¿Lleva tilde extemporáneamente?

Hay una infinidad de palabras que se acentúan en Español, en concreto en nuestra base de datos tenemos 255.832 palabras que deben llevar tilde. Las reglas generales de acentuación son las siguientes:
  • Palabras agudas: son aquellas cuya última sílaba es tónica, deben llevar tilde aquellas que acaben en vocal, ene o ese.
  • Palabras llanas: son aquellas cuya sílaba tónica es la penúltima y llevan acento las que no terminan en vocal, ene o ese
  • Palabras esdrújulas: son aquellas cuya sílaba tónica es la antepenúltima, se acentúan siempre
Con las reglas anteriores puede parecer fácil saber cuando lleva tilde una palabra, no obstante en ocasiones saber separar una palabra en sílabas no es sencillo y pueden aparecer otros factores como los hiatos, las palabras compuestas o los acentos diacríticos que fácilmente inducen a equivocación. Por ello te ayudamos no sólo mostrandote cual es la forma correcta de escribir la palabra pero además te decimos por qué es así.

Extemporáneamente lleva tilde

El motivo por el que ha de llevar acento EXTEMPORÁNEAMENTE es que se trata de un adverbio que se ha construido al añadir el sufijo -mente al adjetivo extemporánea, en estos casos si el adjetivo original lleva tilde, también lleva tilde el adverbio derivado

Ejemplos con la palabra Extemporáneamente

¿Pues cómo es, dirá alguno, que Esquines le tiene por admirable precisamente por su soltura en el decir? ¿Cómo es que a Pitón de Bizancio, que se había puesto a hablar con arrojo y con un torrente de palabras contra los Atenienses, se levantó él sólo y le contradijo? ¿Cómo es que habiendo Lámaco Mirrineo escrito el elogio de los reyes Alejandro y Filipo, en el que decía mil cosas en descrédito de los Tebanos y Olintios, cuando lo estaba leyendo en los Juegos Olímpicos se levantó también, y expresando con relación de los hechos y con pruebas positivas los muchos bienes que los Tebanos y Calcidenses habían hecho a la Grecia, y por la inversa, de cuántos males habían sido causa los aduladores de los Macedonios, mudó de tal modo los ánimos de los oyentes que, temiendo aquel sofista por el alboroto que se había movido, tuvo que huir del concurso? Lo que parece es que creyó no convenirle algunas de las cualidades de Pericles, pero su coordinación del discurso, su acción y el no hablar de repente sobre todo asunto sin preparación, como que éstas eran las que le habían engrandecido, las imitó y copió en cuanto pudo, sin dejar por eso de aspirar a la gloria de hablar extemporáneamente si lo pedía un grave caso, ni tampoco poner muchas veces su talento y habilidad en manos de la fortuna.
No sólo esto, sino que de las salutaciones, de las conversaciones y de los negocios que le ocurrían fuera tomaba ocasión y argumento para aquella clase de ejercicio. Así, luego que habían pasado, bajaba a su estudio y exponía los hechos, y enseguida las defensas que podían tener. Además de esto, si había oído un discurso, procuraba retenerlo, ponía por orden los pensamientos y los períodos, y se entretenía en corregir y variar de mil maneras, así lo que otros le habían dicho como lo que él mismo había dicho a otros. De donde nació la opinión de que no era naturalmente elocuente, sino que su habilidad y su fuerza se debían al trabajo, de lo cual parece que es también una convincente prueba el no haber oído nunca nadie a Demóstenes hablar extemporáneamente, y antes sucedió que estando sentado en las juntas, y siendo llamado del pueblo muchas veces por su nombre, no se presentó nunca si de antemano no estaba dispuesto y prevenido para hablar. Zaheríanle sobre esto muchos otros demagogos, y Piteas, satirizándole, le dijo que las pruebas de sus discursos olían mucho a la lámpara, mas a éste le volvió Demóstenes la burla con acrimonia diciéndole: “Pues a fe que la lámpara no sabe de mí y de ti las mismas cosas.” Con los demás no lo negaba, sino que reconocía francamente que no siempre decía lo que había escrito, pero sin escribir no hablaba nunca, porque decía que el estudiar para hablar en público acreditaba al hombre de popular, por ser esta preparación un principio de obsequio al pueblo, y que el no pensar cómo sentaría a la muchedumbre lo que se dijese, era de hombres oligárquicos que más atendían a la fuerza que a la persuasión. Dan también por prueba de su timidez para hablar de repente que Demades, viéndole turbado y aturdido muchas veces, se levantó y tomó la palabra para defender la misma causa, y él nunca hizo otro tanto con Demades.
Ver ejemplos de oraciones con la palabra extemporáneamente

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