Buscar Poemas con Admiración


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Se han encontrado 9 poemas con la palabra admiración

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Lope de Vega

Belleza singular, ingenio raro

-- de Lope de Vega --

Belleza singular, ingenio raro,
fuera del natural curso del cielo,
Etna de amor, que de tu mismo hielo
despides llamas entre mármol puro;
sol de hermosura, entendimiento claro,
alma dichosa en cristalino velo,
norte del mar, admiración del suelo,
émula el sol como a la luna el faro.
Milagro del autor de cielo y tierra,
bien de naturaleza el más perfeto,
Lucinda hermosa en quien mi luz se encierra;
nieve en blancura y fuego en el efeto,
paz de los ojos y del alma guerra:
dame a escribir como a penar sujeto.

Poema Belleza singular, ingenio raro de Lope de Vega con fondo de libro

Pedro Antonio de Alarcón

Si no has de amarme, dime que retire

-- de Pedro Antonio de Alarcón --

Si no has de amarme, dime que retire
de ti mi admiración; si no he de amarte,
haz que nunca te mire;
si no he de mirarte,
deja de ser tan hechicera y pura;
pues mi amor sin tu amor me da la muerte,
y a mi pesar te adora el alma al verte
y a mi pesar contemplo tu hermosura...
Así, dulce bien mío,
tu belleza depón o tu desvío.

Poema Si no has de amarme, dime que retire de Pedro Antonio de Alarcón con fondo de libro

Pedro Calderón de la Barca

A un altar de Santa Teresa

-- de Pedro Calderón de la Barca --

La que ves en piedad, en llama, en vuelo,
ara en el suelo, al sol pira, al viento ave,
Argos de estrellas, imitada nave,
nubes vence, aire rompe y toca al cielo.

Esta pues que la cumbre del Carmelo
mira fiel, mansa ocupa y surca grave,
con muda admiración muestra süave
casto amor, justa fe, piadoso celo.

¡Oh militante iglesia, más segura
pisa tierra, aire enciende, mar navega,
y a más pilotos tu gobierno fía!

Triunfa eterna, está firme, vive pura;
que ya en el golfo que te ves se anega
culpa infiel, torpe error, ciega herejía.

Poema A un altar de Santa Teresa de Pedro Calderón de la Barca con fondo de libro

Gutierre de Cetina

a don juan de guevara

-- de Gutierre de Cetina --

Ejemplo del valor de las españas,
don juan, si así supiese ahora alabarte,
cuanto tus obras dan de gloria a marte
darían a mi pluma tus hazañas.
Las francesas insidias y las mañas
que en falta de virtud sufren con arte,
acrecen en la tuya y de tu parte
cosas de admiración muy más extrañas.
Gloriosa nación, pues que venciendo
el enemigo, su vencer os honra
mucho más que os pudiera honrar perdiendo.
De ellos fue la victoria y la deshonra.
¡Dichosas vidas que ganáis muriendo
do se suelen perder la vida y honra!



Ventura de la Vega

A Lope de Vega (Ventura de la Vega)

-- de Ventura de la Vega --

Tres siglos ha que este sol
que hoy luce en el firmamento
alumbraba el nacimiento
del gran poeta español.
Purificado al crisol
de una edad y de otra edad,
monstruo de fecundidad,
numen de la patria escena,
Lope con su nombre llena
del mundo la inmensidad.

En la modesta mansión
que oyó su postrer gemido
hoy a Lope se ha rendido
tributo de admiración.
Aquí con mayor razón,
aquí, templo de su gloria,
donde una y otra victoria
le ornaron de resplandores,
demos público y actores
un aplauso a su memoria.



Mario Benedetti

lingüistas

-- de Mario Benedetti --

Tras la cerrada ovación que puso término a la sesión plenaria del congreso internacional delingüística y afines, la hermosa taquígrafarecogió sus lápices y papeles y se dirigió haciala salida abriéndose paso entre un centenar de lingüistas,filólogos, semiólogos, críticos estructuralistas ydesconstruccionistas, todos los cuales siguieron su garbosodesplazamiento con una admiración rayana en laglosemática.
De pronto las diversas acuñaciones cerebrales adquirieronvigencia fónica:
­¡qué sintagma!
­¡qué polisemia!
­¡qué significante!
­¡qué diacronía!
­¡qué exemplar ceterorum!
­¡qué zungenspitze!
­¡qué morfema!
la hermosa taquígrafa desfiló impertérrita yadusta entre aquella selva de fonemas.
Sólo se la vio sonreír, halagada y tal vez vulnerable,cuando el joven ordenanza, antes de abrirle la puerta, murmurócasi en su oído: «cosita linda».



Evaristo Carriego

En el café

-- de Evaristo Carriego --

Desde hace una semana falta ese parroquiano
que tiene una mirada tan llena de tristeza
y, que todas las noches, sentado junto al piano
bebe, invariablemente, su vaso de cerveza

y fuma su cigarro... Que silenciosamente
contempla a la pianista que agota un repertorio
plebeyo, agradeciendo con aire indiferente
la admiración ruidosa del modesto auditorio.

Hace ya cinco noches que no ocupa su mesa
y en el café su ausencia se nota con sorpresa.
¡Es raro, cinco noches... Y sin aparecer!

Entre los habituales hay algún indiscreto
que asegura a los otros, en tono de secreto,
que hoy está la pianista más pálida que ayer.



Francisco Sosa Escalante

Adelina Patti

-- de Francisco Sosa Escalante --

Bella maga gentil y seductora
Que hechizas con acento nunca oïdo:
¿La alondra fuiste del Eden perdido,
Nuncio feliz de la primer aurora?

Al dulce arpegio de tu voz, señora,
El corazón suspende su latido,
Y de sublime admiración rendido
Queda á tus plantas el que al arte adora.

¡Feliz quien logra de tu voz divina
Disfrutar una vez, cuando te inflama
La excelsa inspiración que en tí fascina!

Del canto reina el orbe te proclama,
Y tu nombre repiten, Adelina,
Los ecos sonorosos de la Fama.



Carolina Coronado

en otro. fábula. el egoísmo

-- de Carolina Coronado --

Tenía pablo en un rincón
de su corral un granado
que era de aquel vecindado
envidia y admiración;
pero tan pegado estaba
a la tapia que ceñía
el corral, que la vestía
con su verde y la entoldaba.
Y andando el tiempo llegó
a abrazarla, de tal modo
que con su ramaje todo,
al patio vecino dio.
Pablo al ver que ya sus brazos
hacia otro lado tendía,
por el mismo tronco un día
la cortó en dos hachazos.
¡Hombre por qué le has cortado!
exclamó un amigo, ¿di?
¿qué mal te causaba allí
el tronco de ese granado?
un muchacho muy ladino
respondió, no le estorbaba,
lo ha cortado porque daba
sus granadas al vecino.



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