Ejemplos con vanas

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

En Caballeros de Oscuro Renombre y Reyes de Intenciones Vanas de Graham Shelby, se le representa como un jovén héroe romántico, condenado por su relación con Isabel.
Pero despierto, pensando que en lo sucesivo tenía que conformarse únicamente con las vanas visitas de los sueños, volvió a sentirse sublevado por el ímpetu de la pasión vengadora.
La vida de los demás, nuestra propia vida, el honor, los afectos, todas las cosas vanas deben ceder ante él.
Jacinta no podía ocultarle nada, y tenía un gusto particular en hacerle confianza hasta de las más vanas tonterías que por su cabeza pasaban referentes a aquel tema de la maternidad.
Inocencio, poniendo en los ojos expresión de modestia y dulzura-, si en el curso de estas vanas disputas he dicho algo que pueda ofender al Sr.
Todas estas dádivas y promesas aprovecharon con el cadí no mas de ponerle en la voluntad que abreviase su partida, y así solicitado de su deseo y de las importunaciones de Hazan, y aun de las de Halima, que tambien fabricaba en el aire vanas esperanzas, dentro de veinte dias aderezó un bergantin de quince bancos, y le armó de buenas boyas, moros y algunos cristianos griegos, embarcó en él toda su riqueza, y Halima no dejó en su casa cosa de momento, y rogó a su marido que la dejase llevar consigo a sus padres para que viesen a Constantinopla: era la intencion de Halima la misma que la de Mahamut, hacer con él y con Ricardo que en el camino se alzasen con el bergantin, pero no les quiso declarar su pensamiento hasta verse embarcada, y esto con voluntad de irse a tierra de cristianos, y volverse a lo que primero habia sido, y casarse con Ricardo, pues era de creer que llevando tantas riquezas consigo, y volviéndose cristiana, no dejaria de tomarla por mujer.
De lo que el buen Sancho me ha contado me anda brincando un escrúpulo en el alma y un cierto susurro llega a mis oídos, que me dice: Pues don Quijote de la Mancha es loco, menguado y mentecato, y Sancho Panza su escudero lo conoce, y, con todo eso, le sirve y le sigue y va atenido a las vanas promesas suyas, sin duda alguna debe de ser él más loco y tonto que su amo, y, siendo esto así, como lo es, mal contado te será, señora duquesa, si al tal Sancho Panza le das ínsula que gobierne, porque el que no sabe gobernarse a sí, ¿cómo sabrá gobernar a otros?.

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