Ejemplos con vacía

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Entonces, la duquesa salió, cogió por un brazo a Felicita, la arrastró lejos, hasta una habitación vacía, le hizo sentar de golpe, y dijo:.
Se zafa de sus compañeros, se escurre por un pasillo, en busca de una botella vacía, sale al jardín y da un gran rodeo, porque nadie sospeche la maniobra.
Triste, apesadumbrado, como un náufrago que después de clamar en vano en la noche vacía y negra, arriba a playa desconocida, así llegó Martí nuevamente a New York.
Yo siento sus pasos en esta casa vacía.
¡Y tenían dicho que darían socorro a las viudas y a los huérfanos! ¡El mayorazgo huyóse para no cumplirnos la manda! ¡Cinco lobos dejó alrededor de su silla vacía! ¡Ay, Montenegro, negro de corazón! ¡Por tu imperio se hicieron aquellos pobres a la mar, en una noche tan fiera! ¡Cuando seáis mozos, reclamarle cuentas, mis hijos, que él os dejó sin padre! ¡Mal can le arranque el corazón y lo lleve por este arenal! ¡Mal cuervo le coma los ojos! ¡Malas ortigas le broten en el pecho! ¡Mal avispero le nazca en la lengua!.
En el ancho camino el rechinar lejano de una carreta vacía, y orilladas a un vallado de piedras, paso a paso, vuelto el arado doblegadas al yugo y seguidas de los gañanes, media docena de yuntas que volvían de los barbechos.
Podían regresar los dos a casa y volver Nelet con la espuerta vacía.
Doña Manuela se levantó al ver en una de las puertas a Nelet, que volvía de casa con la espuerta vacía.
En la tienda de Arnaiz, junto a la reja que da a la calle de San Cristóbal, hay actualmente tres sillas de madera curva de Viena, las cuales sucedieron hace años a un banco sin respaldo forrado de hule negro, y este banco tuvo por antecesor a un arcón o caja vacía.
Cuando veo la despensa vacía, , como dicen los revolucionarios, y por la noche ya llevo a casa la libreta para tantas bocas.
Como no había más que dos sillas, Rafaela tuvo que sentarse en el baúl y el grande hombre no comprendido quedose en pie, mas luego tomó una cesta vacía que allí estaba, la puso boca abajo y acomodó su respetable persona en ella.
Su azoramiento era tal que casi le pega a la hucha vacía en vez de hacerlo a la llena, pero se serenó, diciendo: ¡Qué tonto soy! Si esto es mío, ¿por qué no he de disponer de ello cuando me dé la gana?.
Decoraba tan tétrica pieza una mesa-escritorio, y sobre ella un tintero de cuerno, un viejísimo bade de suela, no sé cuántas plumas de ganso y una caja de obleas vacía.
En esto vino el señor tiniente, a quien contaron maravillas de la Jitanilla: él las hizo bailar un poco, y confirmó por verdaderas y bien dadas las alabanzas que a Preciosa habian dado: y poniendo la mano en la faldriquera, hizo señal de querer darle algo, y habiéndola espulgado y sacudido, y rascado muchas veces, al cabo sacó la mano vacía, y dijo:.
Quedó Pedro Alonso suspenso en leyendo la epístola, y acudió presto a su balija, y el hallarla vacía le acabó de confirmar la verdad de la carta, y luego al punto en la mula que le habia quedado se partió a Búrgos a dar las nuevas a sus amos con toda presteza, porque con ella pusiesen remedio y diesen traza de alcanzar a sus hijos, pero destas cosas no dice nada el autor desta novela, porque así como dejó puesto a caballo a Pedro Alonso, volvió a contar lo que les sucedió a Avendaño y a Carriazo a la entrada de Illescas, diciendo: que al entrar de la puerta de la villa encontraron dos mozos de mulas, al parecer andaluces, en calzones de lienzo anchos, jubones acuchillados de anjeo, sus coletos de ante, dagas de gancho y espadas sin tiros, al parecer el uno venia de Sevilla, y el otro iba a ella: el que iba estaba diciendo al otro:.

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