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-- de José María Blanco White --
¿Qué resta al infeliz que acongojado
en alma y cuerpo, ni una sola hora
espera de descanso o de mejora
cual malhechor a un poste aherrojado?
Por el dolor y la endeblez atado
me ofrece en vano en arrebola Aurora,
y el sol en vano el ancho mundo dora:
tal gozo inmole, en vida sepultado.
¡Infeliz! ¿Qué hago aquí? ¿Por qué no abrigo
del sepulcro una voz que dice: «Abierta
tienes la cárcel en que gimes: vente».
¿Por qué? pregunto. Porque en tierno amigo,
en imagen vivísima a la puerta
se alza, y llorando, dice: «No detente».
Poema "A la amistad (Blanco White)" de José María Blanco White
-- de Salvador Díaz Mirón --
La moza lucha con el mancebo
-su prometido y hermoso efebo-
y vence a costa de un traje nuevo.
Y huye sin mancha ni deterioro
en la pureza y en el decoro,
y es un gran lirio de nieve y oro.
Y entre la sombra solemne y bruna,
yerra en el mate jardín, cual una
visión compuesta de aroma y luna.
Y gana el cuarto, y ante un espejo,
y con orgullo de amargo dejo,
cambia sonrisas con un reflejo.
Y echa cerrojos, y se desnuda,
y al catre asciende blanca y velluda,
y aún desvestida se quema y suda.
Y a mal pabilo, tras corto ruego,
sopla y apaga la flor de fuego,
y a la negrura pide sosiego.
Y duerme a poco. Y en un espanto,
y en una lumbre, y en un encanto,
forja un suceso digno de un canto.
¡Sueña que yace sujeta y sola
en un celaje que se arrebola,
y que un querube llega y la viola!
Poema "Vigilia y sueño" de Salvador Díaz Mirón
-- de José Eustasio Rivera --
Con pausados vaivenes refrescando el estío,
la palmera engalana la silente llanura;
y en su lánguido ensueño, solitaria murmura
ante el sol moribundo sus congojas al río.
Encendida en el lampo que arrebola el vacío,
presintiendo las sombras, desfallece en la altura;
y sus flecos suspiran un rumor de ternura
cuando vienen las garzas por el cielo sombrío.
Naufragada en la niebla, sobre el turbio paisaje
la estremecen los besos de la brisa errabunda;
y al morir en sus frondas el lejano celaje,
se abandona al silencio de las noches más bellas,
y en el diáfano azogue de la linfa profunda
resplandece cargada de racimos de estrellas.
Poema "con pausados vaivenes" de José Eustasio Rivera
-- de Clemente Althaus --
Aunque tanto Lucinda se arrebola,
muy bien sabe su espejo que es mulata;
y así presume, tan jetona y ñata,
ser de estirpe purísima española.
Cualquiera es a su lado zamba o chola,
a quien ensalza posición o plata;
a todas con desdén su orgullo, trata:
la noble, la señora es ella sola.
A todos sin cesar les cacarea
que, no sé si de un Tello, o de un Fadrique,
procede su clarísima ralea:
y aunque tanto su orgullo lo repique,
unos dicen que vino de Guinea,
y otros de la lanuda Mozambique.
Poema "Lucinda" de Clemente Althaus