Ejemplos con zurcidora

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

A esto contestó la sutil zurcidora que había dicho dama, no precisamente por la posición o el rango que hoy tenía la tal, sino por su nacimiento que era muy alto, y así lo declaraban su noble fachada y rostro.
La Historia, que no cuenta las conspiraciones, sino sus efectos, tampoco dice nada del pacto amistoso que al fin celebraron don Enrique Oliván y Teresa Villaescusa, con intervención diplomática de la más fina zurcidora que vieron los siglos, doña Manuela Pez.
Huyó Teresa despavorida en dirección del pueblo, mas luego tomó camino distinto, que si la horrorizó el cadáver de Leal, no menos la espantaba la idea de ver a la sutil zurcidora Manolita Pez.
¿O es que representas el galán desesperado, melenudo y ojeroso que, cuando las cosas ya no tienen remedio, pues están echadas las bendiciones, se aparece espada en mano, queriendo atravesar a la dama infiel, al segundo galán solapado, al primer barba, que es el padre, al segundo, que hace de sacerdote, y a la característica, zurcidora de aquel enredo? ¡Niño, por Dios! Hasta en el teatro apestan ya esas cosas.
En sus pantalones se veían los trazados y dibujos de la aguja remendona y zurcidora, y el correaje del trabuco que llevaba a la espalda y de las pistolas y sable pendientes del cinto, hacía poco honor a la administración de fornituras de aquel ejército.
A ciertas horas asomaban por aquellos agujeros otras tantas cabezas: esto sucedía en los grandes acontecimientos, cuando la herrera del piso bajo y la planchadora del cuarto resolvían al aire libre alguna cuestión de honor, o cuando la manola del tercero y la zurcidora de enfrente entablaban pleito sobre la propiedad de la ropa tendida.
El general se comía con los ojos a una jamona que, dejando admirar bajo el traje de mora que lucía morbideces apetitosas, acababa de entrar, la zurcidora de gustos asentía bondadosa a todo, el Niño de las Verónicas, con reserva espartana, contentábase con monosilabear de vez en cuando, Willy contemplaba codicioso el nevado cuello de la Soler, y la Gioconda hacía con Julito el gasto de la conversación.
Una vaga neblina, producida por el polvo de la alfombra y el humo de los cigarros, espesaba la atmósfera, haciendo lucir las lámparas eléctricas, ya no muy brillantes de por sí, como al través de un velo, los palcos, desiertos en su mayoría, eran así sumidos en tenebrosa negrura, como grandes nichos vacíos de un cementerio abandonado, de los brazos eléctricos pendían manojos de serpentinas, rotas, manoseadas, sucias, los conffetis tapizaban el suelo con innoble iris, y sentados en torno al salón algunos dominós obscuros, semejantes a encapuchados penitentes, ocultando bajo aquel arreo, que quería ser arlequinesco y era lúgubre, las ansias de rapiña de las del oficio de zurcidora de gustos, que antaño se refugiaran, refugio por refugio, bajo el manto de la dueña, parecían esperar pacientemente, cambiando de vez en cuando algunas palabras con misteriosas mascaritas ataviadas de pescadoras napolitanas o de paludos bebés, alguna pareja, que más que de recién conquistados corazones parecían de mal avenidos esposos, departían por hacer algo, y algunos solitarios bostezaban largamente.
Lanzole, la zurcidora de gustos una mirada asesina capaz de pulverizarle.
La zurcidora de voluntades se encaró con la criada:.
¿Por qué, pues, no buscó Calisto a una persona honrada que intercediese por él y venciese el desvío de Melibea, y por qué no la pidió luego a sus padres y se casó con ella en paz y en gracia de Dios? Buscar Calisto para tercera de sus amores a una empecatada bruja zurcidora de voluntades y maestra de mujeres de mal vivir, tiene algo de monstruoso, que ni en el siglo XV ni en ningún siglo se comprende, no siendo Calisto vicioso y perverso y sintiéndose muy tierna y poéticamente enamorado.
A ciertas horas asomaban por aquellos agujeros otras tantas cabezas: esto sucedía en los grandes acontecimientos, cuando la herrera del piso bajo y la planchadora del cuarto resolvían al aire libre alguna cuestión de honor, o cuando la manola del tercero y la zurcidora de enfrente entablaban pleito sobre la propiedad de la ropa tendida.
A esto contestó la sutil zurcidora que había dicho dama, no precisamente por la posición o el rango que hoy tenía la tal, sino por su nacimiento que era muy alto, y así lo declaraban su noble fachada y rostro.
Interrogada por Casianita sobre la corrida regia, la zurcidora de voluntades nos dijo:.
Huyó Teresa despavorida en dirección del pueblo, mas luego tomó camino distinto, que si la horrorizó el cadáver de Leal, no menos la espantaba la idea de ver a la sutil zurcidora Manolita Pez.
vosotros diréis más: vosotros diréis que mi amigo estaba medio loco, que lo estuvo siempre, que, cuando menos, padecía la enfermedad moral llamada por unos terror pánico y por otros delirio emotivo, que, aun siendo verdad todo lo que refería acerca de la mujer alta, habría que atribuirlo a coincidencias casuales de fechas y accidentes, y, en fin, que aquella pobre vieja podía también estar loca, o ser una ratera o una mendiga, o una zurcidora de voluntades, como se dijo a sí propio el héroe de mi cuento en un intervalo de lucidez y buen sentido.

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