Buscar Poemas con Alejan


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Se han encontrado 13 poemas con la palabra alejan

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Julio Herrera Reissig

Terminación de la fiesta. Despedidas y quejas. Llueve. Desfile de la concurrencia

-- de Julio Herrera Reissig --

Suenan galanteos y besos y adioses:
Se marchan los Papas de ceño fruncido.
Las Brujas, los Duendes de acento fingido,
Se marchan los Reyes, se marchan los Dioses,
Y todos se marchan... Ya todos se han ido...!
Pasaron volando las cuatro Estaciones,
Los bellos Ocasos, las bellas Auroras,
Endriagos, Quimeras, Esfinges, Dragones,
Hidras y Centauros y Furias traidoras
Y Gnomos y Faunos y Meses y Horas.
Se apagan las luces. El viejo Castillo
Se esfuma, se borra. Cuatro campanadas
Da el Reloj. (Sus botas perdió Pulgarcillo
Y una bruja loca lo lleva a la grupa).
Negras Amazonas pasan a horcajadas
En palos de escoba; y el negro corrillo
De sombras eternas zumbando se agrupa...!
Zumbando se agrupa...!
(Llueve). Los Ciclones tocan en sus flautas
Su inmenso silbido.
Los viejos Ciclones tocan en sus flautas,
las Sirenas lloran, las Ninfas se quejan.
(El viejo Patriarca se queda dormido).
Pasan Unicornios, Monstruos y Argonautas...
Ya todos se han ido, ya todos se alejan,
Ya todos se alejan, ya todos se han ido...
Se quejan
se alejan...
Se han ido...!

Poema Terminación de la fiesta. Despedidas y quejas. Llueve. Desfile de la concurrencia de Julio Herrera Reissig con fondo de libro

Alfredo Espino

Los pericos pasan

-- de Alfredo Espino --

La tarde despierta de su sueño, cuando
La alígera nube despunta cantando
Una nube de alasuna alegre nube
Que baja, que sube
Son ellos. Se alejan entre llano y cielo.
Son las esmeraldas de un collar en vuelo
Bulliciosamente
trazan una verde curva en el ambiente.
¿ Van a los palmares de ondeante abanico?
Ellos van a donde les apunta el pico
Se alejan, se alejanpero van tan juntos,
que más bien parecen renglones de puntos
Y en un llano caen, así como cuando
como cuando un árbol se está deshojando

Poema Los pericos pasan de Alfredo Espino con fondo de libro

Blanca Andreu

muerte pájaro príncipe, un pájaro es un ángel inmaduro

-- de Blanca Andreu --

Muerte pájaro príncipe, un pájaro es unángel inmaduro.
Y así, hablaré de tus manos que se alejan y de las manos de lo hermosísimo ardiendo,
pequeño dios con nariz de ciervo, hermano mío, héroes de alma entrecortada,
niñas de oro hipodérmico que nunca creen morir,
qué aguda la pupila y el filo de los dedos encendiendo la muerte mientras un ángel sobrevuela y pasa de largo
con el pico de plata y de ginebra,
labios del mediodía resuelto en ave sobre tus manos que se alejan y mis manos
y las manos del pequeño ciervo de aire griego salvaje, hermano mío,
y las manos sin venas de los héroes, de las madonas amnésicas.
Mis alas de dolor robadas por tus manos, amor mío, corazón mío pintado de blanco,
mis alas de dolor con botellas agónicas y líquidos que disuelven la vida,
y los labios que te aman en mí y en la convulso,
y la música en trompas delgadísimas, trompetas peraltadas, peraltadas, columnas niñas, qué
sobreagudo el do,
la mirada más alta y la más alta queja,
muerte pájaro príncipe volando,
un pájaro es un ángel inmaduro.

Poema muerte pájaro príncipe, un pájaro es un ángel inmaduro de Blanca Andreu con fondo de libro

César Vallejo

Trilce: XXIV

-- de César Vallejo --

Al borde de un sepulcro florecido
transcurren dos marías llorando,
llorando a mares.

El ñandú desplumado del recuerdo
alarga su postrera pluma,
y con ella la mano negativa de Pedro
graba en un domingo de ramos
resonancias de exequias y de piedras.

Del borde de un sepulcro removido
se alejan dos marías cantando.

Lunes.



César Vallejo

al borde de un sepulcro florecido

-- de César Vallejo --

xxiv
al borde de un sepulcro florecido
transcurren dos marías llorando,
llorando a mares.
El ñandú desplumado del recuerdo
alarga su postrera pluma,
y con ella la mano negativa de pedro
graba en un domingo de ramos
resonancias de exequias y de piedras.
Del borde de un sepulcro removido
se alejan dos marías cantando.
Lunes



Pablo Neruda

10

-- de Pablo Neruda --

10
esclava mía, témeme. Ámame. Esclava mía!
soy contigo el ocaso más vasto de mi cielo,
y en él despunta mi alma como una estrella fría.
Cuando de ti se alejan vuelven a mí mis pasos.
Mi propio latigazo cae sobre mi vida.
Eres lo que está dentro de mí y está lejano.
Huyendo como un coro de nieblas perseguidas.
Junto a mí, pero dónde? lejos, lo que está lejos.
Y lo que estando lejos bajo mis pies camina.
El eco de la voz más allá del silencio.
Y lo que en mi alma crece como el musgo en las ruinas.



Vicente Huidobro

El espejo de agua

-- de Vicente Huidobro --

Mi espejo, corriente por las noches,
Se hace arroyo y se aleja de mi cuarto.

Mi espejo, más profundo que el orbe
Donde todos los cisnes se ahogaron.

Es un estanque verde en la muralla
Y en medio duerme tu desnudez anclada.

Sobre sus olas, bajo cielos sonámbulos,
Mis ensueños se alejan como barcos.

De pie en la popa siempre me veréis cantando.
Una rosa secreta se hincha en mi pecho
Y un ruiseñor ebrio aletea en mi dedo.



Vicente Huidobro

Las ciudades

-- de Vicente Huidobro --

En las ciudades
Hablan
Hablan
Pero nadie dice nada

La tierra desnuda aún rueda
Y hasta las piedras gritan

Soldados vestidos de nubes azules
El cielo envejece entre las manos
Y la canción en la trinchera

Los trenes se alejan por sobre cuerdas paralelas

Lloran en todas las estaciones

El primer muerto ha sido un poeta
Se vio escapar un pájaro de su herida

El aeroplano blanco de nieve
Gruñe entre las palomas del atardecer

Un día
se había perdido en el humo de los cigarros

Nublados de las usinas
Nublados del cielo

Es un espejismo

Las heridas de los aviadores sangran en todas las estrellas

Un grito de angustia
Se ahogó en medio de la bruma
Y un niño arrodillado
Alza las manos

TODAS LAS MADRES DEL MUNDO LLORAN



Vicente Huidobro

Nubes sobre el surtidor del verano

-- de Vicente Huidobro --

Nubes sobre el surtidor del verano
De noche
Todas las torres de Europa se hablan en secreto
De pronto un ojo se abre
El cuerno de la luna grita

Halalí Halalí

Las torres son clarines colgados

AGOSTO DE 1914

Es la vendimia de las fronteras

Tras el horizonte algo ocurre
En la horca de la aurora son colgadas todas las ciudades
Las ciudades que humean como pipas

Halalí Halalí

Pero ésta no es una canción

Los hombres se alejan



Andrés Héctor Lerena Acevedo

Canta el campanario...

-- de Andrés Héctor Lerena Acevedo --

Hay algo en el aire, divino y sonoro,
hay sol en tus ojos, en tus labios, pomas;
suena mi esperanza como el agua de oro
que viene saltando por las verdes lomas.
Las tierras trascienden como un incensario,
y en los cerros, lejos, canta el campanario.
¿En qué tiempo estamos? ¿Sabemos acaso?
Luce el sol, dichoso. Las palomas hembras
se alejan radiosas por sobre el ribazo
buscando los granos de las nuevas siembras.
Aroman tus ojos como un incensario,
mientras bajo el cielo canta el campanario.

¡Qué aéreos se escuchan los toques lejanos!.
Ante ti, temblando, me inclino de hinojos.
El viento campestre que enciende los granos
enciende el milagro nuevo de tus ojos.
Nuestras almas arden como un incensario
y un idilio eterno canta el campanario.



Antonio Machado

Caminos

-- de Antonio Machado --

De la ciudad moruna
tras las murallas viejas,
yo contemplo la tarde silenciosa,
a solas con mi sombra y con mi pena.
El río va corriendo,
entre sombrías huertas
y grises olivares,
por los alegres campos de Baeza.
Tienen las vides pámpanos dorados
sobre las rojas cepas.
Guadalquivir, como un alfanje roto
y disperso, reluce y espejea.
Lejos, los montes duermen
envueltos en la niebla,
niebla de otoño, maternal; descansan
las rudas moles de su ser de piedra
en esta tibia tarde de noviembre,
tarde piadosa, cárdena y violeta.
El viento ha sacudido
los mustios olmos de la carretera,
levantando en rosados torbellinos
el polvo de la tierra.
La luna está subiendo
amoratada, jadeante y llena.
Los caminitos blancos
se cruzan y se alejan,
buscando los dispersos caseríos
del valle y de la sierra.
Caminos de los campos...
¡Ay, ya no puedo caminar con ella!



Antonio Machado

¡Oh tarde luminosa!

-- de Antonio Machado --

¡Oh tarde luminosa!
El aire está encantado.
La blanca cigüeña
dormita volando,
y las golondrinas se cruzan, tendidas
las alas agudas al viento dorado,
y en la tarde risueña se alejan
volando, soñando...
Y hay una que torna como la saeta,
las alas agudas tendidas al aire sombrío,
buscando su negro rincón del tejado.
La blanca cigüeña,
como un garabato,
tranquila y disforme, ¡tan disparatada!,
sobre el campanario.



Meira Delmar

acuarela

-- de Meira Delmar --

Es la hora primera.
Del oriente
llega el sol.
La luna,
despojada de los oros
de la noche,
baja lenta hacia el poniente
que la espera tras la raya
del horizonte.
Sobre el bajo continuo
de la orilla,
las olas desenvuelven,
una a una,
la música que traen
desde tan lejos
como el tiempo
y es un son, y otro son
y mil más sones,
acompasadores, repetidos,
derramados en la arena.
Los pájaros marinos
inauguran
sus vuelos,
raudos algunos, otros
pausados,
caen al agua, certeros,
se levantan, se alejan,
los esfuma por fin
la resolana.
Poco a poco se oyen
voces, ecos, un canto.
La brisa, jardinera,
salpica de azahares
el vivo azul del mar.
(Enero, 2001)
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