Buscar Poemas con Apagan


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Se han encontrado 12 poemas con la palabra apagan

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José Asunción Silva

Serenata (José Asunción Silva)

-- de José Asunción Silva --

La calle está desierta; la noche fría;
velada por las nubes pasa la luna;
arriba está cerrada la celosía
y las notas vibrantes, una por una,
suenan cuando los dedos fuertes y ágiles,
mientras la voz que canta, ternuras narra,
hacen que vibren las cuerdas frágiles
de la guitarra.

La calle está desierta; la noche fría;
una nube borrosa tapó la luna;
arriba está cerrada la celosía
y se apagan las notas, una por una.
Tal vez la serenata con su ruido
busca un alma de niña que ama y espera,
como buscan alares donde hacer nido
las golondrinas pardas en primavera.

La calle está desierta; la noche fría;
en un espacio claro brilló la luna;
arriba ya está abierta la celosía
y se apagan las notas una por una.
El cantor con los dedos fuertes y ágiles,
de la vieja ventana se asió a la barra
y dan como un gemido las cuerdas frágiles
de la guitarra.

Poema Serenata (José Asunción Silva) de José Asunción Silva con fondo de libro

Emilio Bobadilla

A oscuras

-- de Emilio Bobadilla --

En la mano un espejo con marco malaquita;
vestida de princesa oriental; otra viste
de oro con sombrero de plata; la marchita
cara bajo el reflejo de un cansancio muy triste...

De terciopelo verde Veronés, otra surge,
cenefa piel de lobo al ras de los tobillos;
apurando se aduerme capitoso menjurge
que de piedras preciosas tiene los verdes brillos...

De pronto cae una bomba y los violines callan
y luego cae otra bomba y horrísonas, sangrientas
en medio de la orgía delicuecente estallan;

a las risas histéricas sucede la congoja,
y se apagan las luces y París anda a tientas
guiado de su torre por la pupila roja...

Poema A oscuras de Emilio Bobadilla con fondo de libro

Oliverio Girondo

café concierto

-- de Oliverio Girondo --

Las notas del pistón describen trayectorias de cohete, vacilanen el aire, se apagan antes de darse contra el suelo.
Salen unos ojos pantanosos, con mal olor, unos dientes podridos por eldulzor de las romanzas, unas piernas que hacen humear el escenario.
La mirada del público tiene más densidad y máscalorías que cualquier otra, es una mirada corrosiva queatraviesa las mallas y apergamina la piel de las artistas.
Hay un grupo de marineros encandilados ante el faro que un maquereautiene en el dedo meñique, una reunión de prostitutas conun relente a puerto, un inglés que fabrica niebla con suspupilas y su pipa.
La camarera me trae, en una bandeja lunar, sus senos semi-desnudos...Unos senos que me llevaría para calentarme los pies cuando meacueste.
El telón, al cerrarse, simula un telón entreabierto.

Poema café concierto de Oliverio Girondo con fondo de libro

Santiago Montobbio

el anarquista de las bengalas

-- de Santiago Montobbio --

El anarquista de las bengalas
yo soy el anarquista de las bengalas,
el anarquista único, el que permanece y pasa:
he tenido nombres en los que dormían las frutas
de los corazones raros. A todas horas trabajo,
y en especial cuando la gente afirma
que no hago nada. Sé lavarme el alma
sobre papel y nada, colocar bombas de relojería
en las ciudades que siento en las espaldas,
buscarle y con olvido las cosquillas a un amor
que prefiguro con distancia y a través de todo eso
seguir estando en todas partes habiéndome
marchado.
Porque yo soy
el anarquista de las bengalas. Cada vez
que enciendo una tu corazón
y mi corazón se apagan.



Marilina Rébora

diálogo con dios

-- de Marilina Rébora --

Diálogo con dios
ya no sé qué decirte, señor: lo he dicho todo;
mis lamentos se apagan en el labio callado,
no doy con la manera, ni acierto con el modo
de dirigirme a ti como en tiempo pasado.
No puedo ni rezar, las palabras no encuentro
de aquellas viejas preces de los años de infancia;
me ahoga como un algo que se enraíza adentro
y me torna impotente para expresar mi ansia.
Mas se opera el prodigio: sin rezo ni plegaria
me dirijo al señor lo más sencillamente.
Le cuento que estoy triste, que estoy sola le digo,
que no tengo en la vida la fuerza necesaria
y le oigo a mi lado contestar dulcemente:
con sólo el corazón se conversa conmigo!



Juan Gelman

tiempo

-- de Juan Gelman --

Perro de mí, me arrojo de comer
olas de oro, cristales, esmeraldas humanas,
las ciudades que tiemblan más allá de estos
límites
estallan como el fósforo en los mares nocturnos,
rostros de amor más grandes que este amor
eléctricos se encienden se apagan adelante,
los navegantes de la sombra
hemos crecido hasta mil años de ganas de vivir,
moriremos pequeños y paciencia,
apenas aprendices del amor.



Julio Herrera Reissig

Terminación de la fiesta. Despedidas y quejas. Llueve. Desfile de la concurrencia

-- de Julio Herrera Reissig --

Suenan galanteos y besos y adioses:
Se marchan los Papas de ceño fruncido.
Las Brujas, los Duendes de acento fingido,
Se marchan los Reyes, se marchan los Dioses,
Y todos se marchan... Ya todos se han ido...!
Pasaron volando las cuatro Estaciones,
Los bellos Ocasos, las bellas Auroras,
Endriagos, Quimeras, Esfinges, Dragones,
Hidras y Centauros y Furias traidoras
Y Gnomos y Faunos y Meses y Horas.
Se apagan las luces. El viejo Castillo
Se esfuma, se borra. Cuatro campanadas
Da el Reloj. (Sus botas perdió Pulgarcillo
Y una bruja loca lo lleva a la grupa).
Negras Amazonas pasan a horcajadas
En palos de escoba; y el negro corrillo
De sombras eternas zumbando se agrupa...!
Zumbando se agrupa...!
(Llueve). Los Ciclones tocan en sus flautas
Su inmenso silbido.
Los viejos Ciclones tocan en sus flautas,
las Sirenas lloran, las Ninfas se quejan.
(El viejo Patriarca se queda dormido).
Pasan Unicornios, Monstruos y Argonautas...
Ya todos se han ido, ya todos se alejan,
Ya todos se alejan, ya todos se han ido...
Se quejan
se alejan...
Se han ido...!



Julio Herrera Reissig

la zampoña

-- de Julio Herrera Reissig --

Lux no alisa el corpiño, ni presume en la moña;
duda y calla cruelmente, y en adustos hastíos
sus encantos se apagan con dolientes rocíos,
y su alma en precoces desalientos, otoña.

Job también hace tiempo receloso emponzoña
sus ariscos afectos con presuntos desvíos.
Y a la luna y durante los ocasos tardíos,
da en contar sus dolencias a la buena zampoña.

En casa, las amigas de lux le hacen el santo,
la obsequian y la adulan... Bulle la danza, en tanto
lux ríe. Su hermosura esa noche destella...

¡Mas de pronto se vuelve con nervioso desvelo,
la cabeza inclinada y los ojos al cielo,
pues ha oído que llora la zampona por ella!



José Eustasio Rivera

mientras las palmas tiemblan...

-- de José Eustasio Rivera --

Mientras las palmas tiemblan...

Mientras las palmas tiemblan, un arrebol ligero
en solitarias ciénagas disuelve su rubí;
todo se apesadumbra, y hacia lejano estero,
sonroja en el crepúsculo sus alas un neblí.

Algo desconocido del horizonte espero...
¡Vana ilusión! nublóse la franja carmesí;
ya suspiró la tierra bajo el primer lucero,
y siento que otros seres lloran dentro de mí.

Me borrará la noche. Mañana otro celaje;
¿y quién cuando yo muera consolará el paisaje?
¿por qué todas las tardes me duele esta emoción?

mi alma, nube de ocaso, deja lo que perdura;
y como es mi destino sufrir con la natura,
se apagan los crepúsculos entre mi corazón.



Carolina Coronado

respuesta a un poeta

-- de Carolina Coronado --

Cuando exhala de esa suerte
vuestra lira dormitando
un eco tan dulce y blando
¿a qué queréis que despierte?
dejadlo siempre soñando.
Ni vos debéis lamentar
que estén sus cuerdas rompidas,
pues que las sabéis pulsar
tan bien que por vos heridas
aun rotas quieren sonar.
Ni digáis que los azares
apagan vuestros destellos,
cantad con vuestros pesares,
porque los tristes cantares
son los cantares más bellos.
Mas no queráis vuestro acento
rendir, cantor a mis pies,
elévese al firmamento
que su camino es el viento
y el cielo su trono es.



Clemente Althaus

A Elena (4 Althaus)

-- de Clemente Althaus --

I

Contemplando callaba embelesado,
feliz visitador, a dos doncellas,
tan puras y graciosas como bellas,
y bellas ambas en el mismo grado:
mas, apenas llegaste, y el estrado
alto asiento te diera en medio de ellas,
como ante el sol se apagan las estrellas,
así se oscurecieron a tu lado.
Que, como el mismo sol humanas teas,
así tú, Elena, a las demás mujeres
cubres con tu luz fúlgida y afeas.
Cesan contigo varios pareceres,
y aunque la sola en ignorarlo seas,
tú la beldad de las beldades eres!

II

Cuando contemplo el delicado velo
que a tu alma bella da digna morada,
y pienso que beldad tan extremada,
de ideal perfección tipo y modelo,
ha de sentir de la vejez el hielo,
y que la Muerte con su mano airada
ha de sumirla en espantosa nada,
de ley tan dura con horror me duelo.
Mas ¿qué diciendo está mi Musa impía?
¿Alta revelación no me asegura
que, gloriosa y mas bella todavía,
la de mí tan amada vestidura
ha de resucitar el postrer día
para unirse de nuevo a tu alma pura?



Ramón María del Valle Inclán

rosa deshojada

-- de Ramón María del Valle Inclán --

Alto y triste el cielo,
viento tardecino,
campana, mochuelo
y luna en hocino...

¿Por qué de la vida?
¿qué fin truje a ella?
¿qué senda perdida
labré con mi huella?

¡adiós ilusiones!
ya logran mis años
las quietas razones
de los desengaños.

Perecen las glorias,
se apagan los días,
quedan por memorias
las cenizas frías.

De aquel ardimiento
ni aun ceniza queda,
se la lleva el viento,
viento y polvareda.

Viento entre las mieses,
croar de las ranas,
callados cipreses
y luces livianas.

Nocherniegas cruces,
nocherniega vía,
nocherniegas luces,
del último día.

Alto y triste el cielo,
viento tardecino,
campana, mochuelo
y luna en hocino....



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