Buscar Poemas con Apagaba


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Se han encontrado 6 poemas con la palabra apagaba

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Jaime Torres Bodet

música

-- de Jaime Torres Bodet --

Amanecía tu voz
tan perezosa, tan blanda,
como si el día anterior
hubiera
llovido sobre tu alma...
Era, primero, un temblor
confuso del corazón,
una duda de poner
sobre los hielos del agua
el pie
desnudo de la palabra.
Después,
iba quedando la flor
de la emoción, enredada
a los hilos de la voz
con esos garfios de escarcha
que el sol
desfleca en cintillos de agua.
Y se apagaba y se iba
poniendo blanca,
hasta dejar traslucir,
como la luna del alba,
la luz
tierna de la madrugada.
Y se apagaba y se iba,
¡ay! haciendo tan delgada
como la espuma de plata
de la playa,
como la espuma de plata
que deja ver, en la arena,
la forma de una pisada.

Poema música de Jaime Torres Bodet con fondo de libro

Dulce María Loynaz

la sonrisa

-- de Dulce María Loynaz --

Viendo allí todavía la sonrisa
de aquel cristo tan pálido yo estaba:

y era apenas sonrisa la imprecisa
medialuna que el labio dibujaba,
la albura melancólica y sumisa
de los dientes, que un poco se dejaba
ver la boca entreabierta...

La camisa
de brocado violeta le tiraba
de los frágiles hombros.

(Plata lisa
y oro rizado en el altar...)

Flotaba
en el silencio el eco de una risa,
de un murmullo que el aire no acababa
de llevar, mientras lánguida y remisa
la gente entre los bancos desfilaba.
Hacía ya algún tiempo que la misa
había terminado y aun volaba
leve el incienso; el soplo de la brisa
deshojaba las rosas y apagaba
los cirios...

La gran puerta de cornisa
barroca lentamente se cerraba
como un plegar de alas...

Indecisa,
sobre la faz del cristo agonizaba
la luz... Despacio, luego más aprisa,
se puso todo obscuro... No quedaba
más que el cristo sonriendo en la repisa.

Y cuando el cristo se borró... Yo estaba
viendo allí todavía la sonrisa.

Poema la sonrisa de Dulce María Loynaz con fondo de libro

Gutierre de Cetina

yo, señora, pensaba antes, creía

-- de Gutierre de Cetina --

Mas, ¡ay!, que no sabía lo que pensaba,
que era amado el que amaba, y no entendía
que el hado a mi porfía contrastaba.
El amor me engañaba y me decía
que la fe que os tenía se apagaba;
pero si ciego andaba y no lo vía,
la justa opinión mía me engañaba.
Ya el temor me muestra el desengaño,
si el gusto del engaño consintiera
que apartarme pudiera de mi daño.
Mas el mayor engaño, ¡ay, suerte fiera!,
es que aunque claro viera que era engaño,
por un bien tan extraño el mal quisiera.

Poema yo, señora, pensaba antes, creía de Gutierre de Cetina con fondo de libro

Francisco Villaespesa

la rueca

-- de Francisco Villaespesa --

La virgen hilaba,
la dueña dormía,
la rueca giraba
loca de alegría.
¡Cordero divino,
tus blancos vellones
no igualan al lino
de mis ilusiones!
gira, rueca mía,
gira, gira al viento,
que se acerca el día
de mi casamiento.
Gira, que mañana
cuando el alba cante
la clara campana,
llegará mi amante.
Hila con cuidado
mi velo de nieve,
que vendrá el amado
que al altar me lleve.
Se acerca; lo siento
cruzar la llanura,
me trae la ternura
de su voz el viento.
Gira, gira, gira,
gira, rueca loca,
mi amado suspira
por besar mi boca.
Cordero divino,
tus blancos vellones
no igualan al lino
de mis ilusiones.
La niña cantaba,
la dueña dormía,
la luz se apagaba
y sólo se oía
la voz crepitante
de leña reseca
y el loco y constante
girar de la rueca.



José Hierro

epitafio para la tumba de un héroe quinta del 42 (1952)

-- de José Hierro --

Se creía dueño del mundo
porque latía en sus sentidos.
Lo aprisionaba con su carne
donde se estrellaban los siglos.
Con su antorcha de juventud
iluminaba los abismos.
Se creía dueño del mundo:
su centro fatal y divino.
Lo pregonaba cada nube,
cada grano de sol o trigo.
Si cerraba los ojos, todo
se apagaba, sin un quejido.
Nada era si él lo borraba
de sus ojos o sus oídos.
Se creía dueño del mundo
porque nunca nadie le dijo
cómo las cosas hieren, baten
a quien las sacó del olvido,
cómo aplastan desde lo eterno
a los soñadores vencidos.
Se creía dueño del mundo
y no era dueño de sí mismo.



José Martí

dentro de mí...

-- de José Martí --

Dentro de mí...
Dentro de mí hay un león enfrenado:
de mi corazón he labrado sus riendas:
tú me lo rompiste: cuando lo vi roto
me pareció bien enfrenar a la fiera.
Antes, cual la llama que en la estera prende,
mi cólera ardía, lucía y se apagaba:
como del león generoso en la selva
la fiebre se enciende; lo ciega y se calma.
Pero, ya no puedes: las riendas le he puesto
y al juicio he subido en el león a caballo:
la furia del juicio es tenaz: ya no puedes.
Dentro de mí hay un león enfrenado.



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