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-- de Agustina Andrade --
A eso llaman triunfar: palmas y gritos,
algunos ramos de venal laurel,
y después... ¡El silencio y el olvido!
¿Y después? ¡Oh, qué horrible es el después!
Abrir el corazón, verter sin tasa
el perfume y la miel;
arrostrar la mirada indiferente
de las turbas sin fe!
Todo eso, ¿para qué? ¡Para que algunos,
con grosera avidez,
le claven los anteojos a la autora
y la aplaudan después!
¡Si eso es triunfar, la gloria es el martirio,
la gloria es la embriaguez!
¡Vale más la sonrisa de mi madre
que el más rico laurel!
Poema "Después del triunfo" de Agustina Andrade
-- de Octavio Paz --
Sonetos - v
cielo que gira y nube no asentada
sino en la danza de la luz huidiza,
cuerpos que brotan como la sonrisa
de la luz en la playa no pisada.
¡Qué fértil sed bajo tu luz gozada!,
¡qué tierna voluntad de nube y brisa
en torbellino puro nos realiza
y mueve en danza nuestra sangre atada!
vértigo inmóvil, avidez primera,
aire de amor que nos exalta y libra:
danzan los cuerpos su quietud ociosa,
danzan su propia muerte venidera,
arco de un solo son en el que vibra
nuestra anudada desnudez gozosa.
Poema "sonetos v" de Octavio Paz
-- de Octavio Paz --
Fluye el tiempo inmortal y en su latido
sólo palpita estéril insistencia,
sorda avidez de nada, indiferencia,
pulso de arena, azogue sin sentido.
Hechos ya tiempo muerto y exprimido
yacen la edad, el sueño y la inocencia,
puñado de aridez en mi conciencia,
vana cifra del hombre y su gemido.
Vuelvo el rostro: no soy sino la estela
de mí mismo, la ausencia que deserto,
el eco del silencio de mi grito.
Todo se desmorona o se congela:
del hombre sólo queda su desierto,
monumento de yel, llanto, delito.
Poema "crepúsculos de la ciudad v" de Octavio Paz
-- de Octavio Paz --
Sonetos - iv
bajo el cielo fiel junio corría
arrastrando en sus aguas dulces fechas,
ardientes horas en la luz deshechas,
frutos y labios que mi sed asía.
Sobre mi juventud junio corría:
golpeaban mi ser sus aguas flechas,
despeñadas y obscuras en las brechas
que su avidez en ráfagas abría.
Ay, presuroso junio nunca mío,
invisible entre puros resplandores,
mortales horas en terribles goces,
¡cómo alzabas mi ser, crecido río,
en júbilos sin voz, mudos clamores,
viva espada de luz entre dos voces!
Poema "sonetos iv" de Octavio Paz
-- de Octavio Paz --
A alí chumacero
fluye el tiempo inmortal y en su latido
sólo palpita estéril insistencia,
sorda avidez de nada, indiferencia,
pulso de arena, azogue sin sentido.
Resuelto al fin en fechas lo vivido
veo, ya edad, el sueño y la inocencia,
puñado de aridez en mi conciencia,
sílabas que disperso sin rüido.
Vuelvo el rostro: no soy sino la estela
de mí mismo, la ausencia que deserto,
el eco del silencio de mi grito.
Mirada que al mirarse se congela,
haz de reflejos, simulacro incierto:
al penetrar en mí me deshabito.
Poema "pequeño monumento" de Octavio Paz
-- de Francisco Villaespesa --
Aquí el sillón donde bordar solía,
de las noches de invierno en la velada...
La frente entre las manos apoyada,
yo, a la luz de la lámpara, leía.
Cansado, la lectura interrumpía,
y, sonriendo, alzaba la mirada...
Ella, a veces, mirándome extasiada
la aguja entre los dedos, sonreía.
Ahora también parece que la espera
el vacío sillón, allá en la sombra.
La lectura interrumpo... El alma entera
palpita de avidez en mis oídos,
esperando sentir sobre la alfombra
el ligero rumor de sus vestidos.
Poema "canción del recuerdo IX" de Francisco Villaespesa