Buscar Poemas con Amenazas


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Se han encontrado 9 poemas con la palabra amenazas

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Juan Gelman

con amenazas y promesas con veneno y ajenjo...

-- de Juan Gelman --

Con amenazas y promesas con veneno y ajenjo
los albañiles edificaron la casa del rey
y después no pudieron holgar porque
vino la muerte a darles otro empleo
los albañiles le dijeron a la huesuda
no nos lleves hay qué hacer todavía
hay que revocar a fino las paredes hay que
limpiar las manchas de cal los carpinteros
tenían que mejorar el acabado
de las puertas los marcos de las puertas
los pintores no habían terminado de pintar
¿cómo nos vas a tomar ahora? le decían
pero la muerte dijo que
necesitaba un palacio como aquél y más
bello que aquél y quería que trabajaran para ella y
los empezó a separar por oficio
hasta que llegó a hiranyaka el mejor
de los albañiles autor de paredes famosas y cuando
lo iba a pasar al otro lado le preguntó
¿dónde está tu corazón?
tiene que venir también tu corazón
no lo tengo contestó hiranyaka
ha hecho su casa en una mujer
oh muerte restos de mi corazón
encontrarás en cada casa de este reino
en cada pared que levanté hay restos de mi
corazón
pero mi corazón
ha hecho su casa en una mujer

Poema con amenazas y promesas con veneno y ajenjo... de Juan Gelman con fondo de libro

Leandro Fernández de Moratín

soneto. con motivo de haber hecho un pequeño sentimmiento la cúpula de s. pedro en el año 1810 cuando napoleón reunió el estado romano del reino de italia

-- de Leandro Fernández de Moratín --

Con motivo de haber hecho un pequeño sentimmiento la cúpula de s. Pedro en el año 1810 cuando napoleón reunió el estado romano del reino de italia
porque amenazas trágica ruina
¡oh! tiempo a la gran mole sacrosanta
que en bóvedas soberbias se levanta
honor de tibre, la ciudad latina
y cuanto existe a perecer camina
y todo el brazo tuyo lo quebranta
harto merece maravilla canta
huellas su destrucción menos vecina
caiga si cumple así precipitado
de pedro el trono el rayo de la guerra
rompa y trastorne llaves y corona
días no su tempo insigne ofenda agrado
y tú para consuelo de la tierra:
los monumentos del sudor perdona.

Poema soneto. con motivo de haber hecho un pequeño sentimmiento la  cúpula de s. pedro en el año 1810 cuando napoleón reunió el estado  romano del reino de italia de Leandro Fernández de Moratín con fondo de libro

César Vallejo

Trilce: XXXI

-- de César Vallejo --

Esperanza plañe entre algodones.

Aristas roncas uniformadas
de amenazas tejidas de esporas magníficas
con porteros botones innatos.
¿Se luden seis de sol?
Natividad. Cállate, miedo.

Cristiano espero, espero siempre
de hinojos en la piedra circular que está
en las cien esquinas de esta suerte
tan vaga a donde asomo.

Y Dios sobresaltado nos oprime
el pulso, grave, mudo,
y como padre a su pequeña,
apenas,
pero apenas, entreabre los sangrientos algodones
y entre sus dedos toma a la esperanza.

Señor, lo quiero yo...
Y basta!

Poema Trilce: XXXI de César Vallejo con fondo de libro

César Vallejo

esperanza plañe entre algodones

-- de César Vallejo --

xxxi
esperanza plañe entre algodones.
Aristas roncas uniformadas
de amenazas tejidas de esporas magníficas
y con porteros botones innatos.
¿Se luden seis de sol?
natividad. Cállate, miedo.
Cristiano espero, espero siempre
de hinojos en la piedra circular que está
en las cien esquinas de esta suerte
tan vaga a donde asomo.
Y dios sobresaltado nos oprime
el pulso, grave, mudo,
y como padre a su pequeña,
apenas,
pero apenas, entreabre los sangrientos algodones
y entre sus dedos toma a la esperanza.
Señor, lo quiero yo...
Y basta!



Emilio Bobadilla

El zar Nicolás II

-- de Emilio Bobadilla --

Zar de todas las Rusias, autócrata que el oro
de su pueblo derrocha sin medida ni fechas;
que destierra a Siberia, burlándose del foro,
a nobles y plebeyos, por fútiles sospechas;

que a intrigas y amenazas de palaciegos cede;
zar de todas las Rusias, más que Dios en la tierra;
que todo lo pequeño y lo grande lo puede
¡y a un gesto del nihilismo aterrador se aterra!

Honores y riquezas, depravaciones viles,
—compensaciones áulicas de infames componendas-
se postran a sus plantas cual míseros reptiles;

fingidos regicidios alimentan su espanto,
¡que este dueño absoluto de vidas y de haciendas
tiembla como una liebre bajo su regio manto!



Pablo Neruda

soneto liii cien sonetos de amor (1959) mediodía

-- de Pablo Neruda --

Soneto liii
aquí está el pan, el vino, la mesa, la morada:
el menester del hombre, la mujer y la vida:
a este sitio corría la paz vertiginosa,
por esta luz ardió la común quemadura.
Honor a tus dos manos que vuelan preparando
los blancos resultados del canto y la cocina,
salve! la integridad de tus pies corredores,
viva! la bailarina que baila con la escoba.
Aquellos bruscos ríos con aguas y amenazas,
aquel atormentado pabellón de la espuma,
aquellos incendiaron panales y arrecifes
son hoy este reposo de tu sangre en la mía,
este cauce estrellado y azul como la noche,
esta simplicidad sin fin de la ternura.



Santiago Montobbio

vuelta

-- de Santiago Montobbio --

Vuelta
crepusculaba amenazas y con fingidos jazmines
carne daba a miserias o batallas
por conseguir ponerse nombre
a través de papeles o misterios sepultados:
cinturas con livianas mordeduras de hambre,
martillos, rojos, clavados adioses y ojos
con demasiadas tortugas como para ser fotografiados:
crepusculaba, del cielo precisamente huérfano
nostalgias de sí o de nada
crepusculaba.



Tirso de Molina

en la prisión de unos hierros

-- de Tirso de Molina --

En la prisión de unos hierros,
lloraba la tortolilla...
Reciprocando requiebros
en el nido de una viña,
fertilidad le promete
de amor su cosecha opima.
Nunca nacieran los celos
que amores esterilizan,
corazones desenlazan
y esperanzas descaminan.
Perdió la tórtola amante
a manos de la malicia,
epitalamios consortes.
¡Ay, de quién los desperdicia!
como era el águila reina
(mejor la llamara arpía),
cuando ejecute crueldades,
¿quién osará resistirlas?
¿qué importan las amenazas
del águila ejecutiva,
si ya el león coronado
venganzas contra ella intima?
humillará su soberbia,
caerá el águila atrevida,
siendo presa a los voraces
lebreles que la dividan.
(De los cigarrales de toledo )



Francisco de Quevedo

las tres musas últimas castellanas 25

-- de Francisco de Quevedo --

¿castigas en la águila el delito
de los celos de juno vengadora,
porque en velocidad alta y sonora
llevó a jove robado el catamito?
¿o juzgaste su osar por infinito
en atrever sus ojos a tu aurora,
confiada en la vista vencedora,
con que miran al sol de hito en hito?
¿o porque sepa jove que en el cielo,
cuando venus fulminas, de tu rayo
ni el suyo está seguro, ni su vuelo?
¿o a césar amenazas con desmayo,
derramando su emblema por el suelo,
honrando los leones de pelayo?



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