Ejemplos con vana

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

El Vana Tallinn también puede mezclarse con soda o leche para producir algo semejante a la versión crema de licor.
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: La gente vana pretende descender de hombres grandes, cuando los parientes lejanos apenas se conocen y es necesario anteojos para ver lo que está cerca.
Sin embargo, Hela lo hizo con palabras oscuras, pues estaba cansada y quería regresar a la muerte, y la advertencia de los sueños resultó de este modo vana.
Los que tenían billete de primera clase iban en busca de los coches peores, con la vana esperanza de viajar desahogadamente.
Allí enseñaron a Lucía a chapurrear algo el francés y a teclear un poco en el piano, ideas serias, perdone usted por Dios, conocimientos de la sociedad, cero, y como ciencia femenina-ciencia harto más complicada y vasta de lo que piensan los profanos, alguna laborcica tediosa e inútil, amén de fea, cortes de zapatillas de pésimo gusto, pecheras de camisa bordadas, faltriqueras de abalorio Felizmente el padre Urtazu sembró entre tanta tierra vana unos cuantos granitos de trigo, y la enseñanza religiosa y moral de Lucía fue, aunque sumaria, recta y sólida, cuanto eran fútiles sus estudios de colegio.
Todo discurso más prolijo hubiera sido absurdo en aquella ocasión, toda arte vana, toda precaución chocante.
Aquí, solo, aunque bulle a mi alrededor mucha gente, he dado en analizar la vida que llevo desde que abandoné mi casa paterna, y me ha horrorizado por primera vez esta penosa lucha del poeta en Madrid, lucha en que sacrifica a una vana ambición tanta paz, tantos afectos.
¿Sería sueño, o ficción vana de los sentidos de su amigo? La portera de la casa indicada por Jacinto se prestó a dar cuantas noticias se le exigían, mas lo único de provecho que Juan obtuvo de su indiscreción complaciente fue que en la casa de huéspedes del segundo habían vivido un señor y una señora, guapetona ella durante dos días nada más.
En efeto, el barbero vino en todo aquello que el cura quiso, y, trocando la invención, el cura le fue informando el modo que había de tener y las palabras que había de decir a don Quijote para moverle y forzarle a que con él se viniese, y dejase la querencia del lugar que había escogido para su vana penitencia.
Ni la ambición te inquieta, ni la pompa vana del mundo te fatiga, pues los límites de tus deseos no se estienden a más que a pensar tu jumento, que el de tu persona sobre mis hombros le tienes puesto: contrapeso y carga que puso la naturaleza y la costumbre a los señores.

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