¿Lleva tilde chavetas?

Hay una infinidad de palabras que se acentúan en Español, en concreto en nuestra base de datos tenemos 255.832 palabras que deben llevar tilde. Las reglas generales de acentuación son las siguientes:
  • Palabras agudas: son aquellas cuya última sílaba es tónica, deben llevar tilde aquellas que acaben en vocal, ene o ese.
  • Palabras llanas: son aquellas cuya sílaba tónica es la penúltima y llevan acento las que no terminan en vocal, ene o ese
  • Palabras esdrújulas: son aquellas cuya sílaba tónica es la antepenúltima, se acentúan siempre
Con las reglas anteriores puede parecer fácil saber cuando lleva tilde una palabra, no obstante en ocasiones saber separar una palabra en sílabas no es sencillo y pueden aparecer otros factores como los hiatos, las palabras compuestas o los acentos diacríticos que fácilmente inducen a equivocación. Por ello te ayudamos no sólo mostrandote cual es la forma correcta de escribir la palabra pero además te decimos por qué es así.

Chavetas no lleva tilde

Han de llevar tilde las palabras llanas que no terminen en vocal, "n" o "s".

Llamamos palabras llanas a las palabras donde el golpe de voz o sílaba tónica recae en su penúltima sílaba.

La separación silábica de CHAVETAS queda así: cha-ve-tas, es llana y termina en "s" por lo tanto no se acentúa.

Ejemplos con la palabra Chavetas

Generalmente se observa en la fabricación de elementos de ensamblaje para, pernos, tuercas, ejes, pines, chavetas, herramientas manuales como barretas, cinceles, puntas, etc.
¡Qué magnas empresas las de entonces! En invierno, predispuestos, sin duda, por la displicencia de los días nublados y lluviosos, hacíamos de salteadores, ahondando, por ejemplo, las huellas pantanosas en el camino de la diligencia para tratar de que volcara el pesado vehículo, atestado de carga y pasajeros -proeza que realizamos una vez-. Atravesábamos la calle con una cuerda, a una cuarta del suelo, para que rodaran los caballos, o quitábamos las chavetas de los carros abandonados un instante a la puerta de los despachos de bebidas, para darnos el placer de verles perder una rueda. Poníamos, así, en escena, episodios de Gil Blas o de Piquillo Aliaga, que yo contaba compendiosamente a «mis hombres», sugiriéndonos que éramos la banda de Rolando o de Juan Bautista Balseiro, y la imaginación se encargaba de complementar lo que en nuestro acto quedaba de trunco y de estéril: con el pensamiento despojábamos coche y pasajeros, jinete y montura, carro y conductor, llevándonos a la madriguera a las personas de fuste, para exigir luego por ellas magnífico rescate. Otras proezas eran menos dramáticas: algunas noches muy frías, cuando todos dormían en el pueblo, y en nuestras casas nos creían en cama, soltábamos un gato previamente enfurecido, o un perro asustado, con una lata llena de piedras en la cola, para divertirnos viendo a los vecinos alarmados asomarse en paños menores a puertas y ventanas bajo la lluvia torrencial y el viento helado.
Ver ejemplos de oraciones con la palabra chavetas

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