¿Lleva tilde lastimáis?
- Palabras agudas: son aquellas cuya última sílaba es tónica, deben llevar tilde aquellas que acaben en vocal, ene o ese.
- Palabras llanas: son aquellas cuya sílaba tónica es la penúltima y llevan acento las que no terminan en vocal, ene o ese
- Palabras esdrújulas: son aquellas cuya sílaba tónica es la antepenúltima, se acentúan siempre
Lastimáis lleva tilde
Han de llevar tilde las palabras agudas que terminan en vocal, "n" o "s".
Llamamos palabras agudas a aquellas que tienen como sílaba tónica la última de sus sílabas, es decir que el golpe fuerte de voz recae en la sílaba final. Las palabras que tienen una sola sílaba se consideran también agudas, pero no suelen llevar tilde salvo en el caso de los acentos diacríticos, esto es que se acentúan para poder diferenciarlas como por ejemplo el caso del pronombre personal tú del determinante posesivo tu.
La separación silábica de LASTIMÁIS queda así: las-ti-máis, es aguda y terminada en "s" por lo tanto debe llevar tilde.
Ejemplos con la palabra Lastimáis
- ¡Vos, matarte! ¡No embroméis que lastimáis.
Cuando le ataban los pies por debajo de la cincha, dijo en tono agresivo: ¡Eh, brutos, que me lastimáis! ¿Creéis que me voy a caer? Traedme un caballo y veréis si soy buen jinete.
Pero al renunciar al espectáculo de la ejecución, pensé que a la obediencia no faltaría observando si se confirmaban o no las inquietudes de Melchor Ordóñez. Con ánimo de ver si el pueblo nos daba una interpretación trágica de su decantada soberanía, me fui hacia Santa Bárbara, y cuando me escabullía entre la multitud, atento a las voces y pensamientos de hombres y mujeres, tropecé con un alguacil, José Risueño, que me tiene ley, porque yo le conseguí la plaza, siendo Gobernador don José Zaragoza. Creyendo Risueño que la mejor prueba que de su gratitud podía darme en aquella ocasión era introducirme en la lúgubre casa, me dijo, asimilando su rostro a su apellido: «Venga, don José, y podrá ver con toda comodidad al cura cuando salga al patio». ¿Cómo resistir a esta tentación? Entré con mi protegido Risueño, y vi a Merino a punto que montaba en el burro. La hopa amarilla le daba un aspecto aterrador. Cuando le ataban los pies por debajo de la cincha, dijo en tono agresivo: «¡Eh, brutos, que me lastimáis! ¿Creéis que me voy a caer? Traedme un caballo y veréis si soy buen jinete». Cuando el asno daba los primeros pasos, miró don Martín al verdugo y al pregonero que iban a su lado, y con flemático gracejo les dijo: «Buen par de acólitos me he echado», y volviendo el rostro, se despidió con este familiar laconismo: «Abur, señores, abur».Ver ejemplos de oraciones con la palabra lastimáis