Buscar Poemas con Balde


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Se han encontrado 6 poemas con la palabra balde

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Amado Nervo

todo inútil

-- de Amado Nervo --

Inútil es tu gemido:
no la mueve tu dolor.
La muerte cerró su oído
a todo vano rumor.
En balde tu boca loca,
la suya quiere buscar:
dios ha sellado su boca:
¡ya no te puede besar!
nunca volverás a ver
sus amorosas pupilas
en tus veladas arder
como lámparas tranquilas.
Ya sus miradas tan bellas
en ti no se posarán:
dios puso la noche en ellas
y llenas de noche están...
Las manos inmaculadas
le cruzaste en su ataúd,
y estarán siempre cruzadas:
¡ya es eterna su actitud!
al noble corazón tierno
que sólo por ti latió,
como a pájaro en invierno
la noche lo congeló.
¿Y su alma? ¿por qué no viene?
¡fue tan mía...! ¿Donde está?
dios la tiene, dios la tiene:
¡él te la devolverá quizá!

Poema todo inútil de Amado Nervo con fondo de libro

Manuel del Palacio

A una mujer

-- de Manuel del Palacio --

En balde jurarás que me aborreces
Y que fué mi ilusión delirio vano;
Yo diré que tu juicio no está sano
Ó que á una infame cábala obedeces.

¿Aborrecerme tú? Cuenta las veces
Que tus cabellos destrenzó mi mano,
Las que de amor en el altar profano
Juntos bebimos del placer las heces.

Cuenta las noches que arrullé tu sueño,
Las promesas que hiciste cada día,
De nuestro mutuo afán el loco empeño;

Y si en odiarme insistes todavía,
Dí que tu corazón es muy pequeño
Para encerrar pasión como la mía.

Poema A una mujer de Manuel del Palacio con fondo de libro

César Vallejo

Trilce: LIII

-- de César Vallejo --

Quién clama las once no son doce!
Como si las hubiesen pujado, se afrontan
de dos en dos las once veces.

Cabezazo brutal. Asoman
las coronas a oír,
pero sin traspasar los eternos
trescientos sesenta grados, asoman
y exploran en balde, dónde ambas manos
ocultan el otro puente que les nace
entre veras y litúrgicas bromas.

Vuelve la frontera a probar
las dos piedras que no alcanzan a ocupar
una misma posada a un mismo tiempo.
La frontera, la ambulante batuta, que sigue
inmutable, igual, sólo
más ella a cada esguince en alto.

Veis lo que es sin poder ser negado,
veis lo que tenemos que aguantar,
mal que nos pese.
¡Cuánto se aceita en codos
que llegan hasta la boca!

Poema Trilce: LIII de César Vallejo con fondo de libro

César Vallejo

quién clama las once no son doce!

-- de César Vallejo --

liii
quién clama las once no son doce!
como si las hubiesen pujado, se afrontan
de dos en dos las once veces.
Cabezazo brutal. Asoman
las coronas a oír,
pero sin traspasar los eternos
trescientos sesenta grados, asoman
y exploran en balde, dónde ambas manos
ocultan el otro puente que les nace
entre veras y litúrgicas bromas.
Vuelve la frontera a probar
las dos piedras que no alcanzan a ocupar
una misma posada a un mismo tiempo.
La frontera, la ambulante batuta, que sigue
inmutable, igual, sólo
más ella a cada esguince en alto.
Veis lo que es sin poder ser negado,
veis lo que tenemos que aguantar,
mal que nos pese.
¡Cuánto se aceita en codos
que llegan hasta la boca!



César Vallejo

miré el cadáver, su raudo orden visible

-- de César Vallejo --

Miré el cadáver, su raudo orden visible
y el desorden lentísimo de su alma;
le vi sobrevivir; hubo en su boca
la edad entrecortada de dos bocas.
Le gritaron su número: pedazos.
Le gritaron su amor: ¡más le valiera!
le gritaron su bala: ¡también muerta!
y su orden digestivo sosteníase
y el desorden de su alma, atrás, en balde.
Le dejaron y oyeron, y es entonces
que el cadáver
casi vivió en secreto, en un instante;
mas le auscultaron mentalmente, ¡y fechas!
lloráronle al oído, ¡y también fechas!



César Vallejo

Miré el cadáver ...

-- de César Vallejo --

Miré el cadáver, su raudo orden visible
y el desorden lentísimo de su alma;
le vi sobrevivir; hubo en su boca
la edad entrecortada de dos bocas.
Le gritaron su número: pedazos.
Le gritaron su amor: ¡más le valiera!
Le gritaron su bala: ¡también muerta!"

Y su orden digestivo sosteníase
y el desorden de su alma, atrás, en balde.
Le dejaron y oyeron, y es entonces
que el cadáver
casi vivió en secreto, en un instante;
mas le auscultaron mentalmente, ¡y fechas!
lloránrole al oído, ¡y también fechas!

(3 septiembre 1937)

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