Buscar Poemas con Alegrar


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Se han encontrado 7 poemas con la palabra alegrar

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Adelardo López de Ayala

En la duda

-- de Adelardo López de Ayala --

«Para ti, cuanto quieras...» -Te confieso
que, al leer estas letras de tu mano,
quedé como el avaro que cercano
viera el tesoro que guardaba Creso.

Recordé de tu boca el dulce beso,
de tus ojos el fuego soberano,
tu pródiga hermosura, y el arcano
en que el amor se enciende y vive preso.

Si es verdad que a que elija te acomodas
entre más joyas que mujer alguna
llevó jamás para alegrar sus bodas,

yo dudoso entre tantas, ¡oh fortuna!,
todas las quiero, todas, todas, todas...
¡Pero, por Dios, que no me falte una!

Poema En la duda de Adelardo López de Ayala con fondo de libro

Gutierre de Cetina

tan puesto tengo en vos el pensamiento

-- de Gutierre de Cetina --

Que ya ni pienso en mí, ni pensar quiero;
si tengo bien, por vos pasa primero;
de vos viene si tengo algún tormento.
Hace mi voluntad su fundamento
en la vuestra, y recíbela por fuero;
en mi propio querer soy el postrero,
sólo lo que queréis quiero y consiento.
Si alegre os veo a vos, luego me alegro;
si tristeza tenéis, luego estoy triste;
si os volvéis alegrar, vuelvo alegrarme.
Lo negro es blanco y lo blanco es negro
como queréis: luego al alma viste
el efecto que vos queréis mostrarme.

Poema tan puesto tengo en vos el pensamiento de Gutierre de Cetina con fondo de libro

Gutierre de Cetina

si el mudarme el color, si el alterarme

-- de Gutierre de Cetina --

Si el súbito alegrar y entristecerme,
si el irme de do estáis y detenerme,
si el partirme de vos y no apartarme,
si aquel viéndoos airada, ardiendo helarme,
y en el hielo de olvido el encenderme,
si el huir de mi bien para perderme,
y el procurar mi mal para ganarme.
Indicios pueden dar si son, señora,
prueba del gran dolor que me atormenta,
¿para qué me tratáis de esta manera?
si el alma de esta vida que os adora
de vuestra vida vive y se alimenta,
¿por qué os mostráis cuando me veis tan fiera?

Poema si el mudarme el color, si el alterarme de Gutierre de Cetina con fondo de libro

Gutierre de Cetina

como el que enfermedad de muerte tiene I

-- de Gutierre de Cetina --

Que está de su salud desconfiado,
ni se puede alegrar del mal pasado,
ni gozo entero haber del bien que viene;
pensando en el morir, si se detiene,
es porque el plazo cierto no ha llegado,
de cuya causa el mejorar de estado
ni lo asegura ya, ni lo entretiene;
tal el triste vandalio en la estrecheza,
envuelto en un temor con mil temores,
a la bella amarílida decía:
«poca seguridad, menos firmeza,
no me dejan gozar vuestros favores;
que un recelo mortal me los desvía».



Gutierre de Cetina

sin poderse alegrar de cosa alguna

-- de Gutierre de Cetina --

De invidia, de ira y rabia ardiendo el pecho,
mirando la ocasión de su despecho,
en brazos de endimión decía la luna:
«¡ah, dichosa amarílida!, fortuna
que el más fiel pastor siervo te ha hecho;
te asegura del mal, de quien sospecho
que si no tú, escapar puede ninguna.
»Tú sola vivirás leda y contenta,
de aquel desimular de amor sigura,
que en los hombres sin fe se anida y sella».
Endimión, que oyendo esto se afrenta,
responde así: «hizo igual ventura
a la fe del pastor, la beldad della».



Juan Nicasio Gallego

A mi Caramillo

-- de Juan Nicasio Gallego --

Rómpase ya la mísera flautilla,
que entonando de amor tiernos cantares,
si no aplacó su voz soberbios mares,
supo alegrar los campos de Castilla.

En son festivo el Tormes a su orilla
sonar la oyó sin sustos ni pesares,
y hora escucha sus quejas Manzanares,
y el llanto ve correr por mi mejilla.

Mas si cantar de aquélla sólo sabe,
que ya no osa nombrar el labio mío,
la belleza gentil, los garzos ojos;

como mi dicha y mi esperanza, acabe
y envueltos con mis lágrimas el río
lance al Tajo profundo sus despojos.



Francisco Villaespesa

balada

-- de Francisco Villaespesa --

Llamaron quedo, muy quedo
a las puertas de la casa.
¿Será algún sueño? le dije
que viene a alegrar tu alma?
¡quizás! contestó riendo.
Su risa y su voz soñaban.
Volvieron a llamar quedo
a las puertas de la casa...
¿Será el amor? grité pálido,
llenos los ojos de lágrimas...
Acaso dijo mirándome...
Su voz de pasión temblaba...
Llamaron quedo, muy quedo
a las puertas de la casa...
¿Será la muerte? yo dije.
Ella no me dijo nada...
Y se quedó inmóvil, rígida,
sobre la blanca almohada,
las manos como la cera
y las mejillas muy pálidas.



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