordísimo,
dondoneo en mitades robustas
y comer de memoria buena carne,
jamón, si falta carne,
y un pedazo de queso con gusanos hembras,
gusanos machos y gusanos muertos.



Julián del Casal

a un héroe

-- de Julián del Casal --

Como galeón de izadas banderolas
que arrastra de la mar por los eriales
su vientre hinchado de oro y de corales,
con rumbo hacia las playas españolas,
y, al arrojar el áncora en las olas
del puerto ansiado, ve plagas mortales
despoblar los vetustos arrabales
vacío el muelle y las orillas solas;
así al tornar de costas extranjeras,
cargado de magnánimas quimeras,
a enardecer tus compañeros bravos,
hallas sólo que luchan sin decoro
espíritus famélicos de oro
imperando entre míseros esclavos.



Julián del Casal

medioeval

-- de Julián del Casal --

Monstruo de piedra, elévase el castillo
rodeado de coposos limoneros,
que sombrean los húmedos senderos
donde crece aromático el tomillo.
Alzadas las cadenas del rastrillo
y enarbolando fúlgidos aceros,
seguido de sus bravos halconeros
va de caza el señor de horca y cuchillo.
Al oír el clamor de las bocinas,
bandadas de palomas campesinas
surgen volando de las verdes frondas,
y de los ríos al hendir las brumas
dibujan con la sombra de sus plumas
cruces de nieve en las azules ondas.



Juan de Tassis y Peralta

descripción de toledo

-- de Juan de Tassis y Peralta --

Loca justicia, muchos alguaciles,
cirineos de putas y ladrones
seis caballeros y seiscientos dones
argentería de linajes viles;
doncellas despuntadas por sutiles,
dueñas para hacer dueñas intenciones,
necios a pares y discretos nones,
galanes con adornos mujeriles;
maridos a corneta ejercitados,
madres que acedan hijas con el vino,
bravos de mancomún y común miedo;
jurados contra el pueblo conjurados,
amigos como el tiempo de camino,
las calles muladar: esto es toledo.



Gutierre de Cetina

si no socorre amor la frágil nave

-- de Gutierre de Cetina --

Combatida de vientos orgullosos,
que entre bravos peñascos peligrosos
la hizo entrar un fresco aire suave,
tal carga de dolor lleva y tan grave
de pensamientos tristes, congojosos,
que no pueden durar tan enojosos
días sin que el morir me desagrave.
Desdén rige el timón, furor la vela,
trabajo el mástil y la escota el celo;
lágrimas hacen mar, suspiros viento.
Nublado escuro de soberbia cela
el norte mío, y sólo veo en el cielo
pena, dolor, afán, rabia y tormento.



Rosalía de Castro

Unos con la calumnia le mancharon

-- de Rosalía de Castro --

I

Unos con la calumnia le mancharon;
Otros falsos amores le han mentido;
Y aunque dudo si algunos le han querido,
De cierto sé que todos le olvidaron.

Sólo sufrió, sin gloria ni esperanza,
Cuanto puede sufrir un ser viviente;
¿Por qué le preguntáis qué amores siente
Y no qué odios alientan su venganza?

II

Si para que se llene y se desborde
El inmenso caudal de los agravios
Quieren que nunca hasta sus labios llegue
Más que el duro y amargo
Pan, que el mendigo con dolor recoge
Y ablanda con su llanto,
Sucumbirá por fin, como sucumben
Los buenos y los bravos,



Francisco Sosa Escalante

A Allende

-- de Francisco Sosa Escalante --

Fué el amor! fué el amor! el sentimiento
Que enciende el corazón en llama pura,
El primero en hablarte con ternura
De la gloria, provocando tu ardimiento.

Despues la patria en funeral lamento
Dolióse de su negra desventura
Y fiera esclavitud, á tu bravura
Pidiendo el fin de su fatal tormento.

La patria y la beldad! los dos amores
Tu noble pecho juvenil llenaron
Con sus santos y divos resplandores;

Y corriste á la lid, y en tí miraron
Los bravos insurgentes de Dolores
El mejor capitan que ambicionaron.



Rubén Darío

Cyrano en España

-- de Rubén Darío --

He aquí que Cyrano de Bergerac traspasa
de un salto el Pirineo. Cyrano está en su casa.
¿No es en España, acaso, la sangre vino y fuego?
Al gran gascón saluda y abraza el gran manchego.
¿No se hacen en España los más bellos castillos?
Roxanas encarnaron con rosas los Murillo,
y la hoja toledana que aquí Quevedo empuña
conócenla los bravos cadetes de Gascuña.
Cyrano hizo su viaje a la luna; mas, antes,



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