Buscar Poemas con Bandada


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Se han encontrado 12 poemas con la palabra bandada

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Alfonsina Storni

Plaza en invierno

-- de Alfonsina Storni --

Árboles desnudos
corren una carrera
por el rectángulo de la plaza.
En sus epilépticos esqueletos
de volcadas sombrillas
se asientan,
en bandada compacta,
los amarillos
focos luminosos.

Bancos inhospitalarios,
húmedos
expulsan de su borde
a los emigrantes soñolientos.
Oyendo fáciles arengas ciudadanas,
un prócer,
inmóvil sobre su columna
se hiela en su bronce.

Poema Plaza en invierno de Alfonsina Storni con fondo de libro

Luis Gonzaga Urbina

mañana de sol

-- de Luis Gonzaga Urbina --

Palpitan como alas de pájaros en fuga
las velas que sacude la brisa matinal,
y el aire, a flor de onda, menudamente arruga
la seda azul, tramada de estambres de cristal.

De la dorada costa la palidez subyuga,
y tiene el viento puro delicadeza tal,
que al refrescarme el rosotro parece que me enjuga
las lágrimas pueriles el beso maternal.

Una bandada de aves por los espacios sube;
decora la brillante blancura de la nube
y la marcha del inviolado zafir de la extensión.

Y en la solemne calma de estas horas divinas,
esparcen a lo lejos dos voces femeninas,
quién sabe qué ternura que moja el corazón...

Poema mañana de sol de Luis Gonzaga Urbina con fondo de libro

Oliverio Girondo

paisaje bretón

-- de Oliverio Girondo --

Douarnenez,
en un golpe de cubilete,
empantana
entre sus casas corrió dados,
un pedazo de mar,
con un olor a sexo que desmaya.
¡Barcas heridas, en seco, con las alas plegadas!
¡tabernas que cantan con una voz de orangután!
sobre los muelles,
mercurizados por la pesca,
marineros que se agarran de los brazos
para aprender a caminar,
y van a estrellarse
con un envión de ola
en las paredes;
mujeres salobres,
enyodadas,
de ojos acuáticos, de cabelleras de alga,
que repasan las redes colgadas de los techos
como velos nupciales.
El campanario de la iglesia,
es un escamoteo de prestidigitación,
saca de su campana
una bandada de palomas.
Mientras las viejecitas,
con sus gorritos de dormir,
entran a la nave
para emborracharse de oraciones,
y para que el silencio
deje de roer por un instante
las narices de piedra de los santos.

Poema paisaje bretón de Oliverio Girondo con fondo de libro

Pablo Neruda

poema 3 veinte poemas de amor y una canción desesperada (1924)

-- de Pablo Neruda --

Ah vastedad de pinos, rumor de olas quebrándose,
lento juego de luces, campana solitaria,
crepúsculo cayendo en tus ojos, muñeca,
caracola terrestre, en ti la tierra canta!
en ti los ríos cantan y mi alma en ellos huye
como tú lo desees y hacia donde tú quieras.
Márcame mi camino en tu arco de esperanza
y soltaré en delirio mi bandada de flechas.
En torno a mí estoy viendo tu cintura de niebla
y tu silencio acosa mis horas perseguidas,
y eres tú con tus brazos de piedra transparente
donde mis besos anclan y mi húmeda ansia anida.
Ah tu voz misteriosa que el amor tiñe y dobla
en el atardecer resonante y muriendo!
así en horas profundas sobre los campos he visto
doblarse las espigas en la boca del viento.



Pablo Neruda

oyes en medio del otoño

-- de Pablo Neruda --

Oyes en medio del otoño
detonaciones amarillas?
por qué razón o sinrazón
llora la lluvia su alegría?
qué pájaros dictan el orden
de la bandada cuando vuela?
de qué suspende el picaflor
su simetría deslumbrante?



Pedro Salinas

¿qué pájaros

-- de Pedro Salinas --

Pájaros?
¿el pájaro? ¿los pájaros?
¿hay sólo un solo pájaro en el mundo
que vuela con mil alas, y que canta
con incontables trinos, siempre solo?
¿son tierra y cielo espejos? ¿es el aire
espejeo del aire, y el gran pájaro
único multiplica
su soledad en apariencias miles?
(¿y por eso
le llamamos los pájaros?)
¿o quizá no hay un pájaro?
¿y son ellos,
fatal plural inmenso, como el mar,
bandada innúmera, oleaje de alas,
donde la vista busca y quiere el alma
distinguir la verdad del solo pájaro,
de su esencia sin fin, del uno hermoso?



José Ángel Buesa

la rama rota

-- de José Ángel Buesa --

Vengo de tu jardín de altos aromas,
con esta flor que embriaga como un vino.
Quizás por eso fue que en el camino
me siguió una bandada de palomas.
Y ahora, en mi huerto, en esta entristecida
paz del que nada odia y nada ama,
me tropiezan los pies con una rama
seca y rota, lo mismo que mi vida.
Y, como quien regresa del olvido
y se hermana al dolor de otra derrota,
pongo la flor sobre la rama rota
para hacerle creer que ha florecido.



Marilina Rébora

los gorriones

-- de Marilina Rébora --

Los gorriones
dentro todo es silencio y sombra todavía;
afuera entre las rejas de los amplios balcones
que doran las primeras claridades del día
revuelan bulliciosos y a solas los gorriones.
Son bandada, y oyéndolos, acaso, se diría
que de alegres coloquios fueran conversaciones
esas músicas locas de tanta algarabía
y que en prueba amorosa hasta entonan canciones.
Libres, despreocupados en agreste existencia,
dichosos visitantes del matinal concierto
dan vibrante poesía al ambiente prosaico;
pero purgan a veces, también, su independencia,
que al abrir la ventana caído en el mosaico
suele encontrarse alguno abiertas alas muerto.



Juan Ramón Jiménez

el todo

-- de Juan Ramón Jiménez --

No recordar nada...
Que me hunda la noche callada,
como una bandada
blanda y acabada.
(Que no quede nada...
Que pase la mujer amada
por una dejada
estancia soñada)
no desear nada...
Perderse en la idea sagrada,
como una dorada
sombra en la alborada.



Federico García Lorca

cantos nuevos

-- de Federico García Lorca --

Agosto de 1920
(vega de zujaira)
dice la tarde:
¡tengo sed de sombra! .
Dice la luna: yo, sed de luceros .
La fuente cristalina pide labios
y suspiros el viento.
Yo tengo sed de aromas y de risas.
Sed de cantares nuevos
sin lunas y sin lirios,
y sin amores muertos.
Un cantar de mañana que estremezca
a los remansos quietos
del porvenir. Y llene de esperanza
sus ondas y sus cienos.
Un cantar luminoso y reposado,
pleno de pensamiento,
virginal de tristeza y de angustias
y virginal de ensueños.
Cantar sin carne lírica que llene
de risas el silencio.
(Una bandada de palomas ciegas
lanzadas al misterio).
Cantar que vaya al alma de las cosas
y al alma de los vientos
y que descanse al fin en la alegría
del corazón eterno.



Federico García Lorca

Paisaje

-- de Federico García Lorca --

El campo
de olivos
se abre y se cierra
como un abanico.
Sobre el olivar
hay un cielo hundido
y una lluvia oscura
de luceros fríos.
Tiembla junco y penumbra
a la orilla del río.
Se riza el aire gris.
Los olivos,
están cargados
de gritos.
Una bandada
de pájaros cautivos,
que mueven sus larguísimas
colas en lo sombrío.



Blanca Andreu

la partida

-- de Blanca Andreu --

Como un rey de este mundo perdido en las leyendas,
solo, con calculado silencio, señor de la nada
a quien despierta un alcatraz
al amanecer
entre la sal dormida un ala ardiente, un mensaje
deja caer una pluma caudal
y se hace la luz del otoño.
Pero, antaño, creedme, toda la mar lo sabe.
Estaba escrito sobre las olas tormentosas,
sobre los días de valor
está ya escrito,
con maderos y sombras verdes
en hexámetros el ímpetu y la perfidia
con despojos de grandes navíos.
La historia no se ocupa y, sin embargo, aún
falta agregar la arrogante, mortífera obediencia
de la flota, cohorte de aves, bandada
o el espíritu sombrío y de tan alta condición
bramando entre los escollos
entre indicios de peste y malos augurios.



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