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-- de Amós de Escalante --
«Vense mis hojas tristes, y apagado
su brillante matiz, desde que yerto
y angustiado Jesús dejó en el huerto
mi tronco en sangre y en sudor bañado.
Mas del santo rocío penetrado
a eterna vida en nuevo ser despierto
y cuando el campo palidece muerto
soy de verdor perenne coronado.
Fecundizada en el temprano brote
por lágrimas de un Dios la savia mía
unge al monarca y unge al sacerdote,
y dejóme del huerto la agonía
paz en mis ramos que la guerra acote,
luz en mis frutos que dilate el día.»
Poema "El olivo" de Amós de Escalante
-- de Pedro Antonio de Alarcón --
De Simeón la triste profecía
anúnciale una vida de dolores,
y huye a Egipto, temiendo los furores
con que Herodes al Cristo perseguía.
Crece su pena y crece su agonía,
cuando pierde a la luz de sus amores,
y su duelo y su luto son mayores,
al hallarle del Gólgota en la vía.
Se aumenta su pesar cuando la muerte
dobla la frente del Crucificado,
añadiendo amargura a su amargura
el abrazar después su cuerpo inerte,
y más y más su pecho es angustiado
al dejarle en la yerta sepultura.
Poema "Los siete dolores de María" de Pedro Antonio de Alarcón
-- de José Somoza --
Densas nubes vomita el Occidente,
la noche en carro de ébano se sienta,
vuela en aras de fuego la tormenta,
hierve el rayo en la espuma del torrente;
la selva tala el huracán mugiente,
tronchada cruje el haya corpulenta,
rueda el risco al barranco y le acrecienta,
los montes en el mar hunden su frente;
la luna en olas de tinieblas nada,
es trono del relámpago la esfera,
y el imperio del mal anuncia el trueno;
la luz y paz que en hora bienhadada
el cielo al angustiado mundo diera,
huye y se acoge al corazón del bueno.
Poema "Densas nubes vomita el Occidente" de José Somoza
-- de Gabriela Mistral --
¿y nunca, nunca más, ni en noches llenas
de temblor de astros, ni en las alboradas
vírgenes, ni en las tardes inmoladas?
¿al margen de ningún sendero pálido,
que ciñe el campo, al margen de ninguna
fontana trémula, blanca de luna?
¿bajo las trenzaduras de la selva,
donde llamándolo me ha anochecido,
ni en la gruta que vuelve mi alarido?
¡oh, no! ¡volverlo a ver, no importa dónde,
en remansos de cielo o en vórtice hervidor,
bajo unas lunas plácidas o en un cárdeno horror!
¡y ser con él todas las primaveras
y los inviernos, en un angustiado
nudo, en torno a su cuello ensangrentado!
Poema "volverlo a ver" de Gabriela Mistral
-- de Gaspar Melchor de Jovellanos --
De agudo mal el golpe no esperado
asusta, clori, tu preciosa vida;
y al mirarte doliente y afligida
mi enfermo corazón tiembla asustado.
Dos veces con influjo porfiado
ejerce el mal su saña enfurecida,
una turbando mi alma dolorida,
otra afligiendo tu ánimo angustiado.
¿Cuál, clori, de las dos, pues la inclemencia
del mal sentimos ambos de consuno,
cuál, dime, sufrirá mayor martirio?
¿tú, en quien se ceba la cruel dolencia,
o yo que todo el mal siento importuno
de tu misma dolencia y mi delirio?
Poema "de agudo mal el golpe no esperado" de Gaspar Melchor de Jovellanos
-- de Miguel Unamuno --
Cuando, Señor, nos besas con tu beso
que nos quita el aliento, el de la muerte,
el corazón bajo el aprieto fuerte
de tu mano derecha queda opreso.
Y en tu izquierda, rendida por su peso
quedando la cabeza, á que revierte
el sueñio eterno, aun lucha por cojerte
al disiparse su angustiado seso.
Poema "En la mano de Dios" de Miguel Unamuno
-- de Clemente Althaus --
Áridos cerros que ni el musgo viste,
cumbres que parecéis a la mirada
altas olas de mar petrificada,
¡cuánto me halaga vuestro aspecto triste!
¡Cuánto descansa el ánimo angustiado
en contemplaros, al fulgor sombrío
de un cielo oscuro, nebuloso y frío,
conforme, cual vosotros, a mi estado!
Que en el mar y en la tierra y en el cielo
a un afligido corazón le agrada
encontrar donde quiera retratada
la fiel imagen de su propio duelo.
Poema "Viajando por la costa" de Clemente Althaus